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69 Explosivo

en Hetero: General

Lo que voy a relatarles a continuación sucedió en noviembre de 2011 en Paris. Es un relato 100% verídico y lo recordaré por siempre ya que fue increíble, mágico y delicioso. Yo vivía en esa época en la capital francesa y llevaba ya varios meses de amarga soltería.

 

Era un sábado por la noche y me encontraba solo en casa, sin programa, aburrido y con ganas de salir. Como cada uno de mis amigos tenía algún evento, decidí salir solo... Era eso o la depresión total en mi departamento.

Después de comer algo en casa fui a un bar en Montmartre en donde había una banda que tocaba jazz. El lugar era una especie de caverna, un antro y habría unas 70 personas. La música sonaba bien pero dejaba la posibilidad de hablar con alguien. Es así como me acerqué a la barra para pedir un whisky y noté que a dos metros había una chica sola... Se la veía bastante linda, de unos 25 años, 1,70 metros de altura, pelo corto al estilo parisino y vestida elegantemente. Uno diría que estaba meditando ya que tenía la mirada perdida en las botellas que adornaban la barra. Me dije: "es ahora o nunca" y decidí encararla...

Se llamaba Elise y tenía 29 años. Al principio fue un poco cortante y antipática, como todas las parisinas en general, pero al cabo de 15 minutos de charla se fue aflojando y dejó escapar dos o tres tímidas sonrisas. Yo hablo francés pero no puedo disimular mi acento sudamericano... Esto tal vez le haya parecido simpático y jugó a mi favor. Ella tenía cabello claro y unos ojazos celestes que iluminaban todo el lugar. Por lo que yo podía notar, casi no tenía tetas (después comprobaría que esto no era así...) y su culo era normalito, ni muy grande ni muy chico.

Seguimos tomando (yo whisky y ella vino tinto) y pronto las sonrisas se hicieron más frecuentes y se transformaban poco a poco en carcajadas. La estábamos pasando realmente muy bien y ya ni escuchábamos el jazz de fondo. Le tiré un piropo barato pero de esos que no fallan: "me vuelven loco esos ojos, esos ojos celestes como el cielo..." y ella se sorprendió y se rió. Seguimos hablando y pocos minutos después le partí la boca con un beso seco. A Elise le gustó y respondió con otro beso, más profundo, húmedo y con lengua... Ahhhhhh que delicia, aun recuerdo la sensación de esos labios dulces, tiernos y rosados... En seguida estábamos apretando como dos adolescentes, los cuerpos bien pegados, los brazos abrazándose y las lenguas luchando ferozmente. Mi pija no tardó en reaccionar y se puso bien dura al toque. Yo aproveché la erección y me apoyé mas contra la francesa. Esto la excitó sobremanera ya que sus besos se hicieron más profundos y cambió el ritmo de su respiración. Ambos estábamos a pleno y con ganas de más... Después de 30 minutos de ese tsunami de besos, decidimos salir a la vereda y charlar un poco. No podíamos parar los besos, eran adictivos y ya estábamos demasiado excitados. Diez minutos más tarde le propuse ir a mi casa. Elise dudó un instante pero la lujuria en su interior fue la que respondió: "OK" y nada más...

 

