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Ojos verdes, profundos y claros

en Hetero: Primera vez

Hola, mi nombre es Paola y tengo 24 años, después de publicar dos historias de las cuales soy la protagonista, me parece que es momento de hacer un poco de historia y relatar como fue que llegue al fantástico mundo del sexo.

Soy morena clara, mas bien bajita, 1.56mtrs, cabello castaño rojizo, largo y liso, lo único virgen que me queda al día de hoy, ojos cafés, grandes y almendrados enmarcados por pestañas largas naturales y cejas bien delineadas un tanto pobladas sin llegar a exageraciones, boca mediana y de labios color cereza, nariz alargada y fina, en general de cara bonita en la opinión de mi amigo Emanuel, aunque el no podría tener otra opinión tomando en cuenta que somos prácticamente hermanos.

De cuerpo, bueno, nunca he sido delgada, sin embargo tampoco estoy entrada en carnes, me considero una chica común, con caderas amplias, piernas lindas y, sobre todo, unos senos que llaman bastante la atención, y como no, en una chica de mi estatura y complexión un par de melones talla 36-c sobresalen a todo lo demás.

¿Pero como fue que una chica que a los 13 ya solo le faltaba desarrollar un poco mas los pechos consiguió tener novio hasta los 15?

Pues bien, a los 8 años deje mi ciudad natal para llegar a vivir con mi familia a San Luis Potosí donde actualmente vivo, y fue a los 9 cuando conocí a mis dos mejores amigos, Daniel y Emanuel, los tres veníamos de otras ciudades y el hecho de no tener familiares aquí provoco que entre nosotros surgiera un cariño especial, casi de hermanos diría alguna vez Emanuel, sin embargo, y como normalmente sucede, yo me fui encariñando de una manera diferente con uno de ellos, y así Daniel se convirtió en mi amor platónico.

Y así fue que a pesar de que varios chicos de mi edad, y algunos mas grandes, se acercaban a mi con la intención de conquistarme, jamás lograron nada.

Uno de de ellos fue Alejandro, un chico que conocí en la secundaria, el ya estaba en el tercer año cuando yo entre. Alto, 1.85mtrs, de cuerpo atlético, moreno claro, ojos color miel y sobre todo muy simpático, fue vernos y de inmediato hacer clic, sin embargo y a pesar de sus diversas muestras de interés jamás llegamos a nada por que yo seguía enamorada calladamente de mi amigo Daniel.

Y así paso ese año escolar, el ultimo para el y el primero para mi en la secundaria, entre coqueteos, sonrisas, paseos inocentes y sin llegar jamás a nada.

Los siguientes dos años no hubo grandes cambios, no supe nada mas de Alejandro y hubo dos o tres chicos tras de mi, pero sin conseguir nada, en verdad Daniel me gustaba, lo quería, pero no me atrevía a decírselo y el parecía no darse cuenta de nada.

Aquí en San Luis, después de la secundaria, lo mejor que puedes hacer es estudiar en un colegio de bachilleres, así que esa fue mi siguiente parada. Sin embargo, en esta nueva etapa de nuestras vidas, Emanuel, Daniel y yo nos separamos, Emanuel y yo fuimos a dar a diferentes planteles de colegio de bachilleres y Daniel a una preparatoria privada, así que aunque la amistad perduro, ya no nos veíamos a diario como en primaria y secundaria.

Por fin mi primer día como bachiller, ese lunes salí de casa vistiendo el uniforme de mi nueva escuela, falda negra ceñida hasta la cadera y después amplia con cuatro tablones distribuidos en el contorno de la misma y larga hasta arriba de la rodilla, blusa blanca de manga larga, chaleco y suéter negro con líneas blancas en cuello y mangas, calcetas blancas, zapatos negros siendo permitido la utilización de tacón de máximo 5 cm, y un listón anudado al cuello a manera de moño, en los hombres eran sustituidos la falda y el moño por pantalón y corbata.

Apenas estaba yo entrando al patio principal con mi cabello liso y suelto hasta la mitad de mi espalda y llevando en la espalda una mochila escolar color azul, cuando sentí que una mano me detenía por el hombro, al voltear para ver de quien se trataba cual fue mi sorpresa, descubrí la hermosa sonrisa de Alejandro.

Hola Pao, que sorpresa verte de nuevo, aquí en la misma escuela que yo.

Hola Alex, que alegría ver una cara conocida, pero ¿Cómo supiste que era yo?

Pao, pequeña, ese pelo tuyo y tu caminar, inconfundibles.

Ajajá, gracias, no sabia que estudiabas aquí.

Si, así es, de nuevo como hace tres años, tu en primer y yo, bueno, en quinto semestre, a punto de terminar, ¿en que grupo quedaste?

En el "A", solo que no se en que salón es.

No te preocupes, ven te acompaño, pero antes te doy un tour rápido por la escuela para que no te pierdas.

Gracias.

Alejandro me llevo a conocer toda la escuela, desde los laboratorios hasta la cafetería, me indico donde estaban los baños, las oficinas, prefectura, el auditorio, los diferentes patio y, por supuesto, su salón, parecía que este vez estaba decidido a logar mas que tres años atrás y que no pararía hasta conseguirlo, sin embargo, el destino nos deparaba otra cosa.

Bien, servida señorita, edificio 1, salón "A", su salón.

Gracias.

Bueno, creo que ya no te perderás en la escuela, de todas formas si necesitas algo no dudes en preguntarme, sobre todo en lo relacionado a trámites de pagos y esas cosas, es un rollo, pero aquí estoy yo para ayudarte.

Gracias de nuevo.

Bueno, te dejo, en el descanso te busco, quiero presentarte a un amigo.

OK, nos vemos.

Entre al salón y me senté en un pupitre al fondo, de repente llego una chica que conocí el día de las inscripciones y comenzamos a platicar. Las clases antes del descanso se fueron rápido, entre presentaciones una y otra vez y juegos bastante infantiles fui conociendo a mis compañeros de clase, ninguno fuera de lo común, algunos bastante simpáticos y mas de uno mostrando ya algún interés en sus nuevas compañeras.

