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Cambio de vida

en Zoofilia

Eran las 22 horas, me estaba terminando de vestir. Había terminado recién con mi ex novio y me disponía a salir con mi futuro marido, si, imagínense. Hijo del dueño de una empresa de electrodomésticos, heredero de una gran fortuna, autos, yates en Mónaco. Para una chica como yo de 24 años que nació en un barrio de clase media significaba muchísimo. Mi anterior novio era un bicicletero sin futuro, si bien es una persona maravillosa, quizás la mejor que conocí era muy infantil y no tenía un futuro predilecto en su empresita de barrio. SI bien me prometió el cielo, amor infinito y poemas dulces todas las mañanas, a mi me gustaba más una buena vida, las cosas caras y el dinero. Bueno, no tengo la culpa, hasta en el reino animal los seres más salvajes buscan lo mejor de cada especie para procrear. Y que mas que yo, con cabello negro lacio recién planchado, con un cuerpo atlético y bien formado de piel cobriza.

Le rompí el corazón a mi ex pero ya pasó ya era otro tiempo, ya era una mujer soltera hasta que en unas horas me encuentre en el restaurante con mi nuevo hombre, me proponga matrimonio y nos vayamos esta misma noche a contraer matrimonio a algún lugar paradisíaco. El salía de la empresa y nos encontrábamos en un restaurante bien caro. Sabía que estaba de novia por lo que le conté que iba a tardar para despedirme del “bicicletero” como le decíamos para reírnos cuando nos acordábamos del tema, se lo conté porque yo soy una mujer de cosas claras, así como pateo al novio de toda la vida busco al hombre que me va a acompañar para siempre, todo de frente sin nada que ocultar. El día que tenga algo que ocultar voy a dejar de ser mujer.

Me estaba maquillando, encima de la cama estaba toda la ropa que me compré para estrenarla esta noche. Un vestido rojo, un conjunto de medias, ligas y corsete para luego de la cena, zapatos de taco aguja, etc. En sí estaba lista para la guerra, para una guerra que iba a ganar. Para una cena romántica, una noche de pasión para luego venir a casa, tomar un bolsito y viajar hasta quien sabe donde. Por suerte mis padres no estaban, se habían ido de vacaciones y no iban a regresar hasta dentro un més, lo único que me dijeron es que deje el perro afuera con una cantidad considerable de comida. El Perro se llamaba Duke, era un dogo de burdeos tan grande como yo, era de color marrón claro como sus ojos, era bien ronusto y musculoso y le faltaba la cola por un accidente que tuvo con sus antiguos dueños. Para muy molesto ya que me babeaba todo lo que tocaba, ensuciaba todo y realmente mejor tenerlo lejos que cerca ya que siempre tenía mucho olor a bestia. Por suerte el perro estaba afuera de la habitación, me había comprado ese vestido especial para esta ocasión, me gasté mi sueldo y mucho más, saqué un préstamo en el banco para gastar 1400 dolares en un vestido como la gente, para que mi futuro marido se deslumbre. Por eso yo estaba encerrada en mi habitación, no quería que el perro me ensuciara todo.

Ya casi era la hora, estaba vestida, hermosa, mirándome al espejo para terminar de arreglar los pequeños detalles. Llamé al remis para que me lleve al restaurant y saqué al perro al jardín. El testarudo no quería moverse, era muy pesado y testarudo, mi padre lo compró para cuidar la casa aunque se la pasaba durmiendo y comiendo. Lo logré sacar pero un fuerte viento cerró la puerta del jardín, me quedé afuera, con tanta mala suerte que cuando quiero abrirla me quedo con el picaporte en la mano.

Dios mio, el remis, la cena. Todo…

No sabía que hacer, así que vi la puerta de abajo, la puerta del perro. Mi padre la había hecho para que pueda entrar a la casa sin problemas, porque era un perro mediano y yo muy menuidita creo que voy a poder pasar. Así que me agacho y salgo, pero una mala posición de los brazos mas mis pechos hizo que me quede atrancada mitad de cuerpo adentro y la otra mitad afuera.

Dios mío, no puede ser, me quedé atrancada en la puerta para el perro, había puesto mal el brazo y por este quede atrancada pero mi desesperación llegó cuando tampoco pude volver por donde entré, estaba atascada en la puerta, se me hacía tarde así que tomé el celular para llamar a alguno de mis vecinos, pero nadie me atendía, era el mes de enero y todos estaban de vacaciones. Escucho la bocina en la calle, ¡El Remis!, me estaba esperando, comenzó a sonar el teléfono de mi casa, el remisero estaba esperándome en la puerta, pero por mas que girté no me escuchó. Me desesperé pero con todo el movimiento me quede mas trabada porque el vestido quedo agarrado de la tapa de la puerta. Para colmo llamé la atención de Duke el cual se acercó y lo sentía del lado de atrás.

