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Las chicas de la emisora

en No Consentido

Erase una vez cuatro mujeres que trabajaban en un pequeño periódico local, ellas eran Raquel, Verónica, Yolanda Y Maria Jose. También trabajaban hombres con ellas, pero ese día, estaban solas en la redacción. Eran ya tarde y todas se iban a casa, cansadas después de un día de trabajo.

Estaban en la sala donde solían trabajar cuando vieron la puerta abrirse, todo fue muy rápido, dos tipos entraron sin llamar, uno de ellos portaba un arma y una mochila negra y nada más verlas las apuntó con ella.

--¡Arriba las manos!--dijo el tipo que iba desarmado, y que parecía el jefe.

Todas obedecieron asustadas, mirándose unas a otras desconcertadas por aquel atraco.

--No hay dinero—dijo María José.

--Sacad todo lo que tengáis en los bolsillos—dijo el tipo.

Tras obedecer, los atracadores se quedaron con el dinero de todas ellas, sus teléfonos móviles, que eran bastante caros, y las joyas, que aunque de bisutería barata, se las quitaron también.

El tipo de iba armado dejó su mochila sobre la mesa y su amigo la abrió, sacando de ella varios trozos de cuerda.

--No hagáis nada y no os dispararemos—dijo.

Las fue atando una a una, primero verónica, la cual lo sintió en su espalda, ató sus manos y después la joven sintió como las manos del tipo tocaban sus pechos por encima de su ropa, se resistió pero el tipo los apretó con más fuerza.

La dejó sentada en el suelo y se acercó a Yolanda.

--Ahora tú.

Yolanda obedeció, esperando que tras atarlas a todas se marcharían y que las ataban para que no llamaran a la policía. El individuo no se cortó en tocarle el culo por encima de la ropa, incluso metiendo sus dedos por entre sus muslos, tocando su sexo por encima de sus vaqueros.

Cuando ya estaba atada y sentada ataron a Maria José, la mayor del grupo, esta vez el tipo besó y mordió su cuello produciendo una mueca de asco en la mujer.

Raquel creía que iba a ser la última en ser atada, le vio avanzar hacia ella, pero el tipo soltó la cuerda.

--Tu eres la más guapa de todas—le dijo el tipo—Date la vuelta.

Raquel obedeció, estaba aterrada, se preguntaba, al igual que sus amigas, donde estaba el guardia de seguridad, y recordó, no supo por qué, que aquel tipo siempre había sido un guarro, les guiñaba un ojo o les sacaba la lengua cuando llegaban, les decía improperios propios de un obseso sexual como hoy estás crujiente y cosas como esas, que ellas intentaban ignorar lo mejor que podían.

Por la mente de las mujeres pasó la posibilidad de que aquel cabrón tuviera algo que ver con todo aquello...

El tipo llevó las manos hacia el culo de Raquel y lo sobó todo lo que quiso.

--Tienes un culo de toma pan y moja—le dijo.

--Ya tenéis dinero—le dijo la chica—Marchaos.

--Ese dinero es poco—dijo el tipo del arma—Vais a tener que pagarnos las molestias de otra forma.

Todas se miraron entre si y temieron lo peor.

--Ven con nosotros—dijo el tipo agarrando a Raquel del brazo—Y vosotras—dijo dirigiéndose a sus amigas—No hagáis ninguna tontería o la mato aquí mismo.

Raquel era la que tenía el culo más horondo, gordo sin llegar a resultar poco atractivo, sus pechos eran pequeños pero sexys, su pelo era negro y su boca, a pesar de que sus dientes no eran perfectos, era una boca carnosa y sexy que hacía pensar a más de uno de sus conocidos como sería sentirla rodeando su miembro, mamando.

Por desgracia para ellos ese día solo sus violadores sabían lo que se sentiría al meterla en aquella boca, así como penetrar ese sexo azabache y ese ano virgen.

Porque Raquel tenía novio, pero analmente jamás había tenido sexo.

La metieron en la sala de audiovisuales, mientras sus tres compañeras permanecían atadas en el plató, llorando, intuyendo lo que iba a sucederle a la buena de Raquel y sabiendo que después les tocaría a ellas.

Nada más entra uno de los tres tipos la empujó contra una mesa ovalada que había en medio de la sala, no había más que eso, una pizarra blanca y un sillón viejo en un lado.

--Vamos--le dijo—Quítate la ropa.

Raquel le miró mientras lloraba, hizo un rápido balance de la situación, estaban solas con aquellos tipos, atadas e indefensas, y seguramente el guardia, cómplice de aquello, ya había cerrado la puerta para que nadie pudiera interrumpirles. ¿Que otra salida tenían?. La muerte era amenaza suficiente para que ninguna, o al menos ella, quisiera hacerse la heroína e intentar escapar.

Se quitó la chaqueta blanca que llevaba y se dejó una blusa algo escotada color roja.

--Vamos, vamos—le metió prisa uno de los tipos.

Raquel deseaba que solo la manosearan, pero sabía que tendría suerte si salía ilesa de aquella habitación, lanzó un sollozo y de desabrochó el botón de sus pantalones vaqueros, los cuales se ajustaban a tus piernas y su trasero.

--Mmmm, eso es—dijo uno de los tipos al ver que colaboraba.

Bajo la cremallera de sus pantalones y se deshizo despacio de su blusa, dejando al descubierto un sujetador negro, el tipo que la miraba se acercó a ella y agarró el sujetador por el escote con la mano libre, tiró de él con fuerza y Raquel se sintió zarandeara, pero el tipo consiguió su propósito, romper la prenda, sus pechos medianos se movieron al verse libres.

El tipo del arma dejó la pistola sobre el sillón, sabedor de que el miedo paralizaba a aquella joven y que no intentaría cogerla, además ella era una y ellos dos.

Raquel sintió como los dos tipos se acercaban a ella y la cogían, sus manos comenzaron a tocarle los pechos desnudos, la espalda, el vientre, todo su torso, las sentía rudas y calientes, los dedos apretaban los senos, como comprobando su ternura, su blandura, las yemas rodeaban los pezones y, casi inconscientemente, hicieron gemir a Raquel, aunque no de placer, si no de algo mas extraño, quizás sorpresa.

El jefe la cogió y la obligó a arrodillarse, en aquel momento Raquel pareció reaccionar, pero solo en su mente.

--¿Por que no hago nada?--pensó--¡Van a violarme!

Era como si alguien hubiera apretado el botón de pausa de su cuerpo, a pesar de que sabía lo que venía, era incapaz de defenderse.

Vio, delante de ella, el paquete del tipo, bajo sus pantalones vaqueros ajustados,supo que era un pene grande por la silueta que mostraba, y no tardó en comprobarlo.

Cuando el tipo descubrió el miembro, la punta, rosada y húmeda, estuvo a punto de chocar contra la cara de Raquel.

--¡Chúpala!

Ella negó con la cabeza, cerrando la boca como si eso fuera alguna solución, la mano del tipo la cogió del pelo y estiró hacia atrás, ella gritó de dolor y, en ese momento, sintió como la polla invadía su boca virgen.

--Si muerdes te la cargas—escuchó que le decía al otro tipo.

El sabor del miembro en su boca le resultó asqueroso, tuvo una nausea, que fue apagada por los movimientos que la mano del tipo comenzaron a hacer con su cabeza, el glande entraba hasta casi el final de su boca y salía, la sacó, y un hilo de saliva quedó colgando desde el pene hasta la boca, cuando se desprendió fue a parar al pecho de la mujer.

--Por favor—suplicó.

Pero antes de terminar siquiera aquellas palabras fue embestida de nuevo.

Quiso dejar su mente en blanco y no pensar en nada, así, durante varios minutos sintió como la polla, erecta y palpitante, porque de verdad la sentía palpitar dentro de su boca, entraba y salía, al poco ya la tocaba con la lengua, la rodeaba, ya le daba igual, todo el mal, el que pudiera tener una manada obligada, estaba hecho. Esperaba que se contentaran con ellos, aunque en el fondo de su ser sabía que no iba a ser así.

Cuando el tipo sacó la polla esta estaba repleta de su saliva, chorreosa, y durísima, jamás había visto un pene tan erecto.

Los dos tipos la cogieron y la volvieron, dejándola de cara a la mesa, pronto sintió como tumbaban medio cuerpo en ella y quedaba con las piernas fuera, el culo en pompa, indefensa, quería moverse, rebelarse, pero estaba aterrada, paralizada por el miedo.

Sintió como las manos del tipo rodeaban su culo, frente a ella estaba el otro tipo, que la miraba callado pero ansioso, sabedor de que él también probaría ese femenino cuerpo.

--Menudo pandero—dijo--Eres la que tiene el culo más bonito de tus amiguitas.

Las manos del tipo se detuvieron y dos dedos de la mano derecha se metieron por la entrepierna de la mujer, la cual se removió, intentó ponerse de pié, pero el tipo la empujó de nuevo con mucha violencia.