Al comenzar el descanso mi nueva amiga, Sofía, y yo salimos al patio, en la puerta del salón ya me esperaba Alejandro con compañía.

Hola de nuevo.

Hola, mira te presento a Sofía, el es Alejandro, un amigo de la secundaria.

Hola, mucho gusto Sofía.

Igualmente, Alejandro.

Bueno, ya que estamos en la hora de las presentaciones, el es Mario, mi mejor amigo.

Hola niñas, mucho gusto.

Hola, Sofía.

Hola, mucho gusto, Pao.

Vamos a la cafetería y pues les explicamos más o menos como son las cosas aquí, ¿les parece?

Si, vamos, ¿si Sofi?

Si vamos.

Entonces Mario se le adelanto a Alejandro y me tomo de la mano, yo no dije nada, solo me deje encaminar por el hasta la cafetería, Alex y Sofía caminaban tras de nosotros platicando.

Mario es un chico bastante atractivo, alto, aunque menos que Alex, su piel es muy morena, mas bien bronceada como la de un surfista, su cabello negro y rizado hacían un contraste especial con sus hermosos ojos verdes, claros y profundos, su cuerpo se notaba fuerte y su actitud, esa forma en como tomo mi mano sin siquiera preguntarme y el como me estaba acariciando el dorso me hicieron sentir algo que nunca antes había sentido con ningún chavo.

Llegamos a la cafetería y ellos nos condujeron hasta uno de los extremos donde había una mesa desocupada, el lugar estaba llenísimo y todos parecían tener algo de prisa ya fuese por entrar o salir.

Siéntense niñas, ¿quieren algo? Yo voy a ir por un jugo.

Pues un jugo también, gracias.

¿tu Sofía?

También jugo, gracias.

¿Mario?

A mi me traes un jugo también y cuatro chocolates ya sabes de cuales.

¿Cuánto te damos?

No nada, como crees Pao, hoy pagamos Mario y yo.

Gracias.

Mario saco su cartera y le dio dinero a Alex que salio volado hasta el mostrador para comprar nuestro pedido.

Bueno, entonces ¿ustedes de secundaria vienen?

Pues yo de la misma que Alex.

Yo de la numero 46.

A vaya, entonces se conocen recién, bien, lo mismo nos paso a Alex y a mi, y mírenos ahora, somos súper amigos.

Aquí están los jugos, no les pregunte de que por que solo venden de naranja, espero les gusten.

Gracias.

Ten tus chocolates Mario.

Quédate con uno, señoritas, tomen un chocolate como mi regalo de bienvenida.

Entonces Mario le alargo un chocolate a Sofía y uno a mi, pero cuando yo lo tome de su mano, el la estrecho entre la suya por un instante, lo que provoco que me sonrojara.

El resto del descanso estuvimos platicando, yo no comí el chocolate, lo deje junto a mi mano, como si fuese la mano de Mario la que estaba a un lado de la mía, en la platica me entere que Alex se había cambiado de casa justo al terminar la secundaria, por eso fue que no lo volví a ver, también descubrí que Mario tenia que tomar el mismo autobús que yo y Sofía el que Alex, los cuatro en la misma avenida, así que quedamos en vernos a la salida y hacernos compañía hasta la parada, y de ahí pues cada pareja tomaría su rumbo.

Termino el descanso y de nuevo Mario me tomo de la mano al salir de la cafetería ya que nos acompañarían hasta nuestro salón.

Al llegar tome el chocolate y lo guarde en mi mochila.

Guapos tus amigos, sobre todo Alex.

Si verdad, bueno a Mario yo tampoco lo conocía.

Pues te miraba con unos ojos que bueno.

Jajá, idea tuyas.

No creo, ya veras, entre tú y ese chico va a pasar algo más que una simple amistad.

Puede ser.

¿y Alex tiene novia?

Mm....., no se, antes no, hace dos años no, jaja.

Se lo preguntare.

¡Sofía!

Que, solo será una pregunta casual.

OK.

Entro un profesor y la conversación término, las clases siguieron igual, juegos, presentaciones, como todo primer día de escuela, nada interesante, hasta que por fin llego la hora de salir.

La verdad Sofía y yo esperábamos encontrarlos en la puerta del salón como a la hora del descanso, pero al no verlos cruzamos el patio hasta la salida, ellos estaban ahí afuera, platicando, al vernos salir de inmediato se acercaron.

Hola de nuevo, ¿te ayudo con tu mochila?

No gracias Mario no pesa nada.

Como quieras, nos vamos.

Si.

Entonces comenzamos a caminar hacia la avenida donde pasaba el autobús, Mario me tomo nuevamente de la mano y ahora Alex y Sofía caminaban por delante de nosotros, Sofía intentaba que el la tomara también de la mano sin lograrlo.

En el camino Mario y yo estuvimos callados, la verdad era que el que me llevara de la mano me ponía muy nerviosa y no sabia que decir, y creo que se me notaba.

Al llegar a la parada, estaba el autobús de Mario y mío, así que nos despedimos rápidamente de nuestros amigos y subimos, primero yo y tras de mi Mario. Cuando iba a pagar, el me detuvo la mano y pago los dos pasajes.

Hoy pago yo.

Gracias.

Atrás hay dos asientos libres, por que no me apartas uno.

Yo camine hasta donde estaban los lugares y me senté junto a la ventanilla, desde ahí vi a Mario caminar por el pasillo, no se por que me sentía tan nerviosa. Al llegar se sentó a mi lado, yo tenia la mochila sobre las piernas y las manos sobre ella, Mario tomo una de mis manos.

¿y que tal tu primer día como bachiller?

Bien, sin muchas clases, más bien puro juego.

Si así es el primer día siempre, hasta para nosotros que se supone ya nos conocemos y los maestros ya nos conocen también.

Supongo que mañana ya será diferente.

