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El Actor

en Sexo Oral

EL ACTOR

¡Mierda! ¡Aquel tío era actor de películas porno! Había oído algo sobre ellos pero nunca había visto a uno. ¿Por qué no leería el contrato con más cuidado cuando lo firmamos? Yo era agente de actores de cine pero, ¿de un actor porno? Ni hablar. Decidí que era el momento de irme de allí así que me dirigí hacia la puerta. Se puso delante de mí bloqueándome el paso.

- ¿Adónde te crees que vas? -me preguntó.
- A casa -le dije e intenté alcanzar la puerta.
- No, no tan rápido cariño -me contestó deteniéndome de nuevo- ¿Recuerdas el contrato que firmaste? ¿No querrás que te demande por incumplirlo? Me parece que no tendrías suficiente dinero para pagarte un abogado.

¡Coño! Me había engañado. ¡No era justo! Pero no sabía qué hacer. El tío tenía razón. Apenas tenía dinero para comer hoy y mucho menos para un abogado, así que decidí que no había nada que hacer. Además, no quería ir a la cárcel por algo así.

- Muy bien -dije finalmente- ¿Qué tengo que hacer para que no me demandes?
- Simplemente venir aquí y dejar que sea bueno contigo -dijo, riendo.

Caminé hacia él y volvió a ponerme los brazos alrededor de la cintura, sólo que esta vez sus manos cayeron sobre mi culo, apretándolo con fuerza. Yo, simplemente me quedé allí de pie, sin hacer movimiento o gesto alguno.

- Si no te gusta lo que te hago, no vale la pena que siga -dijo- Así que será mejor que llame a mis abogados.

Hizo ademán de irse pero le detuve poniéndole las manos en el culo. Ya que tenía que hacerlo, sería mejor que disfrutase haciéndolo. Me abrazó con fuerza y empezó a besarme en la boca, metiéndome la lengua entre los dientes. Empujé su lengua con la mía y se la metí en la boca con pasión. Sentía su cada vez más dura polla apoyada sobre mi falda, frotándose de arriba a abajo contra mi pubis.

Me cogió mi mano y la llevó sobre su miembro, por encima de los pantalones. Era grande, pero no dejé que él notara que yo me había dado cuenta. Iba a seguirle el juego pero no a dejar que creyese que era el mejor. Entonces se me ocurrió una cosa. La mejor forma de quitármelo de encima era hacerle ver que yo era la mejor amante del mundo y dejarle a él como un simple chiquillo intentando vivir en el cuerpo de un hombre. Iba a enseñarle que no era más que un niño.

Puso sus manos sobre mis hombros y me hizo arrodillarme ante él en el suelo. Aparté su chaqueta de mi camino, le bajé la bragueta del pantalón y, tras meter la mano dentro, saqué su polla a la luz. No llevaba calzoncillos. No era enorme pero tampoco demasiado pequeña.

- Trátala con cariño -me dijo- Y bésala.

En vez de eso, abrí la boca y me la tragué de golpe. Aún no estaba totalmente dura así que me entró entera con facilidad. Ni siquiera me entraron nauseas. Sentí su capullo golpeando el lugar en que antes estaban mis amígdalas y era una agradable sensación. Empecé a chupársela, amoldando los músculos de mi garganta a la forma de su polla, haciendo presión sobre toda ella. Gimió y empujó sus caderas contra mi cara.

Después de chupársela unos segundos, la deslicé fuera de mi boca, tardando algo de tiempo en sacarla entera. Me cogió con sus fuertes manos y me lanzó al sofá sin contemplaciones, lo que hizo que mi falda se me subiese hasta la cintura. Se acercó, me quitó las bragas (qué pena, no llevaba medias) y me bajó la cremallera de la falda. Me la quitó y la lanzó hacia atrás por encima de su cabeza. Entonces, dejó caer su cabeza entre mis piernas y empezó a juguetear con su lengua en la parte interna de mis muslos. Mi clítoris empezó a resentirse pero no hice nada que lo demostrase. Lamió de arriba a abajo la parte interna de un muslo y luego del otro antes de empezar a besar los labios de mi coño con suma delicadeza. Sentía cómo mi clítoris crecía sin remedio. "¡Qué coño!", pensé. Iba a hacerlo de todas formas así que, ¿por qué no disfrutar de ello?

Abrí más mis piernas y separé los labios de mi coño con ambas manos. Él aprovechó la oportunidad que le brindaba y ahondó en mi coño con su lengua lamiendo los dulces y algo viscosos jugos que ya empezaban a formarse allí. Mientras él me comía el sexo yo empecé a frotar mi clítoris, que ya había crecido hasta los casi dos centímetros de longitud. Al darse cuenta, apartó mis manos de allí y empezó a chupármelo. Lo rodeaba con la lengua, lo lamía y lo rozaba suavemente con sus dientes. Ooh, estaba en la gloria. Hacía MUCHO tiempo que nadie me comía el coño. Rodeé su cabeza con mis muslos y presioné con fuerza. Se echó un poco hacia atrás para lamerme la raja y luego me metió un dedo por el coño. Notaba cómo se retorcía dentro de mí y empecé a empujar mis caderas contra él. Se levantó, se dio la vuelta y, metiéndome la polla en la boca otra vez, se lanzó de nuevo sobre mi coño. "Así que ESTO es un 69", pensé. Como nunca antes lo había hecho, decidí que necesitaba explorar más las posibilidades de aquella posición. Empecé a darle largas mamadas a su polla, metiéndomela completamente en la boca, sacándola luego hasta la altura de su capullo y volviéndomela a tragar de nuevo después. Él seguía lamiendo mi clítoris y metiéndome un dedo por la raja. Se apartó un poco y apartó su mano de mi coño para reemplazarlo con su lengua. Entonces sentí una presión en mi culo. ¡Oh, no! No iba a hacerme eso, ¿verdad? Apreté mi culo para que no pudiese meterme nada en él.

- Relájate -me dijo empujando con más fuerza- No te va a pasar nada.

Hice lo que me decía y sentí su dedo deslizándose dentro de mi culo. Al mismo tiempo, me metió la lengua todo lo dentro de mi coño que pudo. Ahora podía sentir su dedo apoyándose contra su lengua, separados únicamente por las paredes de mi coño. Se la chupé con más ganas y él empezó a mover sus caderas de arriba a bajo con más rapidez. Sus huevos comenzaban a encogerse. Empecé a empujar con mis caderas contra su boca y sus manos y él gimió.

De repente, empezó a disparar su semen en mi boca. Aquello venció totalmente mi resistencia, haciendo que me corriese por toda su lengua. Me lo bebí todo, tragándome hasta la última gota de su dulce leche. En mi boca no quedó ni rastro de su corrida. Cuando mi orgasmo empezó a decaer, me relajé y empecé a descender de nuevo a este mundo.

- ¿Aún quieres cancelar tu contrato conmigo? -me preguntó.
- No, creo que seguiré con esta línea de trabajo durante algún tiempo -decidí responder- ¿Cuando empiezo a trabajar?