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Mi culo al servicio del público

en Sexo Anal

Mi culo al servicio del público

—Hoy tu culo será de uso publico— Me dijo mientras enganchaba las cadenas en las argollas.

— ¿Qué?

— Lo que oyes. Hoy, quien lo desee usará tu culo— Lo decía como quien habla de algo sin importancia alguna.

— Pero es que…

— A ver ¿Quién es tu dueño?

— Tú— balbucee

—Pues si me da la gana de dejar que te usen, es mi problema. Espero no escuchar más quejas al respecto ¿vale?

— Vale— Dije resignada…y excitada.

Y así comenzó la noche. Condujo el coche hasta un polígono muy retirado de la ciudad, a esas horas de la noche estaba desierto. Llegamos a una nave industrial, un tipo con uniforme de seguridad nos detuvo en la entrada, él presentó su invitación y acto seguido el guardia nos abrió la puerta que nos llevaba a un garaje soterrado. Antes de bajar del coche él me dio una mascara de latex de esas con cremalleras en los ojos y en la boca. Yo iba vestida, por así decirlo, con un corsé muy ajustado que realzaba mis tetas talla D, las cuales estaban al descubierto. El corsé entallaba mi cintura, lo que hacia ver mi culo y caderas más grandes. Aparte de eso, solo llevaba unas botas rojas de tacón alto, todo el resto de mi cuerpo estaba al aire. Un año atrás me hubiese sentido avergonzada por mostrarme así, pero él me había enseñado a sentirme orgullosa de ser una gordita sexy, como él decía.

Él caminaba unos pasos por delante, llevándome de la cadena la cual hacia un recorrido por todas mis argollas hasta terminar sujeta al collar de mi cuello. Sí, tengo nueve argollas: tres en cada labio superior vaginal, una en el clítoris, y una en cada pezón. Para evitar la tentación de que alguien me follase el coño, me puso tres pequeños candados en los aros del coño, realmente se podían abrir sin llaves, pero yo jamás me atrevería a quitarme algo sin su autorización, además, me encantaba sentir el peso y el movimiento constante en mi coño.

La nave era una especie de discoteca, a ojo podría decir que habían unas doscientas personas, y al parecer a todas les iba el tema del BDSM. Por un momento pensé que desentonaría o que sería muy llamativa por como iba vestida, pero la verdad es que habían otros mucho más llamativos que yo, mujeres y hombres por igual. Algunos hasta tenían indumentarias de caballos e iban a cuatro patas por todo el lugar. Él se sentó en un sillón, y yo como siempre me acomodé en el suelo entre sus pies, como a buena perrita que soy. Un minuto después vino una camarera y tomó su pedido, el cual no tardó en llegar. Pensé queme pondría a beber de un plato en el suelo, como suele hacer cuando me usa de perra, pero me dejo beber normalmente, bueno, tuve que usar una pajita porque la cremallera dela boca no me lo puso fácil.  El ambiente era bueno, y sobretodo respetuoso. Todo debía ser consentido por las partes implicadas.

Cerca de nosotros se encontraba otra pareja, ella era la Ama y él el esclavo. Un tercer hombre se acercó y le dijo algo al oído a la mujer, ella respondió con un muy amable «por supuesto» acto seguido el hombre sacó su polla, por un momento pensé que sería ella quien se la chuparía, pero no, fue su esclavo quien lo hizo. El perro no llevaba mascara ni nada que ocultase su identidad, sin embargo no se cortó ni un poco a la hora de chupar. Era la primera vez que veía a un hombre mamársela a otro, y era mu excitante. Aunque yo la chupo mucho mejor. El perro recibió toda la leche en la boca y relamió la polla hasta dejarla impecable. El hombre le dio las gracias a la ama y se fue a la barra como si nada extraño hubiese pasado. La ama premio al perro dejarle lamer sus pies, al parecer él estaba muy contento.

En todo el local se podían ver escenas similares, que poco a poco subían de intensidad. Mi amo llamó a una camarera y le susurró algo al oído, la chica se fue y volvió con un marcador, el cual le entregó a mi amo. Me tiró de la cadena y me colocó a cuatro patas para escribir algo en mis nalgas «Agujero de uso publico» me dijo él que escribió. Aun se me moja el coño al recordarlo. Nunca antes me habían usado así, pero me imaginaba que mi ano tendría bastante acción esa noche. Eso no me preocupaba, Él me había entrenado muy bien, no daré detalles ahora, pero adelanto que se me puede meter una mano en el culo o en el coño.

Cuando terminó de escribir el letrero yo continuaba a cuatro patas, tiró de la cadena hasta llevar mi cara a sus entrepiernas. No tenía que hablar, yo sabía lo que debía hacer: desabroché su pantalón y saque su polla. Me encanta la polla de mi amo. No es excesivamente grande, unos diecisiete centímetros de largo más o menos, pero si era muy gorda y con un glande enorme, me llenaba toda la boca. Comencé a lamer la punta, con tranquilidad como él me había enseñado. Recuerdo que al principio pasaba hasta dos horas chupando y lamiendo, mi parte favorita era cuando me follaba la boca hasta casi hacerme vomitar, eso me estremece.

