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Osvaldo 3

en Gays

OSVALDO 3

Osvaldo fue requerido, a las cinco de la tarde en punto, debía presentarse en la sala de estar del edificio. No sabía muy bien que pasaba, pero allá tuvo que dirigirse.

Cuando llegó a las sala, en ella estaban Sergio con dos chicos más.

__Osvaldo, puntual, bien__ dijo Sergio.

__Me había dicho el director

__Sí, si te necesitaban aquí. Ellos son Bernardo y Juan

__Que tal, encantado__ dijo Osvaldo estirando y estrechando las manos de los jóvenes.

__Ellos estaban queriendo saber algunas cosas y bueno para eso estas aquí, te dejo ellos te dirán__ diciendo esto Sergio cerró la puerta de la sala y allí quedaron los jóvenes con Osvaldo.

Osvaldo tranquilo se sentó en un sillón enorme que había en la sala, muy confortable, por cierto. Los chicos se acomodaron en otros un poco más pequeños.

__Bueno señor Osvaldo

__Nada de señor__ dijo Osvaldo

__Osvaldo, Osvaldo. Mire nosotros estamos aquí hace dos años, pero como todo tenemos dudas

__¿Dudas de qué? ¿Sobre su vocación?

__No eso está claro, las dudas nuestras rondan sobre la sexualidad, los cuerpos__dijo Bernardo

__Nosotros no conocemos otros cuerpos mas que los nuestros__dijo Juan

__A ver si entiendo, ustedes nunca han visto otro cuerpo, ni de hombre, ni de mujer

__Claro y eso nos tiene muy, muy curiosos y a veces nos pone de mal humor

__Comprendo, comprendo__ dijo Osvaldo

__Nuestros padres han dicho que nosotros preguntemos todo, ellos, no sé si sabes Osvaldo ayudan mucho a sostener este lugar, y bueno por ahí se ponen un poco en dueños, pero nosotros no, no vamos por ese lado, pero queremos saber, explorar, que se yo__ dijo Bernardo y sonrió con su pícara cara blanca, de mejillas rosadas. Los ojos de Juan también brillaron.

__Bueno ustedes quieren ver, quieren aprender

__Eso es

__Sí, sí

__Entonces acérquense a mi. Vengan.

Los chicos se acercaron a Osvaldo. Este se paro en medio de los dos.

__Bien, bien.__acariciando a Juan suavemente le quitó la remera y acarició las tetillas. Juan se irguió y su piel se contorsionó.

__Ahora repitan eso conmigo__dijo Osvaldo.

Entonces los chicos tomaron la remera de Osvaldo y la quitaron entre caricias, apretando también las tetillas del hombre.

__Bien, bien, ahora vengan esos pantalones__ diciendo esto Osvaldo quito los cinturones y los pantalones de Bernardo y Juan de a uno a la vez, mientras los jóvenes se sonreían cómplices los dos quedaron en sendos calzoncillos. Ellos repitieron la acción con Osvaldo y este quedó en slip. En un instante volaron los calzoncillos de los chicos quedando desnudos totalmente. Osvaldo acarició alternativamente las nalgas duras de los jóvenes. Las herramientas de estos no tardaron en erguirse. Osvaldo las acarició, sobando suavemente cada una. Los chicos ya no sonreían, ahora gemían calientes y deseosos.

Osvaldo se sentó en el sillón y los jóvenes hicieron lo mismo. Juan fue el primero en recibir la boca de Osvaldo cambiando las lenguas en un beso mojado y palpitante. Luego fue Bernardo quien abrió la boca y se comió la lengua de Osvaldo.

Al momento los chicos fueron hacia el slip del hombre que había crecido furiosamente y se quedaron con las bocas abiertas al ver el semejante animal que se erguía ante ellos. Los muchachos tomaron con ambas manos la pija de Osvaldo comenzando a acariciarla de abajo a arriba, de arriba a abajo. En tanto con sus bocas acariciaban las tetillas duras del hombre que había comenzado a gemir.

__¿Les gusta, no?__ preguntó el maestro.

__¡Siiii!¡Siiiii!__ contestaron los chicos.

Entonces Osvaldo dirigió la boca de Juan hacia su herramienta, mientras se besaba gimiendo con Bernardo. Juan hacia esfuerzos por chupar la mayor parte de la verga de Osvaldo. Luego fue Bernardo quien bajo a la víbora de Osvaldo en tanto Juan se chupaba la lengua con Osvaldo que gemía y dirigía las acciones.

