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Alojamiento para inter-cambio

en Dominación

Elizabeth deseaba hacer ese viaje antes de ingresar a la universidad, más que nada en el mundo… pero las cosas nunca habían sido fáciles para ella, había tenido que tomar un rol de adulta responsable desde muy pequeña,

Desde la muerte de sus padres, cuando tenía seis años, vivía con su abuela materna. Berta una menuda anciana, quien había sido una madre madura en su momento, ya que le había costado muchísimo concebir a su única hija acababa de cumplir sus 87 años. . El mal de Alzheimer había ganado terreno en los últimos meses y prácticamente ya no reconocía a su nieta y se había vuelto muy demandante respecto a sus necesidades de atención.

Siendo una humilde pensionada no aportaba demasiado al sostenimiento de su pequeña familia de manera que Beth había ido poco a poco usando los fondos de su pensión universitaria para sobrevivir. Entre sus estudios, sus calificaciones debían ser excelentes para poder aplicar a una beca universitaria, su trabajo para poder ahorrar el dinero suficiente como para realizar el curso en Londres y la atención que día a día reclamaba la enfermedad de su abuela la vida de Elizabeth se había ido convirtiendo poco a poco en un infierno. Todo obligaciones. Había deseado íntimamente en muchas ocasiones tomar el lugar de Berta, limitarse a subsistir y que alguien se ocupara de todo, pero esa no era lamentablemente su realidad.

Para abaratar los gastos del viaje Beth había contactado con una pareja que ofrecía su casa para dar alojamiento a alumnos de intercambio. No tenían antecedentes en el programa dado que era su primer año pero las referencias obtenidas de parte de sus empleadores eran excelentes. El era médico y ella esteticista. Comenzaron a escribirse mails regularmente. Los mails fueron convirtiéndose en una parte importante de su vida. Ellos la escuchaban y la aconsejaban como sus padres podrían haberlo echo. Durante el día se escabullía a la biblioteca para chequear si había recibido algún correo y durante la noche les contaba detalladamente su día. Ellos siempre se interesaban en lo que ella pensaba o sentía.

Los mails quedaron atrás y empezaron a mantener largas conversaciones por Skipe, podría afirmar sin temor a equivocarse que la pareja londinense ocupaba el rol de los padres cariñosos que ella no tenía.

Beth comenzó a pedirles consejo para tal o cual cosa y pronto se dio cuenta que no deseaba tomar ninguna decisión sin consultarla previamente con James o con Ana.

Una mañana le llegó un paquete a su casa y su adrenalina llegó al límite al descubrir que se trataba de una Web cam. regalo de sus amigos londinenses.

A pesar de la diferencia horaria mantenían un video chat durante dos horas todas las noche. En general Ana era la que estaba más disponible dado que no se levantaba temprano a la mañana siguiente.

Ella empezó a sugerirle algunos cambios en el aspecto que Beth gustosa aceptó hacer. Cortó su pelo un poco más corto y empezó a llevarlo atado con una colita alta, se realizó una depilación definitiva por el método IPL y ambas se rieron juntas cuando por la noche Beth bajó sus bragas y le mostró su coñito depilado como el de un bebé mientras Ana le mostraba el suyo en iguales condiciones.

Beth era más feliz de lo que creía haber sido en sus 18 años de existencia, pero como siempre en su vida nada duraba demasiado. Había llegado a casa sumamente cansada y encontró a su abuela desmadejada en el piso. Llamó a la emergencia pero fue tarde. Desde ese día estaba sola en la vida excepto por James y Ana. Se conectó un rato buscando el consuelo que solo ellos sabían darle y encontró a James en línea. El logró relajarla con suaves palabras y la envió a dormir dado que era muy tarde para estar despierta y el día siguiente sería difícil. Ella aceptó la orden sin ninguna resistencia.

Esa fue la primera de muchas en el mes previo al viaje. Ellos se preocupaban por su Beth y le indicaban que debía comer y a que hora. Le sugirieron que dejara el trabajo nocturno para poder estar en contacto más tiempo. Beth cumplía cabalmente todas sus sugerencias.

Una noche estaban charlando de bueyes perdidos cuando sintió un fuerte dolor en su abdomen producto de su menstruación. James le preguntó que le sucedía y ella le contó de sus períodos sumamente irregulares y dolorosos.

James le prometió que la ayudaría cuando estuviera en Londres. Beth se sintió confiada y feliz.

Quince días después su avión aterrizaba en Heathrow. Tímidamente se acercó a la pareja en el aeropuerto, ellos la recibieron con un enorme abrazo y se sintió un poco avergonzada, no estaba acostumbrada al contacto físico, demasiados años sin el.

