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De como perdi la virginidad

en Hetero: Primera vez

Esta historia es real. Sucedió cuando yo tenía 17 años. Una semana antes de cumplir los 18.

Siempre me he considerado bonita y debo admitirlo al salir a la calle los hombres me llenan de halagos y piropos, eso ha enaltecido mi ego. Soy Mexicana a toda honra, mido 1.62 , soy de tez blanca, labios rojos y pequeños, pechos considerablemente grandes, piernas bien torneadas (gracias a la Danza) y unos ojazos, eso dicen !

Cuando tenia 6 años di mi primer beso y desde ese momento comencé a descubrir la infinita gama de placeres mundanos, a los 12 me toque por primera vez, ya saben; roce mis pechos y note como mis diminutos pezones se erguían, con el tiempo fue haciendo mas cosas, tocar mis partes intimas sobre mi ropa interior, mientras me bañaba, meter un dedo por mis cavidades, dos, tres.

Pero fue hasta los quince que supe lo que era un “faje”. A pesar de que me podían tachar de pécora e insensata confesare que fue mi primo el primer hombre en tocar mis partes prohibidas, desde aquel momento comenzamos nuestra historia de amor y bajas pasiones, cuando nos veíamos aprovechamos cada momento a solas para besarnos y tocarnos.

Armando era bastante guapo, en ese entonces tenia 19 años pero aparentaba mayor edad, media unos 10 cm mas que yo y tenia un cuerpo muy bien trabajado, delgado pero musculoso con unos hermosos ojos verdes, solo él había heredado los ojos del abuelo. Vivía lejos, así que solo nos veíamos de vez en cuando, a veces me llamaba a mitad de la noche para decirme cosas obscenas, y nos masturbábamos juntos escuchando nuestras voces, el me decía cosas como:

- Abre las piernas y mete tu mano, ¿estas mojadita? Me gustaría estar ahí para sentirte “humedita” -.

También teníamos conversaciones inapropiadas por internet, me mandaba videos pornográficos  e imágenes de él desnudo y de su pene a punto de reventar.

Nuestro juego continuo así durante dos años hasta el 27 de Junio de 2003.

Era fin de semana y fuimos a la casa de la abuela en Michoacán. Cada año nos reunimos toda la familia, comemos juntos, damos un paseo por la Hacienda y después cada quien se va a su habitación, esa es la costumbre. Ese año fue distinto, después de comer la abuela pidió hablar con sus hijos en privado, salieron todos mis tíos y mis papás en la camioneta y nos quedamos solos mis primos y yo. Media hora después de su partida mi mama me mando un mensaje diciendo que estaban en “Toulousse Coffee” (un café del centro) y que probablemente llegarían después de media noche.

 Al decirle esto a mis primos decidieron hacer plan e irse de antro, yo dije que no quería ir pues prefería dormir, eso  por supuesto era un excusa, quería que mi primo se quedara también y pasar un rato juntos. Armando dijo que como me iba a quedar sola yo en esa casota, que el estaba dispuesto a “sacrificar” la salida para quedarse conmigo.

Así se hizo, media hora después mis primos salieron prometiendo volver 11:30.

Me dio un poco de miedo debo aceptarlo, la relación se había desarrollado tan bien gracias a la distancia que había entre nosotros, pero ahora estábamos ahí, solos los dos, y era casi imposible no… tener sexo.

Armando al notar mi miedo me dijo: Vamos a hacer un trato, échate a correr, yo contare hasta diez y luego correré tras de ti, si te alcanzo, serás mía, si no, tu decides, esta bien?

Asentí con la cabeza.

Uno- Comenzó él- Yo corrí despavorida como si detrás viniera un asesino o un mounstro dispuesto a comerme. Al llegar a la caballeriza me escondí detrás de las pacas de alfalfa esperando no ser encontrada, para mi mala fortuna el me conocía bien, sabia que mi lugar favorito era la caballeriza.

A los pocos minutos llego él. El olor de los caballos, me pico en la nariz. Estornudé.

-Jaja- Rió irónico Armando-. Se dirigió hasta donde yo me encontraba y con su coqueta y blanca sonrisa me dijo: - ¿Entonces? Eres mía!!

Me sacó casi a rastras de ahí y me llevo jalando por todo al pasillo hasta su habitación, me sentía como un inocente conejo que había sido cazado y ahora estaba a punto de ser devorado. El solo sonreía y me recorría el cuerpo con la mirada. 

Al llegar al cuarto me aventó sobre la cama y con una violencia que yo desconocía en él, abrió mis piernas.

