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Son muchas las vueltas de la vida...

en Lésbicos

Son muchas las vueltas de la vida, y las amistades que esta te regala. Mi nombre es Klaudia y cuento con 33 años, y disfruto de la experiencia del sexo. Lo que les voy a relatar es parte de este disfrute sensacional que a veces la vida te ofrece al hacerte conocer nuevas amistades

Cierto sábado me llama una amiga, a eso de las 10 de la mañana, la atiendo entre sueños, (ya que es el único día en que puedo dormir hasta la hora que quiero), para contarme que se había peleado con su amigo-novio y que estaba muy mal, me preguntó si podía acompañarla a tomar unos tragos a la noche para poder despejarse y así no pensar el él.

Luego de arreglar nuestra salida, y cambiar los planes que tenía, me preparé durante la tarde para ver que me pondría ya que es toda una ceremonia la preparación de las mujeres para salir.

Busqué una camiseta escotada, desde donde se podía ver mis pechos grandes asomarse por la apertura de la misma, unos jeans ajustados azules, que remarcaban mi cola y mis botas altas, negras, de tacón. Perfume suave en mi cuerpo, poco maquillaje y una chalina para la brisa de la noche, fueron los complementos ideales de mi vestuario. Subí al auto y me dirigí hasta la casa de mi amiga.

Al llegar toco el timbre, me abre por el portero y subo los tres posos que separan la puerta de entrada hasta su departamento. Mientras protestaba por dentro porque seguramente ni se había cambiado y ahora tendría que esperarla. Cuando llegue a su puerta, efectivamente no estaba cambiada. Su cuerpo solo traía una tanga blanca, diminuta y un corpiño sin tirantes negro. Estaba extrañamente alegre, y al mirar hacia la mesa me di cuenta del porqué. Una botella de tequila abierta, vacía por la mitad, reposaba allí.

En un rato estoy, dijo y con la música a todo dar buscaba ropa. Prendí un cigarrillo y me dediqué a observarla, otra no me quedaba. Veía como su pelo, aún húmedo se desparramaban en el aire, ante cada movimiento suyo; como sus piernas blancas parecían más largas de lo que eran ante su desnudez, sus pechos pequeños se bamboleaban, vi como su tanga diminuta se metió en su cola y, al darse vuelta, además, se había metido sus labios vaginales totalmente depilados… mi cuerpo fue, extrañamente, atraído por lo que veían mis ojos.

Turbada como estaba le indiqué que se apurara, que saldría al balcón para terminar mi cigarrillo, en realidad era para tomar distancia y manejar la excitación extraña que sentía. El aire frio me ayudaron a estabilizarme y a reprimir eso que comenzaba a subirme por el cuerpo hasta el centro mismo de mi ser. Otro cigarrillo fue mi cierre y despejé mi cabeza aun más…Hasta que apareció detrás de mí diciéndome:

- ya estoy lista, ¿vamos? -

Al darme vuelta, miré el producto terminado, ahora estaba totalmente vestida. Llevaba una falda muy corta, de jean, unas medias negras, botas también negras y arriba una blusa algo suelta pero escotada que dejaba insinuar que debajo de ella había un par de hermosos pechos. El pelo atado y maquillada muy suave. Con una sonrisa embriagadora, que dejaba entrever sus dientes blancos. Una visión que terminó por hacerme entender que me sentía muy atraída hacia ella.

Arrancamos nuestra salida, tomamos los abrigos, las llaves, las carteras y salimos. Ya en el ascensor se acerca hacia mi cuello y me elogia el perfume. Yo al sentir su rostro cerca me paralicé y cuando dijo eso solo atiné a sonreír y a decirle que no diga pavadas, ya que ella tenía uno igual, a lo que respondió que en mi cuerpo quedaba mucho mejor… llegamos a la planta baja y subimos al auto. Ella estaba con una alegría exagerada, producto del alcohol y yo con una excitación rara en todo mi cuerpo producto de lo que mis ojos habían visto antes… subimos la música y emprendimos la marcha.

Charlábamos de muchas cosas hasta que en un momento comenzó a hablar de su problema con el "amigo novio" y su alegría comenzó a disminuir, paramos en un semáforo y al ver que unas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos yo me acerqué y la abracé dulcemente mientras le decía cosas como…todo va a estar bien, el se lo pierde…no te preocupes… ella se incorporó y quedamos abrazadas y mirándonos a los ojos, ya no había lágrimas en ellos, solo ternura.