-Correte, sal de ahí –le decía mientras trataba de empujarlo con las piernas, pero eso hizo que el vestido se moviera y quedara mi tanga al aire. El perro siguió oliéndome y obviamente que de mi vagina provenían los aromas que a él le llamaban la atención. Era una tanga que se desabrochaban con unos hilitos de los costados, el perro como sabiendo desató casi sin intención el nudo y quedé con el culo al aire. No le di importancia hasta que Duke me intentó montar y sentí en mis nalgas su verga dura. Ahí me comencé a desesperar mas, al no ver al perro no sabía en donde estaba entonces no podía ver el lugar para usar las piernas y defenderme alejándolo. Varias veces sentía que se acercaba mucho y lo corría, pero de a poco fue acercabdo su trompa en mi vagina, sentía su respiración en los pocos pelos que me quedaban luego de habérmela dejado afeitada para mi hombre. En un momento me descuide y me dio un lametón desde mi clítoris hasta el ano que me hizo desesperar. “me va a coger” me repetía lastimosamente. No esperó mucho, cuando pudo esquivar mis piernas que ya estaban cansadas cuando logró montarse a mis caderas y acercar su miemrbo a mi vagina. Comencé a mover mis caderas para que se safe, cuando de pronto la punta de su verga se introdujo en mi vagina y se me entumeció el cuerpo. Ese estumecimiento hizo que me la metiera completamente, mis ojos soltaron unas lágrimas mientras me quedé con la boca abierta antes de empezar a recibir las embestidas del animal. No podía ahcer mas nada, mis piernas estaban ya inutilizadas y mis manos no tenían utilidad salvo mantener el equilibriuo. Estaba atrapada, presa del perro.

Me siguió cogiendo como nunca, en la mente de este ya no era la dueña sino una hembra. En mi mente no entendía nada, no podía creer lo que estaba pasando. Pero me repetía. Iba a coger con el hijo de un empresario y termino cogiendo con el perro, me vestí con todas mis galas y un vestido de 1500 dolares para el perro. No podía creer. Para colmo no podía hacer mas nada salvo dejar que el perro me cogiera. Pero lentamente el animal que todos tenemos dentro comenzó a despertarse, y empecé a exitarme, empecé a gemir. No podía evitarlo, si bien era un perro tenía un pene erecto en mi vagina y no lo podía evitar. Empece a gozar la cogida y a moverme para recibir mas y mas.

El celular me vuelve al mundo humano, era mi hombre. Me estaba esperando en el restaurant con el anillo, miré la hora y ví que era tarde.

-Hola –le dije contenta, el celular era mi única salvación.

-¿Qué paso? –dijo con un tono más que molesto –¿que te quedaste haciendo con “el bicicletero”?

-Nada –le contesté -¿ya habíamos hablado?.

-¿Entonces que estas haciendo, por que gimes? –me dijo.

Yo no me había dado cuenta, pero le hablé gimiendo por la situación en la que estaba. Dios, no sabía que hacer, no podía hacer nada, no podía decirle la verdad porque nunca más me iba a ver con los mismos ojos. Me quedé petrificada mientras escuchaba el “hola, hola” del otro lado del teléfono y él seguramente escuchaba mis gemidos mientras pensaba.

-“Asi que esas tenemos, sabía que no ibas a poder dejar a tu novio, realmente me decepcionas, vas a ser muy feliz en tu vida pero no conmigo- me dijo.

-No es lo que vos pensas –le dije entre gemidos y llantos.

El teléfono se colgó.

No podía entender nada, él creyó que estaba cogiendo con mi ex pero como me iba a creer que estaba cogiendo con mi perro. Tratè de imaginarme que todo era un sueño pero no, era todo real. Estaba siendo cogida por un perro. En un momento sentí que estaba acabando, pero no era, su verga se hinchó de tal manera que creí que iba a explotar. Nunca entendí nada de cómo cogen los perros pero Duke quedó como trabado, quería soltarse y no podía y cada tiron que hacia me hacia doler y le dolía a él. Entonces giró u nos quedamos culo con culo mientras seguía tirando para safarse. Terminó acabadnome dentro, preñándome. Al final había cogido con un perro, algo desagradable, algo que iba a quedar en mi para siempre y algo de lo que nunca me iba a olvidar. Lloré toda la noche hasta que me quedé dormida.

