miprimita.com

Un nuevo descubrimiento...

en Zoofilia

Hola a todos

Pues después de darme un tiempo de relajamiento, y con el humor al 100 por las vacaciones, les cuento otra historia.

Resulta que Laura (como ya saben conoce mis aficiones)últimamente se ha aficionado a verme tener relaciones con Nacho, por lo que regularmente, después de terminar la escuela corre a casa con el pretexto de hacer la tarea con mi ayuda, efectivamente le ayudo, pero también su interés es provocar a nacho, dejándose oler, acariciándolo todo, o montándomelo de vez en cuando, por lo que lógicamente él se pone como loco y tengo que satisfacerlo, ya que de lo contrario después no me deja en paz por nada del mundo (ha llegado a querer montarme en el jardín, afortunadamente la gente piensa que solo es juguetón).

Actualmente, aun con eso, mi vida corre en medio de mucha tranquilidad, aunque por motivos personales he tenido que desertar de la universidad, no descarto la posibilidad de regresar a estudiar, mientras tanto he conseguido un empleo en un centro comercial, donde las jornadas no son fáciles, sin embargo me la paso muy bien, pues estoy en un área donde casi nadie se anima a trabajar (los refrigeradores), pero bueno mi relato es el siguiente:

Sucede que a veces, cuando tengo que trabajar horas extras, le llamo a Laura para pedirle que le dé de cenar a Nacho, ella ya tiene llaves de mi casa y puede entrar sin problemas, y aunque habitualmente encuentro semen de mi perrito en el piso debido a que Lau lo masturba, no me molesta en lo más mínimo, a excepción de las ocasiones en que tengo ganas de mi esposo y resulta que está demasiado cansado L

Sin embargo, en esta ocasión yo francamente estaba demasiado cansada, había llegado un cargamento de productos lácteos, así que tuve que acomodarlos, y aunque no me faltó ayuda de algunos chicos de la tienda, la labor me dejó casi muerta, y al salir en lo único que pensaba era en tirarme en mi cama y dormir el resto de la tarde.

Al llegar a casa, noté que junto a Nacho estaba un perro de mayor tamaño que él, no sé mucho de razas, pero tenía trazas de ser quizá una cruza de San Bernardo con algún otro de menor tamaño, sin embargo no dejaba de ser imponente, sin duda se había introducido, o bien, "alguien" (Laura) lo había metido sin mi consentimiento, así que decidí hablar muy seriamente con ella, pues corría el riesgo de que se pelearan y no poder controlarlos.

Entré, efectivamente ahí estaba Laura, mirando la tele mientras manipulaba a un perrito, la verdad no sé mucho de razas caninas y ese perro me parecía era del tamaño de un chihuahua, o quién sabe, tal vez era alguna cruza, lo único que sé es que era pequeño, de pelo café muy corto, pero con curiosas barbillas a los costados, sin más me paré frente a ella pidiéndole una explicación por lo del perro grande, pues en realidad me molestaba que existiese la posibilidad de que un perro desconocido me dejara viuda, ella entendió de inmediato, antes de que yo pudiese articular palabra:

  • Perdón Pao, lo que pasa es que mis primos salen de viaje y me encargaron a su perro, pero no te preocupes es mansito, y se lleva muy bien con Nacho, como ves están jugando amistosamente y antes de meterlo lo pasé por frente a la casa, y no se gruñeron siquiera, no seas mala, déjalo que se quede, es que a mi mamá no le gustó la idea de que le fuera a estropear sus plantas

  • Bueno, te creo, pero ¿y ese perro? Sabes que no me gustan esos perros, me caen muy mal...

  • Es de mi tía, me lo encargó hace tiempo, y no lo he traido porque se que no te gusta, pero no es malo, es muy juguetón, y no tengo con quien encargarlo mientras está aquí… (a esto siguió una cara de inocencia)

  • Ok, ok, pero por favor, que no tire nada.

