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Nenitas lascivas (7)

en Hetero: Infidelidad

Nenitas lascivas (7)

 

Este es el séptimo y último capítulo de la presente historia. Espero que les haya gustado y la hayan podido disfrutar…

 

Hand of fate is moving and the finger points to you

he knocks you to your feet and so what are you gonna do.

Your tongue has frozen now you’ve got something to say

the piper at the gates of dawn is calling you his way.

 

You watch the world exploding every single night

dancing in the sun a newborn in the light.

Say goodbye to gravity and say goodbye to death

hello to eternity and live for every breath.

 

Your time will come, your time will come

Your time will come, your time will come.

 

The ferryman wants his money you ain’t going to give it back

he can push his own boat as you set up off the track.

Nothing you can contemplate will ever be the same

every second is a new spark, sets the universe aflame.

 

You watch the world exploding every single night

dancing in the sun a newborn in the light.

Brothers and their fathers joining hands and make a chain

the shadow of the wicker man is rising up again…

 

The wicker man, IRON MAIDEN

 

 

CAPÍTULO VII

 

 

Notando el aliento del hombre pegado a ella, lo sintió todavía firme y vigoroso y con deseos de continuar el feliz encuentro. Abriendo los ojos sonrió como una tonta mientras acariciaba el rostro curtido del hombre con el dorso de la mano.

¡Qué cachonda me has puesto y qué polvo más rico, cariño… me ha encantado! ¿pero tú aún no te has ido? –le dijo removiéndose inquieta con el grueso miembro bien dentro de ella.

Tranquila preciosa, no te preocupes por eso –respondió Miguel acercando la boca a la de ella para darle un beso con el que la hizo sentirse amada y deseada por aquel maravilloso hombre.

Incorporándose la agarró delicadamente de los pies y tiró de ella dejando que una de las piernas descansara sobre su hombro para poder besarlo y morderlo. La joven rubita supo que la fiesta debía continuar y, en el estado en que estaba, entendió que aquello era lo que más deseaba en ese momento así que doblando la otra pierna se dispuso a recibir el siguiente movimiento de su amante. Cogida a sus muñecas se notaba nerviosa y excitada buscando dominar a duras penas aquel deseo creciente. Así pues y sin querer evitarlo, se abrió todo lo más que pudo esperando que el hombre la poseyera por completo.

¡Vamos, vuelve a hacerlo… fóllame lo deseo tanto! –exclamó brillándole los ojos de pasión, totalmente abandonada y preparada para un nuevo asalto.

Sí cariño, voy a follarte ese cuerpecito precioso que tienes –el hombre se estremeció todo él ante el espectáculo que su joven compañera le ofrecía.

Las poderosas y avezadas manos de Miguel se apoderaron de sus muslos subiendo a través de ellos hasta atrapar el redondo trasero el cual masajeó empapándose con la tersura de aquella piel. Arrodillado frente a ella se la metió de golpe otra vez en el coño. La muchacha lanzó un fuerte gemido de satisfacción ante la nueva embestida. Él empezó a moverse en el interior de aquel joven y hambriento coño follándolo a su antojo y acostándose sobre ella para adueñarse de uno de aquellos grandes pechos. Claudia gemía y sollozaba de forma sonora, temblando y suspirando con cada una de las acometidas que recibía.

¡Vamos dame con fuerza… qué dura la siento… me vuelves loca!

Elevando el torso y apoyado sobre los puños, la penetró violentamente escuchándola gritar enardecida. Jordina, entrando en escena, se acercó al cansado macho para besarle y lamerle la oreja llenándosela con montones de palabras obscenas.

Así, bien… ¿te gusta follarla? ¿y qué tal su culo? ¿te gustaría probarlo, eh cabrón? –le susurró al oído en voz baja para que su amiga no pudiera oírla.

Miguel creyó enloquecer con lo que aquella putita le decía. Hasta ese momento no había pensado en ello pero aquella idea tuvo la virtud de excitarlo aún más imaginando el poder sodomizar aquel agujero como antes había hecho con el de la muchacha que tenía pegada a él.

Saliendo de la bella rubia, agarró su miembro para llevarlo a la entrada del sexo femenino pasando por encima pero sin entrar en ella. Eso hizo que Claudia gruñera en espera de su próximo paso. Con la polla entre los dedos la golpeó pasando del coño al agujero posterior que aparecía ante él cerrado y relajado.

Quiero follarte el culo, nena…

No cariño… eso no, nunca lo he hecho por ahí… además tienes la polla muy grande y me lastimarás –la escuchó responder con gesto asustado mientras se removía inquieta tratando de escapar.

Miguel, teniéndola bien cogida y sin decir nada, pensó si la muchacha se la estaba dando y seguramente no fuera tan virgen como aparentaba ser. La idea de Jordina había calado tan fuerte en su cerebro que ahora no iba a parar hasta conseguir follarse aquel lindo agujero. Se trataba de trabajarla con tiento hasta que fuese ella misma la que se dejara sodomizar.