Sintió como le bajaban los pantalones, quedando solo sus bragas, nuevas, de pequeños corazones rosas, entre el tipo y ella, después no la tocaron, se preguntó que estaba haciendo y escuchó el sonido de la ropa del tipo cayendo al suelo, solo entonces, como si hasta ese momento hubiera estado en una ensoñación, rompió a llorar, solo en ese momento supo que, sin duda, iban a violarla las veces que quisieran.

--¡Por favooooor!--lloriqueó.

Cuando el tipo estaba ya desnudo se acerco a ella y pegó su sexo a su culo y su coño que, bajo sus braguitas, esperaban la inevitable profanación, Raquel lo sintió caliente y pegajoso, seguramente por su propia saliva.

--Uff--gimió el tipo—Que buena estás.

En aquel momento le rompieron las bragas con fuerza, convirtiéndolas en arapos, Raquel intentó por fin zafarse, pero había reaccionado demasiado tarde, era la presa de esos dos bastardos.

El segundo tipo la miraba, frente a ella, Raquel sintió de pronto la punta del pene en la entrada de su sexo, como apretaban con fuerza y su cuerpo le lanzaba una alarma de dolor.

--Haaayyy--gimió--Nooo, no, haaa, duele, noo, duele.

El tipo que observaba lanzó una carcajada, la polla entró de golpe, no se detuvo ni un segundo, cuando había profanado todo el sexo indefenso de Raquel el tipo lanzó un largo gemido.

Se quedó quieto, y ella sentía como el rabo latía dentro de ella, lo sentía en cada una de las paredes de su sexo abierto, caliente y húmedo, no era la primera vez que sentía un rabo follándola, su novio le hacía el amor casi todas las noches hasta que ambos se corrían de placer, y antes había follado con varios hombres con total libertad, pero nunca la había penetrado un pene de tanto grosor.

El tipo masajeó sus glúteos blandos y suaves y después comenzó a moverse despacio, dentro y fuera, dentro y fuera.

Raquel estaba rota de dolor, tenía los ojos cerrados y la boca abierta, se sentía humillada, violada, ultrajada, y solo podía llorar y esperar a que aquel cerdo acabara.

Su cuerpo era empujado hacia atrás con cada embestida, moviendo incluso la mesa del suelo y haciendo un ruido de arrastrar muebles que sin duda sus amigas escuchaban y adivinaban de que era, el tipo que observaba comenzó a desnudarse, su polla era más gorda que la que estaba penetrando a Raquel.

Los gemidos de la joven se hicieron inevitablemente latentes, al sentir tal miembro dentro de ella no podía evitar gemir de dolor, las manos del tipo comenzaron a manosearle la espalda y la alzaron después para tocar sus pechos.

Raquel se sintió sacudida por esos brazos, que, fuerzas y masculinos, hacían con ella lo que querían, la polla, tenía la sensación, llegaba hasta lo más hondo de sus entrañas y, a pesar de lo horrible de la situación, reconoció que aquel miembro era el más voraz, el más salvaje que la había follado en toda su vida, y que ningún rabo que había recorrido y coño húmero era comparable con aquel badajo que ahora la violaba sin parar.

--Ohooo.-gemía--Ahaaaa, ahaaa, ohooo.

Su mente comenzó a confabular contra ella, como cuando sin querer, al ver alguna imagen erótica o algo parecido, se excitaba, al principio se odió por ello, sentir placer en aquel momento, en el cual estaba siendo violada, era para ella una vergüenza, pero después quiso, intentó comprender que el cuerpo humano, hasta donde ella sabía, era un organismo único, tenía un miembro varonil dentro de ella, penetrándola, abriéndole las sensibles paredes de su interior con la finalidad de eyacular dentro y llenarla de lefa caliente. ¿Que podía esperar, si no excitarse? Su sensación era de rabia, odio y placer, goce, aceptación, deseo...

Sus gemidos no cesaron, ni las manos que la tocaban.

--Ahhaaa, ahaaaa, mmmmhaaaa.

El tipo gemía y le susurraba barbaridades al oído, que no hacían más que crecer esa excitación que no podía dejar de sentir.

--Siente mi rabo—le decía—Siii, está dentro de ti, te está follando y te está gustando, te gusta que te viole como a un puta. Vamos pequeña, córrete, pídeme más, si...

Raquel cerró los ojos y se dejó llevar, ya todo estaba perdido, no podía luchar, no podía escapar, estaba siendo violada.

Y le gustaba.

Durante minutos se sumió el el goce de aquel violento polvo, después sintió como su coño le dolía, pero era un dolor agradable, todo su cuerpo se convulsionó y lo supo, estaba a punto de tener un orgasmo.

--Ahaaa--gritó entrecortada por el placer—Por fav...vor, Ahaaaa.

Su sexo se corrió, sintió como su líquido caliente salía a presión a causa del rabo que la follaba y mojaba sus piernas desnudas para bajar por ellas como gotas de lluvia hasta sus pantalones, se tumbó sobre la mesa agotada, saciada, cogiendo aliento.

El tipo no se había corrido y Raquel se preguntó que perverso plan tenía guardado para aquel fin, aquella eyaculación que ella se imaginaba violenta y sucia, quizás, pensó, quería correrse dentro de su femenina boca, haciendo que lo saboreara, caliente, dulzón, extraño... algo que ella nunca había probado, a lo más que había llegado era masturbar un rabo, hacerle una buena paja para después sentir como se corría en su mano.

Escuchó como el tipo escupía y sintió el gapo en el mismo orificio de su culo, se revolvió, adivinando lo que venía.

--¡Estate quieta, coño!--gritó el tipo.

--Por favor—suplicó ella—No, no quiero, haré lo que me pidáis menos eso.

--Desaprovechar un culo como este sería un sacrilegio—dijo el otro tipo, que miraba deseoso la escena.

Raquel se aferró a la mesa llorando, tratando de no pensar en el inevitable dolor que iba a sentir cuando ese pene violara su ano virgen.

La punta del miembro se posó justo en la entrada de su esfinter, Raquel lo sintió caliente, palpitaba como si fuera un pequeño animal, una de las manos de aquel bastardo acarició sus glúteos y su espalda.

--Procuraré no hacerte mucho daño—escuchó que le decía—Aunque si te mueves te dolerá más.

Entonces comenzó a empujar, Raquel gritó al sentir como su ano se abría, movía las piernas inútilmente ante el dolor y se aferraba a los bordes de la mesa sin poner apenas respirar.

--Ahaaaa, nooooo, noooo, mi culo no, por favor, te lo ruego....

Sintió como su ano se cerraba alrededor de aquel glande, que había encajado a la fuerza en ella.

El tipo se detuvo y lanzó un largo grito de placer.

El tipo acarició de nuevo sus suaves glúteos, y Raquel pensó que en el fondo tenía razón, su culo era atractivo, era ancha de caderas y siempre había necesitado una talla algo grande de braguitas, pero nunca se había imaginado que su trasero atraería los deseos de penetración anal de lo hombres., a pesar de que a su novio le gustaba tocarlo y apretarlo aún cuando no estaban follando, y a veces le daba una palmadita en aquel culazo, que ella tomaba como graciosa.

El tipo empujó de nuevo y la polla entró un poco más, Raquel gimió otra vez, de dolor, aunque su ano se había amoldado a aquel pene, todavía le dolía.

--Menuda perra—dijo el tipo que estaba de espectador.

El que la violaba acarició sus pechos y su torso.

--Voy a metértela del todo—le dijo—Prepárate, muñeca.

Raquel le miró, con dificultad, pues estaba tumbada boca abajo.

--No, espera...---intentó decir.

El pene entró de golpe y por completo, y Raquel lanzó un largo grito de dolor.

--Ahhaahaaa.

En aquel momento el tipo comenzó a moverse, a encularla, metiendo y sacando aquel miembro erecto del culo virgen de la muchacha. Ella ni se movía, estaba dolorida, lloraba y se aferraba a donde podía para resistir los envites de aquel sádico.

Sentía el pene en todo su esfinter, llegando hasta donde su longitud le permitía, durante minutos enteros, el tipo que hasta ese momento había mirado no pudo más y se acercó a ella, acarició su cara como si la mujer fuera un animal indefenso y Raquel se dejó hacer, ya que estaba casi desmayada, era ya un juguete de esos cabrones.

Las manos del tipo fueron después por su espalda y sus pechos, pero cesó pronto para poder desnudarse.

Raquel sintió como el pene se hinchaba dentro de ella y como este aceleraba la marcha, dispuesto a correrse dentro de aquel culo, lo hizo con tanta fuerza que casi la alzaba de la mesa, haciéndola gritar.

--Ahaaa, noooo, ohoooo, ahaaaa.

Con los ojos en blanco y la cara desencajada, aunque ya no por el dolor si no por la violencia de la violación, sintió como algo caliente llenaba sus tripas, era el semen, pastoso, violento, voraz.

