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La tribu del sexo

en No Consentido

Quiero contaros la cruel violación que sufrí hace ya algunos años.

Yo soy antropóloga y tenía un amigo, Carlos, eramos amigos de la universidad y un día me habló de una tribu llamada los Kayapós, me habló de ellos y me dijo que eran muy amables y generosos, y me propuso viajar con él a visitarlos, yo vi allí una ocasión de investigar una nueva sociedad desconocida, por eso acepté.

Tras el largo viaje, llegamos a los tribu de los Kayapós, y nos recibió su jefe, era un hombre algo mayor, amable, yo ni hablaba ni papa de ese idioma y Carlos me lo traducía todo, nos dieron una choza para él y para mí, cosa que me inquietó, pero Carlos siempre me había respetado así que le resté importancia.

Cuando llegó la hora de la cena, Carlos llegó a la tienda con un traje típico de mujer de los Kayapós, me extraño que fuera una simple tela, que quedaría por debajo de mis pechos y una pequeña falda.

--Pero Carlos—dije enseñándole el traje—Esta no deja nada a la imaginación.

--Ya--dijo Carlos—la cosa es que adoran a una diosa, y esta tiene los pechos al descubierto, por eso todas las mujeres deben ir con los pechos al descubierto también, no te preocupes, ni van a violarte ni nada.

Y sonrió.

Yo accedí, me quedé completamente desnuda, Carlos tuvo la decencia de no mirar, cuando me había puesto el traje llevaba una falda farbicada de hojas y cañas y los pechos al aire, Carlos intentaba no mirármelos, pero yo sabía que de alguna forma yo siempre le había atraído.

Para cenar, nos dieron unas hierbas, que yo no sabía lo que eran pero que sabían bien, y una bebida extraña.

A mitad de la cena me sentí incomprensiblemente alegre, no sabía la razón pero me gustaba sentirme así, al poco rato comencé a bailar con las mujeres de la tribu, si, las mujeres de la tribu bailaban con sus pechos al descubierto y yo con ellas, bailaba para los hombres de la tribu, incluido Carlos, el cual ya, sabiendo que no me enfadaría, no dejaba de mirarme los pechos mientras yo, es cierto, me sentía algo excitada y traviesa y los movía para él.

Cuando estaba cansada de bailar me dieron algo de beber, esta vez era una bebida diferente, que bebí porque estaba sedienta, ese fue mi error, ya que aquella bebida llevaba una sustancia que me dejó K.O a los pocos minutos, no me desmayé ni perdí el conocimiento, pero me atontó lo bastante como para que comenzaran a manejarme a su antojo.

Me cogieron entre todos como a una muñeca sin vida, en ese momento comencé a sentir miles de manos tocándome por todo el cuerpo, mi espalda, mi culo, mis pechos y mi coño, era girada, sacudida y manoseada.

Vi una especie de altar en el suelo, de al menos un metro y medio de altura, que antes no estaba allí, y allí precisamente fue donde me llevaron y me dejaron caer allí, como si fuera un peso muerto, una vez allí me arrancaron la estúpido falda de hojas y ramas y quedé completamente desnuda.

Una peculiaridad de aquel altar, o pira, o que se yo, es que tenia dos palos en los que ataron mis muñecas y que mi culo y mis piernas quedaban libres, colgando hacia fuera.

Una vez que estuve atada me fue imposible moverme, de repente me encontraba desnuda, atada a una especie de altar hecho con palos y medio drogada, a mi alrededor, todos los miembros de la tribu me miraban, incluido Carlos.

--Soltadme--pedí.

Creo que o no me oyó nadie o no quisieron oírme, entonces vi como el jefe de la tribu se quitaba el taparrabos que llevaba y temí por mí. Estaba claro que era lo que pasaba, yo iba a ser la diversión sexual de ese negro y posiblemente de alguno más, entonces intenté zafarme, gritando como loca e insultando a aquellos salvajes, pero todo fue inútil.

En ese momento, los hombres de la tribu se abalanzaron en tropel hacia mí, yo ya me veía violada, lloraba y suplicaba, pero como ya he dicho, era inútil.