La casa era hermosa. Tenía una enorme sala integrada a la cocina y tres dormitorios cada uno con su baño propio. Le permitieron elegir su habitación y ella eligió la que estaba pintada de ocre con vista al jardín.

Las clases empezaban en cuatro días y James le recordó que podían usarlos para resolver sus problemas de salud.

A la mañana siguiente la acompañó al hospital donde trabajaba y la llevó a su despacho.

Elizabeth le contó cuales eran sus antecedentes y el le explicó que el tema podría resolverse con una pequeña intervención llamada mini laparotomía y usando unos clips de ligue. No era algo demasiado complicado ni doloroso y podría hacerse de inmediato.

- Es peligroso- le preguntó

- No cariño, es un procedimiento ambulatorio

- Y estás seguro que funcionará

- Probablemente, sabes que en medicina nada es cien porciento seguro, tu período seguiría siendo irregular pero llegará cada vez con menos frecuencia y dejará de ser tan doloroso.

- Me molestará mucho?

- No lo creo en dos horas estarás en casa- le respondió con la seguridad que lo caracterizaba- Que crees gatita lo hacemos o lo quieres pensar- ella meditó por unos segundos, pero confiaba ciegamente en el.

- Hagámoslo- le respondió segura y entregada.

- Ven bebé, vamos a esterilizarte.

Y así lo hizo.

Durante los veinte días que duró el programa la rutina se repetía. Se levantaba temprano y bajaba a desayunar. Ane y James siempre la estaban esperando con todo preparado para ella, interiormente se regocijaba puesto que no estaba acostumbrada a que nadie se ocupara de ella. Le agradaba estar con ellos, se sentía feliz.

Pasaba el día en el instituto, siendo la alumna responsable que era no quería fallar el curso dado que la ayudaría con sus créditos para el ingreso a la universidad.

Durante la tarde su vientre palpitaba de ansiedad con la idea de volver a casa, donde Ana la estaría esperando para interesarse por ella, colocaba su cabeza dulcemente en su regazo y la ayudaba a relajarse acariciándole suavemente el cabello mientras escuchaban música, iba a extrañar mucho sus caricias cuando volviera a casa.

Cuando James llegaba del hospital ambas corrían hacía la puerta y él besaba primero a su mujer y luego alzándola le preguntaba ¿como le ha ido a mi nenita hoy? Ella reía y le contestaba que bien, que era cansado pero que bien. Como iba a extrañarlos cuando volviera a casa, ella se sentía feliz allí.

Faltaba una semana para la fecha de regreso. Estaban cenando cuando el le preguntó como quien no quiere la cosa si le apetecía quedarse unos días más con ellos como invitada para una vacaciones. Beth lo pensó un poco pero aceptó dado que no tenía nada que la obligara a regresar en tal o cual fecha. James le pidió que le diera el pasaje de regreso y sus documentos para poder cambiarlo y ella lo hizo.

Terminado el curso se marcharían durante un mes a un chalet que la pareja tenía en Cornualles, ya que el había pedido vacaciones para poder estar con ellas.

Armaron las maletas y partieron. La casa era muy parecida a la que tenían en Londres solo que más despojada. Gran parte de la sala estaba vacía. Eligió el cuarto pintado de ocre solo que a diferencia de Londres la decoración era infantil. Decidieron que la primera noche sería noche de películas, pizza y cerveza.

James le preguntó si alguna vez había visto películas porno. Se ruborizó y bajando su mirada le respondió que no pero que si el quería verlas ella los acompañaría. Ambos asintieron satisfechos y así se lo expresaron, Beth sintió esa sensación de calorcito subiendo por sus entrañas. Tenía tanto que agradecerles.

James eligió la película y la puso en el DVD, se sirvió una copa de vino y le ofreció una a ella. Si bien antes de viajar a Inglaterra ella no acostumbraba beber nada que no fuera agua o eventualmente alguna gaseosa, durante los días que pasaron en Londres se había acostumbrado a beber media copa con las comidas, de manera que aceptó agradecida.

Tenía sed, a Ana se le había pasado de sal la comida, por supuesto ella no le había dicho nada no quería disgustarla por una tontería.

Vació pronto su copa y antes de que pudiera atinar a dejarla sobre la mesa el ya se la había llenado de nuevo.

Se acomodaron en el sillón los tres, bastante apretaditos y empezó la proyección, ella se sentía volar y se le pusieron los ojos como platos cuando vio como la protagonista follaba con su boca a uno de los protagonistas de la orgía en la que estaba participando.

Ella sentía cada vez más calor y la copa se llenaba y se llenaba. Los jeans que le había regalado Ana y que ella había aceptado gustosa le apretaban ahí abajo entre las piernas. Ella los hubiera cambiado por un talle más grande pero ella se negó de plano diciéndole que le quedaban súper bien y no quiso contraríala.