Ese momento fue interrumpido por un bocinazo del auto de atrás que al pasarnos y ver como estábamos, desde allí salieron algunos comentarios jocosos, al darnos vuelta hacia ellos eran dos tipos, que haciendo bromas sobre el lesbianismo y su supuesta hombría, me hicieron enojar, a lo que insultos salieron de mi boca, ellos rompieron en risas y ella me dijo:

- Mirá como se quedan callados…-

Me dio vuelta la cara y me estampó un beso increíble. Dicho y hecho, los tipos se quedaron callados y continuaron su marcha. Ella rompió en risas diciendo:

-¿viste? Ja ja ja-

Yo no podía ni hablar de la sorpresa. Continuamos. Fui fingiendo que no fue nada y que sirvió la lección a esos dos groseros, desestimando lo que ese beso había movilizado en mí.

Llegamos al bar, estaba repleto de gente. La música sonaba sin parar, el humo y las luces hacían un ambiente penumbroso. La tomé de la mano a ella y caminamos hacia la barra, debía tomar sí o sí algo de alcohol para bajar la locura galopante que preparaba mi cabeza. Pedimos algo fuerte y nos dirigimos a la pista a bailar. Juntas hacíamos movimientos sensuales, algo que hacíamos siempre que bailábamos juntas como para llamar la atención del entorno, aunque esta vez parecían más intensos.

Se nos acercaron dos tipos, bailaban cerca nuestro hasta lograr llamarnos la atención y separarnos. Pedí al que hablaba conmigo que me trajera otro trago igual, mientras esperaba veía como el otro bailaba con ella, intentaba meterle mano tímidamente, acercaba sus labios a su cuello y ella no paraba de bailar. Se movía tan pegada a él que le rosaba su entrepierna haciéndolo poner a mil. Yo reía al ver como el tipo se volvía loco.

El otro regresó con mi trago, lo tomé mientras intercambiábamos algún que otro comentario aburrido, le pido que volvamos a bailar, ya que me estaba aburriendo demasiado. Bailamos bien pegados, entré en ese mismo juego de la sensualidad del baile pegado, rosándole con mi cuerpo su cuerpo, alejándome en el momento justo y haciéndome la tonta ante cada acercamiento de él.

En un momento dado veo al tipo que estaba con mi amiga, solo, hablando con una tipa que estaba cerca. Me disculpé con quien bailaba conmigo y me dirigí al baño a buscarla. Al llegar allí me fijé que estaba sentada en un rincón con la cabeza empapada y la señora que custodiaba el baño le acercaba un vaso con agua. Ahí la ayudé a levantarse y le dije:

-¡nos vamos ya!-

Al salir del baño, la llevaba apoyada a mi hombro y tomada por la cintura. Me encontré con el tipo que bailaba conmigo y me ayudó, disimuladamente a sacarla de allí. La subimos al auto y le agradecí, disculpándome por tener que llevarla. Se ofreció amablemente a acompañarnos, a lo que me negué. Me dio su número telefónico, y yo en agradecimiento le di un dulce beso muy cerca de su boca. Y subí al auto.

Durante el trayecto a su casa, ella decía pavadas, balbuceaba incoherencias, estaba mareada. En el mismo semáforo donde (en dirección contraria), horas antes me había dado ese beso para darles la lección a esos tipos, la acomodé en su asiento, le abrí la ventanilla para que el aire le dé en su cara y al intentar ponerle el cinturón rocé su pecho, al hacerlo ella arqueó su espalda y se entreabrió su boca. Desestime los deseos de besarla que se apoderaban de mí, volví al frente del volante y continué la marcha.

Al llegar a su puerta, me di vuelta a verla, ya que desde ese semáforo no quise voltear la cabeza, la vi dormida, profundamente. La calle estaba muy oscura, solo se veía la luz de la entrada de su edificio. Le saqué el cinturón y la miré por un rato. Era como una nena durmiendo, la imagen que devolvían mis ojos era muy sensual, ya que ella estaba con las piernas entreabiertas, la falda levantada al límite de dejar ver su tanga blanca, su cabeza apoyada en el asiento, de costado y sus brazos a los lados.

Mi corazón comenzó a palpitar aceleradamente, mi respiración comenzó a cambiar. Tal vez el alcohol que tomé o el morbo de todo lo sucedido durante la noche, hicieron que deseara a esa personita indefensa y extremadamente sensual que estaba sentada a mi lado.

Mi mano fue hacia su rodilla, fue subiendo lentamente hasta sentir que mis dedos tocaban su tanga, parecía estar húmeda y tibia, eso me excitó aun más así que acerqué mis labios a los suyos, suavemente, los recorrí solo rosándolos para no despertarla, pero ante mi sorpresa, sentí en mi cabeza una mano que me apretó y que su boca se abrió, aún más… deliciosamente.

