Erotismo

(delirios y grandeza)

En la penumbra de una noche silente, sin alma alguna que vague por las calles, donde en una mansión de la alta sociedad, se oye un revuelo: muebles en el suelo, espejos rotos…..en uno de los rincones envuelto en sombras de la sala, dos bultos color carne, agitándose unos con otros, gimiendo y regocijándose con sus acaricias que se daban entre si, transpirando feromonas que haría enloquecer a la persona más educada, cada vez más inquietos pero a la vez sucumbiendo ante el agotamiento, jadeando y revolcándose en la afelpada alfombra de leopardo.

El, acariciando los pechos de ella mientras masajea su miembro con el clítoris, resaltando las acaricias y besos hundidos por todo el cuerpo; cada uno con un morbo tan intenso y profundo que no había pudor alguno si los transeúntes de la media noche los escuchasen tal erótica escena.

El sistema nervioso anunciaba un cosquilleo que calentaba la pasión y el orgasmo de ambos. Ella, recostada en el, masajeándose con el miembro y acariciando con sus voluptuosos senos el masculino cuerpo de su pareja; tan juntos y tan unidos que parecían uno.

Y concluyendo el excitante, apasionado y erótico momento de morbo…. ¡un susto de la joven pareja! Provocado por el espantoso grito de la ama de llaves.

Con hormonas relajadas y mentes despejadas…..volvió la calma en esa mansión, esa calle, esa noche.

Rodolfo B. Ocádiz Lazcano.