Placer y vergüenza
¿Cómo ha podido descontrolarse tanto la situación? Tengo miedo que alguien se de
cuenta, mi abdomen y mis piernas están vibrando, el sudor me empapa todo el
cuerpo, mis jugos vaginales han mojado mis bragas y se abren paso entre las
piernas. Intento secarlas disimuladamente usando la falda, para no sentirme tan
mojada mientras intento reprimir un orgasmo cada vez mas cercano a la par que
intento prestar atención a la reunión.
Empezaré por el principio, hace ya un mes. Nancy, mi mejor amiga, me regalo un
pequeño vibrador, para celebrar mi vigésimo séptimo aniversario. Es parecido a
un tampón, un poco mas grande y ligeramente curvado. Ella sabia que desde que mi
novio me dejo no he tenido otro amante, y aunque me considero atractiva y cuido
mi silueta, aún no he logrado tener éxito en esta búsqueda y por tanto no me
vendría mal ese juguete.
Después de usarlo alguna vez en la intimidad de mi casa y darme grandes dosis de
placer, he decidido ser mas atrevida y llevármelo al trabajo. No he pensado que
nadie pudiera notarlo ya que tengo un despacho propio y este aparato es
silencioso, así que he ido al baño, he aprovechado para orinar, a continuación
he lamido la máquina, y después de encenderlo lo he deslizado entre mi vagina.
un escalofrío a recorrido mi cuerpo ya que estaba bastante frío.
Justo al salir me he topado con mi jefe, que me ha pedido que lo acompañara a
una reunión:
- Necesitamos convencerlos que nuestra empresa es la mas indicada para llevar su
campaña publicitaria, escucharemos lo que quieren y se lo daremos, no será fácil
i tendremos que improvisar. Me ha dicho mientras nos dirigíamos a la sala de
reuniones.
Así que aquí estoy, junto con cinco hombres, sintiéndome sucia, húmeda, con una
vergüenza enorme, y deduzco que mi blanca piel habrá tomado un color rosado, no
solo por la incómoda situación, sino por el placer que me está produciendo este
pequeño pene de plástico. Intento aportar ideas a la reunión, con cara de poker
y rezando para que nadie se entere de la batalla que se está librando entre mis
piernas.
No puedo mas, el orgasmo es inminente, el sudor de mis axilas está empapando mi
blusa, mientras un joven de la otra compañía mira de reojo mis pezones erectos
que se marcan con descaro. Al final llega el momento, mientras todo el mundo
esta pendiente de mi intervención, la voz se me distorsiona, los ojos se me
cierran, los músculos se vuelven mas tensos y una gran explosión tiene lugar en
mis partes femeninas, aún mas flujos empapan el vello púbico, las bragas y las
piernas. Una mezcla de vergüenza y placer recorre mi cuerpo y me muerdo durante
un breve momento mi labio inferior, intentando no disfrutar de este maravilloso
orgasmo, y continuó con mi explicación. No se si alguien se habrá dado cuenta,
he intentado disimular lo mejor que he podido, tengo ganas de darme una ducha
bien fría, intento no pensar en nada, no quiero volver a correrme, no aquí.
Finalmente la reunión termina, con éxito para nosotros, y después de despedirme
de mi jefe, voy a buscar mi bolso, abandono rápidamente el edificio y finalmente
llego al coche. Mi pequeño amigo aún está en mi vagina, pero ahora ya no hay
peligro de nada, puedo disfrutar durante el viaje y esperar a tener otro
orgasmo, que esta vez si será bien recibido.