Si, bueno mañana ya tendrás algunas clases, ¿no te gusta el chocolate?

Eh, si, si me gusta.

Es que como no te comiste el que te regale.

Lo quería guardar para el camino.

Que bien, así lo podemos compartir, ¿no te importa verdad?

No, claro que no esta bien.

Yo solté su mano y busque la barra dentro de la mochila, la saque y la abrí, se la ofrecí primero a el.

No tu primero princesa.

Yo me sonroje y mordí la barra, después se la volví a extender a el.

Mm..., que rico, ¿Por qué te pones tan nerviosa?

No, bueno, es que, es que nadie me había dicho princesa.

Pues acostúmbrate corazón, por que yo suelo ser muy cariñoso en mi forma de hablar, y mas cuando se trata de una niña tan bonita como tu.

Gracias.

Y ¿Cuántos años tienes?

Quince

Yo 16, bueno el próximo mes cumplo 17, espero verte en mi fiesta.

Si claro, ahí estaré.

Mis manos regresaron sobre la mochila y la mano de el se volvió a poner encima, me ponía nerviosa y el lo notaba.

¿tienes novio?

No, no tengo.

Entonces puedo invitarte… no mejor no.

¿A dónde?

No es que, creo que voy muy rápido, olvídalo, ¿si?

¿muy rápido?

Olvídalo

Y entonces soltó mi mano y no volvimos a hablar hasta que llegamos muy cerca de su casa.

¿no te vas a bajar?

No, te acompañare hasta tu casa.

Pero son como 10 cuadras adelante.

Regresare caminando princesa, tu no te fijes.

Me da pena que hagas esto.

No es nada, lo hago por puro gusto.

Nos bajamos juntos en la parada más cercana a mi casa y el me llevo hasta la puerta, ahí nos despedimos, el se acerco a mí y me dio un beso en la mejilla, a mí la piel se me erizo, se acerco a mi oído y me dijo muy despacio:

Te veo mañana princesa, espero encontrarte en el autobús.

Yo me quede helada, el se separo de mi y comenzó a caminar hacia su casa.

Se nos hizo costumbre el encontrarnos en el autobús por las mañanas, y como ya era de diario irnos juntos de vuelta a casa, la confianza entre nosotros creció poco a poco, yo ya no temblaba si me tomaba de la mano, aunque aun sentía esa descarga de electricidad que me encantaba, no se ni que día me sorprendí recargada en su hombro mientras el me abrazaba en el trayecto de vuelta a casa compartiendo audífonos y una barra de chocolate.

El primer mes paso rápido y en ese tiempo tuve muy pocas oportunidades para reunirme con Emanuel y Daniel, lo que ayudo bastante a que mi interés por Mario aumentara.

Un jueves en el descanso Mario nos invito a su fiesta a Sofía y a mi que estábamos en la cafetería con el y Alejandro.

Bueno, pues mi cumple es el sábado, así que mejor no podía ser, estoy organizando una fiesta en casa, y ustedes están invitadísimas.

Gracias, ¿tu ya sabias verdad Pao?

Pues si algo, pero no sabia fecha ni nada.

Pues si quieres paso por ti Sofía, me imagino que tú no sabes llegar a casa de Mario.

Gracias Alex.

Pues me dicen a que hora llegan, para no quedarme sola.

¿Cómo sola? Yo voy a estar todo el tiempo en casa.

Pero estarás ocupado con tus invitados.

Para mi tu siempre serás primero princesa.

Cuando Mario dijo esa ultima frase, Alejandro prefirió mirar a otro lado mientras mi amigo de ojos verdes tomaba mi mano.

En el camino a la parada del autobús, Mario no soltó mi mano ni un instante y apenas nos quedamos solos me abrazo, platicábamos de la fiesta y sus preparativos.

¿No me vas a dejar plantado verdad?

Claro que no, como crees que te haría eso.

En serio para mi será un honor que me acompañes, además ese día quiero darte una sorpresa.

Ajajá, se supone que el que debe recibir las sorpresas eres tú.

Y yo se que tu me darás la mejor de todas.

El sábado por la tarde me esmere en mi arreglo, a esa edad aun no era de maquillarme mucho, primero por que no me dejaban en casa, y segundo, por que aun no sabia bien como hacerlo, pero ese día me esmere.

Me puse un vestido de una sola pieza color azul marino, corto hasta la mitad de mis muslos, de escote cuadrado, no muy atrevido, pero que si dejaba ver mis senos vírgenes y jóvenes a mas no poder; zapatillas negras cerradas y de tacón bastante alto, era de las primeras veces que utilizaba zapatillas tan altas, el cabello suelto y liso, sabia que a Mario le gustaba mi cabello así, me maquille un poco mas de lo habitual, poniendo énfasis en mis ojos, siempre ha sido lo mejor de mi rostro, así que esa tarde los realce con sombras y delineador.

Mis papás me llevaron y quedaron de pasar por mí, pero al llegar encontré a Sofía y Alex y ellos quedaron de acompañarme de vuelta. Afortunadamente mis padres no pusieron peros y me dejaron con ellos.

Sofía lucia muy bonita también con unos jeans azules y una blusa blanca con cuello en v, zapatos también de tacón y con más maquillaje del que solía utilizar en la escuela. Alejandro se veía muy guapo también, aunque parecía que se habían puesto de acuerdo el y Sofía, ya que su ropa era de los mismos colores.

Te ves muy linda Pao, serás el mejor regalo de cumpleaños de Mario.

Ajajá, gracias Alex, pero espero que lo que le traigo le guste aun mas.

Nosotros acabamos de pasar por su regalo, bueno como yo lo acabo de conocer y es evidente que lo conozco meno que tu, pues le pedí a Alex su ayuda, le hemos comprado algo entre los dos.

Vaya, entonces ya llevan un rato juntos.

Si, bueno, pase por Sofía hace como 2 horas.

¿y que le compraron?

Un suéter, dijo Alex que le gustaría, ¿y tú?

Pues yo le traigo una playera de su equipo de futbol, y unos chocolates.

