GABRIELA MELISA
FLORES ROCHA
Dame los ajuares de tus baúles
Dame una peluca nueva de tus cabellos,
Leo en tus peinetas la resequedad de tu pelo.
Tienes necesidades naturales ahora, lo sé
Se ha rendido tu princesa y caen tus alas,
Cuando tus cristales rojos líquidos se estrellan contra el piso
Tus pies bañistas dicen “tenme compasión”
Pero se calientan tus pies gracias a tu naturaleza
Mientras verbenea por los suelos tu río interno
Se propagan en el aire aromas de secreciones personales
Das vueltas como loca frente a los espejos
Miras tu piel quemada por herencia de tus amantes
No sabes cuándo, pero te encuentras sola y desamparada
Tus dos esposas se marcharon, tus dos amantes felonas.
Tus únicos amigos ahora son tu mano y tu ojo
Tus amigos son un hurgón y un mirón que te escrutan siempre.
ESOS DOS LASCIVOS
Ese Daniel y esa Giovanna que liberan su tensión
Ese que se hace la paja y ella que se hace lo mismo
Sólo que en su equivalente femenino
Ese que agarra el mono de piel flácida y bello negro
Y ella que agarra una mechilla de color cristalino
Que le corre por el muslo.
Él que empuña un pigmeo entre sus manos
Ella que exhibe unos labios rojos abiertos
Ambos nada tienen que darse uno al otro
Ni un beso, ni una caricia. Ambos lascivos
Pero nada tienen que darse.
LA DAMITA Y EL CABALLERO
El caballero negro te sube entre sus piernas
Y te precipita por su obelisco. Primero te eleva
Y te lleva por el recorrido de sus manos
Y te pone mantequilla, y luego, tú sola resbalas
Tú sola zambulles y te hundes en él, caes hasta el fondo
Y agachas la cabeza mientras meses tu cabellera hacia adelante
Sientes un calor de cuerpo extraño, un cosquilleo que sube
Por tu exuberante vientre y pronto el exquisito chasquido húmedo
Interior que producen tus propios fluidos con los del caballero negro.
EL GALLO Y LA PALOMA
El gallo que ha tomado por mucho rato de una botella
Ya la tiene vacía entre sus manos, el gallo borracho
Se acerca a la paloma, la inclina sobre la mesa
Y le levanta las plumas. Y acomete con una botella
Que ya la tenía vacía.
Tu rollizo cuerpo
Mariel Prado
Cuando me subo sobre ti
Es imposible verte todo
Tu rollizo cuerpo no me lo permite.
No me permite nada
No me permite llegar a tus labios
No me permite llegar a cubrir tu espalda
No me permite amansar tus muslos
No me da firmeza para encallar tu vientre
Tu rollizo cuerpo no me permite amarte.
LA ENFERMA HILDA
La enferma Hilda desaparecía entre mis manos
La enferma Hilda caminaba entre las duchas
Y perdía en mis manos su inocencia.
En cambio la segunda que ya ni me acuerdo de su nombre,
Porque creo que nunca me lo dijo, ella no perdía más que el tiempo
El tiempo y sus sudoraciones en mis manos.
LA LUISITA P.S.
La blanca luisita era apenas una niñita
Pero siempre me quiso entre sus piernitas
La blanca luisita rosal sin estrenar
Tanto tiempo busco que yo la oliera, y yo la olí
Tanto tiempo pidió que la hiciera florecer, y yo la florecí
Tanto tiempo pidió que abriera sus pétalos cerrados, y yo se los abrí
Por tanto tiempo pidió que la terminara, y yo la terminé
Tanto me pidió que yo la copulara, y yo la copulé
Tanto tiempo pidió que la rociara, y yo la rocié por dentro y la llené
Tanto pidió que terminara con la sed de sus labios, de su lengua y de su garganta,
Y yo terminé con la sed de sus labios, de su lengua y de su garganta
Tanto tiempo quiso que terminara con la estreches de sus nalgas,
Y yo terminé con aquella tupida estrechez.
Ay mi pequeña luisita, ahora ya estas lista
No para ser una señorita,
No para seguir siendo la blanca luisita.
Ay mi luisita, ahora ya no me puedes pedir más,
Porque ya no tienes nada más que dar.
Ay mi pequeña luisita y apenas eres una niñita.
Ay mi Ricardito
Mi pequeño pajarito de quinto grado
Como te gustaba que te lo amasara
Como te gustaba que te lo zarandeara
Como te gustaba que lo remangara
Y que lo salivara.
Ay mi Ricardito te tronaba las nuececitas
Te rajaba los huevitos me acuerdo y me carcajeo
Como te arrugabas al gimotear.
Ricardito de fondo profundo y abrasador
De fondo profano y agudo te dejaba sin poder caminar
Adolorido y ardoroso sin poderte sentar.