El tipo se detuvo y después empujó una vez más, de golpe, haciéndola gritar por última vez antes de sacarla.

--Eso es—dijo--Menuda puta estás hecha.

Raquel respiraba profundamente, agradeciendo que la violación anal hubiera acabado, sentía el semen bajar por su ano, lo sentía agradable, calentito, como si se hubiera puesto una pera que aliviara la irritación del violento coito, cuando salió sus piernas temblaron y ella lanzó un gemido tembloroso de placer.

--Ahhhaaayyy.

El semen manchó sus piernas desnudas y sus pantalones.

El tipo le hizo un gesto a su amigo y ambos la cogieron, le dieron la vuelta y la tumbaron sobre la mesa, con las piernas fuera de esta.

Le quitaron las zapatillas y sacaron sus vaqueros con violencia, Raquel ni siquiera movió un dedo por evitarlo, también le quitaron sus calcetines y las cuatro manos masculinas acariciaron sus piernas, ahora estaba completamente desnuda.

La cogieron y la dejaron de pie, Raquel les miró, todavía cansada por el orgasmo, su cocño palpitaba, el cabrón desobediente parecía pensar por si mismo y quería ser penetrado de nuevo, algo que ella odió en aquel momento.

--Túmbate en el suelo—le dijo que la había violado.

Ella obedeció, una vez había sentido un orgasmo, ya ni siquiera podía, a su juicio, llamarse a eso violación, ¿Que diría ante un juez? ¿Que había sentido como se corría de gusto mientras la forzaban?, pensaba en como la mirarían sus familiares y sobre todo su novio, el cual sabía tenía que follarla sabiendo que se había corrido como nunca lo había hecho con él con dos degenerados.

El tipo que hasta ese momento había sido espectador supo que era su turno, y aunque no lo fuera, no podía aguantar más, se tumbó sobre ella y la miró a la cara, Raquel desvió la mirada mientras sentía las manos del hombre tocar todo su cuerpo.

--Eres preciosa—escuchó que le decía el tipo

Comenzó a comerle los pechos con mucha avaricia, Raquel estaba quieta, obediente, sentía la lengua del tipo rodear sus pezones, lamerlos y besarlos, y derivar después al resto de sus medianos pechos, lo hacía con avaricia pero a la vez con una dulzura extraña, como si deseara modelar aquellos senos con sus labios, jugando con aquellos pezoncitos que estaba apuntado hacia arriba, respondiendo al juego, sentía placer, una lengua húmeda estaba lamiendo sus tetas y eso le estaba encantando.

Raquel se estiró en el suelo, sabiendo que tarde o temprano tendría otro orgasmo,y curiosamente lo aceptó como si nada, lo malo había sido sentir el primero, pues había sentido vergüenza, pero ahora, que ya había sido profanada por todos sus agujeros, le daba igual incluso sus propios sentimientos.

La penetración la sintió profunda, latiente, y lenta, gimió de dolor, el pene avanzó, se detuvo, las manos tocaron sus pechos desnudos y el rabo avanzó de nuevo, ahora hasta el final.

Raquel movió la cabeza y miró al tipo, este la besó, se sentía como si ese descabellado ser fuera su novio, y ella fuera una muñeca hinchable o una puta bien pagada, de las que besaban.

El beso no le fue desagradable, podía decir que ese tipo era un violador limpio, sintió la lengua en su boca y respondió a ese beso, después abrazó el cuello del hombre con sus brazos y abrió las piernas todo lo que pudo.

--Ya está—pensó--Soy una puta.

Mientras la penetraba el tipo besaba su cuello, gemía de placer, mientras ella comenzaba a gemir de goce sintiendo el coño profanado.

--Ahhha--gritó--Siiiiii.

El hombre empujó con fuerza de repente haciendo gritar, le miró, y el tipo la miró a ella, fijamente, en aquel momento comenzó a empujar con fuerza arriba y abajo.

Raquel gritaba y gritaba de placer, era tal la violencia con la que la violaban que la movía por el suelo enmoquetado arriba y abajo, arriba y abajo, sacudiéndola.

--¡Ahhaaa!¡Siii! ¡Ahaaa! ¡Ahaaa! ¡Ahaaa! ¡Ahaaa!

Durante varios minutos estuvo en el séptimo cielo, teniendo orgasmos pequeños pero intermitentes, que mojaban su coño y formaban un charco en el suelo que a su vez mojaban su culo, aplastado contra aquella moqueta que era testigo de aquella orgía.

El pene se hinchó de repente, convirtiéndose en más gordo de lo que ya era y Raquel sintió como todo su cuerpo se convulsionaba de nuevo, un escalOfrío la recorrió y las palabras se trastocaron en su garganta de tanto placer que estaba sintieno.

--¡Ya llegoo...Ya me corroooo jo...der!

Abrió todavía más las piernas y un chorro de semen caliente la invadió, llegando al fondo de su ser.

--Ahaaaa, ahaaaa—gimió--Me corrooooo. Ahaaaaa, me corrooooooo.

El tipo no dejaba de empujar, otro chorro la llenó, después uno más, algo más apagado, pero igual de caliente, cuando se detuvo, dejó su polla dentro de ella, la besó vorazmente mientras de su glande salían la últimas gotas de la lefa caliente.

Cuando el tipo abrió la puerta, la empujó fuera desnuda, cayó al suelo donde estaban sus amigas atadas y amordazadas. las cuales la miraron sabiendo lo que había ocurrido, Raquel las miró y vio que la mayoría había estado llorando por sus mejillas mojadas, de repente sintió vergüenza porque sabía que la habían escuchado pedir más mientras la violaban se acercó a la pared y se sentó, rodeó sus piernas con los brazos y rompió a llorar, arrepentida por haberse comportado como una puta con aquellos cerdos.

MARÍA JOSÉ

Maria José era la mayor de las mujeres, casada y con un hijo de dieciseis años, todavía tenía buen cuerpo, morena, de estatura baja y cuerpo algo gordo pero con curvas, sus compañeros, y por que no sus compañeras, a espaldas suyas, siempre habían comentado que era la que mayor pecho tenía de la redacción, y era verdad, sus tetas eran bastante grandes, tanto que las miradas de su compañeros no podían evitar ir a parar a aquellos pechos grandes y firmes, ella lo intuía, pero le daba igual, es más, era una inyección de autoestima para una mujer de su edad, y fuera de su trabajo, cuando salía con su marido, también le gustaba marcar sus pechos, y en mas de una ocasión había notado una mirada lasciva de algún hombre hacia su generoso y maduro escote.

Cuando la desataron y la llevaron a la habitación, ni siquiera dijo, valga el caso, este coño es mío, durante los minutos que había estado atadas había pensado en aquella situación, escuchando como su amiga era profanada con violencia y ella acababa cediendo, y había pensado en que ella tenía un hijo y un esposo, una familia. ¿Debía, en serio, intentar escapar de aquellos hombres que, armados, podían matarla en cuanto quisieran?

Pero la idea de que iba a ser violada le aterraba, había tenido algunos novios, sin contar con su marido, de joven había sido muy bella, y sus pechos todavía más, y había tenido relaciones con muchos hombres por simple placer hasta encontrar al que ahora era su esposo.

¿Que debía hacer?

Estaba claro que escapar iba a ser difícil, si se resistía posiblemente la matarían.

Por eso había pensado en resistir aquel envite como fuera, su cuerpo había tenido mucho sexo, muchísimo, pero aquello sin duda era algo diferente, no obstante creía que, si obedecía, podría soportarlo y superarlo como un mal recuerdo mal que acaba olvidado en el desván de la memoria.

¿Que debía hacer?

La visión de la pistola hizo que tomara una decisión.

--Mira que tetazas tiene—dijo uno de los tipos con ansia.

--No me hagáis daño—dijo Maria Jose—Haré lo que me pidáis, pero por favor, no me mateís.

--Nadie va a hacerte daño si obedeces—dijo el jefe de los dos tipos—Así que vete desnudándote despacio

María José suspiró hondo y miró su propio cuerpo, sintió un miedo atroz que le recorrió todo su organismo, llevaba puesto un vestido marrón, que alzaba sus pechos, con el que había hecho el programa hacia escasamente una hora, lo agarró con las manos y lo alzó despacio ante la mirada de aquellos tipos, se desnudó mirando al vacío, con ningún gesto en su cara, cuando estaba en ropa interior uno de los tipos se acercó a ella y acarició su cara, si no hubiera sido porque aquella situación, hubiera parecido un gesto incluso tierno.

--¿Tienes esposo?-le preguntó.

María José se preguntó a que venía esa pregunta.

--Si--contestó.

--¿Hijo?

--Un hijo.

--Deben de ser muy afortunados al tener una mujer como tu en sus vidas—dijo el tipo.

María José no contestó.