Le gustara, seguro que le gusta tu regalo a mi amigo.

Bueno, ¿entramos?

Si, ustedes primero hermosas.

Gracias.

Al entrar reconocimos a varios compañeros de la escuela de grados más altos, las únicas de primer semestre éramos Sofía y yo, la mayoría saludaba a Alex, también a nosotras aunque solo por cortesía, un chico bastante simpático nos dijo que Mario estaba en la cocina, para allá nos llevo Alex.

Íbamos caminando por un pasillo cuando al fondo se abrió una puerta y salio Mario con una charola de botanas, Alex se aproximo a ayudarlo.

Dame eso hermano y déjate querer por las señoritas.

Gracias hermano.

Felicidades, espero que sea el primero de muchos cumpleaños en los que te acompañe.

Gracias Sofía.

Te trajimos algo, de Alex y yo.

Gracias, lo abriré junto con los otros.

Era mi turno, yo estaba esperando a que Mario pusiera la bolsa del regalo en el piso por un momento y que Alex cambia de lugar con Sofía para que ella sostuviera la charola y el pudiera también felicitar a su amigo.

Felicidades.

Te ves hermosa.

Gracias.

Gracias a ti por venir.

Te traje algo, espero que te guste.

Estoy seguro que me encantara.

Me soltó poco a poco, creo que ninguno de los dos teníamos ganas de que así fuera, pero teníamos que hacerlo, antes de separarnos del todo su mirada profunda y clara se clavo en la mía, en ese momento supe que ese día yo le diría que si a todo lo que pidiera, ese día y los que vinieran mas adelante.

Hermano felicidades.

Gracias hermano.

Oye mi regalo ya te lo dio Sofía, ¿va?

Si claro, que acoplados, ajajá

Si verdad

Mario busco inmediatamente mi mano y me jalo hacia el.

¿me acompañas a dejar esto en mi cuarto?

Pues, no se enojara tu mamá.

Solo vamos a dejar esto, no nos vamos a encerrar.

Ándale Pao, ve, el lobo no te va a comer.

Si Pao, ve, yo voy a bailar con Alex, y ahorita nos alcanzan.

Si bueno, vamos pues.

Mario me abrazo y me llevo con el por una escalera al final del pasillo. Mientras subíamos, mi corazón casi explota.

Espérame aquí, solo entro a dejar esto y vuelvo.

Así fue, en menos de dos minutos Mario salio de su habitación.

Listo, te ves tan linda el día de hoy, que podría dejarte ahí dentro junto con mis regalos, pareces una muñequita.

Parece que la festejada soy yo.

Eres mi mejor regalo, y pues si, te tengo una sorpresa también a ti, pero en un rato más, vamos abajo.

Bajamos tomados de la mano, al llegar Sofía y Alex bailaban muy entretenidos, Mario me ofreció sentarnos un momento a platicar. La verdad es que no hablamos mucho, ambos estábamos nerviosos, así que pasados algunos minutos Mario me saco a bailar a mí también.

Sonaba una balada norteña, yo no soy muy buena para bailar, si me gusta, pero siempre he necesitado de un buen compañero para hacerlo bien, afortunadamente esa noche tenia al mejor.

Mario me tomo por la cintura muy suavemente y me acerco a su cuerpo, yo lo abrace y el comenzó a moverme lentamente al ritmo de la música, por mis tacones se nivelaba un poco mas la altura, aunque aun así el seguía siendo mas alto.

Nuestras miradas no se podían separar y nuestros alientos se mezclaban por la cercanía de nuestras bocas.

Pao, sabes quisiera decirte algo, bueno, mas bien, quisiera decirte tantas cosas.

¿y por que no las dices?

Si verdad, debes pensar que soy un tonto.

No, no digas eso, yo también me he callado muchas cosas que me gustaría decirte, pero que no se como hacerlo.

¿en serio? Bueno, creo que me corresponde a mi empezar, por se el hombre y por ser mayor que tu.

Y por que creo que eres mucho más valiente que yo.

Nos quedamos callados un momento, unos segundos que parecieron años, abrazados, siguiendo el ritmo de la música, mirándonos fijamente.

¿quieres ser mi novia?

Yo me quede helada, si era lo que yo ya sabia que me iba a decir, pero ahora que tenía que contestar. Como la inspiración no llego a mi cabeza y un simple si se me hacia muy poco para aceptar a mi primer novio, respire profundo cerré los ojos un momento y sin mas me acerque poco a poco a su boca y le plante un beso sobre los labios, no fue un beso intenso o apasionado, no fue ni siquiera un beso donde nuestra bocas interactuaran mucho, simplemente le plante sobre los labios un beso igual a los que le daba en las mejillas.

Nos separamos muy despacio, ya no bailábamos y ahora el abrazo era pleno, Mario me miro, me sonrío y me beso de nuevo, eso si que fue un beso, con su boca absorbió mi labio inferior y con su lenga busco la mía, yo no me movía, solo me dejaba llevar por el.

Vamos al patio un momento.

Si.

Salimos tomados de la mano, Mario tomo la iniciativa desde el primer momento, como debía de ser, o por lo menos como el decía que debía de ser, yo estaba nerviosa, pero me sentía muy bien de haber dado ese paso.

En le patio nos sentamos en una barda no muy alta que daba al jardín del vecino, el me ayudo a subir tomándome por la cintura, el se sentó a mi lado y tomo mis manos entre las suyas.

¿soy tu primer novio?

Si

Entonces, ¿ese fue tu primer beso?

Si, ¿no estuvo bien?

¿bien? Estuvo genial, Pao, soy el primero que tiene el gusto de besar tu boca.

Si, eres el primero.

¿a ti te gusto?

Si, mucho, pero…

¿pero?

Me da miedo que pienses que soy una tonta.

No, princesita, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, no eres tonta, eres perfecta, la novia que siempre desee, además, bueno, eso de no saber, nadie sabe, se va dando solito, ya veras.