Con sus manos, comenzaron a bañarme por todo el cuerpo con una especie de aceite, y os puedo jurar que no dejaron ni una sola parte de mi cuerpo desnudo por mojar, las manos de aquellos hombres, que se peleaban por palpar aunque solo fuera un palmo de mi cuerpo, eran de jóvenes y niños, pasaron por mis pechos medianos, apretándolos y haciendo que relucieran por el aceite, mi vientre y mis piernas, y muchas manos por mi sexo, apretando e incluso metiendo dentro los dedos, yo me movía, intentando resistirme, mientras gritaba aterrada, Carlos lo miraba todo sin inmutarse, aunque, eso sí, su pene estaba erecto al verme siendo manoseada por aquellos nativos.

La larga polla entró despacio en mi sexo mojado, yo grité, intentaba auto convencerme de que aquello no me estaba gustando, de que ni siquiera estaba sucediendo, pero no era así para mi desgracia, los demás nativos esperaban su turno a mi alrededor, deseosos de violar a una mujer de la civilización, y las mujeres observaban sumisas.

Sentía el pene dentro, avanzar despacio, el cabrón del líder de la tribu empujaba un poco y acariciaba mi cuerpo desnudo sobre aquel improvisado altar, mis tetas, que apretaba con fuerza, mis muslos abiertos de par en par para él sin yo quererlo, para colmo el aceite continuaba haciendo de las suyas, excitando mi cuerpo ¿Pero de que coño estaba hecho ese aceite?. Mi coño latía de placer con aquel rabo dentro, un rabo negro y venoso, largo, mucho mas largo de los que yo había visto en toda mi vida, avanzaba dentro, despacio, abriendo las paredes de mi sexo ya chorreante, me maldecía a mi misma por sentirme así, me sentía como una cualquiera, como una puta que se folla a cualquiera que encuentra, y yo no era así, pero el placer era demasiado para mi, aquel aceite afrodisiaco estaba entrando por los poros de mi cuerpo para excitarme por las malas, y aquel rabo avanzando dentro, tan palpitante, era demasiado, no podía evitarlo, y lo dejé claro cuando de mi boca escapó un gemido de placer.

--Mmmhmgmgmhhmm.

Carlos miraba la escena mientras se masturbaba, yo me aferraba a aquellas caña las a las que estaban atadas mis manos retorciéndome de placer, sin comprender que me estaba ocurriendo, pero ya entregada a aquella sensación.

El jefe de la tribu sacó su pene hasta casi por completo de mi coño y empujó de golpe, la polla avanzó dentro de mi arrancándome un lujurioso gemido.

--Ahaaaaaaa, ¡Ahy! ¡Huy! ¡Que...duele!

Alcé la cabeza para mirar al negro, dentro de mi su glande, duro y blando a la vez, latía como con vida propia, sentía como aquella polla me masajeaba el coño por dentro, follándome sin parar y con una violencia tremenda.

--Quieto--dije--Para, por fav... ¡aha! Mi coño, joder. Mhmmmnnh.

Nunca me había pasado aquello, temí por que me hiciera daño por dentro, por que aquel descomunal nabo me destrozara, aunque al poco rato aquello dejó de importarme y simplemente me evadí de mi propio cuerpo, ya sin resistirme, sabiendo que no había escapatoria.

Allí estaba, siendo violada por un negrazo y siendo observada por los demás negros y por Carlos, que ya habían empezado a masturbarse observando aquella profanación de mi cuerpo.

Aquellas miradas me excitaban, era como cuando me masturbaba frente a la webcam sabiendo que un semental excitado me miraba, así que, casi sin quererlo, comencé a gritar como una perra en celo.

--¡Ahaaaaaahh! ¡Ahaaaaa!¡Ohoooo!¡Mi coño, negro de mierda, no pares!

El nativo me violaba de tal forma que tuve la sensación de que iba a desmayarme, me embestía con tanta furia que su cintura chocaba literalmente contra mi sexo, moviéndome en aquella pira preparada para mi entrega sexual.

--Ahaaa--decía yo, fuera de mi--¡Que polla, voy a correrme con la polla de este negro, mi coño!¡Ohoooo! ¡Me arde el coño, joder!

