Desde que la vio en aquella fiesta se habia convertido en su obsesion. Bella, joven e inocente, justo el tipo de mujeres que le fascinaban.
Era la primavera de 1917 cuando Carol la vio por primera vez. Acompañaba a su madre, Marie en la festividd del "dia de las flores". La reina la llevaba de la mano y la muchacha sonreia cantando una cancion tipica de la zona. Carol en aquel momento supo que de alguna forma u otra, tenia que hacerla suya. No le importaba su compromiso secreto con Joanna, desde que aquella chica se habia cruzado en su camino, era la dueña de sus deseos y fantasias.
Follaba a su prometida pensando en ella, se masturbaba delirando con aquellos pechos que se translucian inocentemente por su blusa blanca ansiaba con arrebatarle la virginidad, sentir la tibia sangre empapar su sexo....
La siguiente semana despues del primer encuentro, se la paso averiguando quien era ella. Mando a uno de sus cercanos a investigar sobre ella.
-Hija de campesinos, bastante modesta. Eso si...si usted quiere saber mas...- dijo esperando mas dinero
-Claro que si!. Toma, aqui tienes mas.- acoto sacando billetes de su levita.
-Su nombre es Marioara y tiene dieciseis años...
-Marioara...
Repitiendo internamente aquel dulce nombre continuo escuchando hasta el solto donde vivia. Habia hecho bien su trabajo.
Fue entonces que Carol dedicio ir en la caza de aquella chica. La agarro un dia jugando con sus hermanitos en el bosque. La joven se asusto de sobremanera al verlo.
-Dios santo! Usted! que hace aqui?
-Yo.. yo solo andaba de caza con algunos amigos y...me perdi
-Usted perderse? en su propio reino?.- contesto riendo
Aquello parecio avivar aun mas el fuego interno del principe. Este le sonrio picaramente y la invito a pasear.
-No puedo. Estoy cuidando a mis hermanitos. Ademas..
-Ademas que?
-Mis padres no le conocen.
-Como que no! Soy el Principe Carol!. Todos me conocen!
Volvio a sonreirle y camino hacia donde sus hermanitos se encontraban
-Nos volveremos a ver....?
-Marioara.- contesto con su dulce voz
Marioara...sabia su nombre pero queria escucharlo con su voz.
-Tienes los dias contados, preciosa.- se dijo a si mismo mientras prendia un cigarro.
Fue entonces que empezo a seguirla cual sombra a donde ella fuese . Cada dia que pasaba, sus ansias de poseerla eran mas fuertes. Trataba de aguantarse al estar cerca , mientras ella tomaba flores en los verdes prados y le sonreia tiernamente, involuntariamente provocandolo mas y mas.
Despues de mucho aguantar, desahogandese brutalmente con su novia, la oportunidad se le dio una calurosa tarde cuando siguio a Marioara hacia el rio. No habia ni una alma circundante, por eso , la muchacha lentamente se desnudo y metio a las refrescantes aguas. Carol iba a explotar de un minuto a otro. Con dificultad, metio su mano debajo del pantalon para masturbarse ante tal excitante escena. Paro justo cuando estaba por correrse, apretando firmemente la punta de su miembro, evitando derramarse antes de tiempo. Justo en aquel momento la bella joven emergio de las aguas y cuando tomaba la toalla para envolverse, el principe salio de detras de un arbol.
-Su majestad!.- chillo la muchacha nerviosa y asustada
-No, no temas, que nada malo te ocurrira.
Se acercaba lento cual gacela para no espantarla. Esta trataba de tapar su desnudez, pero tanto le temblaban las manos que no daba como hacerlo. Carol tomo con sus manos el trozo de tela y lo tiro al suelo.
-No deberias taparte. No hay razon para que escondas semejante belleza...
Con la punta de sus dedos recorrio desde los hombros hasta los pezones , los cuales con aquel sencillo contacto, se habian puesto duros como roca.
-Dejeme, por favor.- suplicaba entre susurros
El , en silencio continuaba el toqueteo, masajeando los pechos y apegandose al humedo cuerpo de la joven. La pobre temblaba, no sabia como actuar. Si gritaba, agarrarian al principe, el cual se convertiria en rey y luego, que represalias tomarian la familia real contra su familia?. Su padres eran personas de esfuerzo y jamas pondria en jaque el futuro de ellos y en especial, de sus hermanitos pequeños. Ademas, por mas que no quisiese, aquel contacto le estaba gustando.
Por su parte, Carol, disfrutaba del miedo de su presa. Pensaba en lo exquisito que seria desvirgar aquel cuerpo y hacerla chillar de placer. La beso, enterrando su lengua en la boca de su acompañante, al mismo tiempo que sus dedos, sin verguenza alguna, tanteaban el sexo de Marioara. Ella apretaba las piernas, se aferraba del uniforme del Principe, pero todo era en vano. Escaparia ella de ahi?. No. En ese momento se estaba firmando su destino.