Tranquila preciosa, tú relájate y déjame que te lo coma… ya verás que te gustará –exclamó con voz ronca mientras la veía negar con la cabeza mirando a Jordina en busca de auxilio.

Separándole las redondas y rosadas nalgas se dedicó a pasar la lengua por encima, lamiéndola y tratando de hacer que el oscuro orificio se fuese relajando y dilatando con las ardientes caricias con que lo obsequiaba. Con el esfínter humedecido la abrió más con los dedos sintiéndola protestar, poco convencida de las reales intenciones del hombre.

Deja que te lo coma… me vuelven loco los culitos jóvenes como el tuyo…

Mientras le decía estas palabras, pudo ver a Jordina junto a la muchacha, besándola y acariciándola como si de ese modo quisiera calmarla. Abandonando tan tierna estampa, Miguel continuó chupando y humedeciendo la entrada al pasar la lengua con descaro. Poco a poco aquella putita fue confiándose a la caricia, gimiendo de manera desconsolada pero mostrándose más receptiva y abierta a cada instante. Un largo suspiro brotó de sus labios quedando toda ella tensa cuando la lengua masculina forzó el hueco buscando ir más allá.

¿Te gusta como lo hago, nena? Vamos, abre bien ese culillo que tienes.

Me gusta sí… no pensé que pudiera gozarse así… me encanta tu lengua –respondió sorprendida al verse aceptar lo que aquella boca le hacía.

Con dichas palabras, el excitado macho avanzó en su ataque haciendo fuerza con uno de los dedos hasta conseguir que el ano se fuera dilatando permitiendo la entrada. Claudia gimió con fuerza al sentirse penetrada por aquel vivaracho dedo cuya presión le resultaba tan placentera e inquietante. Cogida a su amante, se arqueó elevando el pubis todo lo posible al notar el dedo en su ojete, apretándolo mientras con la lengua le acariciaba el sensible clítoris.

Ummm, cariño… me vuelves loca, nunca había sentido algo así.

Tras un rato y cuando su afortunado compañero consideró que ya tenía el ano lo suficientemente lubricado, se elevó sobre ella haciéndola sentir el duro rabo pegado a su piel.

Bien tío, ya la tienes bien preparada… métesela toda hasta que reviente de placer –le animó Jordina de forma perversa.

Con su varonil poderío, Miguel la retuvo jugando con su miembro por encima del agujero pero sin meterlo todavía. Claudia se retorcía temblando de puro deseo. Finalmente cogiéndola de las caderas el hombre colocó la cabeza y la fue penetrando dejando que el glande se abriese paso de forma lenta. La joven no pudo evitar lanzar un grito desgarrado ante el decidido empuje de aquel grueso músculo. Con una de las manos sobre su sexo empezó a acariciarle el clítoris logrando con ello que se tranquilizara un tanto. Con rapidez Jordina se sentó de espaldas al hombre, poniéndose a horcajadas sobre el rostro de su amiga para de ese modo acallar aquel profundo lamento de protesta. Así permanecieron los tres quietos unos segundos mientras Claudia se acomodaba con evidente dificultad a la presencia de aquel sexo.

¡Sácala, por favor… dios, es demasiado grande para mi pobre culito!

Él evidentemente no aceptó sus quejas, permaneciendo sin moverse dentro de la mujer para que poco a poco se fuera acostumbrando. La traviesa lengua de Claudia empezó a jugar con la vulva abierta de la otra recorriéndola en su totalidad, humedeciéndola y llenándola para con ello hacer crecer el tormento que la cachonda muchacha sentía. Vibrando la lengua sobre su clítoris, Jordina no tardó en gemir tímidamente disfrutando aquel diabólico roce. Cayó hacia delante entregada a la boca de su amiga, moviendo las caderas sin darse cuenta de lo que hacía. Ese simple gesto fue el que llevó a Miguel a tomar a la rubia de las caderas apretando hasta dejarle enterrada media polla. El sentir el sexo de su amiga sobre su boca la hizo relajarse y olvidar por un momento la presión que la polla ejercía en su ano. Centímetro a centímetro y con movimientos suaves fue enchufándosela hasta acabar completamente alojado en el estrecho agujero.

¡Uuuurg, la siento… no creí que fuese capaz de soportar algo así! –sollozó mientras la lengua de Jordina la seguía lamiendo y chupando haciéndola vibrar de emoción.

Bien… ya está toda dentro. Ahora viene lo mejor, prepárate a gozar putita.

Sí… sí –contestó sin aliento.

