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A la memoria de la abuela (3): preludio oral

en Sexo Oral

Recomiendo la lectura de los relatos anteriores (http://todorelatos.com/relato/88895/; http://todorelatos.com/relato/88658/) para seguir con el hilo narrativo

 

 

Me pasé la mañana del domingo hojeando polvorientos álbumes familiares. Quería ver y saber mas de mi familia, de manera que empecé a rebuscar en el pasado. Entre las fotos de antes, de esas con ese velo de desenfocadas, colores brillantes, encontré varias de la abuela con mi madre, de pequeña, y otras con solo la abuela, de madre joven, en la playa. Esas fotos de una joven y alegre abuela, con bañador de una pieza fueron escaneadas todas ellas y se convirtieron en material para masturbación.

Entre otros álbumes, había fotos del hermano de mi madre, al cual solo conocía por fotos des de que nací. Me acorde que mi madre me había contado la historia que simplemente se fue a sudamerica, donde se le perdió el contacto. Dejando de lado el hecho que la historia me pareció altamente rara (se te pierde un hermano sin mas?), me pregunte si el, al ser hombre, sabia de algo de la vida sexual de la abuela, que tipo de relación debían tener.

Así que a la hora de la comida le pregunte a mamá acerca de eso:

 

 

Oye, el tío Ramón, ya se eso de sudamerica, pero cuando estaba aquí, que tal era?

 

 

Por un momento se quedó dudando, mirando el plato. Luego agarro su cigarrillo y lo prendió.

 

- Bueno, Ramón, mi hermano.... - dudó mama- era muy travieso, sabes..?- Caló su cigarrillo.- Papá... lo castigaba muy a menudo...

 

 

La ácida mezcla de los sabores de lágrimas, sudor, saliva y mocos empapaba los trapos de cocina embutidos en su boca. La aspereza de estos seguro le haría llagas, pero además, estaban tan metidos que no podía cerrar la boca ni menos mover la lengua, que estaba agarrotada al igual que la mandíbula, forzada por la postura abierta en la que estaba des de hacia mucho rato.

Pero ese era el menor de los dolores que sufría en ese momento. Su redondo y apetecible culo juvenil, siempre blanco, estaba ahora enrojecido debido a las palmadas recibidas a cada rato. Uno podría pensar, viendo la escena, que tener una polla en el culo entrando y saliendo rudamente podría ser lo mas doloroso, pero no. Hacia rato que su violentado culo se había vuelto casi insensible a las embestidas. Lo que si le hacia daño era los tirones en el cabello, que recibía a cada embestida, tirando su cuerpo hacia atrás mientras su enculador embestía hacia adelante, para lograr entrar mas hondo en los glúteos del joven.

La postura también era dolorosa. Abierto de piernas, apoyado contra la larga mesa del comedor, culo en pompa en el borde, dando la espalda a su enculador, que disfrutaba de la vista de su espalda bien formada, perlada de sudor.

También le dolían los músculos de los brazos, atados en una incomoda forma a su espalda con un cinturón. Le dolían los agarrotados músculos de las piernas, que si bien ya no se apoyaban en el suelo dado que cargaba el peso en el torso y la mesa, estaban contraídos des de hacia rato por el dolor que causaba el intruso en el cuerpo.

Pero lo que mas dolor le causaba, sin lugar a duda, era tener que notar los peludos testículos de su follador golpear los suyos a cada caderazo. Además, cada impacto en sus nalgas hacia ese ruido característico debido a lo aceitado de su trasero.

Con la cara cubierta en sudor y restos de lágrimas, Ramón pensó que jamas se hubiera imaginado el final del día así, ya que horas antes disfrutaba de una mamada en los baños del patio de su colegio...

 

 

 

 

La joven, uniforme escolar algo desgarbado después del manoseo (colegios de pago, ya se sabe, material para la tentación, esos uniformes...), sentada en la taza del WC, inclinada hacia delante, trabajaba con rapidez la polla de Ramón lubricada con su propia saliva. La hora del recreo terminaría en 5 minutos y había estado debiendo esa mamada des de hacia demasiado y no quería que pasara otro día debiendo algo, ya que podría agarrar fama de monja rápidamente, así que mejor terminarlo cuanto antes.

Ramón, apoyado contra la puerta del baño, no podía apartar la vista de la fina boquita de la chica comiendo velozmente de su polla. Le encantaba vérsela desaparecer entre los labios de alguna chica, y luego verla de plan normal, hablando con sus amigas, besando sus padres o novio y pensar que esa boca había tenido su polla en ella. 

La chica lo hacia sin manos, solo moviendo la cabeza ritmicamente, tragando todo, con las manos apoyadas en el dorso del muslo del chico. Melania, que es el nombre de la chica, era una de las menos populares de la clase, mientras que Ramón era de los mas. Normalmente Ramón solo se lo montaba con las populares de su grupo, pero esta perrita le debía la mamada des de hacia días, de cuando la había llevado de la discoteca a su casa en el coche de su hermana.

El colegio, concretamente su clase, de ultimo curso de secundaria, era un hervidero de hormonas y sexo. Des del descubrimiento de la sexualidad por allá la primaria, las chicas mas populares de la clase habían empezado a experimentar.

El grupito de las chicas bien fue las que empezaron a salir con chicos mas grandes, los cuales las usaron y las devolvieron a su lugar. Estas, al romper con los de cursos superiores, empezaron a salir con los del mismo grupo de populares, aplicando lo aprendido a los jóvenes.