En medio de la proyección Ana se levantó de su asiento y se arrodillo frente a James, abrió la bragueta de sus pantalones y tomó en sus manos la verga totalmente excitada de su marido. Beth no podía dejar de mirar, nunca había visto una pija en vivo y en directo y estaba sorprendida.

Ana lamia recorriéndola con su lengua de arriba abajo para luego introducirla y sacarla de su boca. El acariciaba la cabeza de su mujer con una de sus manos y con la otra recorría el muslo de Beth, suavemente se acercó a su oído y con vos seductora le susurró -me gustaría que probaras bebé.

Ana tiró de una de sus manos y le cedió su lugar, quedándose a su lado. Beth se sentía mareada, etérea. Ana le acariciaba la espalda y las nalgas. James masajeaba sus turgentes senos mientras susurraba las palabras que en definitiva marcarían el giro de su destino.

- ¿Quieres bebé?... ¿Quiere la bebé de papi y mami?- Inmersa en un mar de sensaciones desconocidas hasta ese momento no podía pensar solo sentir y esas cuatro manos que la acariciaban se sentían bien, mientras mordía su labio inferior y suaves gemidos salían de su garganta su mente se vaciaba de pensamientos… solo sentir- ¿Lo deseas bebé?- James seguía susurrando- Se que lo deseas- Beth se iba entregando más y más

- Bebé, por que no haces de cuenta que es un lindo chupete- le susurró James mientras guiaba con sus manos la cabeza de Beth hacia su verga- Toma lo que papi te ofrece bebé- Beth la introdujo en su boca y empezó a chuparlo- se sentía relajada, James la guiaba con sus palabras- lo estas haciendo muy bien bebé- su voz se tornaba más y más ronca- Has visto Ana que bien que chupa su chupete la bebé de papá- Beth se sentía feliz porque James estaba felicitándola y se esmeraba más y más- Bebé ¿quieres tomar la lechita de papá?- le preguntó con vos ronca.

- Mhhhmhmh- respondió Beth estremecida por las sensaciones que la envolvían. El tomó eso como un si y eyaculó en su boca

- Que linda bebé tiene papá- besó su frente- lo hiciste muy lindo gatita- le dijo mientras recorría su espalda con su mano produciendo escalofríos de placer en Beth. Ana se acercó a ella y le pasó dulcemente una toallita húmeda por su rostro retirándole los restos de semen de su rostro- ven aquí bonita, sube a upita de papi, vamos a jugar al caballito- ella levantó su mirada y asintió todavía mareada, el acomodó su rodilla en la entrada de su coño y comenzó a sacudirla marcando el ritmo para detenerse en seco y volver a empezar. El ajustado pantalón se metía más y mas en su raja con el golpeteo y un calor explosivo comenzó a recorrerla desde la punta de los pies a medida que su rodilla la rozaba y más y más rápido. Beth explotó en un intenso orgasmo, el primero de su vida y se sintió desmadejada.

Ana la acarició dulcemente – vamos bebé que mami te va a llevar a la camita que estás muy cansada, la tomó suavemente de la mano y la guío a su dormitorios. Beth estaba obnubilada por el vino, por su reciente orgasmo y no se resistió.

- Buenas noches bebé- le dijo James- a ver si le das a papi un lindo besito de buenas noches- Beth se acercó a el y le dio un casto beso en su mejilla, el sonrió y ella se sintió feliz.

Ambas se alejaron por el pasillo de la mano. Entraron al dormitorio y Ana la ayudó a desvestirse y a ponerse un lindo camisón de ositos que tenía preparado sobre la cama.

Descorrió el edredón y la arropó con cariño. Subió los laterales de la cama convirtiéndola en una especie de cuna.

- Bebé mamita te va a poner estas lindas pulseritas en tus muñecas porque te puedes caer de la cama en el estado en que estás, ves las vamos a atar aquí, a estas argollitas con estas lindas cadenas para que puedas moverte un poco pero no te dejarán caer- mientras hablaba ella iba ejecutando cada una de las acciones finalmente le acarició suavemente el cabello y Beth asintió de acuerdo- cariño mami va a estar ocupada con papi hasta tarde, mañana te vendremos a buscar, te dejo aquí en la mesita estos lindos biberones por si tienes sed, ves, puedes tomarlos con tus manitas y agarrarlo asi- Beth ya estaba prácticamente dormida.

Ana se retiró cerrando la puerta suavemente.