En un momento Juan se paro sobre el sofá en que estaban sentados y Osvaldo fue tragando la pija de este, en tanto los dedos frenéticos de Osvaldo acariciaban la entrada del oscuro túnel del chico que hamacaba sus caderas para que los dedos entraran sin problemas. Bernardo continuaba aferrado al mástil de Osvaldo, recorriendo con lujuria todo el palo y llegando a los huevos de este para lamerlos y besarlos, enloqueciendo al hombre.

Osvaldo dio vuelta a Juan y ahora la lengua volaba a la entrada del ano y el chico lanzaba improperios y palabrotas , totalmente caliente y entregado. La caricia de Osvaldo era endemoniada. Bernardo alternaba ahora con la pija de Juan que también era chupada por el, unos instantes, para luego comer otra vez la de Osvaldo, que cogía con su lengua el culo de Juan. Juan empujaba con su cola la lengua y Osvaldo le hacía ver las estrellas de placer.

Entonces así como estaban Juan buscó la enorme estaca y fue sentándose lentamente, abriendo con sus manos las nalgas para dejar al descubierto su agujero dilatado y humeante. Fue sentándose despacio, sintiendo como su ano se dilataba cada vez más, hasta que la cabezota de la manguera terrible fue entrando. Su asiento era perfecto.

__Así Osvaldo, así, cogeme, cogeme papito, dame tu verga, ahhhhh, clávame tu estaca__ y la herramienta de Osvaldo clavaba sin fin el orto de Juan que se abrió totalmente , este comenzó a subir y bajar. Bernardo admiraba a su compañero y acariciaba la pija de este y sobaba sus huevos para luego meterlos en la boca y hacer el placer de este infinitamente intenso.

Después de unos momentos, Bernardo se metió en medio de los dos y ofreció su culo a Osvaldo que acarició y chupó el agujero como había hecho con Juan. Mientras este subía y bajaba de la vaina sin descanso.

Bernardo se movió del lugar y Juan salió de su estaca, dejando lugar a su amigo. Osvaldo se incorporó y colocó a Bernardo de rodillas sobre el sofá, este sacó la cola hacia atrás quedando en cuatro patas y así colocado Osvaldo se fue metiendo lentamente en su cola. Bernardo sintió un frío en su espalda, luego fue convirtiéndose en un soplo caliente mientras la enorme viga iba colándose en su gustoso trasero que finalmente comió una buena porción de Osvaldo que se movió despacio, hasta que Bernardo empezó el mismo a ir y venir con su ojete comiéndose la verga casi por completo. Juan en tanto clavó su boca en el culo de Osvaldo y acto seguido lo penetró así como estaba de pie. Osvaldo gimió como una nena y eso calentó aún más a Juan que se vació en el interior del hombre en pocos minutos. Quedó unos instantes tras Osvaldo, pegado a el hasta que poco a poco volvió a la vida.

Tomo respiro por unos momentos, mientras observaba a Bernardo como era penetrado por Osvaldo y fue a meterse entre las piernas de este. Atrapo su tronco parado y duro y lo metió en su boca sedienta de sexo y la apretó, la lamió, movió su mano hacia adelante y hacia atrás, acariciando la cabeza brillante con su venenosa y cálida lengua. La hundió en su cavernosa boca y la saco, le dio unos besos, paso por toda la longitud la viscosa lengua hasta que sintió las convulsiones de Bernardo y el mar de semen se volcó en su interior, tragando a borbotones la vida que se le escapaba en esa acabada a su amigo.

Osvaldo siguió entrando en la ajustada y volcánica entrada de Bernardo que gemía enloquecido, mientras Juan limpiaba hasta la última gota de leche de su gusano aún despierto, y siguiendo el recorrido de su lengua como en un mapa a seguir entró en las nalgas de Osvaldo que aún goteaba de su culo las propias gotas de semen a las que atrapó para no desperdiciar nada de lujuria y locura sexual.

Osvaldo gemía con la lengua de Juan en el culo.

__¡¡¡Ahhhhh!!! Chicos me parecen que ustedes sabían más de lo que decían__comentó Osvaldo, en tanto sacaba la verga del culo de Bernardo.

__¡Vengan que les voy a dar la leche!!__diciendo esto colocó su herramienta a punto de estallar en medio de los muchachos que abrieron la boca y Osvaldo fue aullando mientras volcaba en cada boca una porción de su escupida tremenda. Juan y Bernardo tragaron sin fin todo el néctar, luego se intercambiaron lenguas y bocas. Buscaron la boca de Osvaldo y se cruzaron en interminables besos, mientras se iban acomodando nuevamente en el sofá grande. Los muchachos rodearon con sus brazos a Osvaldo y acariciaban el palpitante tronco que aún se movía incansable y presto.-

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