Siento un no sentir, estoy fuera, no estoy aquí, si miro fijo a la pantalla veo de frente mi portal sentada en mi coche, veo la noche, veo la luna o una

farola en cuarto creciente, un àrbol tridente y el frio tiene color, mi piel va palideciendo, me baja la pulsacion y en mi cabeza The Cure empieza el Lullabyen bucle.

Veo la lengua de Spiderman y las babas que gotean en mi colcha, está inclinado sobre mí a punto de atraparme porque siempre está hambriento. Pero, de repente, veo que su hambruna no procede de la falta de alimentación, sino de la falta de buen sexo. Se arrodilla hacia delante dejando su pelvis a un palmo de mi cara y me acaricia la cabeza. Le beso la entrepierna y noto que la tiene durísima. Yo ansío que libere su enorme polla sólo para mí. Acaricio sus muslos, sus nalgas, mientras beso el bulto que crece más y más. La quiero besar, asi que miro a Spiderman relamiéndome y el se la saca espectante. Saco la lengua y doy timidos lenguetazos al glande mientras él tiembla. Me la introduzco en los labios y la saboreo lentamente. Spiderman jadea. Con mis manos acaricio los huevos, cada vez más compactos y preparados para la descarga. Siento su fuerte mano sobre mi nuca realizando un movimiento de empuje no agresivo, más bien indefenso frente al poder que ejercía sobre él. Muevo más deprisa el cuello y la mamada gana más ritmo cada vez. Spiderman suelta un gemido. Ya es mío.

Sigo introduciendo su polla en mi boca mas fuerte y más deprisa hasta que él convulsiona y la saco para terminar con la mano agitando rápidamente. Saco la lengua para recibir su leche y entonces llega cayendo sobre mi lengua, paladar y mejilla. Cierro los ojos por un momento y paladeo su regalo. Al abrirlos ya no hay nadie inclinado sobre mí. La ventana está abierta y la cortina se agita con la brisa nocturna.

No me preocupa. Como dice The Cure: Spiderman siempre está hambriento.