Las embestidas continuaron violentas, acompañadas por los ánimos que los demás negros le daban en su idioma, apremiándole para que me rellenara de lefa caliente.

Y aquel momento no tardó en llegar, entre calambres de placer, escalofríos de gozo y relamidas de mi lengua deseando correrme viva.

--Oh, dios—dije con la voz entrecortada--¡Me corro, si, voy a correrme como una puta, si ¡Ahaaaaa!

Mi coño chorreó cuando tuve ese intenso orgasmo y la polla, de repente, escupió un gran chorro de lefa caliente en mi útero, lo sentí, sentí como me llenaba, y me encantó, me moví sobre la pira tratando de sentir más y más placer, el semen estaba caliente, y antes de que aquella sensación desapareciera un nuevo chorro lo acompañó.

--¡Ahaaaaa!--gemí casi desmayada—Siiiii.

Cuando el jefe, ya saciado de mi, me dejó, fue Carlos el que se acercó a mí, yo estaba demasiado exhausta para mirarle siquiera, pero sabía que era él, acarició mis tetas despacio y me la metió también despacio, yo di un respingo al sentirla dentro, a pesar del salvaje polvo que me habían echado me gustó sentirla, aunque esta no era tan larga como la del negro.

Cuando su rabo estaba todo dentro de mi, se detuvo, yo le miré y el acarició mis pechos, pellizcando despacio mis pezones.

--Esto no te lo perdono en la vida—le dije—Me has utilizado para follarme.

--Perdoname Marisol, pero... deseaba tanto todo esto...

Comenzó a moverse, follándome despacio.

--Pero ¡Aha!--quise decir--¡Carlos Aha, ¿Van a violarme todos? ¡Ohooo! ¡mmmm!

--Todos menos los niños—me dijo.

En ese instante me vi a mi misma siendo violada una y otra vez y tuve miedo ¿Iba a ser capaz de aguantar tantas violaciones consecutivas? ¿Y que pasaría si me quedaba embarazada o si me pegaban alguna enfermedad? Me preguntaba mientras sentía la polla de Carlos violándome y gemía cansada pero excitada.

Uno detrás de otro, eso era lo que iba a pasar, iban a violarme uno detrás de otro, todas pollas negras y vitales, deseosas de mí, tal y como veía a mi alrededor, y la imagen de yo misma siendo follada una y otra vez como una sucia perra me excitó tanto que tuve un pequeño orgasmo mientras Carlos me poseía y tocaba mis pechos blandos y firmes.

--¡Ohoooooo!--gemía rota de placer--¡Carlosss, sigueeee!

Carlos aceleró sus embestidas sintiéndose ya sobre excitado como yo, gimiendo y lanzándome improperios que hacían sentir como un puta y me calentaban cada vez más.

--¡Si, toma, toma!--decía--Toma mi lefa caliente, si, siempre he querido follarte así, me corro dentro de tu coño so perra, siente mi lefa, si, ohoooo, Marisol, voy a llenarte como a una puta!!

Yo gemí de placer cuando sentí, por fin, su polla reventando, soltando semen a borbotones dentro de mí, caliente y casi vivo, aunque no tuve un orgasmo me gustó mucho aquella eyaculación.

Carlos se acercó a mí y me besó en la boca.

--No dejes que los demás de violen—le pedí.

--No puedo evitarlo—me dijo él—Déjate llevar y todo acabará pronto.

Cuando se apartó de mí, un negro, joven, se acercó para follarme, su polla era larga y delgada, erecta, estaba casi en horizontal, apuntando a mi coño de donde escapaba el semen de mis dos anteriores amantes.

Cuando me penetró de mi boca escapó un gemido al sentirlo avanzar dentro de mí, la violenta follada no tardó en comenzar, empujándome hacia arriba en la pira, profanándome completamente.

--Ahaaa--gritaba yo—Ahaaaa, ohoooo.

Convulsionandome, recibí el semen calentorro de aquel macho, que pronto dejó paso a otro de sus paisanos, yo ya incluso lo deseaba, mi coño latía por si solo, chorreando y abierto.