El tipo acercó su boca a la de ella y la besó, ella se dejó hacer, ladeando al cabeza mientras jugaba con la lengua del hombre, pensando que así lo contentaría, curiosamente no le resultó desagradable aquel beso.

Cuando el tipo separó sus labios de los suyos su mano bajó por su cuello sus pechos, dos de los dedos del tipo acarició el seno izquierdo de la mujer, haciendo círculos despacio, Maria José no pudo evitar sentir un escalofrío de inevitable excitación y el pezón salió a relucir a través de la tela rosada.

--Si yo tuviera una madre como tu estaría todo el día masturbándome—comentó.

Antes de que Maria José pudiera pensar en lo asqueroso del comentario, el tipo puso una mano sobre su hombro para que se arrodillara.

--¡Agáchate!--le ordenó.

Maria José se agachó y quedó de rodillas, vio los penes, erectos, señalando hacia su cara, palpitaban, y los veía húmedos y rosados.

Sabía lo que era una mamada, pues ella y su marido eran fieles seguidores de aquella práctica, y, al menos en aquel momento, no se sintió asqueada.

Cogió la polla del tipo que la había besado con una mano y la sintió pegajosa, (tuvo la impresión de que él se merecía ser el primero, por aquel agradable beso y las caricias) dura como una barra de hierro caliente, la masturbó despacio, descubriendo su capullo rosado y jugoso, el tipo gimió y ella cogió la segunda polla con la mano para repetir el tocamiento.

Durante varios minutos estuvo masturbando aquellos rabos hasta que sintió la mano de uno de los tipos en su nuca y su cabeza se vio abocada a la felación, apenas tuvo tiempo de abrir la boca cuando ya sentía el capullo dentro.

No le supo bien, pero aguantó, lo mantuvo dentro de su boca unos segundos y después lo tanteó con su lengua, movió la cabeza, lo succionó, comenzó a comer aquella polla.

El tipo gemía sin parar mientras movía su cabeza al ritmo de la mamada, María José también gemía algo, inconscientemente, pensaba en su familia, y no dejaba de repetirse que hacía aquello para volver a verlos.

--Mmmmm--gemía mientras chupaba—Mmmhhmmm.

Sacó la polla de su boca y la vio ensalivada, brillante, el otro tipo la apremió para que se la comiera a él también y Maria José, se la metió en la boca sin decir nada.

Esta era más gorda, pero también le resultaba más suave, llevó la mano hacia los testículos y los palpó, calientes, colgantes y peludos, estaban listos para deshacerse de todo el semen que le sobraba.

El tipo que ahora estaba libre se agachó tras ella, sus manos tocaron los pechos de la mujer, apretándolos por encima de la tela del sujetador rosa talla ciento veinte, y se adentraron por dentro del este deseosas de explorarlos.

Sus manos estaban calientes, y eran suaves a pesar de la rudez de aquel hombre, apretaron despacio sus pechos, notando su blandura, sus dedos se introducían entre ellos, acariciando el canalillo, la piel sensible entre ambas tetas, después se concentraron en los pezones, la yema del dedo índice rodeándolos fue suficiente para que Maria José se removiera y sintiera como inevitablemente los pezones se volvían definitivamente erectos. Una de las manos agarró la prenda por en medio de las copas y tiró con fuerza, arrancándola.

---¡Ammmymm!--gimió Maria José sin dejar de chupar el rabo.

Los pechos saltaron bamboleándose, morenos, maduros pero todavía atractivos, sin envidiar nada a los de una mujer joven, colgando solo lo necesario para que resultaran atractivos y con unos pezones algo grandes, de un rosa oscuro.

--¡Menudas tetazas!--escuchó que decía el tipo.

Las manos del tipo al que se la estaba comiendo la detuvieron, la separaron de su rabo y Maria Jose le miró, sin saber muy bien por que le sonrió, con sus carnosos labios mojados de saliva por chupar el miembro.

--Levantante--el dijo el tipo.

Ella obedeció, no sabía exactamente la razón pero aquel individuo le resultaba atractivo, sobre todo cuando la había besado y le había dicho, aunque con sus propias palabras, que era hermosa.

La atrajo hacia él y en cuestión de segundos quedó tumbada encima de aquel tipo, cara a cara, las manos del hombre acariciaron su espalda mientras la miraba a los ojos, Maria José estaba avergonzada y aterrada, sintió como le apretaba los glúteos, los cuales era gordos pero atractivos.

--Muévete sobre mi—le dijo el hombre.

Ella se movió despacio, notaba el pene erecto, latiendo como un corazón acelerado, él agarró sus bragas por un lado y tiró, las rompió de una.

--¡Auhggaa!--gimió Maria José sorprendida por aquella pasión.

Ahora el tipo sobó su culo con total libertad.

El otro tipo estaba ansioso por follarla también, se masturbaba y resoplaba como una bestia en celo.

--No la acapares tu solo—dijo--Déjame follarla, no seas cabrón.

El tipo la levanto de encima suyo.

--No--se quejó Maria José—Fóllame tu solo.

--Chúpamela--dijo el tipo como respuesta—Quiero correrme en tu boca.

Ella obedeció, sabiendo que en el fondo aquel hombre no era más que un violador más sin alma, a los pocos segundos estaba de nuevo saboreando aquel miembro jugoso.

Sintió las manos del otro tipo apretando ahora su trasero, sus glúteos rollizos, y temió el acto del sexo anal, un tema que siempre había sido tabú para ella, recordó que había sentido aquel miembro en su boca, no era muy grueso, y, dedujo que al estar mojado por su saliva, pues lo había comido antes, entraría mejor.

Las manos del tipo separaron sus glúteos y Maria Jose se encomendó al cielo.

Por suerte, la polla entró en ella, pero por su coño.

--Ahaaaa--gritó abriendo la boca pero sin dejar que saliera el pene.

Le dolió, pero estaba seguro que su ano le habría dolido más.

Comenzó a penetrarla con fuerza, abriendo cada pared de su sexo, empujándola hacia delante, hacia la polla que chupaba y entraba hasta el fondo de su boca.

Pensó en su familia, en su marido, y que pensarían si la viera allí, follada por dos sádicos y sin resistirse, entregada a ellos, colaborando con sus penetraciones, y como más de una vez él le había insinuado acudir a uno de esos lugares que ella tenía como peligrosos donde las parejas se intercambiaban, en aquel momento supo que no habría sido tan malo concederle ese deseo.

--Aaaggghhh, Aaggh, Aaaaggghhh.

¿Y si fuera verdad y ambos varones de su familia se masturbaban pensado en ella? ¿Que haría su hijo si la viera allí, entregada, violada, ensartada y deseando todavía más? ¿Se masturbaría sin remedio, observando con los ojos muy abiertos aquel gang bang de la que era presa su propia madre?

También pensó que aquellas pollas, pollas ajenas que ahora estaban dentro de ella, que avanzaban hasta donde les permitía su anatomía, las sentía calientes, palpitantes, duras y a la vez cavernosas.

--Aaaghhh, Agguggg, Gmgmgmghhh.

Un salivajo salió de su boca y la polla se inchó todavía más, de ella salió el líquido preseminal, elástico, trasparente y dulzón, temió una buena corrida, por parte de los tipos y de ella, pues la polla que estaba violando su sexo maduro lo hacía rápido y sin titubear, despojándola de todo el control de su cuerpo.

De repente se imaginó a su hijo y a su marido en aquella habitación, ambos se masturbaban viéndola, también estaba su padre y algunos de sus amigos varones, todos observaban como la follaban, y esa fantasía la volvió loca.

--Mmmmm--comenzó a gemir—maaahmmm.

Gemía como nunca antes lo había hecho, sabiendo que iba a tener un orgasmo en cualquier momento, sus tetas se balanceaban en el vacío y su coño parecía temblar con cada pollazo.

El tipo que tenía la polla en su boca se apartó de ella y Maria José se sintió libre para gemir de placer.

---Ohooo, mmmmaaaasssss.

Se convulsionó de placer y su coño estalló de gozo, sintió como se corría, como su líquido orgiástico salía disparado con una decidida penetración y mojada sus muslos desnudos.

--Ahhaaahaahahaha--gritó sin miedo a que la oyeran.

El tipo dejó de penetrarla y Maria José se sentó en el suelo, les miró desde abajo, sudorosa, violada.

--Túmbate--le ordenó uno de ellos.

Se tumbó en el suelo boca arriba y el tipo que estaba follándole la boca se tumbó sobre ella, no hizo falta que le dijera que abriera las piernas, las manos fueron a sus grandes pechos y llevó su boca hacia ellos, cuando comenzó a lamerlos Maria José cerró los ojos, sintió los labios del tipo mordiendo sus senos, la lengua lamiendo sus pezones y se sumió en el gozo que siempre había sentido cuando le hacían aquello.

Tras un rato el tipo la miró, Maria José le miró y él comenzó de nuevo a follarla despacio, ella llevó sus manos a su espalda y le abrazó, aunque no del todo, no queriendo dar muchas muestras de colaboración.

