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Derek (4)

en Hetero: Primera vez

Esa sonrisa que me paralizaba entera y no me dejaba pensar. ¿A que estaría jugando Derek? En ese instante me di cuenta de lo cerca que había estado de caerse del árbol y para esconder lo asustada que estaba me enfadé con él.

-          ¿Qué te pasa, no sabes llamar al timbre o qué?

-          Gatita, si pico al timbre tu padre podría pensar que soy tu novio y que vengo a buscarte para salir, y no es eso lo que quiero. Quiero quedarme aquí. En tu habitación.

-          ¡Podrías haberte caído al saltar!

-          ¿Estas preocupada por eso?- Sonrió y comenzó a caminar en mi dirección.- ¿Te preocupa que pueda pasarme algo?

Estaba a unos centímetros de mí. No sabía qué hacer. Al decir eso había dado a entender que me gustaba y que me preocupaba por él. No era capaz a mirarle a la cara. Estaba tan cerca de mí ahora, que notaba su aliento en mi mejilla. De pronto una luz se iluminó en mi cabeza.

-          ¿Qué es eso de que quieres quedarte en mi cuarto?

-          Umm…verás, necesito pasar la noche en algún lugar que no sea mi casa, y se me ocurrió que quizás querrías ayudarme.

¿Qué? Oh dios mío. Esto no puede estar pasándome. Y ahora ¿qué hacía? No quería decirle que no. A decir verdad, me gustaba la idea de pasar la noche con él, y además mi padre no iba a volver a casa esa noche.

-          ¿Por qué no puedes volver a casa?

El me miró como dudando si decírmelo o no, pero al fin y al cabo pretendía quedarse en mi casa a pasar la noche, asique optó por contármelo.

-          Estabas de tarde en el parque cuando Mike vino a hablar conmigo.

-          Sí. Estaba con unas amigas, pero no llamaría hablar a lo que Mike hacía. Más bien te estaba gritando. ¿Por qué?

-          Verás, alguien entró en su casa y robó varias cosas.- Dejo de hablar y me miró. Estaba evaluando mi cara para ver si le acusaba de ello.

-          ¿Y qué tienes tú que ver con eso?- Me sonrió.

-          Mike dice que mis amigos y yo fuimos los que lo hicimos, porque según él no podía soportar verte pegada a él.

No lo podía creer. Mike era un cretino. ¿Cómo se atrevía a hacer semejante acusación? Mike había cambiado mucho, ya casi no lo reconocía. Nunca había perdido los estribos así, y estaba segura que era por la escenita de celos que me hizo el otro día antes de que pasara lo del portal ¿Sería verdad? ¿Podría Derek no soportar vernos juntos a Mike y a mí?

-          De todas formas Mike no tiene ninguna prueba, no veo porque te tienes que esconder aquí.- Eso tenía su lógica. Mientras no aparecieran pruebas contra Derek, no podían hacerle nada.

-          Mike es demasiado listo gatita. Al parecer una de las cosas robadas es un collar muy valioso junto con otras joyas que pertenecían a su madre, la cual está muy disgustada. Cuando llegué a casa, vi el coche de los padres de Mike aparcado en el patio y supuse que me había echado la culpa, asique me marché.

Dios, no podía ser cierto. No creía que Derek hubiera robado las joyas, pero los padres de Mike estarían enfadados y se desahogarían con el primer acusado. Con la fama que tenía Derek no podía permitirse ser precisamente él. Suspiré, dejaría quedarse a Derek esa noche, pero tendría que marcharse temprano, pues no sabía a qué hora llegaría mi padre de trabajar y no era plan que lo encontrara en la casa.

-          Está bien, puedes quedarte.- Me agarró en sus brazos y me besó.- Pero mañana temprano tienes que irte… mi padre llegará de trabajar y no debe verte.

Aun me latía el corazón cuando me di cuenta de que le había dicho que estaríamos solos.

-          ¿Tu padre no está?

Una sonrisa lobuna se formó en su rostro a la vez que negaba con la cabeza. Empezó a caminar hacia mí y salí corriendo de la habitación. No debería haberlo hecho. Derek comenzó a perseguirme por toda la casa y cuando llegué a la cocina me encerró entre sus brazos y me mordisqueó la oreja.

-          Mmm, gatita. Me gusta, eso quiere decir que estaremos solos toda-la-noche.

Un escalofrío recorrió toda mi espalda y empecé a calentarme. Me di la vuelta en sus brazos y le rodeé el cuello hasta enredar mis dedos en su pelo. Estaba a punto de besarle cuando sus tripas sonaron traicioneramente. Ambos empezamos a reír.

-          ¿Quieres que te haga la cena?

-          Si, por favor. A no ser que quieras se tú mi cena de hoy.

Hice como que me lo pensaba y comenzó a reír de nuevo. Me gustaba su risa, casi nunca lo había escuchado reír. Es un sonido ronco y sensual acompañado de ese brillo de ojos tan pícaro.

-          Anda vete, o te tomare la palabra.- Me separó de él y me dio una palmada en el culo.- No he comido nada en todo el día.