El nuevo negro hundió de tal forma su descomunal rabo en mi vagina que me corrí de una, retorciéndome como un pescado, la pira donde estaba atada estaba mojada por una mezcla de mis fluidos y el semen ajeno, formando una mancha que llegaba hasta el suelo.

El negro agarró mis tetas con fuerza, estrujándolas, disfrutando de su blandura a la vez que, sin dejar de embestirme, metiéndomela hasta las tripa, se corría llenándome de su armoniosa corrida.

Cuando se apartó, yo esperaba otra follada, aunque me dolía todo el cuerpo y mi coño no podía retener mas lefa, un nuevo indígena, desnudo y deseoso de mi coño blanco, se acercó para violarme, pero otro le detuvo, casi inmediatamente comenzaron a pelearse por quien era el siguiente en disfrutar de mi cuerpo indefenso, y después la pelea fue casi masiva, yo no sabía que hacer ni que decir, Carlos miraba sin hacer nada y el jefe de la tribu se había retirado a dormir con sus mujeres, entonces noté como alguien me desataba, estaba libre y podría escapar si quisiera, pero lo pensé mejor, estaba en medio del amazonas, de noche, y podía ser devorada por alguna fiera o perderme en aquella inmensa selva.

Entre casi cinco hombres me cogieron en volandas y me sacaron de la pira, todos gritaban y se empujaban contra mí mientras yo gritaba socorro siendo manejara como un juguete en manos de aquellos salvajes.

Me dejaron en el suelo, tumbada, y vi como alrededor mío todos se masturbaban mirándome, sus pollas eran largas y robustas, llenas de venas, me daban ganas de metérmelas en la boca y chuparlas hasta que se corrieran.

Uno de aquellos negros se abalanzó sobre mí, yo ni me moví, sabía que ya nada podía hacer, el nativo no tardó en penetrarme arrancándome un gemido de sorpresa y placer.

--¡Ahaaaagggg!

Su polla era gorda y mediana, latía mucho dentro de mi y se movía con mucha violencia, maltratándome, yo gemía sin cesar, sintiendo el rabo follándome violentamente, por suerte, estaba tan deseoso de violarme que se corrió en seguidas.

Cuando se apartó yo intenté sentarme en el suelo para coger aliento, pero todos se abalanzaron sobre mi como puercos salvajes, sentí miles de manos tocándome y pellizcándome los pechos, los muslos y el coño, que era tocado como si investigaran por primera vez el sexo femenino, los dedos se introducían dentro de mi, moviéndose torpemente y entrando y saliendo, provocándome alarma y placer, de buenas a primera una polla se cruzó en el camino de mi boca y se metió en ella, era gorda, sabía a tierra y latía como si en vez de un rabo fuera un corazón humano, pero me gustó y comencé a comerla con avaricia, mi coño continuaba siendo usurpado por manos negras y salvajes y comencé a gemir mientras mamaba ese rabo, moviéndome como una serpiente mientras era violada.

--Mmmm, mmmmm, maaaamaaaaaggg

También de repente, unas manos fueron a mi trasero, orondo y atractivo, lo palparon, como curiosas, y lo pellizcaron, provocándome un sucio placer, hasta que un dedo se metió en mi ano.

Gemí de sorpresa, molesta, seguramente ese tipo estaba curioseando, preguntándose que era ese agujero tan peculiar, o quizás ya lo sabia y solo quería romperte el culo a pollazos, de todas formas me importaba una mierda en aquel momento, me moví tratando de que sacara el dedo pero solo conseguí que lo metiera hasta el fondo de mi ano.

Tenía dedos en mi coño y en mi culo, y mi boca disfrutaba de un buen rabo negro, eso fue suficiente para hacerme sentir de nuevo la llegada de un orgasmo.

Me movía mientras gemía como una loca, deseando que después de las manos llegaran las pollas llenas de sangre, sentí en mi boca una gota de dulce precum de aquel rabo negro, y la mano del tipo agarró mi cabeza para apuntarla mas hacia su pene, haciendo que este entrara con fuerza, ahora me estaban violando la boca, de la cual salían escupitajos cada vez que aquel miembro erecto tocaba mi campanilla.

--Aagguuaguuaguaguagaaaahhgah--gemía casi desmayada de placer.