Sentía el pene abriéndola, lubricado con su saliva y pronto su sexo se ofreció de nuevo, no le desagradaba aceptar que aquello le gustaba, aquel rabo follándola descaradamente, ya ni se reconocía, y ni le importaba.

--Ahaaa--comenzó a gemir---Ahaaa, Ohoooo.

El tipo besaba su cuello sin dejar de meter y sacar su miembro de dentro de ella, sudoroso incluso al sentir como el cuerpo de la mujer le aceptaba.

--Siii--gimió--Vamos a por ese orgasmo, vamos, siente mi polla rompiendo tu coño.

Maria José se retorcía en el suelo de gozo, estirando sus piernas desnudas y deseando sentir más y más placer.

--Ahaaa--gimió con algo de timidez.

Se estremeció y el tipo aceleró la marcha, Mario José se aferró a él y cerró los ojos con fuerza mientras su cuerpo sentía lo que siempre sentía cuando su marido la penetraba en la intimidad de su cama, sus piernas se movieron como electrizadas y gimió gustosa, se corrió, el orgasmo la invadió de pies a cabeza.

--Ohooo, Diosssss---gimió rota de placer—Ohooo, Siii.

Sus líquidos salieron de su vagina y mojaron el suelo, el tipo se mantuvo sobre ella, mirándola y tocando sus pechos antes de apartarse., su pene no había eyaculado aunque estaba segura de que estaba a punto.

La cogieron y la sentaron en el viejo sillón, destinado simplemente a estar abandonado en aquella sala, el tipo se acercó a ella y Maria José vio como colocaba su pene entre sus grandes tetas, ella comprendió al instante lo que quería y se recostó, estaba claro que, teniendo aquellos pechos, quisieran sentir su polla entre ellos, pues incluso con su marido lo hacía a veces.

Apretó sus propias tetas contra la polla y la vio surgir de entre ella, el capullo, como la cabeza de una tortuga, aquello le gustó, era caliente y lo sentía cómodo, excitable, entre sus pechos.

Miró al tipo y le vio emitir un largo gemido, ella le sonrió como la puta en la que se había convertido.

El otro tipo la pilló por sorpresa, pues estaba detrás del primero y no podía verlo, cogió sus piernas, puso una a cada lado de sus caderas y la penetró con fuerza,todo rápidamente. Mario José solo pudo gritar cuando se sintió invadida.

--Ahhauuuu.

Aquello era para ella inconcebible, el ser penetrada mientras le hacían una cubana a sus tetas,

se quedó como muerta, dejando que ellos la manejaran, las manos apretaban sus pechos hacia la polla, sentía sus tetas masajeadas mientras un pene la penetraba con fuerza, violando su sexo, el sillón se movía chocando contra la pared mientras ella tenía otro orgasmo, pequeño pero que anunciaba uno mayor, los dedos del tipo que tenía su rabo entre sus pechos acarició sus pezones, haciéndola gemir, ella reaccionó y puso sus manos sobre las suyas y le ayudó a aplastar su polla entre aquellos descomunales pechos, se miraron a la cara, Maria Jose sentía pequeños orgasmos involuntarios, sudaba de placer y pedía más.

--Si...Aha....Si...Hacedmelo más, follad...meeeee.

De repente le sobrevino el padre de todos los orgasmos que había tenido, todo su cuerpo comenzó a convulsionarse y a descontrolarse, jamás, ni siquiera con su esposo, había sentido aquello.

--Maaaaaaasssss--gimió casi desmayada---Quiero más, folladme, mas, mas, mas, si si, SIIIIIIII....

Sus piernas comenzaron a moverse como locas mientras su sexo casi le dolía de placer, abrió la boca para gritar pero el grito se quedó en su garganta, atorado de tanto goce, miró al tipo que había sobre ella y de repente sintió un chorro de lefa en su cara, aquella visión hizo que el hombre gritara de placer y eyaculara nuevos lefazos hacia ella, manchando su cuello y de nuevo su cara, su boca, sus labios...

Maria Jose sintió como el otro tipo la llenaba de semen por dentro, un gran chollo que invadió su maduro coño, los hombres de su vida continuaban allí, masturbándose mientras la violaban, su hijo se corrió de gusto al ver como su madre culminaba en aquel sucio placer.

Cuando la dejaron se dejó caer en el suelo mientras la lefa escapaba de su coño abierto, suspiró profundamente y se miró las tetas, entre ellas había semen, semen caliente todavía, por su escote había semen y en su cuello había semen.

No quería que sus compañeras vieran su cuerpo manchado de esperma, cogió sus bragas rotas y se limpió despacio, su boca tenía boceras de semen también y este decidió probarlo, era más dulce que el de su esposo, más penetrante, le gustó.

Cuando salió, todavía tenía gran cantidad de semen en su boca, caminó firme y se sentó en el suelo, sus compañeras la miraron sin decir nada.

VERÓNICA.

Verónica era, todos lo decían, la tía más buena de la redacción, sus pechos medianos eran un sueño para todos los hombres que trabajaban con ella, que cuchicheaban entre ellos cuando no estaban, diciendo cosas como has visto que buena estaba hoy la vero, me gustaría follarla por todos lados, etc, etc.

Siempre había sido muy abierta sexualmente, aunque ahora no tenía novio, no le faltaban pretendientes y, siempre que lo había querido, había tenido una cola de hombres dispuestos a follarla.

Cuando escuchó como violaban a Raquel, rompió a llorar, y estuvo llorando, diciéndose a sí misma que antes tendrían que matarla si querían violarla, durante largo rato, cuando vio salir a su amiga, desnuda y violada, de la habitación, sintió rabia y desprecio, cuando escuchó a Maria José, solo quedaban ella y Yolanda por ser penetradas, y ambas ya sabían que era inevitable, la escucharon gemir y pedir más, tener varios orgasmos, y, no sabía Yoli, pero ella no había podido evitar excitarse algo, no mucho, lo normal que puede excitarse cualquier ser humano ante la situación de imaginar a una mujer atractiva siento penetrada por varios hombres.

Cuando la desataron sintió ganas de llorar, pero ya no le quedaba más llanto en el cuerpo, además sabía que no podía hacer nada, que iba a obedecer, que iba a ser violada.

Cuando entró en la habitación lo primero que vio fue la ropa de sus amigas esparcidas por el suelo, prueba fehaciente de las violaciones, las bragas rotas le hicieron sentir miedo.

--Ponte de rodillas y cómenos los rabos—dijo uno de los tipos.

Verónica llevaba puesta una minifalda vaquera, la cual sabía le resultaba muy sexy porque enseñaba sus atractivas piernas, y una camiseta de tirantes azul que marcaba todos sus pechos, se arrodilló y, sin decir ni pío, comenzó a tocar suavemente los rabos, estaban húmedos y suaves, calientes, siempre le había gustado la visión de una buena polla, pero en ese momento estaba muy aterrada para disfrutar de lo que veía.

Cogió una de las pollas, la del jefe, y la acercó despacio a su boca, sacó la lengua y tocó la punta del glande, estaba blando y duro a la vez.

--Mmmm--gimió el tipo mirándola—Muy bien.

Verónica cerró los labios sobre el capullo del pene y alzó los ojos para ver el rostro del tipo, succionó un rato, mordiéndolo despacio con sus labios, después cesó en la mamada y se apartó su pelo largo y negro hacia un lado, quería no tener estorbos para comer aquel tubo caliente de carne.

Sacó la lengua y, desde la base del pene, lamió despacio el tallo de aquella polla hasta la punta, lo cual hizo que el tipo sintiera un escalofrío de placer, con la lengua fuera Verónica rodeó varias veces el glande y sintió la mano del hombre en su nuca, apremiándola para que por fin se la comiera, y así lo hizo.

--Mmmmhhh--escapó de su boca cuando tragó el pene.

Comenzó a mamar el pene, dentro y fuera de su boca, y lo hacía con una gula impropia de ella, mojándolo tanto con su saliva que esta goteaba entre el rabo y su boca hacia su barbilla y su cuello, ladeando la cabeza, jugando con aquel capullo latente y deseoso de su coño moreno.

Se la sacó y comenzó a comer la otra polla con velocidad, sin dejar de gemir, sin dejar de sentirse una zorra que era follada en un oscuro callejón, lo curioso era que le encantaba sentirse así.

No era la primera vez, y sabía que no sería la última, si salía con vida de allí, que mamaba una polla, era algo que hacía con naturalidad, y muy bien, y que le encantaba, tal y como estaba demostrando en esos momentos.

Cerraba los labios en torno al tronco de aquella polla, duro y firme, sentía su sabor a sexo y sus palpitaciones, con la lengua, rodeaba el grande, arrancando al tipo gemidos de placer, tocaba el agujero de este, movía la cabeza atornillando la chupada.

--mmmm--gemía mientras mamaba, tocando los testículos calientes.