Beth se despertó con un fuerte dolor de cabeza y bastante desorientada, se sentía mojada e incómoda, la sed la estaba matando. No tenía demasiada posibilidad de movimiento. Su mami, sacudió su cabeza para despejarse, Ana le había dicho que tomara del biberón si tenía sed y así lo hizo bebiendo el primero con fruición, no quería disgustarla.

Iba ya por el segundo cuando James y Ana entraron en la habitación

- Como se despertó nuestra bebita dormilona hoy- le preguntó Ana- son casi las doce.

- Me duele un poco la cabeza- respondió Beth y se preocupó cuando una mueca de disgusto cruzó el rostro de ella.

- Que triste me pongo- comentó mirando a James en un fingido acting- ella no me quiere, no me ha llamado mami

- No te preocupes amor- le respondió él, abrazándola y consolándola - no se debe haber dado cuenta- desplazando su mirada y clavándola en el rostro de Beth le preguntó- No es cierto bebé que no te has dado cuenta, dile a tu mami que la quieres para que ya no esté triste.

- Te quiero mami- se apresuró Beth- no me di cuenta. Ana se acercó y le besó la frente humm que tenemos por acá James la bebé se hizo pipi en la cama- Beth se revolvió nerviosa y unas lágrimas se deslizaron por su mejilla.

- Oh vamos Ana, no te enojes con ella- le respondió James- no ves que es chiquita, Beth no se sentía muy chiquita que digamos pero se dejó llevar por la situación e hizo un lindo puchero. James se acercó a la cama y soltó las cadenas, tomándola en brazos la calzó sobre sus caderas – vamos bebé que papi te va a dar un lindo baño mientras mami arregla este desastre. Beth se dejó llevar y apoyó su cabeza sobre el hombro fuerte de el.

El la llevó al baño y la dejó sentada sobre el inodoro mientras preparaba el agua del baño.

- A ver bebe ven aquí- la ayudó a ponerse de pie delante del espejo y se colocó atrás- vamos a sacar el camisón que está mojado, a ver mi vida levanta los brazos- Ella lo hizo y el deslizó el camisón por su cabeza pero al hacerlo rozó suavemente sus pezones que rápidamente se pusieron firmes poniéndose de rodillas ante ella le dijo- ahora bebé vamos a sacar esta bombachita que esta muy mojada separa las piernas un poquito- acercando sus labios a su vientre le preguntó- de quien esta pancita- mientras recorría la zona debajo del ombligo dejando un rastro de húmedos besos y deslizaba las bragas por sus piernas

- Mía – le contestó ella

- No, no, no, La pancita es de papi- le dijo él mientras la giraba colocando una de sus rodillas en la entrepierna - y la bebita también- Lamió uno de sus pezones- Vamos a hacerle un poco de caballito a la bebé de papi- dijo acomodando mejor el cuerpo de Beth sobre una de sus rodilla. Beth gimió de placer cuando el comenzó a moverla al compás y a rozar sus partes íntimas. Los fluidos de ella le mancharon el pantalón.

Con sus firmes brazos le introdujo en la bañera y tomando el jabón con su mano fue recorriendo sus turgentes pechos, su estómago, su vientre

- Papi necesita limpiar bien la colita de la bebé- mientras le hablaba con voz sugerente comenzó a acariciarla bajo el agua e introdujo un dedo en su vagina, le susurraba dulces palabras pero no dejaba de meterlo y sacarlo, mientras con su pulgar rodeaba su excitado clítoris masajeándolo y llevándola al orgasmo- A papi le gusta mucho su bebé depiladita. ¿A la bebita de papá le gusta que su papito la bañe?

- Si me gusta mucho- le respondió ella en un ronroneo

- Si la bebé es una buena bebé papi le va a hacer caballito y la va a bañar. Ahora papi va sacar a su bebita del agua, la va a secar toda, toda y la va a llevar al dormitorio para vestirla- el la tomó en sus brazos y la envolvió en un suave toallón rosa.

Volvió a colocarla sobre sus caderas y la llevó al dormitorio que Ana ya había arreglado, depositándola suavemente sobre un cambiador extendido sobre la cama.

- Vamos a ponerle talquito a esa colita y después el pañal- el cuerpo de Beth se resistió instintivamente- la bebé se hizo pipi encima por eso hay que volver a ponerle pañales, Beth no quiere hacer trabajar a mami lavando y lavando lo que ella ensucia.

- No quiero pañales- respondió ella rápidamente- ya soy grande.