Tengo miedo – dije - Eran mis primeras palabras desde que estábamos solos. El se desubico un poco, después se sentó a mi lado, tomo mi mano, la beso y me dijo: no vamos a hacer nada que tu no quieras, ok.? Yo te deseo, pero puedo esperar el tiempo que sea necesario, no tienes que hacerlo, nadie puede obligarte a hacer algo que tu no quieras esta bien.?

Me sentí aliviada al escuchar sus palabras, también excitada al ver que el hombre que estaba a mi lado no solo era guapo y sexy sino que también era todo un caballero.

Rodee su cuello con mis brazos y lo bese apasionadamente.

-Gracias - dije- luego volví a besarlo largamente. Nos acomodamos en la cama y nos abrazamos con ternura. El comenzó a recorrer sus inquietas manos por toda mi espalda, deteniéndose en momentos para preguntarme si me encontraba bien.

Mi miedo se había ido y había sido reemplazado por un loco e irrefrenable deseo, tome sus manos y las puse sobre mis pechos, él las dejo ahí inmóviles y totalmente desconcertado por mi cambio de actitud, yo intente relajarlo diciendo, esta bien, soy tuya, y estoy dispuesta a hacer todo lo que me pidas, luego dirigí mi mano hacia el botón de su pantalón y lo desabroche, baje su cierre y pude sentir cuan duro se encontraba su miembro.

El me quito la blusa y luego el sostén dejando a la vista mis voluminosos pechos, los cuales comenzó a lamer intensamente, mordisqueaba mi pezón derecho mientras con dos dedos presionaba el izquierdo,  mi respiración había cambiado, volviéndose densa, de vez en cuando se escapaba de mi boca un gemido o un “si así”.

 Bajo sus manos hasta mis apretados pantalones y los deslizo sobre mis piernas hasta sacarla, lo mismo hizo con el bóxer de bolitas y cuando estuve desnuda deliberadamente abrió mis piernas, remojo su dedo medio y lo deslizo lentamente dentro de mi agujerito, aunque sentí dolor no dije nada para no parecer una niña boba, luego remojo el medio y el anular y comenzó un movimiento de “saca mete” que se volvió rítmico, de pronto sentí como un liquido caliente corría por mis muslos y mis labios vaginales. Armando también lo noto, al sacar sus dedos pude ver que estaban cubiertos de sangre.

-¡Sangre!- Dije preocupada.

- No te preocupes mi niña es normal que una virgen sangre su primera vez. Me abrazo y volvió a prestar atención a mis pechos.

En ese momento sonó un claxon, eran mis primos, el tiempo se había ido volando y ya eran mas de las 11 p.m. Salte de la cama como un resorte, tome mi ropa que estaba tirada en el suelo y corrí a mi habitación.

Armando corrió hacia la cocina y fingió estar preparando sándwiches para cenar, mis primos por supuesto no sospecharon nada, nos contaron lo bien que se la habían pasado y la falta que les había hecho nuestra presencia, al poco rato llegaron los demás y todos nos fuimos a dormir.

Esa noche recibí un mensaje de Armando:

Matii, no sabes como me dejaste, tuve que acabar yo solito L.! Que rica estas, no sabes como se me antoja tu hoyito…

Eso me calentó al cien. Me acomode en posición fetal y me quede dormida, soñé que nadaba en un lago con Armando y que nos besábamos apasionadamente bajo el agua. Al despertar note que no solo en mi sueño había humedad, sino también en mis partes intimas. Como podía Armando provocar ese efecto en mí que hasta en sueños me mojaba.

Desayunamos huevos, tocino, leche, pan, en esa casa la comida era abundante siempre había kilos de jamones y salchichas en el refrigerador.

Armando estaba sentado a mi lado, de vez en cuando bajaba su mano y rozaba suavemente mi pierna.

Con los huevos estrellados y el tocino de su plato formo una imagen inapropiada para ese momento, mis primos rieron al ver el tocino entre las dos yemas de los huevos, se volteo hacia mi y me dijo:

-Así me tenías anoche Matii: duro y a punto de reventar-. El color subió a mis mejillas y esas palabras bastaron para que volviera a humedecer mi ropa interior. Froté mis piernas disimuladamente hasta que no pude mas, en el desayuno tuve un delicioso orgasmo. Armando lo notó. En su pantalón fue creciendo un bulto hasta hacerse enorme. Se froto un poco,  luego, tapándose con las manos, se dirigió al baño a terminar su labor.

Mi abuela  choco un tenedor contra un vaso para obtener la atención. Como todos saben –dijo- los años se me están acabando, ya viví lo que tuve que vivir. Cuando yo muera, no quiero dejarlos solo con ésta vieja Hacienda. Hoy, ire con sus padres a Zitacuaro a ver los maizales, quiero que cuando falte yo, ustedes tengan un pedazo de tierra que trabajar.