Un tipo se apartó y quedó sola con el otro, continuó manado aquella polla, escuchando los gemidos y piropos del cabrón que iba a correrse en su sexy boca.

--Ahaaa, Nunca me la habían comido así, eres una diosa...

Pronto Verónica sintió como la polla temblaba, la notó ardiente y como la punta se mojaba, era la corrida, que iba a llenarle la boca, lanzó una largo gemido deseando aquel sabor que era el del semen.

--¡Mmmmmm!

La lefa salió de golpe, sorprendiéndola, intentó tragarla y solo pudo adueñarse de un poco.

--Uglglglglugug--emitió su boca cuando la lefa escapó de ella.

Gotazos de esperma cayeron por su barbilla y su cuello, cuando sacó la polla de su boca dejó escapar un suspiro como si cogiera aire, tenía toda la boca llena de semen, toda la lengua plagada y las encías manchadas, jamás había tenido tanta lefa en su boca.

Le miró sentada en el suelo, no dijo nada, pero su mirada desvelaba que tenía que terminar aquello, que si no violaban su sexo indefenso tendría que masturbarse ella hasta correrse varias veces.

--Desnúdate--le ordenadon.

Se puso de pie y se desnudó sin titubear, sin mirarles, su falda vaquera cayó al suelo desvelante un tanga rojo, se preguntó por que precisamente ese día se lo había puesto, se quitó la camiseta y mostró un sujetador blanco, los dos tipos, al verla así, no aguantaron más y se abalanzaron contra ella.

Uno de ellos la cogió por detrás y acarró su sosteń por el medio, ella gritó mientras se lo arrancaban de un tirón, el tanga tardó menos en ceder, pues solo era un fino hilo de tela, su coño se rebeló, negro y algo peludo, pero atractivo, y es que aquel sexo había sido el disfrute de muchos afortunados y el sueño de otros no tanto.

El tipo que no se había corrido en su boca la cogió y la atrajo hacia él, ella se dejó dominar y él la cogió en brazos, Verónica sintió la polla pegada a su sexo, latiendo, deseosa de entrar en ella, la llevó hacia la mesa y la sentó sobre ella, con las piernas fuera.

Veronica se apoyó con las manos en la mesa, ya que el tipo cogió sus piernas para violarla, ella, que se había dejado vapulear, le miró a la cara, veía como el tipo alzaba sus piernas por debajo de sus muslos y se acercaba a ella.

--Me va a violar—pensó--Me va a violar, va a follarme,

Cuando lo hizo, cuando la violó, la miró a la cara, el pene entró de golpe y Verónica gritó al sentirlo dentro.

--Ahhhhyyy.

El tipo comenzó a penetrarla con rapidez, moviéndola sobre la mesa, haciendo que esta se moviera incluso por el suelo, el otro tipo observaba callado, tenía la polla erecta pero aguantaba, sabía que tendría la oportunidad de correrse dentro de aquella belleza igual que se había corrido en su atractiva boca.

Verónica gritaba con la cabeza agachada, sus tetas se movían con cada pollazo y se sentía dolorida, pero, reconocía, también algo excitada, aquella escena, en la cual dos desconocidos la violaban como querían, era para ella algo atrayente.

El tipo rodeó sus pechos con las manos, unas tetas medianas pero firmes, con pezones rosados, no muy expandido por el seno, pero erectos y juguetones, sus pechos eran blandos y manejables.

--Ahaaaa--gemía--Ahahhaaaa, mi coñoooo...

El hombre empujaba con fuerza y Vero sentía el rabo llegar hasta casi su útero, en su interior, su vientre violado, sus labios vaginales siendo frotados por aquel badajo descomunal, sentía escalofríos de placer y deseaba que continuara durante horas.

El tipo la cogió y la atrajo hacia él, ella tuvo que agarrarse a él para no caer, el tipo se tumbó en el suelo y ella quedó sobre él, le miró, se sentía insultada por tener que hacer aquello, por tener que estar desnuda sobre un tipo como aquel, siendo violada, pero no iba a parar, no iba a detenerse hasta quedar satisfecha sexualmente.

Las manos del tipo apretaron con fuerza sus pechos y ella desvió la mirada avergonzada, movió sus caderas y Vero se sintió alzada, casi empalada, el pene estaba en lo más hondo de ella y parecía querer llegar a sus tripas, se movió obligada y se dejó caer, gimió.

--Ahaa.

Comenzó a moverse, sintiéndose penetrada, ladeando la cabeza de placer y gimiendo.

--Ahhaaaa, ahaaaaa.

Cabalgaba sobre él violándose a si misma sin ninguna piedad, sus pechos se movían al ritmo del polvo, sentía el pene hasta lo más hondo de su ser y le gustaba, las manos del tipo acariciaban sus caderas, su vientre, sus muslos, mientras gemía con ella, sentía como su coño tenía pequeños orgasmo casi seguidos, como le entregaba calambres de placer casi indescriptibles que recorrían todo su desnudo y femenino cuerpo.

No tardó en tener un orgasmo, moviéndose con más rapidez sobre aquel miembro.

--No--exclamó sabiendo lo que venía--¡Nooo, no, Ahaaa, aaaaa!

Y por fin se corrió de tal manera que dejó caer su torso sobre el del hombre.

--Siiiii, ahhhhh. ¡¡Dámelo todo!!

Después, continuaba sintiendo la polla dura, estaba exhausta, casi desmayada, todavía movía un poco sus caderas para apurar los últimos rescoldos del orgasmo que había sentido, con la cabeza sobre el pecho del tipo y sonriéndose a si misma, casi desmayada de placer, el tipo bajo ella comenzó a moverse, no se había corrido, el otro tipo se colocó tras ella, dispuesto a aprovechar la otra entrada a su cuerpo.

--¡Nooo!--gritó Verónica—Eso no.

El tipo hizo caso omiso a su súplica y abrió su culo con ambas manos, la polla entró despacio, obligada, mientras Verónica daba un grito de desgarrador dolor, aunque no era la primera vez que practicaba sexo anal, siempre lo habían hecho de una forma más delicada que aquella, pudiera decirse que con amor, aunque en aquella situación ella misma hubiera mandado el amor a la porra, solo deseaba sexo sucio y violento.

El tipo que la follaba vaginalmente la besó en los labios y ella, llorando y dominada por el dolor anal, correspondió ese beso, después, ambos comenzaron a follarla a un ritmo demencial, siendo sacudida ella como un puta que no paraba de gemir en medio de aquel sándwich sexual, sacudiendo la cabeza, manejada como ellos querían, sintiéndose llena toda por dentro, el dolor anal, a la fuerza, tenía que desaparecer, sabía que las paredes de su ano se amoldarían a aquel pollón de carne caliente.

--Ahaaah, ahahaha.

Se sentía desgarrada por dentro, y como ambas pollas parecían querer encontrarse dentro de su cuerpo, sentía como si fueran a partirla en dos, o que se correrían dentro de ella y la hincharían como un globo que es llenado de agua.

--¡Ohooo, que ano más estrecho!--gimió uno de los tipos, el que le rompía el culo.

Verónica sintió como las pollas se hinchaban dentro de ella y supo que iba a ser rellenada como un pavo, por la propia inercia del placer, comenzó a excitarse y a gemir, moviéndose como una perra en celo, semen caliente iba a llenarla, semen caliente y pastoso que la conducirían al placer más deseado.

Sintió un nuevo orgasmo y como los penes se corrían dentro de ella, llenándola de semen caliente y orgiástico.

--Ohoooo--gimió rota de placer y dolor--Ahaaaa, Siiiiiiii, los dos a la vez... cab...brones, siiii, ahaaaaa.

El semen la invadió por todos lados, un gran chorro por el coño, el cual sintió en su interior con un cosquilleo lleno de goce que la hizo retorcerse de gusto, después sus tripas se volvieron calientes, su ano había sido rellenado de golpe, un nuevo chorro en su útero indefenso y el culo, de nuevo, invadido, esta vez salió a presión al exterior, al no poder retenerse denttro.

La dejaron en el suelo sentada, y sintiendo como de sus orificios salían chorreones de semen que manchaban el suelo, respirando exahusta y sin creerse que hubiera podido sentir tanto placer siendo violada por dos degenerados.

--Esta ha sido la mejor—dijo uno de los tipos.

Veronica les miró desde el suelo, desnudos, cuando la levantaron creía que iban a dejarla salir, pero estaba equivocada, querían cebarse con ella, se había ganado ese honor al ser la más puta de sus compañeras.

--Dejadme ir—pidió.

--No tengas tanta prisa—dijo uno de los tipos—Todavía te queda kilometraje.

--¿Que vais a hacerme?--preguntó ella, más con curiosidad que con miedo.

Los dos tipos no respondieron, sacaron un paquete de cigarrillos de su ropa y se fumaron un pitillo en silencio, Veronica se sentó callada en el suelo, ya no tenía ni miedo ni nada, solo le dolía el culo violado y la garganta de gemir y gritar mientras era follada.