Entonces el me abrazo y me beso de nuevo, era el inicio de una etapa maravillosa de mi vida.

El resto de la fiesta Mario no me soltó para nada, me llevaba de un lado a otro y me presentaba con sus amigos a los que no conocía, me presentaba como su novia y eso me hacia sonrojarme.

Por fin nos encontramos de nuevo con Alex y Sofía, un sentimiento extraño me invadió, al final de cuentas Alex había sido mi pretendiente y ahora era la nueva novia de su mejor amigo.

Hasta que aparecen, medio mundo me ha preguntado por ti Mario.

Estábamos en el patio, disfrutando de la luna.

Y mientras yo aquí atendiendo a tus invitados, no de veras que voy a hacer contigo.

Ya no me regañes, mejor felicítame, ya tengo novia.

Cuando Mario dijo eso, Alejandro puso cara de susto, palideció de golpe, mientras Sofía se abalanzo a mí para darme un abrazo.

Felicidades amiga, y felicidades a ti también Mario, Pao es una niña súper linda, ya veras.

Gracias, y tu Alex, ¿no dices nada hermano?

Si, si, claro, felicidades, hacen muy bonita pareja.

A partir de esa noche todo cambio, y es que inevitablemente algo se había roto entre Mario y Alejandro, además de que bueno, conmigo ocupada con mi novio, Sofía se lanzo con todo a la conquista de Alex, quien poco a poco fue dando su brazo a torcer, o quizá se resigno.

Para mi ser novia de alguien como Mario era padrísimo, formaba parte del equipo de soccer de la escuela, le encantaba salir al cine, al teatro, a museos, en fin, cada semana era diferente con el, ya lo acompañaba a los entrenamientos o el era quien se quedaba a verme ensayar con el grupo de oratoria y declamación de la escuela, era genial, y así, entre beso y beso, paseos, caricias y abrazos cada vez mas intensos, nos encontramos un día solos al atardecer de un día de marzo en medio de un lugar solitario en un parque grande a manera de bosque en medio de la ciudad en donde el equipo de soccer de la escuela entrenaba.

Hacia ya más de una hora que el entrenamiento había terminado, yo lo había ido a ver, sábado por la tarde, ¿en que mas podría yo entretenerme que en ver a mi novio corriendo por el campo en shorts? Nada así que ahí había estado observándolo hasta que la practica termino y el y yo nos pusimos a caminar sin rumbo entre los árboles alejados de los campos de futbol y las miradas de los compañeros.

Caminábamos abrazados, jugando con cualquier cosa, corriendo, jugando a perseguirnos, de pronto llegamos hasta un lugar del parque poco concurrido, en parte por estar muy alejado de las puertas y también por la hora, ya pasaban de la 4:30 PM y el parque lo cierran a las 6:00pm.

Esa tarde yo vestía un short negro de mezclilla y una camiseta rosa bastante ajustada a mi cuerpo, tenis y el cabello lo llevaba recogido en una cola de caballo. Mario se veía guapísimo, con su uniforme de soccer azul marino, su cabello rizado perlado de sudor y sobre todo sus ojos verdes, chispeando alegría.

De pronto nos encontramos solos en medio de un prado lleno de árboles, Mario me perseguía, yo corría riéndome, así que cada vez lo hacia mas lento, hasta que me alcanzo, me abrazo, forcejeamos en medio del juego y caímos lentamente sobre el pasto, Mario me hacia cosquillas que poco a pocos fueron convirtiendo en dulces caricias, nos dimos varias vueltas sobre el pasto y terminamos besándonos muy tiernamente.

Mario quedo sobre mi, los besos pasaron de la ternura a la pasión y las caricias fueron subiendo de tono, poco a poco sentí como las manos de Mario recorrían mis piernas y de pronto se detenían en mi cadera para de ahí subir despacio por mi vientre hasta mis senos, no era la primera vez que pasaba, ya en algunas otras ocasiones el me había acariciado los senos por encima de la ropa, también mis nalgas y hasta mi rajita, sin quitar la barrera que la ropa suponía para sus manos; también he de decir que yo había sentido su pene crecer al acariciarlo sin quitarle la ropa.

Pero esa tarde las cosas parecían que no pararían ahí, no, esa vez las caricias sobre la ropa no nos bastaban, ni a el ni mi, Mario comenzó a meter sus manos debajo de mi camiseta y cuando me di cuenta ya tenia la palma de sus manos estrujando mis senos por debajo de mi sostén, yo no quería quedarme atrás y le saque la casaca del equipo de la escuela y comencé a acariciar por fin la piel de su espalda.

Mi camiseta ya estaba hasta arriba en mi cuello cuando Mario desabrocho mi short, sentí como su mano se fue internando entre la tela y mi piel, no se conformo con tocar bajo el short, también lo hizo bajo mi panty arrancándome un suspiro por una sensación nunca antes vivida.

Sus dedos recorrían mi rajita, acariciaban mis labios vaginales muy tiernamente, yo solo suspiraba y me aferraba a su espalda, los besos no paraban y de pronto el se saco la verga por encima del short de entrenamiento y llevo una de mis manos hasta ella, con su propia mano llevaba el ritmo de cómo quería que se la acariciara, poco a poco sentí como con cada caricia se ponía mas dura.

Con la otra mano, Mario acariciaba mi conchita, con sus dedos se abría paso entre mis labios vaginales y sentí como introducía primero uno, después dos y hasta tres dedos en mi vagina, la sentía muy húmeda, mojada a mas no poder, y de pronto el quito mi mano de su verga y la llevo poco a poco hasta mi conchita haciendo a un lado con sus dedos mi ropa interior.

Al sentir la cabeza de su pene rozar mi vulva, abrí los ojos muy grande, y me encontré con su verde y profunda mirada, quería decirle tantas cosas, tantas, que por un instante perdí la conexión con el mundo, pero el me regreso a la tierra.

No, no Pao, no, perdón, por favor perdóname.