Desperté mas tarde como pude, dormí mal, incómoda tenía mi culo y mi vagina congelados, sentía toda la pegtina del semen en mis muslos cuando me incorporé a la misma posución que tenía ayer.

Tratñe de safarme pero seguía sin poder, el vestido estaba casi suelto y toda mi ropa interior colgado mal, estaba casi desnuda. Estaba muerta de hambre, realmente mi estómago no daba mas y estaba mareada por no haber consumido nada, fue entonces que vi el plato del perro que estaba a mi alcance y lo traje para mi lado. Tome un grano de alimento balanceado, lo olí y lo comí, tenía mucha hambre y eso contribuyó a que no tuviera tanto asco, pero no podía comer de a uno, tampoco de a puñados, así que introduje mi rostro en el plato y comencé a comer como un animal. Me comí como medio plato y seguí durmiendo, un poco mejor por tener la panza llena.

Ya había salido el sol, mis ojos podían ver con claridad, no era una pesadilla, seguía atrancada. Sentía al perro durmiendo al lado mio del otro lado de la puerta, estaba ahí. Me despertó el celular que hacía ya varias veces que venía sonando.

-Hola –me dijo mi prometido –te llamo porque estoy en el aeropuerto. Quiero saber bien que pasó ayer exactamente y quiero que seas sincera conmigo. No podes negar que estuviste con alguien y quiero saber con quien.

Me quedé munda, no sabía que contestarle, era la ultima oportunidad que tenía de que me perdonara y sólo tenía que decir la verdad, pero no podía arriesgarme a caer más bajo.

“Estuve con mi macho” le dije llorando. Luego se escuchó que colgó el teléfono para siempre.

Grité de la bronca y lloré desconsoladamente. E hice mucha fuerza para destrabarme, pero lo único que hice fue soltarme el vestido que quedó debajo mio del lado de atrás, ya estaba completanemte desnuda, como mi macho; la mujer hermosa, vestida para su hombre desapareció cuando se quedó desnuda en el jardín.  No sólo eso, todo ese esfuerzo hizo que hiciera fuerza, tanta que mi estómago no lo resistió y toda la comida del perro que comsumí me estaba cayendo mal. Tenía que correr el vestido, es lo que cualquiera haría en mi situación, con mis piernas trate de correrlo, pues estar con todo el cuerpo a la intemperie hizo que me descomponga, y tenía ganas de ir al baño. No podía hacer tanta fuerza  porque me cagaba encima del vestido de 1400 dolates, pero todo me tenía que salir mal… mientras trataba de correrlo sentía como mi ano temblaba dejando salir diarrea de a chorritos, y al no poder contenerlo me puse en cunclillas como pude y cagué encima del vestido. No fue nada agradable, si me vieran mis padres, años de pagarme estudios para terminar cagando en el suelo como una perra. Tanta bronca tenía que grité mientras hacía fuerza para cagar. Me temblaba el culo, las manos lloré como nunca, mientras la mierda salía de mi me imaginaba la situación denigrante y me decía a mi misma “soy una perra”. Cuando termine patalée y llore, grité tanto que el perro se despertó y aprovechando mi pose volvió a entrar en acción. No le importó la mierda, el vestido ni nada, nada más me saltó encima y me montó, yo estaba llorando y sin decir nada me acomodé para que me cogiera sin problemas, hizo exactamente lo mismo tenía el alma destruida y mi vida arruinada. Ya mi vida estaña arruinada, era una mierda, cogida por el perro, abandonada por dos hombres. Atrancada en la puerta. Mientras me montaba la baba del perro cayó en mi espalda y se dirigió hacia adelante, estaba buscando mi vagina como ayer y yo no estaba oponiendo resistenicia, pero por raro que parezca su baba hizo que mi brazo trabado se soltara y pueda salir hacia adelante.

Salí de mi prisión, había sido el fin de semana mas horrible de mi vida. Pero al salir me puse de pie y empecé a reflexionar acerca de lo ocurrido, miraba el celular roto en el suelo, el vestido cagado. No tenía más nada, absolutamente nada. No podía volver a ver al bicilcetero ni al empresario. Mi vida había terminado. De pronto Duke entró en la casa y se quedó mirándome moviendo la cola, él no se podía quejar, la había pasado de maravilla; había cogido todo el fin de semana. Pero yo también, yo también cogi todo el fin de semana con el perro. Mi mente estaba aturdida todavía, pero el perro me miraba y yo no podía sacar los ojos de él.