Acostumbraban a quedar a casa de alguno o alguna, y allí poner musica, quizás fumar y comerse las bocas. Pero poco a poco, esas sesiones “rebeldes” se convirtieron en sesiones de sexo, donde las chicas, aprovechando su vibrante sexualidad, siempre tenían a alguien con que hacer algo, y se podría decir que todos habían hecho de todo con todos...

Al principio, fumar y besar era lo mas fuerte que hacían allí. Luego, las faldas empezaron a subirse, mostrarse muslos, bragas, boxers. Concursos de atrevimientos, la primera paja a escondidas, la primera paja en publico (hecha por uno mismo o por mano ajena) bajo los efectos de la presión del grupo, la primera mamada a escondidas, el primer strip-tease integral, la primera mamada publica, al sexo medio a escondidas bajo la ropa, en los rincones del cuarto, mientras otra comía nabo en otra esquina y la otra chateaba por webcam.

Ese grupito fue rápidamente famoso. Las chicas descubrieron el poder y magnetismo del sexo en los hombres, y los chicos que no eran tan populares suplicaron por una probadita. Ellas, tan dignas, solo aceptaron “rebajarse” a ensenar, dejarse tocar o efectivamente a hacer a cambio de cuantiosos pagos (en las medidas de un chico de secundaria). La primera mamada que hizo Maria (la mas envidiado por lo “madura” y ruda, a la par que hermosa) fue previo pago de 50 Euros a un aprendiz de delincuente que medraba en los cursos inferiores, dos anos menor que ella. Ella lo hacia y no pasaba nada, lo hacia otra y era una puta.

Por ende, el sexo había empezado a circular como moneda de cambio habitual en la clase, dada la competencia. Las menos populares del curso se vieron obligadas a seguir el ritmo si no querían quedarse atrás. Las populares eran las pioneras. El resto de chicas solo podía bajar la barra de permisividad a medida que las otras la aumentaban.

No querían quedarse atrás, sin chicos que las desearan, pero muchas tampoco estaban como para agarrar la fama de la mas puta. Eso era curioso. Mientras las populares nunca serian consideradas unas putas, si alguna de las no tan populares hacia lo mismo, automáticamente se la trataba como a puta, de manera que estas camuflaron su ansia y permisividad sexual bajo una capa de “madurez” y “acabo de descubrir que soy una mujer y hago con mi cuerpo lo que quiero”.

 

A día de hoy, el patio era una excusa para saldar pendientes sexuales, des de la parejita (de la semana, puesto que no duraban mas allá) que quería pasar la hora del recreo juntos, al calentón a resolver, o también al intercambio de sexo por deuda: algunas de las no tan populares habían descubierto una mina en las mamadas por dinero. Aproximadamente unos 15 euros por mamada. Algunas se sacaban una buena pasta en esos 20 minutos.

Fuera el motivo que fuera, los WC eran un hervidero. Ruidos de pasos, puertas abriéndose y cerrándose se mezclaban con gemidos, suspiros, jadeos y humedades. Miró otra vez a la cabellera de la chica, moviéndose ritmicamente, comiéndole el nabo con profesionalidad, sin parar. Pensó que su madre debería hacerle una mamada de vez en cuando. Sonrió, cerrando los ojos.

Des de que su sexualidad había despertado, Ramón centró su atención en las féminas que tenia mas a mano en la casa, y evidentemente, primero fue su madre y luego su hermana. Primero fue su madre porque esta lo tenia consentido, a pesar de su edad. Empezó masturbándose pensando en ella, luego entraba en su cuarto y olía su perfume y sus cosas. Registraba en sus cajones, olía la ropa de su madre, se corría en ella y la ponía en el cesto de la ropa sucia.

Luego dio un paso mas. Empezó a actuar activamente con su madre, Lidia. Primero dejando pañuelos con restos de sus corrida en su cuarto, aposta para que su madre los tirase. El olor y el acartonamiento eran inconfundibles. Luego aprovecho los abrazos que su madre le daba para pegarse a ella, notar sus curvas. Se arrimaba mas a todo momento que podía.

También empezó a marcar a su hermana, a hacer lo mismo: correrse en su ropa, oler sus cosas, pero sobretodo, le gustaba correrse en cosas que ella tenia que tocar. Su hermana era mas que bonita. Era una versión de su madre, pero en joven y mas sexy aun, unos anos mayor que el. Ella lo descubrió y lo acuso a su madre, con la que tuvo una charla en la que aprovecho para “confesarle” su

Finalmente, a falta de un minuto mas o menos para la fin del patio, se corrió en la boquita de la chica. Ella nunca aceptaba tragar, de manera que simplemente saco la lengua y apoyo el glande de Ramón en ella, moviéndola ligeramente para estimular mas aun la eyaculación, que resbalo hacia el suelo, formando un buen goterón. Alguien lo limpiaría. Se quedaron inmóviles, ella escurriendo las ultimas gotas de semen de la polla ya flácida, mientras el recuperaba el aliento. Le dio unas palmaditas en la coronilla a la chica y ella se echo para atrás, estirando la espalda para desentumecer los músculos. Justo en ese momento, la campana del recreo sonó.

Ambos salieron del baño después de recomponerse. Allí se encontraron otros "usuarios" de los baños, saliendo en silencio como si nada. El olor a semen y sexo flotaba en el ambiente. Mientras las chicas se quedaban ante el espejo, retocándose maquillaje y ropa, chupando los reglamentarios caramelos de menta después de hacer gárgaras, los chicos salieron directamente con cara de poker.

 

 

Al terminar las clases, Ramón llego a casa. Donde su padre lo esperaba con una sorpresa...

 

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