La verdad no tenía ganas de discutir, así que me senté junto a ella, empezamos a ver la tele, aunque de vez en cuando tuve que pedirle que me quitara al poodle (creo que eso era) ya que esa raza de perros en especial me caen muy mal, no sabría explicar porqué, simplemente no son de mi agrado.

Laura estaba sin embargo obsesionada con él, y ya por la tarde, me disculpé, ya que quería dormir un poco, pero si quería se podía quedar un rato mas, (de todas formas, sus papás nunca se preocupan si está conmigo), así que me encaminé a mi habitación y me dormí.

Desperté al sentir un contacto entre mis piernas, era el poodle que se había metido a mi habitación, en un descuido de mi parte había entrecerrado apenas la puerta, y el maldito perro se había metido y sin duda estaba dispuesto a dormirse junto a mí.

Lógicamente lo tiré de la cama con una patada, sin embargo, el perro, cabizbajo, no chilló siquiera, lo que me dio remordimiento, así que lo llamé para hacer las paces, lo cual no fue tarea fácil, de forma que tuve que seguirlo por toda la habitación, hasta que pude atraparlo y al tenerlo en mis brazos me dio curiosidad el saber de qué tamaño tendría su penecito, así que me dispuse a revisarlo; era un miembro pequeñito la verdad, podía fácilmente manipularlo con mis dedos, calculé que erecto quizá apenas seria más largo que mi dedo medio, y sus testículos eran un poquito más grande que una uva, estaba en la revisión cuando Lau me gritó preguntando por el perro, le dije que estaba durmiendo en mi cuarto, que lo dejara ahí un rato.

¡¡No es cierto!! Me respondió ¿qué están haciendo? Me preguntó con tono de picardía, mientras se escuchaba que se encaminaba a mi habitación…

Al entrar, miró al perro y a mí, que no pude disimular un poco de culpa, ¿le estabas haciendo algo a él o él a ti?

  • Nada, simplemente estaba mirándolo…

  • Ajá, te conozco Pao, dime que estabas haciendo

  • Pues es que quiero ver de qué tamaño lo tiene, me imagino que chiquito

  • ¿De veras? –sus ojos revelaron algo que hasta el momento no entendía yo…-

Sin mediar palabra, le tomó la entrepierna al perrito, y comenzó asacar el penecito de su funda, ella volteó a mirarme y me dijo:

Mira Pao, la verdad ando entrenando con él… y acto seguido lo tumbó boca arriba y me metió el pequeño trozo en su boca, yo no esperaba eso, y mientras veía cómo sus cachetes se contraían en un claro indicio de que estaba aplicada a su labor, escapando ocasionalmente algunos ruidos de succión, pude ver de vez en vez cómo se le llegaba a escapar el pequeño miembro, que acto seguido ella se metía en la boca…

"Mira Pao, le he enseñado a dejarse, y otras cosas, estos perritos lo que les falta de tamaño les sobra de inteligencia, y le he enseñado muchas cosas interesantes"

Acto seguido, se recortó apoyando su espalda en un almohadón, se levantó la falda e hizo a un lado el tanga, y el perro, con su penecito, se acomodó entre las piernas de mi amiga, intentando penetrarla en repetidas ocasiones, hasta que finalmente atinó a la vagina, iniciando un frenético mete-saca que tenía a mi amiga solo moviendo sus piernas mientras que trataba en lo posible de no mover sus caderas, yo me preguntaba qué placer podía encontrar en eso, hasta que volteó a verme y me dijo: "con él sigo virgen ya que su pene no me rompe el himen, y estimula mi clítoris con sus movimientos, mira, al rato lo pruebas…" enseguida se siguió concentrando en su placer hasta que vi como se mordía los labios y dejaba escapar un fuerte suspiro, mientras sus dedos se aferraban a la cabecera de mi cama, casi enseguida vi cómo el perro se quitaba de encima de su pubis y de ella escapaba un poco de semen, no dije nada… de todas formas mis sábanas siempre tienen semen de perro.