Sentí su lengua entrar en mi boca, jugar con la mía, como mi mano era apretada por sus piernas para que no la quite de allí. En un minuto de "conciencia" atiné alejarme y al hacerlo la vi con los ojos bien abiertos y una sonrisa pegada a sus labios. Mi cabeza daba vueltas, no sabía que decir, si disculparme, si decirle que la deseaba…

Ella rompió ese silencio molesto que se creó, diciendo que hacía mucho que esperaba que esto sucediera… yo no sabía si enojarme y explicarle que solo me interesaban los hombres, (teoría discutible luego de que hiciera lo que hice) , si decirle que estaba confundida por el alcohol, pero por su forma de hablar no era así. Ahí, al ver mi cara descolocada, dijo:

- Yo planee todo lo sucedido esta noche, te esperé en ropa interior, fingiendo que había tomado de más, el beso del semáforo, el baño del bar, todo, todo…-

De más está decir que mi sorpresa fue aun mayor, una mezcla de sentimientos se mezclaron en mi, y no lograba saber qué hacer. Mi cuerpo sudaba y al mismo tiempo estaba en éxtasis, había una lucha interna en mí, ya que una parte de mí deseaba irse, pero una mayor parte deseaba continuar experimentado con ella, quería continuar sintiendo sus labios y su cuerpo. Solo atiné a decir no lo puedo creer… y es cuando una pequeña sonrisa apareció en mi boca, y al ver esto ella se acercó a mi oído y me susurró… te deseo desde el primer momento que te vi…

Sus labios se unieron a los míos en el beso tan esperado, donde las dos estábamos dispuestas a disfrutar del momento, a disfrutar la una de la otra, olvidando el entorno. Sus manos fueron hacia mi escote, apoderándose de mis pechos, disfrutándolos, sacándolos de la prisión del corpiño para luego lamer y mordisquear los pezones de una forma dulce y sensual a la vez. Mis manos, que hasta el momento se encontraban estáticas, comenzaron, lentamente a tomar su pelo y a hacer algo de presión en su cabeza para que no deje que mis pechos se escapen de su boca. Mi respiración, acelerada, hacía que exhalara aires de placer. Los vidrios de a poco fueron empañándose. Nuestras bocas nuevamente se unieron, desesperadamente. Yo no quería dejar de disfrutar el manjar de su saliva.

Paramos por un momento ese beso desenfrenado, mis manos acariciaron su mejilla, mis ojos se clavaron en los suyos, mi boca volvió a entreabrirse, como volviendo a suplicarle que su lengua la recorra. Así lo hizo.

Luego de unos minutos, no sabría decir cuántos, en que disfrutábamos de nuestra pasión de besos y caricias, de manos recorriendo el cuerpo de cada una sobre la ropa; decidimos subir al departamento, para poder estar más cómodas.

Apresuradamente bajamos del auto, mientras ella buscaba las llaves, mi cuerpo temblaba, por la pasión de lo vivido e imaginando lo que pasaría luego…lógicamente me estaba quedando corta en lo que estaba imaginando.

Al entrar al ascensor, nuevamente nos unimos en un beso apasionado, nuestras manos, desesperadas tocaban cada centímetro de nuestros cuerpos, como si la vida se fuera a acabar en esos instantes. Imperiosamente debíamos tocarnos, darnos placer, como si al llegar a su departamento todo se fuera a terminar.

Cuando el ascensor frenó en su departamento, bajamos de él en silencio, solo tomadas de la mano. Mientras ella volvía a tomar sus llaves, yo solo la miraba como tratando de procesar lo que estaba pasando. Ella se dio cuenta de eso y antes de abrir me miró a los ojos y con una sonrisa y su mano tomando la mía fuertemente, me condujo hacia adentro.

Al cerrar la puerta, no hubo desesperación como en el ascensor, sino todo lo contrario. Nos besamos lentamente. Sus manos bajaron hacia mi cintura, me tomaron fuertemente hacia su cuerpo. Su boca bajo hacia mi cuello, su lengua, lentamente lo recorrió. Mis sentidos estaban totalmente en jaque. Solo me dejé llevar por el placer.

Me levantó lentamente la blusa, y al ver mi corpiño lo recorrió con sus manos, tocando mis pechos nuevamente, pero ahora como un tesoro extremadamente valioso. Mis pezones estaban duros, los rozó y mi cuerpo levemente reaccionó arqueándose más. Me apoyó contra la pared y desprendió al carcelero de mis pechos… se quedó unos instantes solo observándolos.

Me volvió a mirar la cara, sonrió y me besó. Luego se acercó a mi oído y me susurró:

-te deseo de una manera inexplicable- A lo que yo solo atiné a decir…yo también te deseo.

Mi voz sonó ronca, producto del placer. Ella bajó hacia mis pechos, con una mano acariciaba uno y con su boca disfrutaba del otro. Mi respiración estaba descontrolada, intentaba no interrumpir el sonido de su saliva y su boca en mi pecho…esa dulce melodía. Así que mis gemidos salieron ahogados.