Me puse en cuatro patas y le ofrecí mi vagina, estaba convencida de lo que estaba haciendo, giré la cabeza para verlo y darle confianza para que me monte, ya estaba entregada a él y no tenía miedo ni vergüenza, el perro me montó y empezó a buscarme la vagina, por primera vez empecé a mover mis caderas para beneficiarle su trabajo, para que me penetre, para que me preñe. Saqué mi lengua hacia afuera y empecé a jadear como estaba haciendo él y mientras aumentaban las embestidas de su verga buscando mi vagina emitía ruidos como pequeños ruidos como lo haría una perra en celo. Me la metió como hizo siempre y yo me dejé, empezó a bombear fuerte pero esta vez lo disfrutaba, bajé mi cabeza y me aopyé en mis codos para poder levantar más la cola para regalársela a mi macho. Su verga se agrandaba nuevamente hasta quedar trabada y giró quedando culo con culo, pude girar la cabeza mirando un espejo de la sala la escena y me gustaba. Lo único que me molestaba era verme como una mujer, una mujer que arruino toda su vida y cagó un vestido de 1400 dolares. Eso lo hace una perra, eso era lo que yo quería ser.

Cuando Duke se bajó sentí como todo su semen quedó chorreando el piso además de mis muslos y nalgas, aproveché para darme vuelta y lamer hasta la última gota, tuve competencia ya que él hizo lo mismo. Duke se fue a su plato de comida mientras yo seguía lamiendo; levanté la vista pero no estaba comiendo, me estaba mirando, esperándome como que terminara para comer juntos. Así que temblorosamente, di mis primeros pasos como perra caminando en cuatro patas los pocos metros hacia su plato y juntos comenzamos a comer alimento balanceado, ya no me daba asco el olor a hígado seco ni el olor a perro que tenía, todo lo contrario. Luego Duke se fue a dormir a su colcón mientras seguí comiendo un poco más.

Luego se retiró hacia su colchon y yo me quedé sola en la cocina. Temblosorasmente comenzé a caminar en cuatro patas, al principio me costaba ya que el frio en las rodillas me molestaba totalmente, pero la exitación al sentir el aire pasar por mi vagina, mi ano todo sumándole el bambolear de mis tetas me hizo sentirme mas sometida, mas bestial. Me fui para la puerta del jardín y me asomé, ahí estaba mi vestido cagado, o mejor dicho, el vestido de la chica que estaba atrancada en este lugar. No quería salir por miedo a atrancarme nuevamente, pero metí el vestido para dentro, con mierda y todo, ni lo miré sólo me di vuelta, me puse de cunclillas y volví a cagar encima del vestido, esta vez tenía ganas de hacerlo, me acordaba de la noche anterior arreglándome para el hombre de mi vida y me quise cagar en toda esa mujer idiota que creía que algo le podía salir bien en la vida. Cuando teriminé no me cohibí de nada, ya estaba con mi vida por el suelo como para preocuparme. Lentamente caminé hacia donde estaba mi macho durmiendo en el colchón. Apenas llegué me miró y se corrió dejándome un lugar. Me recosté a su lado e instintivamente puso mi cabeza sobre la mía, cuidando a su hembra y a los cachorros que supuestamente llevaba en mi utero.

Viví como perra casi todo el més, mi casa quedó un desastre, el vestido apenas se veía ya que fue mi baño,

Me paré y fue como un volver a la humanidad, me sentí mareada y extraña, agarré el vestido y lo que pude tirar en el inodoro lo tiré, el testo lo lavé a mano y luego lo puse en el lavarropas. Limpié toda la casa y abrí las ventanas para que corriera un poco de aire, era una jaula, no una casa.

Estaba toda desaliñada, el cabello duro y desprolijo, el maquillaje corrido por transpiración, lengüetazos etc. Pelos en mis piernas, mi vagina y debajo de los brazos, las uñas largas y llenas de mugre al igual que todo mi cuerpo. Mientras el vestido giraba en el lavarropas me miraba al espejo y me comparaba con aquella hermosa mujer que esperaba a su futuro esposo millonario y si bien era mas hermosa antes lo que veía me gustaba mas, mas salvaje, mas bestial, mas perra. Fue entonces que iba a abrir la canilla del baño para ducharme pero cuando giré me encontrñe con Duke que me estaba gruñendo. Lo miraba y entendí que le molestaba verme de pie, así que obedeciendo a mi macho me puse en cuatro patas y me di vuelta ofreciéndole nuevamente su vagina (ya no era más mia hace un més). Estaba descontrolada, mi mente se estaba volviendo loca, no la pasaba bien siendo perra pero era como un castigo por haber sido tan estúpida, estaba aturdida, mareada, mi mente era mas salvaje al igual que mi cuerpo, Duke ya había girado para acabarme cuando siento que mis padres están llegando luego de sus vacaciones.

Pero lo que pasó luego lo cuento otro día.