- Beth va a ser una buena bebé y va a usar estos lindos pañales para su papi- le ordenó el firmemente- a papi le gusta que la bebé se haga pipi y caquita en el pañal para poder bañarla y limpiarle la colita. Si la bebita se porta bien y se deja poner el pañal papi la va a dejar usar el chupete- Beth hizo un mohín como pensándolo, el se arrodilló y empezó la lamer su raja excitándola, alejó su boca pero empezó a acariciarla mientras le hablaba- la bebé se va a poner el pañal y se va ha hacer encima para que su papi le haga esto cada vez que se lo tenga que cambiar si es una bebé mala papi no le va ha hacer esto, ni la va a bañar, ni le va ha hacer caballito- Beth estaba jadeante, el la llevaba más cerca y más cerca de explotar- Si Beth no es una buena bebita papi se va a enojar y no la va a querer más- Beth quería desesperadamente que la quisiera- ¿Te pongo los pañales, bebé?

- Bueno, por hoy- le respondió.

El terminó de acomodarlo y luego le colocó un vestidito muy cortito y un bombachudo.

Volvió a cargarla sobre su cadera y Beth envolvió sus piernas en la cintura y rodeó su cuello con sus brazos.

- La bebe ya está lista para comer Ana- dijo el mientras la depositaba en una silla alta y le ponía un gran babero. Ana se acercó con un frasco de comida para bebé y comenzó a dárselo en pequeñas cucharaditas. Beth comió con fruición tenía mucha hambre y era muy rico. Estaban a mitad del frasco cuando Ana se levantó los fue a acomodarse en el sillón.

- Tráeme a la bebé James- el la levantó de la mesa y la acomodó suavemente en el regazo de su esposa, quien ya había liberado uno de sus senos y había embadurnado su pezón con la comida- a ver corazón.- le dijo dulcemente- abre la boquita y empieza a chupar que tienes que alimentarte bien, Beth lo hizo. La operación se repitió varias veces. De pronto James se acomodó en el suelo y comenzó a lamer el coño de su esposa hasta que ella explotó. Sacó el pezón de la boca de Beth y la cambió de seno convenientemente embadurnado. James introdujo un vibrador en el coño de su esposa y lo encendió. Se sentó en el sillón y comenzó a acariciar la entrepierna de Beth por sobre la ropa y el pañal. Ana colapsó y a los pocos segundos también lo hizo Beth.

El estaba totalmente empalmado, la tomó en brazos y la llevó a su dormitorio diciéndole- vamos bebe, es hora de tu siesta- el caminaba hacia el dormitorio con un paso relajado, mientras sugerentemente le hablaba al oído- la bebé va a dormir la siesta en su cuna- y le lamía el lóbulo de la oreja

- James, tengo ganas de ir al baño- dijo ella con sus mejillas completamente ruborizadas, el trazó una ruta húmeda con su lengua por el cuello, embotándola, excitándola.

- Los bebés no piden ir al baño- le dijo acariciando su pechos- papi quiere que Beth sea su bebé- su palma rozaba su pezón derecho- papi no quiere que su bebé se siente en el water, la bebé de papi tiene sus lindos pañales para hacer su pichin y su caquita- los pezones de ella estaban erectos, comenzó a acariciarle la vulva por sobre el pañal restregándolo y pudo sentir en su mano como el pañal se mojaba y se calentaba- eso es linda ahora papi va a cambiar a su bebé- la dejó sola sobre la cama. Desnudo como estaba se acercó a la cómoda tomó el cambiador plástico y un nuevo pañal. Con suma delicadeza la empujó para recostarla de espaldas, le desprendió las cintas lamió cada uno de los restos de orina tragando también los flujos de su orgasmo, colocó un pañal seco. Se acomodó sobre la cama apoyando su espalda en el respaldo- ahora la bebé de papá va a tener su chupete para ella un rato- la recostó a su lado dejando su miembro a la altura de su boca- vamos bebé coge el chupete de papá- ella asi lo hizo y empezó a tragarlo y masajearlo con su boca, el se corrió- eso es bebé traga la leche de papi mi vida- respiraba agitado- así.

Beth estaba a cien- James- suspiró

- Papi- le replicó besando su cien- no quiero que me llames James, recuérdalo pequeña.

Ana entró en la habitación trayendo una bandeja con tres grandes biberones llenos de leche, limpió los restos del semen de su marido de los labios de Beth y le puso su pijama.

- Ven aquí cariño tienes que dormir como una buena bebé.

- Ahora la bebé de mami se va a dormir su siesta. No se puede levantar hasta que no tome sus tres biberones. Ambos se retiraron de la habitación abrazados dejándola atada a los laterales de la cama que habían vuelto a levantar.

Beth durmió un rato pero pronto el sueño pasó, quería levantarse pero sus ataduras no se lo permitían, quería llamar a James o Ana pero sabía que no debía hacerlo mientras no acabara con sus biberones. Era importante, Ana se lo había pedido, de manera que comenzó a beber dormitando entre uno y otro. Cuando acabó con la última gota gritó

- James- silencio

- Ana- silencio

Volvió a intentarlo pero nada. El tiempo transcurría despacio y Beth se angustió. La habían dejado sola en casa.