Cenamos tranquilamente entre risas en el salón y después me ayudó a recogerlo todo. Cuanto más tiempo pasaba con él, mejor me sentía. Derek tenía mucho sentido del humor y era muy tierno. Una imagen completamente diferente a la que estaba acostumbrada a verle, de tipo duro al que no le importa nada.

-          Todavía me debes algo gatita, ¿ya no te acuerdas?- En un momento mis mejillas se encendieron al captar el mensaje.- y no te voy a dejar escapar.

Estábamos en la cocina cuando me dijo eso y acercándose a mí me cogió en brazos y me sentó en la mesa. Me miró a los ojos buscando aceptación, y ¡cómo no dársela! Con una sonrisa enlacé mis brazos en su cuello y le atraje hacia mí.

-          Yo tampoco te voy a dejar escapar.- susurré.

Sus ojos se encendieron ante esas palabras, y pegándose a mí me besó. Su lengua recorría mi boca imitando el vaivén de sus caderas contra mi sexo. Rodeé con mis piernas su cintura y me pegué más a él para sentir cada roce. Bajé mis manos por su pecho, las deslice por dentro de su camiseta y se la quité. Tenía un abdomen liso y duro, que se contrajo con mis caricias, y un pecho amplio y fuerte. Seguramente hacía ejercicio todos los días.

Sus manos pasaban de apretar mi trasero a acariciar mis muslos haciéndome vibrar. Se le veía esplendido solo con sus pantalones vaqueros y descalzo. Enseguida las caricias se hicieron más intensas, y sus manos subieron hasta mis pechos. Se dio cuenta de que no llevaba sujetador y deslizo la mano por el interior de la camiseta para acariciarlos.

Su boca empezó a deslizarse por mi cuello y mi escote, dando pequeños besos húmedos. Me levantó la camiseta y dejándola por encima de mis pechos, acercó su boca y me chupó un pezón. Dios, no podía evitar gemir. Su lengua recorría el pezón sin llegar a tocar la punta, para después absorberlo con su boca. Al oír mis gemidos levanto la cabeza y me miró.

-          Vamos a tu habitación o acabaré haciéndote el amor aquí encima.

-          Sí.

Me cargó en sus brazos y avanzó hasta mi habitación sin dejar de besarme. Me posó en el suelo y comenzó a quitarme la ropa hasta quedar desnuda.

-          Me encantas preciosa.

Sus palabras me hacían sonrojar, sobre todo sabiendo lo que íbamos a hacer. Porque no había nada en el mundo que me impidiese hacerlo con él en esos momentos. Mis manos recorrieron su torso haciendo que se estremeciera, hasta llegar a su cinturón. Mis dedos recorrieron por un momento la piel de debajo de su ombligo y con manos temblorosas le desabroché el cinturón y el botón del pantalón. El resto se lo quitó él, quedando ambos desnudos el uno enfrente del otro.

Derek me sentó en la cama y se arrodilló delante de mí. Con sus manos dirigió mis piernas hasta apoyarlas en sus hombros dejándome expuesta.

-          No te avergüences gatita.- Me susurró adivinando mis pensamientos.- Quiero besar cada centímetro de tu piel y nadie me lo impedirá.

Su cabeza descendió hasta mi pubis y su lengua recorrió mis labios, haciendo que de mi boca se escaparan gritos de placer. Su lengua me exploraba de arriba abajo, adentrándose en mí y dando pequeñas pero intensas lamidas a mi clítoris haciendo que perdiese el control. Temblaba con cada lametón que me daba y sentía como los músculos de mis muslos se contraían a medida que él me iba llevando a la cumbre del placer. Mis manos se enterraron en su pelo liso acercándolo más a mí, al tiempo que arqueaba la espalda una y otra vez. Nunca había pensado que algo así le daría tanto placer, y cuando Derek metió dos dedos en su interior estalló en un orgasmo, sintiendo que su cuerpo se desgarraba en espasmos.                                                      

Derek se levantó y se acostó a mi lado observando mis mejillas sonrosadas por el esfuerzo y mi cara de placer. Mis labios se extendían en una sonrisa y abrí mis ojos para mirarle. En los suyos se adivinaba el placer que le producía el haberme dejado expuesta ante él. Entonces bajé mi mirada y vi su verga completamente erecta. Acerque mi mano y le acaricié de arriba abajo, a la vez que él se arqueaba contra mi mano y gemía con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados.

-          Me vas a matar. Ahh…Arianna.

Era la primera vez que pronunciaba mi nombre, y escucharlo hacerlo en ese estado de excitación me calentó sobremanera.

Con mis manos seguí dándole placer, alternando las caricias de su miembro a sus testículos. Nunca se lo había hecho a nadie, pero en ese momento quería devolverle todo el placer que me había dado de la misma forma. Acerque mis labios a su verga y le di un besito en la punta. El no había previsto mis movimientos porque estaba con los ojos cerrados, y se quedó muy sorprendido.

-          No tienes por qué hacerlo.

-          Pero es que quiero hacerlo. Acuéstate y disfruta.