--¿Fumas?--le preguntó uno de los tipos.

Verónica, que era fumadora, aceptó, fumó en silencio, pensando en lo sorprendida que estaba de sus propios sentimientos.

--¿Tienes novio?--le preguntó uno de los hombres.

--No--negó ella.

--Pues entonces te ha venido bien el polvo—dijo el tipo.

--¿Que vais a hacernos después?--preguntó ella.

--No te preocupes—le dijo el tipo—No vamos a mataros, después os dejaremos en paz, pero no le digas nada a tus amigas.

Verónica bajó la cabeza y fumó en silencio.

Después de un rato, apagaron los cigarros, la cogieron y la pusieron a cuatro patas, apoyada en el sillón.

--El último asalto—dijo el tipo que parecía más loco de los dos.

Verónica sintió como le abría los glúteos con ambas manos.

--Nooo--gimió mientras notaba la polla entrar nuevamente en su ano.

La follaron deprisa, embistiéndola hacia delante, Verónica gemía con cada pollazo que recibía, pero ofreciendo su culo a esos hombres, le gustaba, le gustaba que la encularan, y gemía de placer.

--Ahaa, ahaaa, ahhaaa.

El tipo tocaba sus pechos desnudos y blandos, Verónica incluso babeaba por tal follada, y recibió el semen del hombre junto con un salvaje orgasmo.

--Me...corrooo--atinó a decir—Me corrooo de nuevoooo.

El tipo rellenó su ano y dejó pasó a su compañero, el cual agarró con fuerza sus caderas y la volvió de golpe, la puso con la espalda sobre el asiento del sillón, de una forma algo incómoda, abrió las piernas, el coño no dejaba de palpitarle como loco, el tipo se arrodilló delante de ella y Vero abrió más sus piernas, una a cada lado del cuerpo de aquel semental que ahora le parecía incluso atractivo, la penetró de una.

--Aaaahhhh--gimió.

El tipo acarició sus medianos pechos, blandos y blancos, y comenzó a follarla de tal forma que el sillón se movía en el suelo.

---Ohooo--gimió Vero---Por fav.....Aahaaaa, siiiii.

Su gesto era de autentico placer, la polla avanzaba dentro de su coño abriendo sus paredes de carne y obligándola, fue rápido, el tipo estaba deseando llenarla de lefa calenturienta y ella la quería, la deseaba, quería sentir el semen caliente llenándola por dentro y cuando ocurrió sintió un gran chorro caliente que le llenaba el útero, y después otro, rebelde, que se quedaba en el recorrido de su vagina.

---Ahahhhhaaa---gritó de una forma descarada---¡Siiiiiii, siiiiii!

YOLANDA

Ni había dicho ni una palabra desde que había sabido que iban a violarla, cuando la desataron y la metieron en la habitación, le ordenaron desnudarse y ella obedeció.

Era porque Yolanda tenía un secreto, y es que ya había sido violada.

Había sido hacia dos años mas o menos, cuando en medio de la ciudad un tipo la había empujado a un portal y la había conducido, a punta de navaja, a su casa, allí, en el salón, en el sofá, la había lanzado y le había arrebatado la falda que llevaba.

En el suelo, peleando con aquel sádico, sintió como el pene la traspasaba de golpe por un lado de su tanga, sin avisar, haciéndola gritar.

Todavía recordaba el miedo, el asco y como el pene había profanado su sexo de pelo negro, recordaba, como si lo sintiera en esos momentos, como aquel tipo la había conducido a un fatal orgasmo y el semen caliente llenándola. Y como después se había quedado quieta, llorando, mientras el tipo la miraba riéndose, después la había cogido y al había desnudado y atado a su cama para violarla otras dos veces más, en las que Yoli había mojado aquellas sábanas de su propio líquido mientras tenía innumerables orgasmo.

Cuando estaba desnuda, la miraron de arriba a abajo, sus pechos eran grandes y sus piernas algo rollizas, atractivas, coño de pubis negro y boca carnosa, tenía un bueno culo, firme y perfilado, y un vientre plano atractivo, era una mujer muy bella.

Uno de los tipos la atrajo hacia el y comenzó a besarle el cuello, ella no supo como reaccionar así que no lo hizo, sintió la mano del hombre apretando su carnoso culo, la llevó hasta la mesa y la puso de frente a ella, Yolanda se tumbó boca abajo en ella y abrió las piernas, simplemente esperaban que la violaran y acabaran.

Las manos del tipo tocaron su espalda desnuda y bajaron hasta su sexo, decididamente, dos dedos se introdujeron en él.

--Ahuuu--gimió Yoli.

Los dedos comenzaron a meterse dentro y salir después de su interior, haciendo que la pobre mujer se moviera incómoda, gimiendo de dolor, no obstante las paredes de su vagina se amoldaban a aquellos dedos a la perfección y se humedecieron poco a poco.

El tipo sacó los dedos después de al menos estar cinco minutos metiéndolos en el sexo de la mujer, la cogió por los pies y tiró hacia fuera, Yolanda se asustó, pues temía que su cuerpo saliera de la mesa y diera contra el suelo, en aquel momento sintió como el tipo metía su cabeza entre sus piernas y la alzaba para arriba.

Estaba desconcertada y aterrada a la vez, aquella posición era igual que la del 69, pero de pié, tenía a pocos centímetros de su cara la polla erecta del tipo, limpia por las mamadas de sus amigas y de nuevo erecta y viva.

--Espera--quiso decir.

En aquel momento el tipo comenzó a comerle el coño con una avaricia tremenda y Yoli solo pudo lanzar un gemido de sorpresa, la boca del hombre se cerraba en torno a su vulva, besaba su clítoris para lamerlo después, la lengua se introducía dentro de ella.

--Cómemela, vamos joder—dijo el tipo.

Abrazándola con la mano derecha y pegando su torso invertido al suyo, agarró su pelo con la mano izquierda e hizo que Yolanda tragara de golpe su tremendo rabo.

--¡Esperagghghgmmmm!

Comenzó a succionar, sentía placer, pues si algo le gustaba era que le comieran el coño, y aquel sádico se lo estaba comiendo muy bien, a la vez no podía negar que le gustaba el sabor de su rabo en su boca, mientras él empujaba su cabeza para que el capullo llegase hasta donde pudiera.

--¡Ahggh! ¡Ahgggh!

Sentía las babas del individuo bañar su coño y bajar por su pubis azabache, caliente, en pocos minutos tuvo que reconocerse a ella misma que estaba casi rota de placer, y que simplemente deseaba que la penetraran de una vez para coger más y mas goce, se convulsionó, la lengua del tipo estaba dentro de ella, se movía con movimientos circulares dentro de su coño, abriéndolo, masajeandolo, y le sobrevino por sorpresa un pequeño orgasmo, algo de líquido salió de su sexo, pero se desparramó por su pubis y su culo.

--Mmmmm--gimió el tipo—Te voy a llenar la boca de lefa caliente.

La polla entraba a golpes en su boca, haciendo su soltara esputos que se quedaban como boceras alrededor de sus labios, casi se atragantaba con ella, pero no le importaba, solo quería follar y follar.

El tipo empujó su polla y su cabeza a la vez y Yolanda notó como el glande llegaba casi hasta su esófago, intentó moverse para sacarla, pero era inútil, sintió como el pene se hinchaba y en aquel momento su coño casi le dolía de placer, iba a correrse como una puta que se entrega al primer desconocido que encuentra por la calle, el rabo expulsó un potente chorro de semen que recorrió todo su esófago a la vez que Yolanda sentía un orgasmo atroz.

--¡Ahgghaaaaa!---quiso gritar.

Un nuevo chorro de lefa caliente salió e inundó su boca, dulzón, violento y excitante, aquel miembro no dejaba de correrse, el semen se desbordaba por la comisura de sus labios, lo sintió en sus mejillas, en su nariz, y tuvo que cerrar los ojos para que no se le metiera dentro.

El tipo por fin la dejó en el suelo, tenía todo el vientre manchado de sus propios líquidos y la cara toda blanca de semen.

--Toma, limpiaté—le dijo.

Le dio unas braguitas que había por el suelo con toda la ropa de sus amigas y la suya propia, Yoli la miró, era blanca con corazones rojos, no sabía de quien era pero obedeció y se limpió bien toda la cara.

El tipo que había observado la escena la cogió por los brazos y la puso a cuatro patas en el suelo, Yolanda supo inmediatamente lo que le tocaba, esperaba daño y dolor, el sexo anal era casi desconocido para ella, había pocos hombres a los cuales les había dejado profanar su ano, siempre con sendas condiciones y con un buen baño preliminar de vaselina en el rabo que la follaría, pero aquello era nuevo, sabía que iba a dolerle horrores, pero para su sorpresa la polla entró despacio pero limpia en su ano y no le dolió más que cuando el glande la abrió de golpe.