- James- llamó- por favor, quiero levantarme- su voz demostraba toda la angustia que sentía.

Nada. Una frase comenzó a tomar forma en su mente … no quiero que me llames James, recuérdalo pequeña

- Papi ¿estás ahí?- suplicó- ven por favor.

James entró a la habitación y le dijo – bien bebe, por fin recordaste lo que te pedí- la soltó de sus ataduras- que buena es mi bebé, se ha tomado todas sus mamelas- la levantó acomodándola sobre sus caderas. Instintivamente ella hizo presa con sus piernas alrededor de la cintura- vamos bebé papi te va a llevar a jugar un ratito mientras mami está de compras.

La sala había cambiado en las últimas horas y un gran corral lleno de juguetes estaba instalado en ella con una cómoda alfombra.

La sentó en uno de los extremos cerca de un juego con cubos de peluche y el se acomodó en el otro extremo- ven aquí bebe, ven con papi y tráeme el cubo rojo- ella se apresuró como movida por un resorte y se levantó para llevárselo, el meneo la cabeza cuando ella se lo entregó. Beth se sintió preocupada, una puntada de dolor recorrió su estómago, se había portado como una bebé mala pero no entendía que era lo que había hecho. El la tomó y la recostó sobre sus rodilla y comenzó a darle nalgadas sobre el pañal- has sido una mala niña- pan – las bebes no caminan- pan- las bebes gatean- pan- papi no quiere que su bebé camine- pan- papi quiere que su bebé gatee como una bebé buena- pan. Beth sentía como escocía su trasero y gruesas lagrimas surcaban sus mejillas- Beth se va a portar bien de ahora en más y va a gatear como una buena bebé- pan- La angustia provocó que sus esfínteres se soltaran. El pudo sentir el calor de su orina llenando el pañal, la bajó suavemente y la dejó allí sola. Beth apoyó su cara en la alfombra y esperó, nada. El tiempo pasaba y Beth se sentía más y más triste, había hecho enojar a James por primera vez, su papi estaba enojado con ella y no la iba a querer más, quien le iba a cambiar los pañales, quien la iba a bañar con tanto amor… James volvió a entrar en la sala llevando sus tres biberones, sin decir una palabra dejó uno junto a los cubos y se sentó en el sillón observándola.

Beth no necesitó que el hablara, gateó hasta alli y recostándose en el piso comenzó a chuparlo y beber todo su contenido, se sentía incómoda con el pañal mojado pero sabía que no merecía que su papi la cambiara todavía, había sido una bebé muy mala, había hecho enojar a su papi.

James se levantó y apoyó el segundo en la otra punta del corral, no dijo nada y volvió a sentarse, el tiempo pasaba pesadamente, el silencio lo invadía todo… Pero Beth entendió volvió a gatear y a chupar el segundo biberón. Le gustaba esta leche, era calentita como la de su papi pero esta tenía sabor dulce, la de su papi era un poco salada, tal vez esta era de su mami. El suave sonido del chupar y tragar era lo único que podía sentirse en la habitación. Beth sabía que su papi estaba contento con ella, que se estaba portando bien.

Y eso la hacía sentir feliz, su estómago vibraba con cada mamada.

Al terminar su segundo biberón ella se recostó en posición fetal, como sabía a ciencia cierta que tenia que hacer. James se levantó y tomando las dos botellas vacías fue hacia la cocina para dejarlas en el fregadero.

Al volver pasó sin mirarla adelante del corral y abrió la puerta. Se despatarró en el sillón. Beth se revolvía inquieta, su papi todavía estaba enojado con ella.

- Ven aquí bebé- le dijo el suavemente- papi te va dar tu biberón. La felicidad la invadió y comenzó a gatear hacia el, los bebes no caminan… los bebes chiquitos como ella gatean. James la tomó amorosamente en sus brazos y acunándola le dio su tercer biberón mientras su mano apretaba firmemente su pañal y rozaba su vulva. Beth sentía una extraña inquietud, calor mas calor, chupaba con fruición el biberón. El orgasmo llegó y con el se le soltaron los esfínteres, podía sentir como de su pañal se llenaba de caca embadurnándola con cada movimiento. A Beth no le preocupaba en lo más mínimo, se sentía feliz porque su papi la había perdonado.

