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En clase de Psicología.

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Carol siempre había sido lesbiana, de toda la vida. Tenía unas gafas grandes, que casi podría llevar su abuela, de lo viejas que eran. Sus ojos eran verdes, como el color de la hierba fresca. Sus labios eran tímidos como ella, bien gruesitos. Era delgada, no pesaba más de 60 kilos. Lo que más destacaba de su cuerpo eran sus tetas. Al parecer, nunca llevaba sujetador de relleno y sus pezones se marcaban todo el tiempo. También destacaban su culito respingón y piernas largas, objeto de deseo de muchos.

Iba caminando todos los días al instituto y estos últimos días hacía mucho calor, así que optó por ponerse unos shorts, con los que se le podía ver casi el culo al desnudo y una camiseta rosada casi transparente, con lo cual, los pezones, hoy más que nunca, se le veían. Su compañera de asiento en clase, Rebeca, le dijo que estaba muy guapa vestida así. Ella se lo tomó como un cumplido, pues tenía muy claro que era heterosexual.

Pero en unas cuantas ocasiones, Rebeca puso su mano izquierda en el pezón derecho.

-¿Qué haces, Rebe?

-Me está entrando un calentón que ni te imaginas viendo esas nalgas tan morenas que tienes y esos pezones que siempre están duros , Carol.

-¿Eres lesbiana?

-No, solo me pones tú. 

En ese instante, Rebeca hizo como que se le caía un lápiz al suelo. Cuando lo cogió, y antes de regresar a su puesto, pasó su mano, restregándola un poco, por el coño de su amiga y le levantó la blusa delicadamente para tocarle mejor la teta derecha. 

-Joder, Rebeca, atiende a la profesora, que me está poniendo cachonda eso que haces.

-Imagínate  cómo estoy yo. Bff, ¿para qué traes estas ropitas? Ahora mismo te desabrocharía el pantalón y metería mi dedo en tu coño. Lo metería y lo sacaría, lo metería y lo sacaría hasta que no pudieras aguantar y gritaras, Carol.

Carol no se hizo de rogar. Sin que la profesora de Psicología se diera cuenta, se desabrochó el pantalón. Suerte que esta mañana salió con prisas y no se había puesto bragas.

-¿Nos verá la idiota esta de Psicología? - Susurró cada vez más excitada Rebeca.

-Estamos en la última fila, a los lados no hay nadie y todos están hablando unos con otros sobre la materia que entra en el próximo examen. No creo...

-Pues bájate un poco el pantalón, hasta que pueda tocar bien ese chochito.

Carol lo hizo así.

-Rebe, desabrocha tres de los botones de tu camisa, quiero meter mi mano y tocarte los pezones.

Rebeca lo hizo así.

Y así siguió su juego. Una hoja que se caía por despiste. Rebeca que bajaba a buscarla y metía su lengua en el coñito caliente de Carol. Carol que cerraba los ojos y apretaba sus labios para no gritar allí mismo. Carol que iba a pasarle una hoja a Rebeca y metía su mano en las tetas de su amiga para ponerle los pezones a punta de cañón.

-Oh, Rebe, desabrocha otro botón, quiero chuparte los pezones. Joder, qué tetas más ricas tienes.

Rebeca que desabrochó otro botón y Carol que hizo como si fuera a contarle un secreto, fue directa a su pezón izquierdo, pasando la lengua rápidamente, apretando fuertemente con su boca. Rebeca reproducía gemiditos que casi nadie oía.

-No puedo más, vamos al vestuario, que hay duchas. Tú di que tengo ganas de vomitar y que me acompañas al baño. - Dijo Rebeca, guiñándole un ojo a Carol.

Y minutos después, se hallaban las dos en el vestuario de chicas. Besándose como desesperadas, meneando las lenguas de aquí para allá, desvistiéndose, tocándose las tetas, chupándose los pezones, metiéndose sus deditos en el coño, dando grititos, mojándose todas, tocándose los culitos.

-Me pone tu culo, Carol. Me pone, ponte a cuatro patas, que te voy a meter el dedo por ese precioso culo.

Pero de repente, entra alguien. Así, sin más aviso. Y lo peor de todo, es que es un chico. Y encima, de su misma clase. Que hoy estaba sentado justo delante de ellas.

-¡Oh, dios, chicas! No sabéis lo cachondo que me habéis puesto en clase de psicología. Mirad mi polla, nenas. Empalmada, tiesa, que quiere derramar semen. Uff, que le encantaría follar con estas dos guarras que en clase se ponen a masturbarse.

-Adrián... Ven aquí. - Pronunció Carol.

Le quitaron el pantalón, los calzoncillos y la blusa. Lo dejaron desnudo. Mientras Carol le chupaba la polla a Adrián, Rebeca retorcía los pezones de Carol, los chupaba más y más fuerte y metía su boca en su coño. 

-Oooh, oh, sigue Carol, sigue chupando. ¡Chupa! - Adrián le movía la cabeza más rápido a Carol. Se estremecía de placer, le encantaba.

-Ven, Rebeca, que te voy a follar por detrás. Quiero follar ese culito tan rico. 

Y así sintieron placer los tres. Follando, corriéndose, teniendo orgasmos que solo escuchaban las paredes del vestuario. 

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Irina