Iba a ser mi primera vez. Aquel señor me doblaba la edad, tenía una mezcla de excitación y nervios. Era un medico que conocí mientras estudiaba enfermería. La mayoría de mis amigas y compañeras ya lo habían hecho con sus novios o algunos otros médicos del hospital; creo que eso fue lo que me motivo.

Habíamos quedado en que por la tarde iríamos a comer y luego al hotel. Me lo había propuesto a las dos semanas de salir a comer, tomar un café, una vez al cine. Fue de manera muy sorpresiva; pero me atraía ese carácter decidido inclusive tosco y vulgar. El hombre en cuestión parecía oso, medía 1.85, pesaba más de 100 kilos, y muy velludo, su barriga era enorme, y a pesar de ser médico cirujano sus manos eran toscas. Yo no me describo pues acompaño con imágenes mías este relato.

Ese día a bordo de su carro, y con una plática trivial, yo era un manojo de nervios. Llegamos al motel; entramos en la habitación y me dio una bata quirúrgica, de esas que usan en los hospitales de color azul; me pidió que me cambiara que usara únicamente la bata pero que la usara al revés, es decir con la abertura al frente. Entre al baño me desnude por completa, me puse la bata; estaba temblando, tenía muchos nervios, pero aún así me di cuenta que mis pezones estaban duros, muy duros y parados. Mi cuerpo estaba muy sensible el más mínimo roce de la bata o del aire me provocaba sensaciones aún no conocidas.

Salí del baño y coloque mi ropa en el tocador, el estaba desnudo sobre la cama, en la tele había colocado el canal porno, pero lo que me llamo mucho la atención fue su físico, en verdad era un oso. Me acerque a la cama y recibí un piropo de su parte. Me pidió que diera una vuelta para que me viera mejor, la bata me tapaba apenas las nalgas, al frente se veía parte de mis senos, pero los pezones se marcaban a la perfección, mi abdomen y mi pubis quedaban al descubierto; una pequeña mata de vellos se asomaba. Fue entonces que él se puso de pie y pude ver su herramienta, en verdad era grande o al menos a mi me aprecio esa vez.

Comenzó de una manera muy tosca; prácticamente me lamia y mordisqueaba mis pezones, mientras con una mano masajeaba mi clítoris; yo lo tenía abrazado y sentía como su verga se oprimía contra mi abdomen, sentí que estaba mojada. Me levanto y me arrojo sobre la cama, me jalo para ponerme en la orilla con las piernas sobre sus hombros y sin miramiento alguno me penetro, desgarrándome y tomando mi virginidad en un segundo. El dolor que sentí y el no saber qué hacer me impidieron sentir placer. El mientras, no paraba de penetrarme, una y otra vez salía de mi, era un ritmo acelerado, mientras me decía que era una putita, su putita, que estaba bien deliciosa, que era el primero, que lo recordaría toda la vida.

Fueron apenas unos minutos pero a mí me parecieron horas. Yo no sentía, sentía que me zarandeaba y el dolor se había convertido en un tipo de ardor. Finalmente sentí como me llenaba con su leche caliente, eso sí lo sentí. Se tumbo en la cama y después de tres segundos me incorporé y vi como las sabanas habían quedado manchadas de sangre y semen que escurría de mi vagina, ambos líquidos aún escurrían y de inmediato me fui al baño.

Me bañe, salí me vestí y le pedí que nos fuéramos. En el camino, yo estaba confundida. No sentí placer, entonces pro que todos hablan maravillas del sexo?. Estaba segura de que la segunda vez sería mejor, pero ahora sería yo la que tomar la iniciativa. Quería sentir placer yo.

Sobra decir que me invito al hotel esa misma semana, pero yo quería primero informarme, quería saber qué hacer, como disfrutar, así que lo dejamos para después. Esa segunda vez fue muy diferente, entonces si sentí placer, entonces me convertí en la puta que soy ahora. Pero eso lo contare después.

No me interesa conocer hombres para tener sexo. Me interesa encontrar amigos para platicar, intercambiar anécdotas. Me gustaría encontrar mujeres para compartir experiencias. No agrego al mensajero a nadie. Si quiere platicar y conocerme más y permitir que yo te conozca mándame un mail a htibe_sexy@hotmail.com

Besos…….