Volvía a acercar mi boca a su pene y lamí toda su cabeza para después metérmela entera en la boca. Su polla mediría unos 17cm, y era bastante gruesa. Analizando todo esto empecé a preocuparme por si me haría mucho daño.

Mi lengua recorría su miembro de arriba abajo, mientras con mi mano acariciaba sus testículos. Sentir gemir a Derek era un placer para mí, y estaba muy mojada ya. Su sabor era amargo, pero no me era desagradable del todo. La tenía muy dura y las venas del tronco se marcaban hinchadas recorriendo su miembro en toda su extensión.

-          Ahhh…Gatita, si no paras ahora me voy a correr.- Me hablaba entre jadeos a la vez que me sujetaba la cabeza con sus manos enterradas en mi pelo.- Ummm, joder sí. Lo estás haciendo muy bien, no sé si celarme de alguien.

-          Nunca lo había hecho antes. Es la primera vez en todo.- Sus manos acariciaron mi cabeza y sus ojos me daban a entender que ya sabía que era mi primera vez.

En ese momento baje mi boca y me metí su verga en la boca hasta que no me cogía más, haciéndole gemir muy alto. Sentí como el tronco se convulsionaba a la vez que algo caliente empezaba a salir de su punta y se estrellaba en mi garganta. Después de soltar toda su leche le limpié los restos que quedaban y le mire a los ojos.

-          ¿Lo hice bien?

Derek resoplo y se rió, a la vez que asentía con la cabeza.

-          Lo has hecho muy bien gatita. Ahora ven aquí, todavía no he acabado contigo.

Me arrastro a su lado en la cama y me dio un beso en la boca, mordisqueándome el labio inferior y absorbiéndolo. Me puso sobre su pecho y me agarró del culo, amasando ambas nalgas con fuerza, para después acariciarlas. Me puso boca arriba y cogiendo en una mano su verga la paso por mis labios de arriba abajo, antes de meter la punta.

-          ¿Estas lista?- la saco y esperó a que asintiera con la cabeza antes de meterla de un empujón.

Sentí una breve punzada, pero estaba demasiado excitada como para pensar en ello. Nuestras caderas comenzaron a moverse en un vaivén cada vez más rápido. Su verga entraba y salía de mi interior haciéndonos gemir a los dos. Nuestros cuerpos se aferraban el uno al otro meciéndonos al mismo compás.

-          ¿Qué estás haciendo?- Le pregunté con un hilo de voz.

-          Quiero hacer una cosa. No te preocupes, no pasa nada.

Besándome en el hombro, me dio la vuelta hasta quedar boca abajo. Al principio estaba un poco confundida, pero decidí confiar en él.

Poniéndose detrás de mí, me rodeó con los brazos y, manteniendo mi espalda pegada a su pecho, agarró su miembro con la mano que tenía libre y de un empujón me la metió. No pude más que morderme el labio ante la sorpresa de ser penetrada así. Sus manos agarraron las mías y las sujetaron contra la cama. Derek enterró su cara en mi cuello mientras se movía contra mí lentamente. Entró y salió una y otra vez, cada vez más fuerte, haciendo chocar la cama contra la pared. Sus manos recorrieron mi vientre y subieron a mis pechos apretándomelos en el momento en que los dos llegamos al orgasmo.

Derek rió suavemente al sentir la fuerza con que me agarraba a él, y cuando caímos rendidos en la cama me dio un beso en el cuello. Permanecimos en esa postura un buen rato hasta recuperar nuestras respiraciones. Derek se echó a un lado y me arrastró contra él. Nos quedamos dormidos al poco.

Eran las cinco de la mañana cuando me desperté, aún en brazos de Derek. Él estaba mirándome con esos ojos grises que me volvían loca. Sus dedos se deslizaron por mi rostro acariciándome.

-          Buenos días.

-          Buenos días gatita.

Su voz sonaba ronca por el sueño, pero era tremendamente sexy. Me gustaría despertarme así todos los días, pero no sabía cuándo llegaría mi padre, asique sería mejor levantarnos.

Nos dimos una ducha juntos, disfrutando de las caricias matutinas y después prepare el desayuno para los dos. Eran las siete en punto cuando nos despedimos. Derek me abrazo contra él, alzándome del suelo a la vez que me besaba.

-          Bueno gatita, me voy ya, que sino tu padre me va a echar a patadas. ¿Estas libre esta noche?

-          ¿Aún no tienes bastante?- Me reí de la cara de pena que ponía y esos ojitos suplicando.

-          De ti, nunca.- Sonrió.

Al día siguiente aparecieron los culpables del robo en la casa de Mike. Al parecer, el mismo Mike había escondido varios objetos de valor para inculpar a Derek y que así yo me hiciera una idea falsa de él. No entendía por qué Mike se había vuelto tan retorcido.

Ahora Derek podría andar a sus anchas sin que nadie se metiese con él, a pesar de que a él le gustaba la reputación que tenía. Pero ahora podríamos estar juntos libremente sin que nadie se metiese en el medio, y eso me hacía muy feliz.

FIN