- Vamos a cambiar a la bebé- le dijo él tomándola en brazos y llevándola al baño. Papi va a cambiar a su nenita para que esté lista para cuando llegue su mami- Aún con ella en sus caderas extendió el cambiador sobre la cama y la apoyó amorosamente de espaldas -humm que tenemos por acá, la bebé de papá se hizo caquita encima, vamos a limpiarla con estas toallitas para que papi pueda cargarla y llevarla al baño. Papi no va a limpiarla con la boca, papi va a usar toallitas porque la bebé se hizo caca- Beth se sintió mal y pensó que hacerse caca era malo, porque papá usaba toallitas y no la limpiaba con la boca, en silencio el la limpió exhaustivamente y desnuda como estaba la llevó al baño. El roce de su pantalón mientras la cagaba en sus caderas le producía una terrible excitación, el la bañó amorosamente masturbándola hasta hacerla correr en el agua. La secó con cuidado y volvió a vestirla con un vestidito corto y su bombachudo sobre el pañal. Le puso un lindo babero de toalla y la acomodó con la cara en regazo. Sacando su miembro lo puso en su boca- la bebé se portó bien en su baño y ahora papi le va a dejar usar su chupete y le va a dar su leche a su bebé.

Durante casi diez días la rutina se repetía fijando así los patrones de conducta. Beth tomaba sus biberones durante el día, dormía sus siestas en su cuna, usaba sus pañales y gateaba para desplazarse. Su papi la cargaba apoyada en su cadera, la cambiaba varias veces por día y la bañaba todas las noches. A Beth le gustaba que su papi la cambiara y la bañara porque le daban cosquillitas ahí abajo, por eso se aguantaba de hacer su caquita lo más que podía porque su papi la limpiaba con toallitas cuando lo hacía. Después de cada cambio de pañal y de cada baño su papi la dejaba usar su chupete y le daba su leche. No hacía falta atarla, ya que claramente se había dado cuenta que no debía bajarse de la cuna.

La relación con Ana también tenía sus patrones, ella era la encargada de alimentarla sentada en su sillita le daba cucharada a cucharada su papilla y le preparaba sus biberones. Le daba de mamar antes de la siesta de media tarde y tenia toda su ropita lista y perfumada pero lo que más le gustaba de Ana era que jugaba palmaditas con ella y cuando la hacía cantar…

La mañana era tormentosa y Beth se despertó temprano, llamó a sus papis para que la levantaran y la cambiaran… estaba mojada, muy mojada… papá se ocupó de ella y la cargo hasta su silla de comer. Ana ya estaba ahí con la comida lista.

- Vamos bebé- le dijo- abre la boca para comer mmmh que rico la comida que mami le preparó a su bebé- Beth abría la boca y se relamía. Terminó su plato. Ana se alejó y empezó a desnudarse. James se acercó y acarició su cabeza limpió su boca con el babero y la cargo depositándola suavemente en el piso delante de de Ana que sentada desnuda con la las piernas abiertas en los brazos de un sillón individual. James se arrodilló junto a ellas con un frasco de chocolate líquido y echó un chorro sobre el coño de Ana, embadurnándolo todo con un dedo, al terminar su trabajo lo extendió acercándolo a la boca de Beth. .

- A la bebé de papi le gusta el chocolate por eso va a limpiar el dedo de papi con su lengua- Beth se arrastró gateando más cerca y lo lamió hasta dejarlo reluciente- la bebita linda tiene muchas ganas de comer chocolate por eso le va a lamer aquí a su mami- Beth lengüeteó el coño de Ana embadurnándose la cara, ella lamía y el volvía a echar más, Ana jadeaba y sus jugos se escurrían mezclados con el chocolate, el orgasmo llegó pronto. Beth se removía feliz lamiendo y lamiendo y embadurnándose.

- Que linda la bebé le ha quedado su cara manchadita de chocolate- le dijo James- vamos a cambiarte y limpiarte esa carita sucia- el la llevó al baño y lavo su cara con delicadeza para luego cambiar sus pañales que estaban muy meados, la limpió con dulzura le puso el pañal y acomodándola le introdujo su pene en la boca para que ella hiciera lo que sabía hacer muy bien- mientras Beth lo engullía, el le hablaba- a la bebé de papi le ha gustado su postre. Si la bebé se porta bien va a comer postre.

Al cabo de una semana la rutina estaba firmemente incorporada y la sola mención de la palabra postre era suficiente para que Beth gateara rápidamente y se quedara esperando a los pies del sillón. Amaba su postre casi tanto como su chupete.

Aún quedaban unos día más de vacaciones y James decidió que los patrones desarrollados hasta el momento estaban lo suficientemente firmes como para pasar a la siguiente etapa.