El intenso y caliente semen no tardó en llegar, era muy dulce, mas de los que he probado en mi vida, quizás sabía diferente por las hierbas que comían aquellos hombres, llenó mi boca y tragué todo lo que pude, sintiéndolo bajar por mi garganta, me supo delicioso, el resto salió disparado de mi boca, el tipo se apartó y yo comencé a gritar teniendo otro orgasmo.

--¡Siiiiiiii!--grité--¡Folladmeeeee! ¡Ahaaaaaa!

Mi coño soltó el líquido orgiástico, que salió disparado mientras mi coño y mi culo eran masturbados por manos desconocidas, de tal forma que salpicó incluso a algunos nativos.

Me quedé tumbada boca abajo en el suelo, esperando otra polla vil que me violase, un nativo se acercó a mi y yo me incorporé, el tipo me agarró por la espalda con fuerza y me alzó, yo, desorientada, me agarré a él y sentí como me alzaba por el culo, me penetró de golpe y con fuerza y de nuevo la polla encajó en lo más profundo de mí.

Yo me agarré a su cuello y cerré los ojos, dispuesta a disfrutar, fue el nativo el que me manejó, moviéndome arriba y abajo, arriba y abajo, como si fuera su juguete, mientras me penetraba sin piedad, yo gritaba y gritaba, movida con violencia, me hubiera pasado días así, follada por ese descomunal miembro, pero entonces noté el aliento de otro hombre detrás de mí y como sus manos tocaban mi culo, después vino el ardor en mi ano, uve algo de miedo al saberme violada por detrás, sobre todo sin ni siquiera acostumbrar antes a mi ano cerrado

--No--le dije—Ese agujero no, eso no.

Pero el tipo, al no entenderme, continuó intentando violarme analmente.

Cuando aquella polla me rompió el orto grité de dolor, por suerte no era muy gorda, aunque si algo larga, quería morirme, jamás me había penetrar así por el culo, sin lubricación y con tanta fuerza, pero tenía que resignarme, cerré los ojos y me dejé llevar mientras era violada por partida doble.

Pronto el dolor desapareció y comencé a sentir placer, aquella doble penetración iba a acabar conmigo, las sensaciones se confundían dentro de mi, me hacían sentir escalofríos, pero todavía estaba lejos de un nuevo orgasmo.

---Ohoooo--gemí cuando noté como se corrían--¡Negrossss, ahaaaa!

Me dejaron caer al suelo y quedé sentada, sentía como mi cuerpo expulsaba semen ajeno por mi culo y mi vagina, manchando la tierra, varios hombres se acercaron a mí, estuviera lista o no, no querían quedarse sin su ración de mujer blanca.

No entendía lo que querían hasta que uno se tumbó en el suelo y me atrajo hacia él, yo vi su polla larga, muy larga, y negra, tenía la sensación de que jamás volvería a querer follar una polla que no fuera negra, me puse a horcajadas sobre él y me penetré a mi misma despacio, pero el tipo era impaciente y me empujó de tal manera que la polla entró en mi vagina y después en mi útero, haciéndome gritar de tal forma que casi me muero allí mismo, el otro tipo quería mi culo ya estrenado, algo comprensible, yo tenía dos agujeros que podían aprovechar.

Me penetró con fuerza el cuelo y yo me sentía tan excitada que me movía sin que nadie me lo dijera.

-Aha, aha—gemía moviendo mis caderas—Siii, mas, mas ahaaa, ohhooo.

Una polla apareció frente a mi boca y comencé a comerla con gula, tan sabrosa, tan blanda y fuerte a la vez, que cada vez que lo recuerdo creo correrme, la mojaba en saliva para disfrutar mas de su sabor a sexo salvaje, rodeaba su capullo con mis labios y lo lamia cogiéndolo con las manos y alzándolo para lamer los testículos negros y colgantes hasta la punta del badajo.

No tardó en llenarme mi boca de semen y dejar paso a una rabo sediento de mi saliva.

Una avalancha de semen me golpeó la cara, mi coño era violado salvajemente mientras yo botaba sobre una polla caliente y erecta, mi culo era traspasado por una polla que me lo daba de si de tal forma que miles de escalofríos recorrían mi cuerpo desnudo y sudoroso.

