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Soledad y celos en una clínica

en Zoofilia

Baldomero acudió al dermatólogo de urgencias, esa dermatitis en su pene no era normal, y esperaba sentado con el número 17 de esa mañana, había salido temprano del pueblo para que no tuviese que esperar demasiado y aguardaba nervioso entre los pacientes del hospital de Guadalajara.

- Sr. García, Baldomero García, al consultorio 4, dijo una enfermera morena muy delgadita pero de bonitas figuras.

Baldomero se levantó y se encaminó hacia la consulta con paso firme pero temeroso.

Buenos días Baldomero,, dígame que le pasa, dijo todo esto sin levantar los ojos del papel y mientras rellenaba el informe pertinente.

Tímidamente y dado que el pobre Baldomero era de pocas palabras se entrecortó y dijo como pudo:

- Tengo algo en mis partes señora, no hay un doctor, es que me siento un poco cohibido sabe usted.

- No se preocupe Baldomero, déjame que te tutee, no debes preocuparte de nada y dime o muéstrame que te pasa, ya he visto muchas cosas y no creo que vaya asustarme ahora, y en ese momento levantó la mirada para fijar sus preciosos ojos verdes en lo recia mirada del pobre Baldomero.

Sin decir nada pero después de unos segundos de duda, Baldomero se desabrochó su pantalón de pana recién planchado y se bajó su bóxer blanco pero inmaculadamente limpio y largo para dejar al aire un pene flácido de tremendas dimensiones pero colorado como un semáforo, sonrojado y agachando la vista dijo:

- Mire como tengo mi pilila, dijo como un crio avergonzado aunque Baldomero era un hombre con cerca de los 45.

La doctora abrió la boca sorprendida más por el tamaño que por la dermatitis y agarrando unos guantes de látex se acercó para sopesar su miembro y verlo mejor, tras un breve análisis en los que con un guisopo tomó muestras se volvió a su asiento casi relamiéndose pues realmente el miembro de Baldomero era digno de una escultura y le pidió que le dijese si había hecho algo para tenerlo de esa manera y mientras fantaseaba de que cosas se podría hacer con semejante maravilla.

- Dime Baldomero, aunque te he hecho un frotis para asegurarnos, ¿has tenido alguna relación con mujeres con ETS, bueno que tuviesen enfermedades de transmisión sexual para que me entiendas?, no te vistas aún por si tenemos que repetir la toma.

- Doctora, la verda es que no, desde que visité a la Pili hace cinco años no he vuelto a tener contacto con mujer alguna, sólo con mi Belinda he tenido algunos toqueteos.

- Pues Baldomero tendrá que decir a su amiga que debe venir a verme para hacerse unos análisis, le dijo mientras alargaba su mano con las muestras hacia su enfermera para que le hiciese los primeros test rápidos de ETS. Pero dígame Baldomero, ¿ha realizado alguna actividad de riesgo?

- Es que verá doctora, ¿a qué se refiere con actividad de riesgo? pero es que Belinda no podrá venir, no es, digamos una persona, es …

- ¿Cómo que no es una persona, púes entonces que es? esperando que respondiese que una muñeca hinchable.

- Es una, como le diría, jo, ejem es una oveja merina doctora, dijo tragando saliva.

La dermatóloga de urgencias no daba crédito a lo que oía, pero había aprendido que no debía reírse de los pacientes y sus afecciones y con una sonrisa cómplice le dijo que le explicase a que podía deberse mientras su cabeza daba vueltas a como un hombre tan rústico como Baldomero y con ese pedazo de miembro tuviese que recurrir a una oveja para saciar su apetito sexual.

- Las noches en las dehesas son muy largas y en el pueblo de donde yo provengo no es que tengamos muchas oportunidades de conocer chicas, mi madre decía que si me quedaba en el pueblo nunca encontraría mujer pero uno agarra el cayado y se va al monte a cuidar el ganado y cuando se da cuenta ha cumplido los 40 y sigue soltero.

- Perdone Baldomero, no quiero parecer morbosa, pero para su patología eso no tiene importancia, me interesa más que me diga o que ha hecho para tener esa irritación y si le da vergüenza, aproveche que se ha ido la enfermera a entregar sus muestras y tardará por lo menos diez minutos.

- Es sencillo señora doctora, en esas noches yo soñaba con tener cerca una mujer y en mi sueños quería acariciar esa piel suave con dulzura, sentir el calor de unas piernas abrazándome mientras la ejem, la penetro con mi pilila y ….

- No sea así, diga pene, no se preocupe, no sea chiquillo, respondió la doctora cada ves más caliente.

- Bien, pues meterla mi pene duro para hacerla mía y una noche Belinda estaba cerca de mí, le puse Belinda por esos rizos que me recordaban a esa presentadora de tv y con una luna llena que iluminaba toda la vereda mi miró como comprendiendo mi soledad y se arrimó a mi, era una noche agradable de finales de primavera y sin que me diese cuenta estaba metiendo mis dedos en su sexo, perdón vagina doctora.