Yo no estaba muy animada a probar con su perro, más bien me picaba la curiosidad de saber desde cuando mi pequeña amiga sostenía relaciones con su mascota, pero para no hacerla sentir mal no pregunté directamente, dejé que ella tomara la iniciativa mientras veíamos tele, ella seguía jugando con su mascota como si no hubiese nada entre ellos, mientras yo fiel a mi costumbre miraba el televisor con la cabeza recargada en Nacho, lo suficientemente cerca de su pene como para que al menor descuido le propinara una pequeña probada.

Finalmente me dijo: ¿quieres saber? Le dije que sí, a lo que ella sencillamente respondió:

Pues la verdad, casi desde que te descubrí con nacho, quizá unos dos meses después, me decidí a tocarlo mientras nos preparabas algo de comer, y de ahí poco a poco he seguido mis acercamientos con él ¿no te molesta, verdad? "para nada" le dije, mientras no me lo quieras quitar…

Pues bien, -continuó- de a poco a poco aprendí a masturbarlo, y de ahí le seguí con mi perro, pero no se estaba quieto, por lo que dejé de acariciarlo, pero después vino mi tía con este perro y me lo dejó encargado, pero ya no regresó por él, y me di cuenta que aprende rápido, así que lo empecé a entrenar desde hace ya más de 1 año.

  • ¿y porqué nunca me dijiste?

  • Es que tenía miedo de lo que dijeras, además, me dirías que a mi edad no era correcto.

  • Y con razón, además, el que conocieras mi secreto no era motivo para imitarme…

¿Quieres probar con él? Me dijo, ya está listo…

Mas por cortesía que por ansia, me recosté en el sofá, el perro comenzó a olisquear y me empezó a lamer la vagina, con su lengua separaba mis labios vaginales y comencé a sentir cierto placer, aunque muy poco comparado con el que Nacho me da cuando lo hace, sin embargo, al abrir un poco más las piernas, se montó sobre mi pubis, y con un rápido movimiento me introdujo su miembro, al principio lo sentí apenas como su un dedo hurgara dentro de mí a cierta velocidad, pero poco a poco comencé a notar cómo su pancita rozaba mi clítoris, estimulándolo con su suave pelo, y comencé a centrarme en esa sensación, y ante todo, a disfrutarla, con lo cual alcancé un buen orgasmo, mientras sentía cómo esa pequeña punta me penetraba cada vez más rápido, y lo mejor, que al ser el nudo más pequeño, sentía cómo, sin quedar aprisionado en mi interior, entraba y salía, entonces fue cuando sentí la estimulación aún más intensamente, me abandoné por completo a esa sensación hasta que sentí un choque eléctrico que me viajaba por toda la columna, y casi enseguida cómo mi interior era bañado, aunque escasamente, por el semen de mi pequeño amante.

Al retirarse, noté como su semen escurría, aunque por lo escaso, casi todo quedó dentro de mí, Lau se me quedó mirando como esperando una reacción, un comentario o no sé qué… Lo único que pude decirle fue: "¿Y no te ha desvirgado?"

Ella rió ante mi falta de imaginación para algo mejor, me contestó que no, que sus experiencias se reducían a las que había tenido con el pequeño can, del que apenas me acordé de preguntar el nombre: "pulgarcito" me respondió Lau…

Con el tiempo Pulgarcito y Nacho se han convertido en muy buenos amigos, Lau lo lleva seguido a casa y según me cuenta, hasta lo ha podido llevar a su escuela, donde han tenido sus pequeñas aventuras… mientras que el otro (el que mencioné al principio) simplemente no accedió fácilmente a tener relaciones conmigo, fue muy trabajoso y me dio más molestias que placer, no vale la pena relatarlo, o quizá más adelante…

Besos.