De esa manera, Miguel inició un lento movimiento de vaivén que rápidamente fue acompañado con débiles golpes de pelvis por parte de ella. Abierta para facilitar la follada, sintió el duro bulto entrar y salir provocando en la joven fuertes alaridos cada vez que la sodomizaba. El complacido macho, con las manos en los costados de su amiga, empezó a moverse empalándola con mayor ímpetu y virulencia. La linda Claudia creyó perder el sentido, aquella polla la quemaba por dentro con cada uno de los golpes que le daba. El tormento al que la sometía continuaba sin ofrecerle un momento de descanso. Entró en su interior centímetro a centímetro hasta acabar golpeando los testículos contra las nalgas. Con el paso del tiempo el dolor inicial fue dando paso a una extraña sensación de placer que la hizo ahogar un gemido en el sonrosado sexo de Jordina.

Tomándole uno de los pechos entre los dedos, sacó la lengua para empezar a lamerla haciendo que la inflamada vagina la llenara con la humedad de sus jugos. Jordina cerró los ojos disfrutando la caricia de su amiga la cual se entretenía ahora chupándole la excitada pepitilla. Los jadeos angustiosos de la una quedaban acallados por cada uno de los gritos y lamentos que la otra producía al ser sodomizada. Cogida a los amarillentos cabellos de su encantadora amante la apretó ahogándola entre sus manos ante la cercanía de un nuevo orgasmo. No tardaría en correrse rabiando de satisfacción si continuaba comiéndole el clítoris de aquel modo.

Echando el cuerpo hacia atrás humedeció sus resecos labios y girándose hacia el hombre le pidió que la besara. Miguel aceptó tan amable invitación y juntando las bocas quedaron unidos en un apasionado y cálido beso. Entrando y saliendo, moviéndose de forma lenta para acabar parándose dentro de aquel tierno trasero, Claudia solo gemía pidiéndole que la clavara con aquella pija que tanto la hacía gozar.

Así amor… jódeme así, no te pares.

¿Ahora sí te gusta lo que te hago, eh zorrita? Voy a clavártela hasta que grites como la puta que eres.

¡Oh sí, cabronazo! ¡Rómpeme el culo con esa polla tan enorme que tienes! –exclamó cayendo sobre el coño que tenía ante ella.

Él empujó nuevamente iniciando un suave mete y saca que le hacía deslizarse de forma fácil entre aquellas dilatadas paredes. Las contorsiones de Claudia y sus palabras entrecortadas por la pasión le hicieron saber lo muy entregada que ya estaba. El hombre se sentía tan feliz y apretado que no pensaba en otra cosa que en seguir sodomizándola hasta acabar corriéndose con ella.

¿Te gusta, mi vida? Dime, ¿te gusta lo que te hace? –le preguntó Jordina viendo el rostro contraído por el placer de su amiga.

Es fantástico… me duele pero al mismo tiempo siento un picorcillo que me tiene loca –respondió mordiéndose el labio mientras se removía notándose llena y abierta.

Miguel empezó a follarla moviéndose con fuerza hasta hacer aquel ritmo insoportable, saliendo casi por completo para volver a meterse de forma brusca. La muchacha gritaba berreando de gusto bajo el dominio del hombre el cual disfrutaba viéndola gritar de aquel modo. Los tres sintieron llegarles el orgasmo, el último orgasmo de aquella mañana.

¡Vamos tío, córrete conmigo… dios me matas de gusto… me voy a co… rrer! –gritó sintiendo aquel calor tan conocido subirle por todo el cuerpo hasta acabar explotando en su cansada cabecita.

Los otros dos se corrieron igualmente entre jadeos y largos bufidos. El poderoso cuarentón sintió las piernas flaquearle y escapando de ella, se quitó el preservativo justo antes de correrse escupiendo el semen por los aires de forma violenta. Parte de aquel líquido llenó el culo de Jordina y los muslos y las piernas de la otra mientras el resto caía chorreando sobre las revueltas sábanas.

La muchacha, por su parte, con la cabeza de su amiga entre las piernas cerró los ojos ahogando un gemido, estremecida por el liberador orgasmo que la envolvía. Corriéndose como una cerda y respirando a pleno pulmón, cayó derrotada dejando reposar la cabeza sobre el hombro de la otra que la recibió entre sus brazos.

Guau, no puedo más… bésame mi amor, bésame… -le pidió en un susurro mientras Claudia la calmaba con un dulce beso al tiempo que le apartaba los revueltos cabellos que cubrían su rostro descompuesto por la fatiga.

Miguel se tumbó junto a ellas, satisfecho y tratando de recuperar el resuello tras el orgasmo vivido. Ronroneando débilmente, las muchachas se acercaron al hombre besándole y haciéndole sentir sus bellos cuerpos pegados al suyo.

Uff, estoy cansadísima… necesito dormir –declaró Claudia mientras cerraba los ojos quedando los tres abrazados sobre la cama matrimonial…

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