La levantó de su siesta y jugó pacientemente hasta la hora del baño haciéndola gatear de un lado al otro de la habitación, cansándola. La llamó con un biberón en la mano y ella se dirigió rápidamente hasta el sillón. La alzó y comenzó a alimentarla mientras con su mano libre le acariciaba los pechos. Notaba como se incrementaba su excitación por la voracidad con que chupaba. Deslizó su mano y comenzó a morrear su pañal mojado acercándola más y mas al orgasmo. Ella termino el biberón y excitada como estaba dejó correr su orina. Levantándola la llevó al cuarto y la dejó en el piso, acomodó el cambiador y la llamó. Ella se acercó gateando rápidamente y la subió a la cama. Liberó las cintas del pañal y se recostó sobre su costado en sentido contrario sacando su miembro de los pantalones e introduciéndoselo en la boca.

- Vamos bebé mientras te limpio usa un ratito tu chupete- su verga crecía en la boca de Beth mientras el deslizaba sus dedos frotando su clítoris. Excitándolo.

Se levantó con cuidado y la llevó al baño. Se acomodó en el water y la sentó a hojarcadas.

- Vamos a jugar al caballito mientras se llena la bañera - le dijo a medida que introducía su la cabeza de su miembro en su entrada- Beth asintió feliz y comenzó a moverse- Papi está un poco cansado- le dijo chupando sus pezones la bebe tiene que hacer el trabajo- Beth entusiasmada dio un brinco y clavó la verga hasta el fondo. Dos lagrimones corrieron por su mejilla al romperse su himen. El se quedó muy quieto y esperó.

- Duele papi- le dijo sorprendida

- Lo se bebé pero va a pasar- comenzó a lamerle los pechos hasta que la sintió lo suficientemente excitada y cómoda conteniendo su verga- juguemos al caballito, a ver como la bebé cabalga a su papi- y ella lo hizo. Ambos llegaron a un orgasmo fenomenal. El pudo sentir como se desmadejaba. La retiró con suavidad y la introdujo en la bañera.

Las rutina había incorporado un elemento más, quedaban siete días para regresar y era hora de la última etapa.

El entrenamiento sería duro los días subsiguientes pero era necesarios.

- Hola bebé- la saludó por la mañana- porque la bebé no se está chupando su dedito esta mañana- ella lo miró extrañada- si la bebé no tiene la boca ocupada tiene que estar chupándose su pulgar- le dijo- papi se va a enojar si no lo hace.

Beth rápidamente llevó su pulgar a la boca y empezó a chuparlo- así está mejor- La sentó en la sala de juegos y la observó cada vez que ella se distraía y no chupaba su dedo el le daba una palmada en la boca. Al tercer día ella lo chupaba todo el día con entusiasmo, babeándose el frente de su vestido permanentemente. Lo sacaba únicamente para gatear, reemplazarlo por su biberón o su chupete y para comer dado que Ana asi se lo había indicado. Como plus había adquirido la costumbre de balancearse de atrás para adelante y viceversa en forma permanente, casi como acunándose.

A James le resultaba sumamente excitante verla cabalgarlo chupando su dedo pulgar.

Faltaban dos día para regresar cuando empezaron a trabajar con el idioma. La primera palabra que se acostumbró a usar fue "pete".

El la había cambiado y ella se arrastró para apoyar su cabeza en su regazo. Pero la bragueta permaneció cerrada. Ella lo miró sin intender y el le preguntó que le pasaba

- quiero mi chupete papi- le contestó

- si quieres el chupete vas a tener que pedirlo- le indicó

- papi me dejas usar mi chupete- replicó ella rápidamente. El no hizo el menor movimiento y ella lo miró sin entender.

- papi me dejas usar mi chupete, por favor- tanteo. El movió negativamente su cabeza.

- las bebitas no hablan así- le respondió con dureza- si no eres una bebita entonces no puedes usar chupete. Ella comprendió y con voz aniñada le dijo

- pete papi- el sacó su verga hinchada de deseo y se la dio derramándose rápidamente en su boca. La dejó lamerlo y limpiarlo.

La situación se fue repitiendo y las palabras a utilizar quedaron bien claras. "Pete" para chupar su miembro, "ico" para montarlo, "upita" para que la alzara, "pipi" cuando necesitaba el cambio de pañal o por lo menos el deseo de ser lamida por el se hacía demasiado intenso, "mema" para sus biberones, "postre" cuando quería lamer chocolate, "noni" cuando quería dormir y por supuesto mami y papi. Nueve palabras constituían su todo su idioma. Su mundo se había estrechado convenientemente y ahora su mami y su papi eran el centro de sus pensamientos, pasaba horas balanceándose con la mente perdida chupando su pulgar, babeando y esperando por la atención de alguno de ellos. Ella era su bebé, la bebé de mami y papi. No quería ser otra cosa, lo había deseado y ahora esta era su nueva realidad.