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Un amante virtual

en Sexo Virtual

Un amante virtual.

Una noche estando sola en casa y cansada de mirar siempre la misma porquería en la televisión, decidí encender mi computadora y navegar un rato. Tenia una amiga que siempre me contaba sobre salas de Chat a las que entraba y en las cuales conocía muchachos con los cuales tenia sexo virtual. Nunca había intentado nada de eso, pero… como no tenía nada que hacer, decidí entrar en una y ver que tal iba la cosa.

Apenas ingrese, un muchacho me saludo de una manera tan peculiar que llamo mi atención, intercambiamos Messenger y antes de darme cuenta estábamos hablando muy cordialmente.

Resulto ser un joven de unos treinta y cinco años, arquitecto y que por lo visto, sabia mucho de mujeres, o eso aparentaba, a medida que pasaban las horas me fui poniendo muy caliente con la conversación, pero mi compañero no intento nada, así que tratando de motivarlo a algo, tome mi cámara de fotos y me saque algunas muy sugestivas. Me quite mi bombachita y le saque foto a mi vagina, depiladita y recién aseada, y a mi culito y espalda bien arqueados y sobresalientes. Las cargue un la compu y se las mande.

Me contesto que le habían gustado mucho y quería más, así que nuevamente tome mi cámara y fotografié mis tetas, redondas y duritas, con unos pezones pequeños y rosados que estaban tratando de escapar de mi corpiño, pensando que se encontrarían con la lengua de quien era el culpable de su rigidez. Una de ellas tiene un tatuaje de algunos años, el cual llamo la atención de mi "amigo" quien debo confesar no quedo muy convencido de que esa fuera yo. Le explique el significado del tattu y creo que me creyó.

La charla se basaba casi todo en sexo y poco a poco sentí como mi bombachita se iba mojando con mis fluidos debido a la excitación que tenia por aquel joven que estaba del otro lado de mi computador. Confieso que me toque un par de veces cuando hablábamos y mis pezones se endurecían de solo imaginar a aquel extraño lamiéndolos con suavidad. Todo mi cuerpo deseaba sentir sus manos y el muy desgraciado tuvo el descaro de contarme una historia erótica de El con una fulana en la azotea de un edificio. Mientras me iba relatando lo sucedido, imagine que yo era aquella chica y viendo un foto de el, que tenia en su Messenger, lo desnude en mi mente y lo veía acariciar mis espalda y muslos. La cosa se ponía cada ves mas caliente y deseaba que me digiera algo extremadamente sucio como para tener un buen orgasmo mientras me tocaba, pero no sucedió, cada ves que yo intentaba ponerlo a mil, el me evadía.

Así se hicieron como las dos de la mañana y se despidió, ya que debería madrugar, para ir al estudio a trabajar. No podía creer en lo caliente que me había dejado, así que luego de despedirme, me metí al baño y prepare la bañera. Solo un buen baño me podría ayudar.

Llene la bañera hasta casi arriba, le tire algunas sales relajantes, me quite la poca ropa que llevaba y me metí. Relaje mi cuerpo y cerré mis ojos buscando paz. Creí sentir que alguien me tomaba de mis pies y los elevaba, comenzaron a lamer mis dedos uno a uno, luego la planta y el empeine, sabia que por alguna razón, aquel amante de mi computadora estaba allí, tratando de saciar mi sed de sexo. Seguí sintiendo como aquella boca besaba con énfasis mis tobillos y los acariciaba con sumo cuidado, como si fueran de porcelana. Mis pezones se endurecieron nuevamente y entonces sentí como me levantaban de la bañera y me llevaban a mi dormitorio. Me coloco muy despacio sobre la cama y me volteo boca abajo, lamió todas mis piernas hasta llegar a mis muslos. Beso mis nalgas duras y paraditas, mientras mis gemidos se hacían cada vez más intensos. Subió hasta mi cintura y comenzó a lamer y besar los ojuelos de mi espalda baja, aquellos lametazos me volvían loca y pude notar que a el también. Lentamente me giro y comenzó a lamer mi vagina, la recorría de principio a fin y de vez en cuando le daba unos mordiscos a mi clítoris. Mi excitación exploto en ese momento y tuve un fantástico orgasmo en la cara de aquel extraño, el cual me propiciaba tal placer que cuando pude recuperarme, lo aparte, lo senté al borde de la cama y me arrodille entre sus piernas, tome su duro miembro, grueso y firme y comencé a lamerlo despacito, rimero la puntita, la cual lamía e introducía apenas en mi boca, luego fui bajando por el tronco hasta llegar a sus testículos, tome uno a uno en mi boca y los succione mientras con mis manos masturbaba aquel pene erecto e exquisito que me ofrecían y que tan gustosa había aceptado. Volvía a subir con mi lengua por su pene y al llegar a su glande, lo introduje todo en mi boca, subía y bajaba frenéticamente, notando como las venas se hinchaban y marcaban a lo largo de aquel miembro. Mi amante me aviso que acabaría, pero hice caso omiso y seguí con mi labor, subiendo y bajando, mientras con mi mano derecha acariciaba sus testículos. Su respiración se hacia mas fuerte y su jadeos empezaron a subir de tono, note como me llenaba la boca de aquel espeso y caliente semen, el cual sin vacilar me trague. Una vez que se relajo, lamí toda su pija y la limpie muy bien.

Antes de poder terminar, sentí que nuevamente se endurecía, por lo que seguí succionando hasta tenerla nuevamente en forma. Allí fue cuando el arquitecto me tomo de la cintura, me giro y me sentó sobre su miembro de espaldas a el, note su excitación al mirar mi espalda y mi culo, y eso hizo que me calentara mas. Comencé a subir y bajar frenéticamente por su verga y gemía como nunca antes lo había echo, aquel hombre era un experto y el placer que me provocaba me estaba volviendo loca, lo cabalgue hasta que me dolieron los músculos y el orgasmo llego en el momento justo. Una sensación tan rica y avasallante que me dejo rendida.

El me recostó sobre la cama, y comenzó a lamer mis senos y mi vientre, tratando de darme el tiempo necesario para que me recuperara. Cuando lo hice, no más de treinta segundos después, me puse en cuatro sobre la cama, con mi culito casi al borde, este se paro y comenzó a cogerme locamente. Su pene entraba y salía enérgicamente de mi vagina y mis gemidos se confundían con los suyos, sus testículos chocaban contra mi clítoris provocándome un placer inconmensurable. Sus manos estaban posadas una sobre mi seno y la otra en mi espalda, la cual era acariciada y arañada por aquel frenético amante. Comencé a moverme rápidamente para tratar de volverlo loco, y note que lo conseguía ya que unos minutos después, saco su miembro de mi vagina y descargo toda su leche sobre los ojuelos de mis espalda, estaba caliente y espeso como el que me había tragado y el comenzó a desparramarlo por el resto de mi espalda. Luego, me ayudo a darme vuelta y me recostó en la cama, se tiro a mi lado, beso mis labios y ambos cerramos nuestros ojos.

Cuando los volví a abrir, estaba en la bañera, sola y sin rastros de aquel amante furtivo. Me llevo unos cuantos minutos darme cuenta que todo aquello había sido producto de mi imaginación, y nuevamente cerré mis ojos esperando ansiosa el momento de volver a encontrarme con aquel misterioso hombre que tanto placer me había dado y el no sabía.