El se guardo la verga rápidamente en el short y se apresuro a acomodarme la ropa, busco su casaca que estaba tirada a unos cuantos metros de nosotros y se termino de vestir de nuevo.

Perdóname Pao, enserio, no era mi intención hacerte nada malo, perdón.

Pero, no me hiciste nada, nada malo.

Estuve a punto de desvirgarte.

¿y? yo no te dije que no lo hicieras.

Mario me miro, se acerco a mí y me dio un beso en la frente.

Pero así no princesa, así no, tu primera vez tiene que ser perfecta, no así, en un parque, donde cualquiera puede vernos, no así mi niña bonita, así no.

¿no te gusto? ¿no quieres hacer el amor conmigo?

No es eso corazón, no, por supuesto que me gustas, y me muero de ganas de hacerte el amor, no sabes como, pero, Pao, el día que pase eso, me vas a entregar algo muy hermoso, vas a dejar de ser niña para convertirte en mujer, mi mujer, no puede ser así.

Lo abrace y lo mire a lo ojos, lo notaba nervioso, preocupado.

¿entonces cuando, como?

¿estas segura de que quieres hacerlo?

Si.

Bien, bueno, mira déjame buscar un lugar adecuado, ¿te importaría esperar un par de semanas mas?

Te espero, si quieres toda la vida.

No, bueno, tampoco es cosa de exagerar, mira, dos semanas, lo preparo todo, bonito, tierno, para que sea tan maravilloso como lo mereces ¿si muñequita?

Si, dos semanas.

Nos miramos fijamente y nos besamos, fundiéndonos en un abrazo muy tierno, y sellando así ese pacto, en dos semanas el me desvirgaría, y yo seria completamente suya.

Esas dos semanas fueron de lo mas largo y tediosos que he vivido, y es que para mi se convirtieron en una cuenta regresiva automática y el ver diario a mi novio en la escuela, las salidas frecuente y el tratar de aparentar que entre nosotros todo seguía como si nada, solo lograba ponerme mas y mas nerviosa, ansiosa, temerosa, y es que para una mujer, la primera entrega es algo muy especial, no se si para los hombres sea igual, pero en mi caso, fue como si estuviera sentenciada a muerte, como si solo me quedaran dos semanas antes de lanzarme a un pozo sin fondo, y en realidad, siempre he creído que si lo hubiésemos hecho aquella tarde en el parque todo hubiese sido mas fácil.

Por fin, una tarde de jueves mientras yo me acomodaba entre los brazos de Mario en el autobús al regresar de la escuela, el me dijo quedito al oído:

El sábado, a los 6:00pm, paso por ti, pide permiso para ir al cine.

¿al cine?

Si, tú vas a ser la protagonista de la romántica película que vamos a vivir, así que te pones bonita, muy bonita, más de lo que te ves a diario.

Lo voltee a ver, sus ojos tenían un brillo especial, me sonrío y nos besamos, eso fue todo, hasta el sábado a las seis de la tarde no se tocaría mas el tema.

El sábado comencé a arreglarme temprano, a las 4:00 PM me metí a bañar, me depile y di un tratamiento hidratante a todo mi cuerpo, quería verme lo mejor posible.

Ya había elegido mi vestuario para esa tarde, un vestido amarillo de una sola pieza que por delante simulaba abotonarse a todo lo largo pero que en realidad tenia un cierre oculto en la espalda, me llegaba a medio muslo y cubría todo mi pecho, como si de una blusa escolar se tratara, el cabello lo llevaría suelto, ya que así le gustaba mas a Mario, sandalias de correitas sin mucho tacón, mas bien, con algo de plataforma corrida sin ser muy altos.

Me maquille discretamente, solo realzando un poco mi mirada con delineador, no quería salir con mucho maquillaje ya que no sabía como regresaría, asi que tenia que cuidar ese pequeño detalle al regresar a casa.

Se dieron las 6:00pm y Mario llego puntualmente hasta la puerta de mi casa vestido con un pantalón negro de gabardina, camisa azul muy formal y zapatos negros, salí a recibirlo, mis papás salieron a ofrecerse a llevarnos al cine, ya que eso había dicho, una salida al cine con Mario, Alex y Sofía, que allá nos veríamos con los otros dos, pero Mario lo resolvió rápido diciendo que nos iríamos en taxi, que no era necesario, que el me cuidaría y que no había nada de que se preocuparan, así que tras la aprobación de mis padres caminamos hasta la avenida para abordar el primer taxi que pasara.

Al doblar la esquina, Mario me abrazo y yo temblé un poco, estaba nerviosa, muy nerviosa.

¿Qué pasa princesa?

Nada, solo que estoy nerviosa, solo eso.

Tranquila, ya veras que todo saldra bien.

Si.

No tardo mucho en pasar un taxi y subimos, Mario le indico una dirección por la zona sur de la ciudad, en un fraccionamiento residencial, la calle era una cerrada.

Es la casa de un tío mío, se la pedí prestada para una fiesta, el salio a un viaje de negocios, regresa en un mes, no hay nadie, bueno, los empleados, pero les dije que por hoy no fueran, así que estaremos solos.

OK.

Pao, ¿estas segura que quieres ir?

Si, segura.

Bueno, recuerda que esto lo puedes parar tú en el momento que quieras.

Le sonreí y lo abrace, sabia que tenia que ser con el, que tenia que ser esa tarde, así que no daría ni un paso hacia atrás.

En el taxi platicamos un poco de todo y nada, de su tío y su trabajo, de la escuela, su equipo de futbol, mi grupo literario, el clima y hasta caricaturas, Mario sabia que me moría de nervios y lo que quería era que me relajara, que lo tomara como un paseo cualquiera.

Por fin llegamos al fraccionamiento, era un lugar muy exclusivo, al llegar Mario se tuvo que identificar y presentar una tarjeta que su tío le había dejado al vigilante, también le dio instrucciones de no permitir la entrada a nadie a esa propiedad hasta que el no le indicara lo contrario, el taxi nos dejo a la puerta de una casa grande, sobria y lujosa.