--¡Auuuu!--gimió de dolor.

El tipo empujó despacio y la empaló de lleno, Yoli miró al suelo esperando que simplemente acabase, aunque gemía con cada sacudida de aquel degenerado.

--¡Ah!¡Ah!¡Ah!

Sentía el rabo rompiéndole el culo y recordó el día en que la violaron por primera vez y como aquello le había gustado, sabía que esta vez también le gustaría, que aquel momento marcaría sus noches en vela, cuando solitaria en su apartamento se masturbaría pensando en aquello.

Las manos del tipo fueron hasta sus pechos medianos y los estrujaron, haciendo que Yoli gimiera más todavía, entregándose de nuevo al placer, la polla parecía llegar hasta sus tripas, y la sentía caliente y palpitante, con la punta mojada.

---Oh--gimió--Córrete dentro, correte dentro de míiiii.

El tipo comenzó a empujar con más fuerza y Yolanda sintió como el culo se le llenaba de la corrida de aquel macho, una sensación extraña la sobrevino, caliente, que llenaba sus tripas violadas, le encantó sentir como la rellenaban, como sus entrañas eran repletas de semen caliente, cuando el tipo sacó la polla de su culo un chorro de lefa salió de este haciendo gemir de placer.

Se dejó caer en el suelo, sobre la ropa suya y de sus compañeras, y miró a los tipos, estaba exhausta, despeinada y todavía excitada, pues con aquella follada anal no había podido correrse, el coño le palpitaba y el tipo que se había corrido en su boca ya tenía su rabo listo de nuevo. Se acercó a ella y Yolanda abrió las piernas deseosa.

--Quieres que te folle, ¿Verdad?--dijo el tipo—Pues voy a metértela hasta que te corras conmigo.

Se tumbó sobre ella y apretó sus pechos con las manos, Yoli gimió y sintió como el tipo después comenzaba a besarlos y a lamerlos, a metérselos en la boca con avaricia.

---Aummm--gemía Yolanda—Siiii, mmmm.

Se revolvía en el suelo llena de placer, haciendo incluso mohínes con la boca cada vez que aquel tipo lamía sus pezones rosados y erectos.

El tipo dejó sus pechos y subió, la besó con fuerza y después le miró a la cara. Yolanda le miró mientras era penetrada por el coño, abrió la boca y landó un largo gritó.

--¡Ahaaaaa!

Inmediatamente el tipo comenzó a follarla violentamente, empujándo con rapidez su polla dentro de ella, a Yoli, lejos de molestarle, le gustaba, gemía como una loba cada vez que el pene entraba y parecía llegar hasta la entrada misma de su útero, le encantaba como el cuerpo de aquel sádico sonaba al chocar contra el suyo, como sus testículos chocaban contra la parte baldía entre el coño y el ano cuando la violaba.

--¡Ahaaa! ¡Ohoooo! ¡Ahaaaa!

Estaba loca de placer y ni siquiera se reconocía, jamás había sentido tanto placer en su cuerpo, y lo único que deseaba era más y mas como su los orgasmos fueran una droga y ella una yonki de la lefa caliente.

--¡Siiiii!--gritó mientras tenía un orgasmo que casi la dejaba sin respiración.

Abrió sus piernas para recibir más rabo, quería que aquel tipo la moliera a polvos como la puta que se sentía en aquel momento, el pene la golpeaba por dentro, la violaba, y le gustaba.

---Ohoooo--gimió el tipo—Eres la tía más puta que me he follado en mi vida.

Yoli se retorció en el suelo casi sin habla, el miembro que la invadía se hinchó de repente y Yolanda se estremeció.

--¡Ohoooo!--gritó--¡Siiii! Me voy a correr, siiii, metemela más, cabrón, que me corro, que me corrooooo, que me corrooo ¡Ahaaaaaaaaa!

El tipo empujó con fuerza y eyaculó dentro de ella, invadiendo su útero de semen caliente y dulce mientras Yolanda se estremecía de inimaginable placer, el otro tipo no aguantaba más la escena y, nada más apartarse su compañero ocupó el puesto de su compañero, Yolanda gritó cuando la penetraron de nuevo a pesar de que de su coño goteaba semen del primer tipo, el otro no se cortó y comenzó a forzarla a golpes, Yolanda cerró los ojos y, con la boca abierta de placer, continuó gritando, el orgasmo que había sentido venía acompañado de orgasmos nuevos igualmente de intensos.

--Siiii--dijo ya llorando de indescriptible placer—Siii, hacedmelo, por favor... no pareís de folladme, os lo pido.

El tipo no tardó en llenarla de semen, la dejaron tumbada en el suelo, casi desmayada, mientras de nuevo fumaban, después la cogieron y la pusieron a cuatro patas.

--Te has ganado una follada de culo por ser la más puta de tus amigas—le dijeron.

Yolanda no dijo nada, la penetraron de nuevo y de golpe, miró a su derecha y vio la puerta, la habían follado de tal forma que la habían desplazado por el suelo de la habitación, lloraba de vergüenza y sentía todo el cuerpo dolorido, pero le gustaba sentir la polla en su culo.

--Mmmmm--gimió--Por favor... no puedo más....

El tipo la follaba analmente, empujándola hacia delante, se corrió dentro de su cuelo y dejó paso a su amigo, que ni siquiera la dejó respirar para follarla de nuevo.

--Ahaaa--gritó Yolanda—Mi culo....

La folló a gran velocidad y ella comenzó de nuevo a gemir de placer, sintiendo su ano molido y sus tripas movidas por el pollón que la forzaba, babeaba como una cerda y su coño se corría ya sin ser penetrado, por el propio gusto anal.

--¡Ahaa! ¡Ahaa! ¡Ahaa! ¡Siiii! ¡Mas, mas, mas, quiero más!

En aquel momento el otro tipo abrió la puerta y Yolanda giró la cabeza, allí estaban sus amigas, mirándola, sin saber que hacer, pero ella no podía dejar de gemir, observó los cuerpos de us compañeras desnudos y se las imaginó como ella en ese momento, siento profanadas y pidiendo más y más polla, y eso la excitó de una forma inimaginable.

--¡Siii, follandme!--gritó sin ninguna vergüenza--¡Follame, quiero que me folléis, siiii, mas, quiero mas polla, siiii!.

Sintió un nuevo orgasmo y por fin los dos sádicos la dejaron en paz.

Cuando loS dos tipos se marcharon, entraron dentro y se vistieron con lo que quedaba de sus ropas, las braguitas y los sujetadores rotos acabaron en el contenedor de la calle, no vieron al guardia de seguridad, seguramente el tipo que había dejado pasar a esos dos, por ningún lado, cosa que agradecieron, Fuera ya empezaba a amanecer...

Ninguna volvió a hablar de lo sucedido aquella noche, cada uno se inventó una escusa diferente para su familia, pero sin duda aquel hecho las cambió a todas, en mayor o menor medida.

Por ejemplo, Maria José pensó durante meses lo que aquel tipo le había dicho, que si fuera su hijo no dejaría de masturbarse con ella, curiosa, comenzó a investigar a su propio hijo, una vez que estaba en el colegio entró a su habitación y comenzó a buscar por los cajones, cuando creía que no encontraría nada vio lo que parecían unas braguitas, las reconoció al instante, eras suyas, hacía tiempo que las había perdido y ya ni las buscaba porque había comprado más, junto a ellas había un sobre blanco de papel, cuando lo abrió vio fotos suyas, la primera era ella con un vestido negro, corto, que marcaba mucho su pecho, otras dos eran de las vacaciones que habían pasado en Benidorm, pero habían sido recortadas y solo salía ella, estaba en bikini y podía verse sus piernas, su vientre y sus pechos bajo las copas del bikini, sin duda grandes.

Ahora tenía la certeza de que su hijo de dieciséis años de masturbaba y tenía fantasías con ella.

No hizo nada y lo dejó tal y como estaba, pues sintió vergüenza y realmente no sabía lo que podía hacer, pensó mucho en ello y, sin saber por que, eso el sirvió de fantasía para masturbarse durante varios días.

En cuanto a Verónica, aquello la cambió para bien, sexualmente hablando, decidió echarse novio y dejarse de rollos de una noche, no tardó en encontrarlo dado su portentoso físico, y, como aquello la volvió tan liberada sexualmente, follaba siempre que podía con él, después de dos años se casó con ese tipo y no tardó en quedarse embarazada, tiene una hija llamada Patricia.

Raquel continuó con su novio y se casó años después, trabaja en un canal de televisión local y su vida es normal en todos los aspectos, salvo porque desde ese instante incluyó el sexo anal, su favorito, en sus relaciones.

Yolanda no se casó nunca, pero tuvo una hija, desde aquel momento, casi todas las semanas bajaba sola y volvía con un hombre diferente, incluso se vio envuelta en experiencias de sexo en grupo, cuando fue madre dejó todo aquello pero a veces deja que algún extraño la folle.