miprimita.com

Luna Llena

en Zoofilia

Esta noche hay luna llena y tengo asegurado algo que seguro me va a encantar.

Hola, soy Paola, nací en Nápoles en 1775 y sí, soy vampira, no chupo sangre, en realidad los vampiros no bebemos sangre, eso es una leyenda que se usó en su día para separarnos de los mortales, ya que decían que estábamos embrujados y no envejecíamos mientras la gente iba muriendo. No morimos, nos alimentamos normalmente, comemos de todo y no tenemos problemas para escondernos y camuflarnos entre la gente.

Mi marido es un hombre lobo, nos conocimos en Grecia, hace 165 años, el era un soldado del ejército el cual en una de las misiones fue atacado por un extraño engendro, un licántropo.

El caso es que el tampoco envejece, porque todos los meses en luna llena, cuando él se transforma en lobo recobra el físico de cuando fue convertido, así que a lo largo de su vida, solo le da tiempo a envejecer un mes.

Somos una pareja joven, con nuestro secreto que nadie conoce. Para evitar la desconfianza de la gente, cada cierto tiempo nos cambiamos de piso, tenemos mucho dinero, es el resultado de los ahorros de más de un siglo y medio. Tenemos varias carreras, en algo hay que invertir el tiempo.

En cuanto al sexo, que queréis que os diga, tenemos años, años y años de experiencias, posturas, creo que hemos hecho todas, hemos hecho orgias, cuartetos, tríos, intercambio de parejas, juguetes sexuales… en fin, infinidad de cosas. Si no fuera por eso, creo que nuestra vida sexual seria un tanto aburrida.


Hace unos años, unos 5 ó 6, pasó lo inimaginable.

Después de una deliciosa cena, y tras ver un divertida película de Johnny Deep (mi actor preferido), nos fuimos a la cama, comenzó a darme besos por el cuello, a acariciarme, besarme en mis orejitas, a acariciarme por mi vientre.

Deslizaba su mano sobre mi cuerpo, haciendo que mi fría y dura piel, se fuera calendo por momentos, su lengua estaba empezando a bajar por mis tetas, no es que tenga mucha talla pero lo suficiente como para poder calentar a cualquier humano. Sus insinuantes besos estaban haciendo que mi chochito comenzara a mojarse, estaba poniendo mucho, mis pezones estaban duros como el granito, el los estaba lamiendo, me apretaba mis tetas, las estrujaba y exprimía, frotaba su polla que endurecía por momentos contra mi muslo, estaba notando toda su dureza contra mi piel, era deliciosamente bueno, con tantos años sabia de sobra por donde atacarme, siguió bajando, y comenzó a besar mi vientre, a lamerlo a disfrutar del olor de mi piel, siguió bajando y retiro mi fino tanga a un lado, empezó a dar unos suaves besos, encima de mi pubis, bajando un poco hasta mis labios. Muy suavemente sacó la punta de su lengua, y comenzó a jugar con mi clítoris mientras lamia el resto de mi dulce y frio chochito.

Con su dedo índice en mi boca lamiéndolo y chupándolo lascivamente y su lengua en mi coñito, estaba en la gloria, ese sitio que por mi condición de vampira no podría estar jamás. Mientras el probaba mis flujos yo acariciaba mis tetas, pellizcándome los pezones. La sensación hacia que se me pusiera la piel de gallina una sensación un tanto humana pero que en raras ocasiones se manifestaba en mi cuerpo.

Bajé mis manos hacia mi esposo para acariciar eso que me estaba rozando la pierna, hummm que maravilla, su polla estaba dura, tenía un miembro divino, acaricié su punta que estaba chorreando, acariciaba y masturbaba a su vez. Yo lamia su pecho, tenía el pecho peludo y mi lengua se enredaba entre su mata.

Fui bajando a medida que acariciaba su polla, tenía un tacto suave, caliente, quizás notaba más caliente por mi baja temperatura corporal, lo notaba ardiente como de fuego.

Lamia sus increíbles abdominales, definidos, impresionantes. A esta altura tenía mis tetas en su polla que movía rítmicamente.

Bajé un poco mas y me introduje su verga en la boca deseosa de sexo, sentía como sus flujos recorrían mi lengua hasta la garganta y me los tragaba, lamia y con mis discretos pero existentes colmillos mordía la punta de mi predilecta polla.

El con susurros me dijo que me tumbara boca arriba, de modo que él se puso encima de mí al contrario para fundirnos en un 69.

Chupábamos nuestros sexos, ardientemente su lengua en mi coño y su polla en mi boca, simplemente perfecta.

Mientras esto ocurría, la noche transcurría, cuando de repente…

Dong, dong, dong dong…. Las 12 de la noche en las campanadas de la catedral la cual estaba 2 calles más arriba de nuestra casa en Valencia.

Noté como el cuerpo de mi marido se transformaba hasta casi duplicar su tamaño. En mi boca un miembro crecía aumentando considerablemente su tamaño una gran y deliciosa lengua recorría ahora mi chocho…

Con casi 35 centímetros de suave, roja y marcada polla, mi boca y mi mandíbula, no daban más de sí, con mis 2 manos no podía cogerla toda, la saque de mi boca y comencé a lamer todo su enorme rabo, todas las formas y venas cubiertas con mi saliva. Disfrutaba como jamás había disfrutado. En mi otra parte del cuerpo una lengua se hundía en mis entrañas, mientras, sentía como la flexibilidad de la lengua de mi lobo sacaba mis jugos.

Era la primera vez que tenia a mi marido en esta situación con su forma licantropa. Esto era demasiado nuevo para mí… y me encantaba.