Mario saco las llaves de la entrada principal y me indico que entrara, todo dentro denotaba buen gusto y mucho lujo, pero también sobriedad, lo que la hacia muy acogedora.

Ven, te voy a enseñar todo la casa, deja tu bolsa por acá, no te preocupes, estamos solos tú y yo.

En el fondo, creo que eso de estar sola con el era lo que mas me preocupaba.

El paseo por la casa incluyo visitar la sala, el comedor, cocina, el cuarto de lavado, el enorme jardín trasero que contaba hasta con una pequeña alberca, y, para finalizar todas y cada una de las cinco habitaciones con las que contaba la casa a pesar de que el dueño era soltero.

Esta es la habitación más grande, es la de mi tío. Desde aquí se puede ver el club de golf, es una vista muy bonita.

A ver, déjame acercarme a la ventana.

Yo me pare justo a un lado de Mario junto a la gran ventana de la habitación, pero el dio un paso atrás y quedo abrazándome por la espalda.

Vez, aquello que se nota por allá es la trampa de arena del campo, y lo que brilla por aquel otro lado es el pequeño lago.

Se ve súper lindo todo.

¿te gusta?

Si, mucho.

Entonces Mario comenzó a besar mi cuello mientras yo seguí distraída con la vista, poco a poco sentí como sus manos acariciaban mi estomago, mi vientre, los costados de mi cuerpo, mis brazos, yo cerré los ojos, y me dije para mis adentros, bien, no pienses en nada mas, solo déjate llevar.

Mario sabia lo que hacia, y sabia muy bien que si lograba que me dejara llevar por el, entonces ya no habría marcha atrás, también sabia como conseguir eso, sabia que besándome el cuello podía lograrlo fácilmente.

Poco a poco me dio vuelta y entonces me beso en la boca, me acariciaba la espalda despacito, después el pelo, de pronto me soltó, pero en ese momento ya me tenia donde el quería y el lo sabia.

Pao, ¿segura?

Si, segura.

OK, bueno, ven.

Entonces Mario me abrazo y me llevo despacio hasta la cama, me abrazo y me beso muy despacio, acaricio mi espalda y poco a poco fue bajando el cierre de mi vestido amarillo, pero aun no se atrevió a quitármelo.

Me sentó en la orilla de la cama y me siguió besando, despacito me fue llevando hasta el centro, se quito la camisa, los zapatos y subió para acariciar mis piernas y quiteme mis zapatos, seguí su camino hasta recostarme en la cama, me abrazo y los besos siguieron, yo le acariciaba la espalda, el cabello, decidí no pensar en nada mas para que el miedo no me invadiera, y así, poco a poco me fui dejando llevar por el.

Las manos de Mario fueron despojándome de mi vestido lentamente, entre besos, abrazos, caricias por todo el cuerpo, hasta dejarme únicamente con mi sostén y mi pantaletas de algodón, de niña, a ese instante le siguieron mas besos y caricias, hasta que de pronto el se quito los pantalones y de una vez el boxer, y en ese momento vi por primera vez una verga a punto de cogerme.

Mi cara debió ser de susto más que de sorpresa al ver como Mario meneaba su prieta verga frente a mí, por que de inmediato se sentó a mi lado.

¿Qué pasa?

Nada, es que, nunca había visto una.

Lo se, ¿quieres seguir?

Si.

Bueno, tranquilízate, recuerda que en cuanto quieras parar, solo me lo dices.

Si.

Bueno, pues entonces ven.

Mario me volvió a abrazar y a besar, sus manos acariciaban mi espalda y desabrocho mi sostén que en unos segundos se reunió con mi vestido bajo la cama, sus manos se posesionaron de mis senos y los acaricio a la par que su lengua entraba y salía de mi boca, poco a poco fueron bajando por mi cuello, mi pecho hasta que sentí el calor de su aliento justo frente a mi pezón izquierdo antes de meterlo en su boca, abrí y los ojos y lo mire con miedo.

Te va a gustar, lo prometo.

No dije nada, cerré los ojos y me deje hacer, su mano busco mi entrepierna y acaricio suavemente mis labios vaginales mientras su boca succionaba mi pezón, me deje llevar despacito hasta el cielo.

Después de un rato en mi pezón izquierdo, siguió con el derecho, sus dedos ya se habían abierto paso en mi vagina y entraban y salían con un ritmo lento, pero muy adecuado al momento. Lentamente me fue recostando en la cama al tiempo que con su mano sacaba mis pantaletas, me tenía a su merced, desnuda, excitada y sobre todo dispuesta a dejar de ser virgen aquella tarde.

Su boca fue recorriendo mi cuerpo hacia abajo desde mis senos, sus manos me acariciaban firmemente, mi inicial tensión estaba desapareciendo cuando de pronto sentí como su boca se adueña de mis labios vaginales como si de mi boca se tratara y me planta tremendo beso y su lengua se mete por mi vagina.

¿Qué haces?

Tranquila, es para que no te duela tanto, te voy a ayudar a lubricarte.

Pero, ¿así?

Tú tranquila, confía en mí.

Volví a cerrar los ojos y sentí de nuevo su lengua en mi vagina, acariciándome, haciéndome cosquilla, besándome como si fuese cualquier cosa, sin pensarlo solté un gemidito tímido, y el apretó uno de mis senos en señal de reconocimiento, chupaba, succionaba, lamia, y todo eso me estaba poniendo a punto, mi vagina chorreaba y llego el momento que mi mente se perdió en otro lado.

Mario, ya, por favor, de una vez, ya.

Entonces Mario comenzó su camino de regreso sobre mi cuerpo, yo acariciaba su espalda y enredaba en mis dedos los rizos obscuros de su cabello. No se si fue por naturaleza o reflejo que doble y abrí las piernas, y cuando menos lo esperaba tenia frente a mi esos verdes ojos, tan claros, tan profundos, con esa chispa que solo el amor apasionado y sincero le puede dar a la mirada, eso lo descubrí con el tiempo.

Despacio, por favor.