--Ahaaa--grité desencajada de gusto--¡Me corroooo, me corrroooo, siiiiii!

Mi culo se llenó de lefa, sentí como mis tripas se mojaban del caliente semen, mi coño se corrió, mojando la polla y los testículos que lo follaban, y otro negro se colocó detrás mio para violarme el ano.

Carlos se acercó a mí y me la metió en la boca, yo comencé a mamar mientras le acariciaba el culo, la polla que me violaba el coño se hincó de repente y se corrió abundantemente, invadiéndome de su esperma, dejé de comer la polla de Carlos y me quité de encima del tipo, me puse a cuatro patas, como una perra, pues en el fondo es lo que era, y mi culo continuó siendo follado sin descanso, Carlos me miraba a la cara mientras se masturbaba, yo le miraba mientras gemía de placer y era enculada con violencia, mi rostro de placer, mi pelo enmarañado por aquella violación, le ponían tan cachondo que gemía para mí.

--Voy a correrme en tu boca—anunció.

Yo, deseosa de su esperma, abrió la boca e incluso saqué la lengua, pero él se acercó a mí y me metió la polla hasta el fondo de mi garganta a punto de correrse, sentí el gran chorro de semen bajar por mi garganta, caliente y delicioso, después otro chorro me inundó la boca, la lengua, las encías, lo dientes, y un tercero salió fuera como babas goteantes.

Mi culo se llenó de nuevo de lefa, estaba tan abierto y lubricado por la lefa ajena que las pollas entraban solas, y vino otro rabo, esta era gordo y me hizo gemir, tuve un pequeño orgasmo y sentí mis muslos mojados de mi líquido y semen desconocido y caliente, chupe otro rabo, el cual se corrió enseguida, nada más comerlo unos minutos y tuve la boca de nuevo repleta de una buena corrida.

Apreté los labios, sentía que iba a correrme de nuevo a la vez que el gordo pene de hinchaba para llenarme el ano y las tripas de semen grite por el orgasmo.

--Ahaaaaaa.

Me dejé caer en el suelo, boca arriba, abatida, por unos minutos nadie vino a violarme y yo me pregunté si todo ya había pasado, si todos los miembros de la tribu me habían usurpado como ofrenda a la diosa. Un hombre, algo anciano, se acercó y se tumbó sobre mí, me penetró y me violó con rapidez, yo ya dejaba que me hicieran lo que quisieran, era el juguete de los Kayapós, estaba amaneciendo y estaba agotada, hicieron un corro alrededor mío y comenzaron a masturbarse, sin descanso, como una colmena de abejas, yo comencé a tocarme para ver si podía excitar a algún nativo más, a pesar de haber tenido tantos orgasmos estaba deseosa de muchos más, tal era la puta en la que me habían convertido.

Se corrieron casi a la vez sobre mí, sentí como una avalancha de semen me mojaba por todos lados, las tetas, el vientre, la cara y la boca, las piernas y el coño, gustosa, me lo restregué por todo mi cuerpo sintiéndolo caliente.

Después se fueron, tal y como supe después por Carlos, el ritual no podía durar hasta después del amanecer, por eso tantas prisas en violarme.

Respecto a Carlos, que no era de aquella tribu, vino cuando yo estaba desnuda y bañada en lefa y me hizo una fotografía con su polaroid, después me cogió despacio, aunque yo me levanté por si sola, y me llevó a un río cercano donde me limpié los restos de semen.

Cuando volví al poblado, desnuda, el jefe Kayapós se acercó a mí para darme las gracias de corazón por ser tan amables con ellos, (Hijoputa), pensé, aunque también recordé su descomunal pene.

Ese mismo día volvimos a España. No me quedé embarazada, una suerte, ni contraje ninguna enfermedad, aunque toda mi vida cambió.

Carlos tuvo a bien darme una copia de todas las fotos que había hecho, la última también, y después de eso casi ni nos volvimos a ver, creo que sentía algo de vergüenza por haberme follado.

A veces cojo esa foto y me masturbo como una perra pensando en aquella orgía donde me violaron por todos los agujeros de mi cuerpo sumiso.

 FIN