Los botones de la blusa de la doctora parecía explotar, su respiración se volvía entrecortada mientras su mano izquierda bajaba a su húmedo sexo, cada vez le excitaba más este hombre y con su grave voz y sus dedos pretendía darse un homenaje pues a sus 36 años aunque había follado con todo lo que se meneaba no había encontrado nunca nada tan morboso como ver a ese hombre cabizbajo hablar así y de cómo se lo montaba con una oveja.Su falda azul marino se abría por un costado y le dejaba acceder a su sexo sin problemas y esas braguitas negras de seda eran un delicia para acariciarse sobre ellas o por un costado.

- Belinda levantaba la cabeza y cada vez se arrimaba más, ofreciéndome sus suaves carnes y aunque yo sabía que no debía hacerlo me bajé los pantalones y empecé a acariciarme, Belinda se arrimó más y se puso casi a mi altura y poniéndome de rodillas puse cándidamente mi pene en la puerta de su vagina. Perdone doctora, es que no se si seguir, me da mucha vergüenza.

- Siga por favor Baldomero, no se preocupe, su ritmo cardíaco mostraba que estaba casi fuera de si y los dedos de su mano izquierda acariciaban su clítoris dándola un placer indescriptible, arrimó más sus muslos para apretar y jugueteó para darse más placer, continúe por favor. Mientras deseaba que ese pastor venido de las dehesas de la Alcarria la arrancase la blusa y la poseyera encima de la camilla de la consulta.

- Pues la penetré muy despacito, porque no sabía si podría hacerla daño pero Belinda no pareció quejarse y creo que movió sus patas traseras como aceptándome, ella se giraba pero no quería que me mirase mientras la estaba montando y miré al cielo pero con mis manos sujetando sus carnes mientras aumentaba el ritmo de mis embestidas, creo que fue el tiempo que llevaba sin tener contacto con hembra pero me corrí casi al instante dentro de ella, me asusté un poco por si eso sería malo para ella pero como los días siguientes volví a hacerlo y parecía estar tan sana y lozana como siempre me despreocupe, el caso es que Belinda estuvo en celo y la cubrió el carnero que tenemos hace unos días y a pesar de eso yo continué cubriéndola porque creo que ella me busca, perdone que diga esta tontería pero me lo parece y como dicen en mi pueblo, a falta de pan…...

La doctora estaba a punto de correrse y con un hilo de voz le pidió que le contase como la acariciaba, no quería quedarse a medias con esa calentura.

- Pero que más quiere que la cuente, dijo en un tono casi cansado y como ofendido, pues al principio le metía apenas la punta de mi pene pero poco a poco me di cuenta que podía meterla más, como estaba tan calentito y húmedo dentro de ella pues cada vez me gustaba más; tenía cuidado de tener siempre el pene muy limpio por eso no se que me ha pasado y a lo mejor es culpa de jabón porque sólo lo hacía con Belinda cuatro veces al días. Tenía el cuidado también de limpiarme bien después, pero lo que más me gustaba era agarrarla de las patas traseras y echarme encima de ella para sentir su cuerpo junto al mío y que ella sintiese como le echaba mi leche dentro de ellas.

Una oleada de placer la envolvió estando sentada mientras miraba las manos de Baldomero y su enorme penr flácido pero colorado por culpa de la irritación. Sus dedos se empaparon de liquido vaginal y casi se muerde los labios tratando de contener ese río de placer incontenible, cuatro veces al día y con una oveja, que no haría ella con semejante hombre. Siiiiii, ufff, perdón Baldomero.

- No, no tiene nada que ver, decía tratando de mantener la compostura la doctora, eso de tener un orgasmo contenido era una de las experiencias más morbosas que había tenido el placer de experimentar. No no tiene nada que ver, pero mire, vamos a hacer una cosa a expensas de lo que digan los análisis que no creo que sean determinantes se va a poner esta pomada durante una semana en todo el miembro, la debe extender con uniformidad y por todas partes, incluidos los testículos y en una semana acude a esta dirección que le voy a dar y nada de relaciones con Belinda ni ninguna otra, ¿de acuerdo?

- Si , como no y por una vez levantó la vista para mirar a esa joven doctora que le había escuchado sin reírse y que le sonreía.

En el papel ponía:

Vaselina pura filante y Azitormicina en polvo, una vez al día.

Doctora Eva Z. E.

Calle tal, número equis.

Mientras Baldomero se incorporaba y se cerraba los botones del pantalón agarró la tarjeta de la bonita doctora, no sabía lo que era ligar y salió de allí aún muerto de vergüenza y sin saberlo, no se dio cuenta de cómo se relamía la doctora cuando salió de la consulta porque una vez hidratada esa tranca con la vaselina y desinfectada con el antibiotico, ella le iba a dejar más seco que el esparto de las sillas de sus sandalias, se juró que ese miembro no podía perderse por nada del mundo y por primera vez tuvo celos de una oveja.

Pd. bajo ningún concepto se haga caso de esa "receta" es un inveto absurdo como podía haber puesto mantequilla o grasa consistente.