Despacio, tranquila.

Me beso despacio, pero muy intensamente, el sabor de mi sexo se mezclaba con el de su saliva, fue excitante, y de pronto, de pronto sentí como la cabeza de su pene se abría paso entre mis labios vaginales, cerré los ojos aun mas fuerte, me aferre a su espalda y fue entonces que sentí como su verga se llevaba a su paso mi virginidad.

Abrí los ojos y me encontré de nuevo con los suyos, una sonrisa, que más bien fue una mueca de aprobación, le convenció de que iba por buen camino y entonces prosiguió a meterme lo que le faltaba de verga.

Se quedo ahí, inmóvil por unos segundos que a mí me parecieron horas, con toda su verga en mi interior, yo no hablaba, pero le sonreía.

¿te duele? ¿te lastima?

No, no mucho.

Es solo mientras te acostumbras. Ahorita vas a ver lo que es realmente coger.

Entonces comenzó con un mete y saca lento, despacito, afanándose a no lastimarme, y en verdad lo estaba logrando.

¿un poquito más rápido?

Si, si.

Mi respiración se agitaba cada vez mas, mi corazón latía a mil por hora y mi cabeza no tenia claridad, de pronto sentí como una corriente eléctrica recorría toda mi espalda, mi cuerpo se tenso y por un momento no tuve control sobre el, intente abrir los ojos, pero todo daba vueltas, así que preferí cerrarlos de nuevo, solo escuchaba la voz de Mario como si estuviera muy lejos de ahí.

Corazón, que rico aprietas corazón.

Mis brazos soltaron el cuerpo de Mario y por fin el aire me regreso al cuerpo, eso había sido mi primer orgasmo, pero aun faltaba mas.

Ven princesa, ven para acá.

Mario me ayudo a sentarme en el borde de la cama y el se paro frente a mi, yo todavía estaba como confundida. El tomo su pene erecto y lo puso frente a mi boca.

Chápamelo.

¿Cómo?

Que me lo chupes, ándale, eso si los has de haber hecho antes.

No, pero, ¿quieres que te chupe la verga?

Si, bueno, haber te enseño.

Mario tomo mis manos y las puso sobre su verga.

Bien, ahora jálamela, así como lo hemos hecho otras veces.

¿así?

Si así vas bien princesita, acaríciame los huevos, ah, si así, que rico lo haces. Ahora vas a darme un besito en la cabecita de mi verga, ándale te va a gustar.

Yo me acerque su verga a la boca y le di un besito tímido, el olor era muy fuerte, pero no desagradable.

Si, así corazón, ahora dale así besitos a toda la verga, ándale si.

Entonces comencé a darle besitos por todo el largo de la verga e instintivamente la acaricie con la lengua.

Ah, si así, ahora, métetela en la boca, como si fuera un caramelo.

Tome su verga, la jale un poquito y sin pensarlo dos veces me la metí en la boca como si se tratara de una gran paleta de caramelo, creo que mi destino siempre fue el de saber disfrutar del sexo, y sin muchas mas explicaciones comencé a succionar la cabeza de su verga a un buen ritmo, o por lo menos eso parecía por los gemidos que logre arrancarle a Mario.

Mis manos recorrían su verga y mis labios le acariciaban la cabeza de la misma, levante la mirada y pude ver su expresión de placer, lo cual me éxito muchísimo.

Hahn, espera, espera o me voy a correr en tu boca.

Me detuve y Mario me tomo por la cintura, me acostó y puso mis piernas en su hombro derecho, y sin mas me metió su riata hasta lo mas profundo de mi.

Hahn, agh, espera, espera despacio.

No, ya despacio no, te quiero ver gozar.

Ah, ah.

¿despacio? ¿quieres que te de despacio?

No, no, dame, dame mas, dame.

Entonces todo se puso oscuro, como cuando te vas a desmayar, sentí nuevamente esa descarga eléctrica recorriendo mi cuerpo y de pronto algo caliente, muy caliente inundaba mi cuerpo.

Por un momento no supe de mi, hasta que el peso del cuerpo de Mario cayendo sobre el mío me regreso al mundo. Nos besamos lentamente, un beso muy diferente a los dados en otras ocasiones, cargado de pasión y complicidad.

Mario se acomodo a un costado mío y yo me acurruque en su pecho, cerré los ojos y lo abrace muy fuerte mientras el acariciaba mi pelo.

¿en que piensas princesa?

En nosotros.

Te la pasaste bien.

Si, pero no se, no quiero que cambie nuestra relación.

No pasara, te lo prometo.

OK.

Bueno, hay que vestirnos, por que ya es tarde, tus papás de seguro que te llamaran en un rato mas.

Si, tienes razón.

Nos vestimos, el pidió un taxi que llego hasta la caseta de vigilancia, salimos caminando hasta allá, en el camino Mario me dio unas hojas con la sinopsis de una película en cartelera, por si acaso mis papás preguntaban podía contar algo.

En el trayecto no hubo platica, yo leí las hojas y me acomode en los brazos de Mario, al llegar a mi casa el pago el taxi, bajo a abrirme y me acompaño hasta la puerta, me abrazo muy fuerte y nos dimos un beso, al separarnos su la verde profundidad de su mirada me inundo igual que su esperma lo había hecho un poco antes.

Te marco después princesa.

OK.

Si no puedo por cualquier cosa, te veo en la escuela.

Si, esta bien.

Te quiero.

Y yo a ti te adoro.

Adiós.

Adiós.

Entre a la casa, mis papás no estaban, solo mi hermano disque haciendo tarea, la verdad es que jugaba en la computadora.

A los pocos minutos me llego un mensaje al celular:

"esta tarde a sido la mas maravillosa de mi vida, me has entregado algo mas que tu cuerpo, me entregaste tu alma, por favor acepta la mía a cambio, espero poder para siempre el príncipe de tu corazón, Mario."

No conteste nada, solo sonreí, esa noche no pude más que soñar con mi príncipe de ojos verdes de profunda claridad.