Suavemente y sin oposicion, mientras le besaban el cuello, se recosto encima de la toalla. Carol quedo de rodillas frente a ella y bajo lentamente por su cuello para besar, mordisquear y apretarle los pechos. Luego, haciendose camino con la punta de la lengua llego a su monte de venus para enterrar su nariz y deleitarse con el olor que expelia la excitada muchacha. Relamiendose, bajo hasta encontrar lo que tanto ansiaba, aquella dulce carne que derramaba cual rio, dulce liquido y sin perder tiempo, comenzo a juguetear con el excitado clitoris.
Encantado, elevo la mirada mientras sus labios apretaban el duro boton de carne y vio como aquello empezaba a desatar a Marioara, la que tiraba suavemente del cabello de su amante y gemia casi inaudiblemente, de seguro con miedo de ser descubierta. La penetro repetidas veces con la lengua, la hizo danzar dentro de su vagina y ella, con cada movimiento se convulsionaba y agitaba mas. En cierto punto paro y con el mostacho empapado, comenzo por sacarse la chaqueta. No se sacaban la vista de encima en ningun minuto, la expectacion tenia a los dos con los sentidos a flor de piel. Rapidamente, el joven bajo sus pantalones a la altura de las rodillas y le mostro orgulloso su miembro el cual se ergia erecto y ya empezaba a derramar prqueñas gotas de semen. La inocente joven abrio los ojos de par en par viendo aquel "horrible" apendice apuntandola y dio un ahogado gemido de horror. Carol rio y luego se acosto sobre ella.
-No te hare daño.
-Por favor, dejeme ir...Su majestad.
Un espasmo, el dolor. Fue la primera estocada . Solo la punta pudo entrar,
topandose con una gruesa y resistente barrera. Sin moverse, quedandose quieto y
besando el cuello de Marioara, Carol volvio a balancear la caderas dando con
toda su fuerza contra la joven. Aun no entraba por completo. La tomo de
ambas piernas, se incorporo un poco y se deleito al ver la mitad de su
sexo dentro del de su presa. Con toda su fuerza, empujo a la vez que le agarro
de las caderas fuerte, empujandolas contra si hasta que finalmente se vio
completamente dentro de la joven, hasta los huevos. Esta chillaba
mordiendose el dedo, con labios gruesos y entintados de rojo, al igual que sus
mejillas.
Estaba en el cielo, jamas habia tenido una virgen asi. Habia desvirgado a
muchas durante sus cortos veinticuatro años, pero ninguna como ella. El modo en
que le apretaba, como apenas encajaba dentro, lo volvian loco. Volvio a
recostarse sobre ella y le beso dulcemente la boca, despues comenzaron los
sonoros movimientos que iban de lento a fuerte. Carol le agarraba fuerte de la
cara para mirarla fijamente mientras bombeaba con toda su fuerza, como queriendo
hacerle daño . Esta se retorcia y agarraba fuerte de la espalda de su
captor, le miraba con suplica, como entre derritiendose de placer y
muriendo del dolor. Aquello solo calentaba mas al principe el cual hacia cada
vez mas brutales sus embestidas. Despues de un leve gritito y rasguños en la
espalda, Marioara cayo fundida, aun meneandose por los movimientos de Carol.
Este no queria parar y disfrutaba de ver como los pechos rebotaban violentamente
de arriba a abajo mientras la sujetaba firmemente de las muñecas.
Hasta que su placer vino, con una fuerza indescriptible. Gimio hondamente, arqueo la espalda, apreto con furia a Marioara y descargo gruesos y chorros de semen en el tibio interior que aun lo apretaba con ganas. Cayo cual globo reventado sobre ella y se quedo quieto .
-Marioara...
La joven miraba al cielo con los ojos brillantes y los brazos hacia el lado, muda, aun tratando de recuperar el aliento. Con pocas ganas, el principe se hizo a un lado y salio lentamente de ella. Suavemente y aun atontada por las sensaciones, Marioara se paro y temblorosa, se metio al agua para lavarse. Con deleite, el joven observo como la sangre mezclada con sus jugos corrian por aquellas contorneadas piernas, como manchaba su sexo y como teñia de carmesi el verde prado. Toqueteo el pegote liquido y luego se desvistio para unirse a su amante. Ahi, la tomo entre sus brazos y le dijo mirandola a los ojos.
-Ahora seras mia para siempre.
Ella solo le beso apasionadamente y se entrego a su destino. Ya su virtud era parte del pasado y el unico hombre que existiria para ella seria Carol...