Salieron a las 3:00 p.m. Zitacuaro estaba a dos horas, así que de nuevo llegarían tarde a la casa. Mis primos hicieron plan. “El Fashion” era la mejor opción.

- Yo no puedo -dije-. Es que debo hacer un trabajo para la escuela. Mentí.

- Si, y a mi me duele un poco la cabeza, creo que los alcanzare mas tarde -dijo Armando-

Que se me hace que ustedes dos se traen algo- dijo mi prima Sofía- que siempre ha sido bastante imprudente. La maté con la mirada. – Perdón – dijo sonrojada -. Luego se fueron.

Otra vez solos mi amor- dijo Armando- con tono de propuesta.

No, no, es que de verdad tengo que hacer el trabajo. Volví  a ser presa del miedo, por un lado lo deseaba, pero la sangre de la noche pasada me impedía dar el siguiente paso.

Armando intento besarme, yo solo gire la cabeza para que besara mi mejilla. Está bien -dijo- sino quieres no. Salió dando un portazo y gritando cosas que solo él entendía.

Al poco rato me sentí culpable, el se había quedado solo para estar conmigo y ahora yo le daba evasivas, no se lo merecía. Fui a la cocina prepare unos sándwiches y me dirigí hacia su habitación.

Al entrar note que se había quedado dormido, me dio ternura ver que a pesar de que ya era todo un joven adulto de 20 años estaba viendo “Nickelodion”. Le cambie de canal y empecé a ver una película mientras comía mi sándwich, la película era pésima y tal vez era que la posición vertical no es muy propicia para que llegue suficiente sangre al cerebro o que  mi primo en verdad me excitaba, pero empecé a buscar una película un poco mas subida de tono, a esas horas lo mas “porno” que encuentras es ver como se aparean los leones en NatGeo, pero las ventajas de televisión de paga es que con una simple llamada puedes tener porno a cualquier hora.

La película que escogí se llamaba “French Connexion” y por la leyenda supe que era de lesbianas que decidían hacer un trío.

No me excitaba mucho la idea, pero yo quería porno y eso era lo que había, al poco rato de ver sexo, sexo y mas sexo, me empecé a mojar, reviví momentos del día anterior y comencé a pellizcar mi duro pezón, debo admitirlo el hecho de que Armando estuviera al lado y que en cualquier momento pudiese despertar y verme ahí, así, en vez de asustarme o cohibirme me llenaba de emoción y excitación.

En un ágil movimiento me quite la blusa y el top dejando mis pechos al desnudo, después de apretarlos y pellizcarlos un rato, decidí que era momento de pasar a algo mejor, baje mi pantalón y comencé a frotar sobre mi bóxer, nunca me ha gustado usar tanga ni ropa interior apretada, así que siempre uso bóxer o no uso ropa interior.

Hacia circulitos en mis clítoris cada vez mas con mas fuerza y rapidez, me había contenido de gemir y solo decía si, si, si en voz baja. De repente se escapo de mis labios un gritito de placer.

Armando se despertó sobresaltado, y se asusto un poco mas cuando me vio a su lado semidesnuda, viendo porno, tocándome y gritando de placer, el susto y la sorpresa se le fueron de inmediato y dejando atrás toda su caballerosidad y buenos modales se aventó hacia mi como un león sobre su presa.

Ya le había ahorrado el trabajo de desnudarme, así que fue directo hacia mis pechos y comenzó a lamerlos como si fueran jugosas frutas, a mi ya no me importaba nada, que llegaran mis primos y nos vieran, que llegaran mis papas y que la abuela al ver semejante escena se nos muriera, todo estaba en segundo plano.

Le quite la playera y ahora yo comencé a lamer sus pezones, recorría todo su abdomen con mi lengua, el decía cosas como:

 -Que rica estas Matii, ahora si no te me escapas- y -Dejame lamerte tu hoyito rico mi amor-. Eso me calentaba de una manera impresionante. Al llegar hasta su pantalón note lo caliente que debía estar ya que un enorme bulto sobresalía bajo el cierre. Desabroche su pantalón y lo baje junto con su bóxer y por primera vez vi en vivo ese duro y parado tronco que tanto había deseado dentro de mi. En mis ojos había sorpresa, tal vez un poco de desagrado al descubrir que no era bello ni apetecible. Tampoco su olor era de lo más agradable.

Supongo que noto mi cara de asco pues comenzó a decirme cosas como: Mira como me pones Matii, es tuyo solo tuyo y te guste o no, tienes que darle amor, anda dale un besito ¿si?

La propuesta se me hizo simplemente ridícula, como iba yo a besar eso, era asqueroso, jamás lo haría. Subí hasta su boca y lo bese apasionadamente. Mejor aquí - dije- tus labios son dulces y suaves.