Me abrace de nuevo a su cuerpo y me hundí su gigantesco pollón en la boca, no tenía ni un cuarto de su polla en la boca, y ya me entraban arcadas, porque me pasaba la garganta.

Me gruñía, lamia todo mi cuerpo, le susurré.

-Quiero ser tu perra esta noche, quiero que desates tu instinto y me folles como más te guste.

Se bajó de la cama, y se puso en su posición natural de lobo, a 4 patas. Su tamaño corporal un poco menor que el de un caballo, me dio la idea de sentarme en el suelo con su polla agarrarla con una mano y con la otra los huevos y mamarla hasta más no poder, me restregaba aquel enorme rabo, por la cara, llenándome de mi propia saliva y de su lubricante lobuno.

Una vez quedé saciada de chupar polla, me puse yo también a 4 patas debajo del, cogiendo su miembro con mi mano y situándolo despacio en la abertura de mi coño, y poco a poco, muy despacio fui introduciendo esa porra en mi cuerpo… poco a poco…

- Hummm que gorda la tienes mi amor, pero ves despacio, porque me puedes destrozar por dentro.

Él estaba estático, la que se balanceaba era yo, si él se hubiera movido, me habría ensartado, como un pincho moruno.
Veía delante de mí la enorme lengua que le colgaba de su hocico, que goteaba saliva, y detrás colgaba otra cosa que estaba dentro de mí, empujando, sentía un placer indescriptible. Tenía más de media polla dentro de mi coño, sentía como soltaba líquidos dentro de mí, que resbalaba dentro de mi coño y llegaba hasta mi útero. La saqué y la metí de nuevo en la boca, probé mis flujos en la polla de mi lobo, quien casi me desencaja la mandíbula, mientras le mamaba una enorme bola crecía en la base de su polla.

Me tumbé en la cama, con las piernas colgando en el borde de esta, el se puso apoyado con sus patas en la cama y las traseras en el suelo. Me penetraba con una especie de postura misionero, con la diferencia que esto era un enorme perrazo y que cuando me la metía, un bulto salía de mi vientre, era la enorme polla que llegaba más allá de lo normal. Él se balanceaba follándome insaciablemente, no tenia fin, me empujaba, me lamia mis tetas.

- Cariño, tú crees que eso que tienes ahí… ¿me cabrá por el culo?
Un leve gruñido era la contestación, pero como no lo entendí le dije que lamiera mi ano con esa tremenda lengua. Levante las piernas hacia arriba y dejé todo mi ojete al aire y dispuesto para que el pudiera recrearse en mi agujerito y lo preparara bien para introducir todo aquello.

Yo me introduje un dedo para en medida de lo posible dilatar aquello, me esperaba a corto plazo una brutal embestida.

Me acomode, tumbándome en la cama boca abajo, con mis rodillas apoyadas en el suelo, me puse la almohada en las rodillas ya que si el acto se alargaba durante un rato terminarían doliéndome y sería peor.

Lamí mi mano y escupí en ella, acaricie mi ano para que estuviera bien húmedo y me introduje de nuevo 2 dedos, los introducía con un tremendo placer, gemía mi respiración acelerada denotaba una gran excitación, le susurre a mi lobo unas palabras, que tras decirlas, comenzó a mover su cola de la gran alegría que esto le provocaba.

Cariño, me la vas a querer meter por el culo verdad?
Esa frase fue la que provocó tal reacción.

Se acerco tímidamente a mis espaldas, levanto sus patas delanteras con un pequeño salto, buscaba mi orificio con sutiles puntadas, pero no era capaz, no estaba acostumbrado a hacer eso con este cuerpo tan… diferente.

Le ayudé con mi mano, se la cogí la acaricie un poco y la apunte en mi ano.

- Ten cuidado por favor, es demasiado grande para mi culo, asique con cuidado.

Apretó un poco, y entre mi saliva y su propia lubricación introdujo la punta. Iba apretando poco a poco, me mordía los labios para evitar el grito y que él se pudiera asustar y una de dos: Que del susto, el me apretara más fuerte y me atravesaras con su tremenda polla, o se acobardara y ya no me diera lo mío.

Con unos incansables balanceos iba metiendo su polla mas y mas dentro de mi intestino, os juro que notaba su polla en… que te diría… ¿Mi estomago? A ver, no el estomago, pero la notaba muy dentro JAMAS había sentido esto… indescriptible, ojala y lo pudiese sentir más a menudo.

Había leído que los perros, la especie canina en general, al principio de la polla le sale como una bola que sirve para encajarse con la hembra y asegurar la fecundación, este tenía una bola que podría decir, un balón pequeño de futbol, ese con el que juegan los niños, así pequeño a comparación con el reglamentario, la bola chocaba en mis nalgas, el grosor de la polla lobuna de mi marido sería como una barra de chorizo de ese de 2 kilos y unos huevos, como bolas de billar. Aquello era para fotografiar pero cualquiera cuelga las fotos de un hombre lobo en internet…

Estaba siendo follada como jamás había pensado, y con loa años que tengo, creerme da mucho tiempo a pensar cosas.

Estábamos follando y mis piernas ya empezaban a resentirse, tenía calambres en mis piernas y en mi culo pinchazos cuando sin esperármelo.

-AuuuuUuUuUuUuuu

Un escalofriante aullido, recorría la calle…

Un tremendo chorro de semen recorría mis intestinos, note las contracciones de mi lobo, como su polla escupía dentro de mí, chorros y chorros de semen me llenaban por dentro…

Esa noche fue inolvidable…
Esa noche sí que tenía un "pecholobo" en mi cama

Espero esta noche ocurra algo similar.