Mis manos comenzaron a tomar vida, acariciaron su cara, tomaron delicadamente sus cabellos, soltándolos. Miraba sus movimientos, disfrutaba de ellos. Sentía como sus mordiscos hacían enloquecerme. Le levanté su cara hacia mí, la besé y cambié de posición, ahora era ella la que se apoyaba en la pared. Saqué su blusa, y su sostén, tomé sus pequeños pechos en mis manos, los disfruté, los lamí con avidez.

En el aire solo se escuchaban los gemidos unidos que salían despedidos de nuestras bocas. Un extraño perfume, dulce por cierto inundaba la escena. El perfume del sexo. Mis manos siguieron bajando, subieron su falda, y se metieron dentro de su tanga. Allí, sintieron su humedad. Ellos lentamente entraron entre sus labios, para apoderarse de ese tesoro maravilloso. Mientras hacía esto ahogué un poco sus gemidos con un beso. Continué con mi boca en la de ella, mientras mis dedos se acercaban peligrosamente a su entrada. Su respiración entraba en mi boca y mi lengua la disfrutaba.

Ahora la curiosidad pudo más. Bajé hasta arrodillarme frente a ella, saqué su tanga y entreabrí sus piernas. Allí mi lengua hizo el resto. Disfrutó de su recorrido por la vagina de mi amiga, disfrutando del elixir de su interior, sintiendo su suavidad…hasta que un espasmo en su cuerpo me indicaron que disfrutaría aun más…acabó producto de mi exploración y mi lengua se encargó de tomar ese manjar, hasta ahora nunca probado, entre amargo y viscoso; maravilloso; Con un olor muy particular.

Al alejarme levemente, ella se arrodilló y me besó apasionadamente, para luego recostarme en el suelo. Ella estaba sobre mí, comenzó por besarme los labios, bajó nuevamente por mi cuello, pasó por el centro de mis pechos, paró unos instantes en mi ombligo mientras desabrochaba mi pantalón. Sacó mis botas, el pantalón y mi tanga, para dejarme totalmente desnuda. Me sentía a merced de sus manos, y eso me excitaba aún más.

Abrió mis piernas y es allí, donde perdí la conciencia del tiempo y del espacio. Mis sentidos, todos ellos gozaban, mientras su lengua estaba en mi vagina. Mordisqueaba mi clítoris, lamía todo el recorrido de mis labios, volvía a jugar con mi clítoris, tomaba todo lo que mi cuerpo le brindaba… solo era consciente de que cada vez que mi cuerpo se tensaba, ella mágicamente tomaba entre sus labios mi clítoris y hacia que acabe de una manera casi bestial.

Agotadas, ambas, luego de pasar ese momento tan maravilloso de nuestra unión, nos abrazamos y entrecerramos los ojos para luego dormirnos profundamente unos instantes…

Desperté sintiendo un placer especial, en mi vagina: un dedo inquieto jugaba con mi clítoris y amagaba a entrar dentro de mí. Abrí los ojos y la vi a ella mirando los míos. Sonreí y alcé la cabeza para besarla. En el mismo momento en que nuestras lenguas volvieron a unirse, su dedo inquieto junto a otro más, entraron en mi vagina haciendo que en la boca de ella ahogue un gemido ruidoso. Los dos visitantes entraban y salían de mí, la lengua de ella jugaba con la mía y mi cuerpo muy pegado al suyo comenzó a moverse al compás de sus dedos hasta mojarlos totalmente.

Los sacó y los lamió. Mi boca desesperada se unió a la suya en el apuro por sentir la mezcla de su saliva con mis jugos. Me fui colocando sobre ella, mi muslo entreabrió sus piernas y comencé a frotar su vagina al compas. Yo solo la miraba gozar. Sus gemidos llenaban la sala, mi muslo era el que estaba haciéndola gozar, mis manos tomaban sus pechos, mis dedos jugaban con sus pezones, mi mirada clavada en su cara.

Mi muslo fue el testigo presencial de la catarata de jugos que salieron de su interior al terminar. Pasé mi mano por él para tomar lo que lo mojaba y saborearlo en mi boca. Su sabor era embriagador, y lo disfruté con los ojos cerrados, como se cata un buen vino.

Al abrir los ojos ella estaba sentada frente a mí, observándome. Se acercó a mi cara, me besó solo rozando los labios en los míos, me ayudó a pararme junto a ella, me abrazó y susurró en mi oído:

  • No quiero que despertemos separadas nunca más -

Cuando el sol estaba a pleno, nos encontró Juntas, muy pegadas en su cama, despertamos. Y un Te Quiero, sonó al unísono, varias veces mientras nos besábamos…

Espero con ansias tus comentarios a mi correo…. Besos…klaudiacuore@hotmail.com