Estoy segura que mi respuesta no le causo nada de gracia, pero tampoco me iba a obligar, así que dejo de besar mis labios para bajar por mi cuello, mis pechos, mi ombligo, mi abdomen, hasta llegar a mis bóxers que en ese momento agradecí no quitármelos antes pues me hubiera dado mucha pena que notara mi humedad, comenzó a besar sobre  ellos, cada milímetro de tela quedo impregnado con su saliva, después comenzó a bajarlos lentamente, yo alce mi trasero para ayudarlo a sacarlos; luego comenzó un recorrido a besos desde mis pies, hasta mis rodillas. Paro un poco. Trago saliva, subió hasta mis labios para proporcionarme un cálido beso y de nuevo bajo, ahora ya no se intereso en seguir su recorrido fue directo a la sonrisa vertical del medio de mis muslos, aspiro profundamente alzo la cara hacia mí y dijo: Delicioso.

Empecé a sentir como la humedad de mi vagina se juntaba con la humedad de su lengua, lamio mi clítoris repetidamente causándome temblores en todo el cuerpo, luego abrió con tres dedos mi hoyito y metió su lengua dentro llenándose la boca de mis jugos, eso yo lo había considerado repugnante desde que supe que existía, pero en ese momento me olvide de mi asco y mis maneras y me deje llevar. De pronto dejo de lamer subió y me dio a probar, -exquisito, no crees.?

Extrañamente, si me pareció exquisito. Lo que hace unas horas creía repugnante, ahora era el placer más grande que había sentido en mi vida.

Bajo de nuevo. Mi clítoris estaba enorme, mi coño empapado. De pronto llego el orgasmo, devastador, alucinante. El mejor de mi vida. El se bebió mis jugos. Guardo un poco y me lo dio a beber a mi, delicioso.

-Ahora Matilde- dijo en tono serio- es tu turno. Amor con amor se paga no? Chúpamelo.

-Pero, yo jamás lo he hecho antes, ¿y si te lastimo.?-

-Como crees amor, solo chúpalo como si fuera una paleta de fresa, de esas que tanto te gustan.

- Está bien -. Cerré los ojos y comencé besando la cabecita, fui bajando poco a poco, dando besitos por todo su pene. El decía cosas que me calentaban bastante, -(si Matii, me encanta como lo haces, trágatelo, que rico, mira como me tienes)-. Después abrí bien la boca y me lo trague hasta donde pude (si, si mi amor, ya casi me vengo, Siiiiiii asiiiiiii….!!

El sabor de su semen me hizo recobrar la cordura, me había situado en un lugar muy lejano y ese sabor picosito y saladito en mi lengua me había hecho recordar mi propio sabor.

- Wow, Matilde, acércate - me dijo- ¿sabes lo que es un 69?

-Jaja un numero?

- No tonta! Ven acércate, tu vas a chuparmelo de nuevo esta bien.?

-Ok.

-Pero vas a poner tu culito sobre mi cara!

-Queeee?- Pregunte impresionada.

-Si mira así, jalo mi cuerpo como si yo fuese una muñeca de trapo y con agilidad y astucia puso mi culito dándole justo en la cara y me cara en su pene.

Ahora chupa. Comencé a comerme de nuevo su pedazo de carne con mas seguridad que antes, aunque no llevaba mas de diez minutos haciéndolo ya me sentía toda una maestra, de pronto sentí como el también lamia mi mojado agujerito y como metía y sacaba su dedo medio, después metió dos dedos. Comencé a sentirlo, el orgasmo se acercaba, mi espalda se arqueo y pegue mi coñito a su cara me corrí en su cara, en su boca… El se corrió también, yo tragué su leche, el mis jugos.

Después de uno o dos minutos de locura; hable:

-Quiero que me lo metas, por favor, métemelo, follame.

-No Matilde, no te voy a follar, te voy a hacer el amor.

Se acomodo entre mis piernas, con su mano las separo un poco mas, luego tomo su miembro y empezó a frotarlo contra mi cálido sexo.

Su pene me quemaba, lo quería adentro, lo necesitaba adentro.

-Anda que esperas, mételo-

Sentí como su cabecita abrió mi vagina y tras un pequeño espasmo de dolor, llego el mágico placer: -si, duro duro, así, más mas…

Mis frases y gemidos lo excitaban locamente y me embestía cada vez más fuerte.

Me hizo temblar, llegamos juntos a un delicioso orgasmo. Me lleno con su leche, sentí los chorros de semen golpearme dentro. Grité. Gritamos los dos: de placer, de amor, de felicidad..

Pasaron unos minutos antes de que quitara su cuerpo de encima de mi, luego me abrazo calurosamente y me dijo:

No sabes cuanto te quiero, mi amor.