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Solito en casa

en Autosatisfacción

Cuando era niño, la masturbación era algo desconocido.  Cuando fui creciendo, empecé a buscar momentos íntimos en los que poder practicarla.  Salir de casa, fue el primer espaldarazo hacia mi libertad.  Vivir solo, lo ha convertido en mi principal actividad diaria.

Me encanta masturbarme.  Apenas consigo concebir mi vida sin dedicar unos minutos a las pajas.  Cuando no horas.  O jornadas enteras.  Unas veces lo hago solo porque acostumbro a hacerlo.  Antes de acostarme, o al meterme en la ducha, de repente, como por naturaleza, me viene la necesidad de hacerlo.  Y lo hago.  Sin vacilaciones no problemas.  Instintivamente me desnudo y me masturbo

Otras veces necesito más apoyo.  Internet ha supuesto una golosina demasiado dulce, un mundo donde el sexo fluye y donde puedes encontrar la imagen más tentadora en el momento más oportuno.  Es casi habitual que mientras navego, hablo, leo, miro la televisión, tenga el portátil a mi lado, y, por qué no, algún video de sexo, o algún relato

Llegar por la tarde a casa, cerrar la puerta, subir las persianas, cocinar, ver una película… O no, simplemente, vuelta a echar las cortinas, bajar las persianas, ropa fuera, la erección me vuelve.  Por qué dejar pasar ese momento tan feliz, tan inconsciente, por qué no alargar al máximo ese momento, convertirlo en interminable, sentir la fuerza de la erección, el placer del movimiento, dejar pasar los minutos de la tarde mientras me masturbo una y otra vez, relajadamente

Mi vida ahora es sencilla y placentera.  Ahora deprisa.  Ahora despacio.  Mi cuerpo, mi sexo, mis necesidades se sacian casi instintivamente, cuando me hace falta.  Ni siquiera pienso en ello.  En ocasiones simplemente se hace de noche sin apenas haberme dado cuenta.  Para qué.  Mi único hobby, el único con el que me puedo pasar horas sin necesidad de mirar el reloj, es masturbándome.  Me encanta.  Y mi mayor fantasía, es compartirlo.  Contigo