miprimita.com

Paja ti

en Fetichismo

Hace 8 años aproximadamente que conocí a mi nuevo vecinito, él tenía 10 años, desde ese entonces siempre me había parecido simpático, amable y muy cariñoso, pensé que cuando él creciera sería muy bien parecido.

            Me llamo Elodia actualmente tengo 25 años, vivo en Ciudad Victoria en Durango México junto con mi hermana que tiene 27 años y cuento la “aventura” que tuve con mi vecino, un regalo de 18 años que le di...

            Siempre que salía de la casa para ir a la universidad me lo encontraba, le sonreía y le daba como saludo tres besos tronados en sus mejillas y frente, como dije en ese entonces él tenía 10 años y yo recién entrada a la carrera.

            El tiempo pasó e hizo lo que pensé que haría, darle hermosura al niño, que ya no era ningún niño, sino un mancebo muy bien parecido, seguía topándomelo ahora por las tardes, él ya iba a la universidad y yo al trabajo, con mucha mayor razón lo saludaba de la misma manera, tres besos bien tronados, me fascinaba hacerlo más cuando estaba sentado en la acera junto con sus amigos, verles las caras de estupefactos mientras me alejaba contoneando mi trasero, me volteaba y los veía babear por mí, entonces le mandaba por el aire otro beso tronado.

            Hace dos meses fue su cumpleaños y quería darle un bonito presente…

Lo invité a pasar a mi casa, yo llevaba puesto una minifalda de mezclilla, tacones altos (como dicen de teibolera), una blusa súper escotada (mis medidas son 34C-30-36) me alacie mi cabello rubio, todo para darle un buen regalo, aunque fuera una probadita según ustedes pensarían.

            Se quedó paralizado al verme así vestida, tartamudeó y no supo que hacer, así que lo tomé de la mano, y nos fuimos a mi cuarto, nos sentamos en mi cama yo con las piernas cruzadas para que las viera junto con los tacones negros, hice que se recostara acariciando sus piernas aparentando accidentalmente que mis manos casi tocaban su paquete que ya era notorio, entonces me sonreí, me daba morbo esa verga joven, curiosa y juguetona, tuvimos una breve plática que fue subiendo de tono, le pregunté desde cuando se masturbaba, si ya había visto porno y cual eran sus preferidas, su rostro se pintó de rojo por la pena, yo le dije que no había problema ya llevábamos 8 años conociéndonos y la confianza ya debería ser sin reservas, sin más le di un beso en su boca, le bajé sus pantalones y era más que obvio que estaba duro, luego con mis manos fui a buscar su palo debajo de sus calzoncillos, y luego sorpresa saltó ante mis ojos una verga blanca, gorda, palpitante, con el glande rosado y una huevera grande, llena de deliciosa leche lista para ser ordeñada, su tronco estaba firme, pero decepción apenas lo estaba estimulando cuando se corrió entre mis manos inmediatamente su verga de desinfló, lástima pensé, un precoz, pero yo quería hacerlo gozar a como de lugar, una verga así no se desprecia.

            Él estaba apenado, yo le dije que no había problema, fui al cuarto de mi hermana (que tiene unas tetas increíbles 36D), saqué unas revistas, pues ella es una adicta al porno, solemos masturbarnos ambas, o sea juntas, mientras vemos alguna revista o película de su basta colección además mi hermana es teibolera por naturaleza y puta de nacimiento, aparte de revistas y películas tiene una gran colección de dildos de diversos tamaños, todos curiosos, un strap-on con el cual me cuela sabroso, junto con algunas revistas que tomé, había sacado de su cajón dos tangas diminutas.

            De vuelta a mi cuarto le enseñé al vecino las revistas, cosa que le gustó, el seguía acostado, y yo me senté a su lado con las piernas cruzadas, vio una donde había dos chicas usando un strap-on, en la página siguiente, aparecían otras dos chicas pechugonas que se estaban duchando, entonces su tranca se paró, delicioso espectáculo, le mostré las tangas de mi hermana colocándoselas en su tronco erecto, luego un poco de música sensual (el bionic de Christina Aguilera, me gusta mucho) para estimular más, mi mano izquierda tomó con firmeza la pija, mientras con las llamas de los dedos de la mano derecha y la palma estimulaba con movimientos circulares el glande, el vecino seguía viendo la revista porno fascinado, entonces le dije – mmm que ricas están esas hembras, mi hermana y yo así estamos, nos gusta bañarnos juntas, chocar nuestras tetas y acariciar las de la otra, besarnos, darnos de nalgadas, probarnos la ropa de la otra, mientras nos masturbamos intercámbianos los dildos, estas tangas son de ella, ya la has visto, a la chichona de mi hermana, a la muy puta, ¿la has visto correr, has visto como brincan sus senos y se mueven de un lado a otro?... ¿le has visto con esas blusas transparentes, escotadas? ¿No te gustaría bañarte con nosotras y hacer lo que las chicas de la revista hacen o te gustaría que las tetas de mi herman y las mías te hagan una rusa al mismo tiempo?- me quité la tanga que llevaba puesta y la puse en su cada vez más duro tubo.

            Arriba, abajo, meneaba mi mano su verga, a veces rápido otras veces lento, con una mano chaqueteaba y con la otra acariciaba sus huevos, le escupía la verga para tenerla más lubricada, de vez en cuando mi lengua jugueteaba con el glande y mis labios le besaban y acercaba mis tetas a su falo dando la impresión de que lo pondría en medio de mis senos que ya tenían los pezones duros y parados, se retorcía y convulsionaba de placer, ahora si me estaba costando trabajo hacerlo eyacular, pero yo estaba fascina viéndolo como ponía sus ojos en blanco, por la revista y la masturbada.

            -Mi niño hermoso… esta verga está tensa… quiero leche- es lo que le decía, hasta que al fin, logré que eructara leche, salió con tanta presión y fuerza que me escurrió en mis tetas, me encantaba ver como resbalaba su semen siguiendo la curva de mis senos. Aulló de satisfacción, limpié su instrumento y mis senos con las tangas, una de las cuales me la volví a poner y las otras dos las aventé al cuarto de mi hermana en su cama.

            El fin de semana siguiente sus amigos le hicieron una fiesta en su casa, me invitó a mi, pero llevé a mi hermana que ya sabía lo que había echo con el pequeño, ambas fuimos vestidas yo con un micro vestido rojo y mi hermana con uno negro, tacones de teibolera y diminutas tangas, después de un rato y observando como babeaban por nosotras, pues cada vez que nos levantábamos movíamos sensualmente nuestros culos y nos nalgueábamos, nos acercamos mi hermana y yo y nos dimos un beso apasionado, en ese instante todos aullaron como perros jariosos, inmediatamente mi hermana sacó de su bolso dos hermosos dildos negros que empezamos a chupar juntas… pero eso luego cuento.

Besos

Elodia