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El chat a veces funciona...

en Sexo Virtual

Tuve una época en que me divertía mucho chateando, conociendo gente, intercambiando experiencias a través de un teclado; casi siempre se quedaban en simples contactos virtuales pero la historia que les traigo hoy cruzó (por suerte) la barrera de lo platónico a lo real. Un día cualquiera sin saber muy bien por qué, terminé chateando con un jovencito llamado Nico. Era varios años menor que yo pero me enganchó su forma de hablar muy adulta y madura. Tras varios días de conversaciones, la mayoría subiditas de tono, me propuso quedar en algún sitio y conocernos. Yo accedí sin ningún problema. El punto de encuentro fué el bar donde solía trabajar por esa época como camarera. Cuando llegó supe que era él porque se acercó a la barra y me dijo "Estás para devorarte aquí mismo", no era la contraseña que habiamos acordado pero me pareció una excelente manera de presentarse. Le serví una copa, quedaba el tiempo justo para que él se la tomara mientras yo terminaba mi turno. Él iba vestido muy sport, vaqueros ajustados marcando paquete y una camisa negra por la que se adivinaban sus pectorales bien torneados de gimnasio. Yo llevaba un vestidito corto también de color negro, escote en v de tal forma que cada vez que me inclinaba para coger una bebida se me veian los pechos. Mantuvimos una conversacion entrecortada pero muy intensa y sugerente sobretodo, llena de insinuaciones para ir caldeando el ambiente y al acabar mi turno decidimos irnos a mi piso y realizar todos los deseos que habiamos compartido antes por una ventanita pero esta vez en mi habitación y en mi cama. La noche prometía sexo, desenfreno y pasión. Al entrar en la habitación y cerrar la puerta, él apagó la luz, me buscó en la oscuridad y empezó a besarme, mostrándome sus ardientes deseos por mi. Deseos acumulados durante días en las calientes conversaciones por el msn. Empezamos a acariciarnos mutuamente, a sobarnos, a frotar nuestros cuerpos, la ropa empezó a estorbar... sus manos apretaban mis senos, se metian por debajo de mi vestido y buscaban mi culo, su boca besaba mi boca, su lengua recorría mi cuello, mis senos, mis pezones... fué bajando mi vestido a la vez que me acariciaba entera, quería sentir al máximo mi cuerpo, mi piel, besó mi ombligo mientras deslizaba sus manos por mis caderas, su lengua delineó los ribetes de mi tanga y al final quedé ante él semidesnuda, sólo con los zapatos de tacón y mi tanguita negra. Yo comencé a quitarle los pantalones y los calzoncillos, a medida que se los iba bajando mi lengua lamía su pecho, su vientre, se la pasaba por su polla, primero un lado, luego el otro, le lamía desde abajo, desde los huevos hasta la punta. Con los pantalones completamente abajo, la tomé entre mis manos y puse su capullo en mi boca, se la empecé a chupar acariciandole el lomo, mientras tanto él deslizaba sus manos por mis cabellos, por mi cuello, me agarraba las tetas y subía otra vez hasta mis cabellos... disfrutaba y me acariciaba cuanto podía al mismo tiempo que dirigía con su mano la mamada fenomenal que yo le estaba obsequiando. Me la metía entera en la boca, la sacaba y mi lengua jugueteaba con su glande, lo apretaba un poquillo con los labios, me la volvía a meter... lo escuchaba gemir y jadear de placer... Después subí buscando su boca, nos besamos intercambiando saliva, intercambiando liquido preseminal y más saliva, nos comimos la boca, el cuello, nos mordisqueamos los pezones, yo no paraba de acariciarle la polla, los huevos, las nalgas, el interior de sus muslos... me dijo que no podría aguantar mucho más, que era demasiado el placer que le estaba proporcionando... fóllame le contesté, quiero que te corras dentro de mí. Le puse un preservativo y nos dejamos caer sobre la cama, yo con las piernas abiertas tiré de él para que cayera encima de mí, levanté mi pubis ofreciéndole mi sexo, frotó un par de veces su polla por mi coño y luego me la metió entera con ganas, yo le abracé fuerte y le susurraba y gemía al oído. Nico gozaba con los movimientos de mi pelvis, buscando y pidiendole cada vez más, más adentro, más hondo, más fuerte... ¿te gusta? Si, siii... qué rico... no puedo más... voy a correrme.... ahh ahhh siii córrete ahora ahora córrete dentro de mi... Mis contracciones y sus bombeos estaban sincronizados, yo convulsionaba, tenía espasmos de placer, me corrí y sentía cómo él también contraía sus nalgas y muslos en una corrida espectacular, su polla entraba al máximo expulsando un chorro de leche, otra entrada hasta el fondo y otro chorro... No paramos, mi pelvis seguía moviéndose queriendo sentir su polla cada vez más adentro, clavaba mis uñas en su espalda mientras seguía con sus caricias, sus besos, me sentía en el paraíso... él seguía empujando al compás del meneo de mis caderas que se tornaba más y más pronunciado, me volvía loca y al cabo de un instante explotamos en otro orgasmo más intenso que el anterior... Nos quedamos en la cama, descansando y recuperándonos, saboreándonos; todavía en el cuerpo permanecían las vibraciones y sensaciones placenteras de lo que había ocurrido... casi no pronunciamos palabra... todo nos lo hicimos saber con pequeñas caricias y roces... Nos despedimos al amanecer y él se marchó sin más... no albergamos esperanzas de repetir el encuentro porque éstas cosas funcionan así, una vez y ya está, aunque después vuelvas a coincidir en el chat, ya nunca más es lo mismo.