Una vez en mi departamento, nos tiramos directamente en la cama, con la ropa puesta y nos pusimos a bombear. Yo encima de ella, mi pija dura contra su concha y las lenguas que continuaban su batalla. Nuestras respiraciones iban a un mismo ritmo, muy acelerado. Ella dejó escapar dos o tres gemidos y eso me volvió loco y me indicó que debía ir por más. Le quité la remera y grata fue la sorpresa al ver que Elise tenía unas muy buenas tetas... La pícara se había puesto una remera muy suelta sin escote que disimulaba bien sus pechos. Al minuto le saqué el corpiño y comencé a chuparle las tetas. Qué placer por favor !! Se las amasaba bien, le lamía ambos pezones suavemente y le daba besitos. Sus pezones se pusieron bien duritos y con la puntita bien parada, apuntando al techo. Ella seguía gimiendo y disfrutaba a pleno. No tardó en agarrarme la pija y darme unos masajes para luego sacarme el pantalón y dejarme en calzoncillos con un fierro entre las piernas. Yo hice lo mismo y le quité el jean... Quedamos uno arriba del otro, con nuestros sexos rozándose y nuestras bocas besándose a más no poder. Nos estábamos matando literalmente pero aun teníamos la ropa interior que se interponía y era el enemigo de su concha y mi pija. Nos sacamos rápidamente esas dos prendas molestas y la locura comenzó. Yo fui directo a su vagina y con un par de lengüetazos casi la hago acabar. Sus gemidos eran casi gritos de placer y me dijo: "así no, vamos los dos juntos". Me estaba pidiendo un 69, que espectáculo... Elise se quedó boca arriba y yo me puse boca abajo encima de ella, casi aplastándola. Ella solita agarró mi pene y se lo comió de un bocado. Yo, por mi parte, continué mi faena en su conchita y seguí lamiéndola toda: labios y clítoris alternadamente. No se cómo diablos hacia la francesa para no ahogarse ya que tenía toda mi pija adentro de su boca y encima tenía que soportar el peso de mi cuerpo encima suyo... Digamos que era un 69 poco común, al revés del que se ve en las pelis porno (y el que practican la mayoría de Uds. me imagino) cuando el hombre va abajo y la mujer arriba.

La cosa es que ambos gozábamos como locos y sentíamos oleadas de placer a cada instante. Su cueva estaba cada vez más empapada, cual océano y su olor era cada vez mas fuerte e inundaba la habitación. Debo decir que Elise era una experta chupapija ya que no utilizaba para nada sus manos... Solo usaba su boca que iba y venía devorándose mi miembro: con violentos movimientos de cabeza engullía mi capullo y se lo comía todo. Su mano derecha reposaba en mi cadera, su mano izquierda en mi pierna y sus labios, boca y lengua dedicados a mi pija. Juro que nunca había sentido algo así, esto era mágico, una locura, 10.000 voltios de placer recorrían todo mi cuerpo y me costaba concentrarme para darle placer a ella. Yo estaba gozando tanto que se me dificultaba mucho chuparle la concha. Pero hacía el esfuerzo porque la parisina era única, me estaba asesinando de placer y me estaba chupando la verga como nadie en mi vida. Por todo esto ella también se merecía un buen bucal.

Los dos estábamos muy cerquita del orgasmo, faltaba casi nada. Le pregunté como venía y me dijo: "2 minutos más". Seguimos con nuestras lenguas dejando la vida en el sexo del otro y disfrutando cada segundo que pasaba hasta que.... Ahhhhh, ella empezó a correrse de forma explosiva, moviendo las caderas, las piernas y temblando toda, pero sin gritar ya que tenía mi pene en su boca, a esta altura ya en la garganta. Al verla en ese estado, acabé instantáneamente, solo dos o tres segundos después que ella... Empecé a soltar toda mi leche en su boquita y mi cuerpo entero vibró de placer, moviéndose de a espasmos, siguiendo el ritmo del orgasmo explosivo que estaba teniendo. Tampoco yo podía gritar ya que tenía mi lengua, boca y nariz enterradas en su ardiente vagina.

Quedamos tendidos en la cama, muertos, en otro planeta y al cabo de un rato le pregunté qué había hecho con mi leche... Elise me confesó que se la había tragado toda, hasta la ultima gota y que estaba deliciosa. "C'était délicieux" dijo. Y yo quedé más feliz aun al saber que todo mi semen descansaba ya en su estómago.

Luego nos dormimos unas dos horas y como seguíamos calientes nos echamos un polvo: ella en cuatro patas y yo clavándosela por atrás. Estuvo bueno, pero no fue nada del otro mundo, nada que no haya experimentado antes con otra mujer... LO MEJOR DE LA NOCHE Y QUE NO OLVIDARÉ NUNCA JAMÁS FUE ESE SÚPER ARCHI EXPLOSIVO 69.