De repente sentí algo húmedo en mi culo. Quise voltear a ver que era, pero Él sujeto la cadena y no me permitió girar la cabeza, mi misión era chupar hasta que se me ordenase otra cosa. La sustancia en mi culo era viscosa, supuse de inmediato que se trataba de lubricante. Con el entrenamiento anal que tengo, necesito muy poca lubricación para ser penetrada, al menos por una polla normal, pero quien me estaba preparando no sabía eso así que sentí un chorro abundante de liquido recorrer la mi culo. La punta fue entrando despacio, pero con firmeza, hasta que sentí los testículos rozar los candados en mi coño. Era una buena polla. Según aumentaba el ritmo, también lo hacia mi excitación, y todo el mundo sabe que una mujer excitada chupa mejor, con más ganas. Mi culo dilató rápidamente como era de esperar y quien me estaba follando me montó con libertad, aunque fue un poco flojo y no tardó en llenarme el agujero de leche.  Cuando me sacó la polla, yo pujé para expulsar el liquido, me encantaba hacer eso, sentir el esperma caliente brotar de mi interior, pero no tuve tiempo de echarlo todo fuera, otra polla entró en mi culo, sin contemplación, directo hasta el fondo. Casi me corro. Esa era más fina que la anterior pero mucho más larga.

Yo aproveche para meterme la polla de mi amo hasta el fondo de la garganta, eso me crea arcadas y por acto reflejo el ano se contrae, riquísimo. Quien me estaba montado preguntó si podía darme nalgadas, mi amo respondió que sí. A ver, a quien no se le antojaría azotar un culo grande y carnoso como el mío. Para evitar accidentes, volví a la fase de lamer la polla de mi amo, mientras me enculaban y azotaban. Veía su cara y se notaba que estaba complacido con la situación. Incluso me acaricio la mejilla, lastima que tenía puesta la mascara y no pude sentir su tacto sobre mi piel, sin embargo si que podía sentir las nalgadas del tio que me follaba al culo con esa polla que me llegaba hasta lo más profundo de mi ano.

Después de un buen rato, también se corrió dentro.                                                             

Creo que me follaron cinco o seis veces más. A esa altura, y por la posición, mi hoyo estaba abierto aunque no tuviese nada dentro. Y seguro estaba muy hinchado y rojo. Lo malo es que si no me toco el clítoris al menos un poquito mientras me follan el culo, soy incapaz de correrme, así que estaba a punto de reventar. Además, todos se habían corrido dentro de mi ano, sentía que la leche me llegaba al estomago, si exagerar.  Pero yo la leche que deseaba era la de Él. Su polla estaba dura como una roca, pero él tenia un control para eyacular casi sobre humano, así que hasta que no lo decidiese no bebería de su néctar.

Sentí unas manos muy suaves y unas uñas largas clavarse en mis nalgas. Luego una boca que lamia mi ano. ¡Una tía me estaba comiendo el culo! Me metía la lengua en el hoyo, y chupaba con fuerza, imagine que quería sacarme la leche, así que pujé hasta que salió toda, creo que la mujer no desperdició ni una gota. Después sentí su mano entrar en mi culo…completa. Eso fue el límite, tenia que correrme, al parecer mis gemidos y gritos conmovió a mi señor, quien guió una de mis manos hasta mi coño, eso me daba el derecho a tocarme, por fin. La tía que me follaba con la mano lo hacía con saña. Metía y sacaba el puño una y otra vez, ni la música lograba ahogar el sonido viscoso de mi ano al ser perforado. Me toqué con ganas, tiré un poco del aro de mi clítoris mientras metía la polla de mi amo hasta el fondo de mi garganta una y otra vez a toda velocidad. Por fin sentí su leche caliente en mi boca. Eso fue la gota que desbordó el vaso de mis placeres: La garganta llena de polla y leche, un puño en lo profundo de mi ano y mi clítoris frotado y tirado por una argolla…el orgasmo fue brutal.

Después de eso quedé casi inconsciente, si fuerzas. Mi amo me quitó uno de los candados, el más próximo al clítoris, así me podía tocar mejor. Ató la cadena a la pata del sillón, muy ajustada para que no pudiese mover la cabeza hacía atrás….y se marchó, supongo que a la barra, sé que no me dejaría sola, por eso no temí. La tía que me metía la mano en el culo siguió un poco más y luego se marchó. Luego vinieron más pollas y más orgasmos. No se cuantos hombres me encularon esa noche, tal vez unos siete u ocho más; ni recuerdo cuantas veces me corrí… perdí la cuenta por diez [no lo he dicho, soy multiorgasmica]…pero si sé que fue una de las mejores experiencia que me ha hecho vivir mi querido amo.

Al cabo de unas horas, me desató y volvimos a la casa, allí me premió por comportarme como una perrita buena y obediente, pero eso es parte de otra historia que tal vez cuente después.