Era una noche de sábado por la noche. Transitábamos por la ciudad como en cualquier cita de fin de semana. De pronto mi cita toma un camino conocido y llegamos a la universidad donde estudio. Saca su tarjeta para mostrarla al guardia que cuida la entrada y enseguida sin preguntar nos deja pasar; conduce hasta el campus donde estudio y estaciona el carro cerca de los salones de clases, nos bajamos, me toma de la mano y me conduce al salón 315 de la tercera planta. Al entrar cierra la puerta y me dice: -¿Te parece bien aquí? Yo, sin responder, camino hasta el escritorio del maestro y me recuesto encima.
Rápidamente mi cita parece captar mi indirecta y corre hacia donde me encuentro recostada. Acerca la silla del escritorio al borde de la mesa donde se encuentran mis piernas y comienzo a escuchar su respiración. Me toma de las piernas y se las acomoda en sus hombros. Cierro mis ojos y comienzo a sentir como acaricia mis muslos con sus manos. Su respiración se escucha más agitada y lo escucho que murmura: -Que rica te vez con este vestido, que ricas piernas tienes preciosa. De pronto sus manos tocan mis pompis y comienza a apretarlas con sus manos. Comencé a ponerme inquieta por la situación y de inmediato me levanto el vestido hasta dejar mi tanguita completamente descubierta.
Lentamente fue bajando mi tanguita hasta sacármela, dejando mi conchita a su merced. Cuando estaba a punto de abrir los ojos para ver que se tramaba sentí como hundía su cara en mi sexo y comenzaba a devorarlo desesperadamente. De inmediato comencé a sentir ligeros espasmos por todo mi cuerpo y como su lengua recorría cada parte de mi conchita rápidamente. Al parecer nunca le había hecho sexo oral a una chica ya que no solo me recorría con su lengua, también me daba algunas mordidas, que mas que excitarme me lastimaban. –No… me muerdas… tan fuerte… le dije. Y al parecer capto rápido la sugerencia. Bajo su ritmo y comenzó a hacérmelo mas decentemente.
Los espasmos comenzaban a ser más constantes debido a que su lengua rosaba mi clítoris. Mis gemidos fueron haciéndose mas presentes rompiendo el silencio en el salón donde nos encontrábamos.
-uummm… aaahhh… uuummm… con cada gemido que dejaba escapar, él se esforzaba mucho más para complacerme y la verdad se lo agradecía de esa forma. Me sobaba los muslos con sus manos y de pronto comenzó a penetrarme lentamente con su lengua. Las sensaciones que sentía eran maravillosas y sentía que en cualquier momento me vendría. Me sentía mojada, me tenia muy mojada y al parecer aprendió cuales eran mis puntos débiles ya que con cada gemido me hacia mas vulnerable a su lengua. De pronto comenzó a succionar todos mis juguitos y la sensación que me provocaba fue el detonante para que gozara de un buen orgasmo.
Aaahhh… aaahhh… siiii… ahhh… uuummm… siiiii… puse mis manos en su cabeza y lo empujaba para que siguiera jugando con mi conchita. Él sin pensarlo dos veces me empezó a penetrar rápidamente con su lengua. Estaba excitada por todo, por las sensaciones, por el primer sexo oral que él hacia, por estar en el salón donde varios de mis compañeros y yo tomamos clases, por ser mi maestro el que me estaba haciendo gemir como una perra. En fin, por todo.
De pronto comencé a sentir que su mano recorría mis muslos hasta llegar a mi colita y cuando sentí que su dedo estaba apunto de penetrarme salí del trance en el que me encontraba y rápidamente lo empuje hacia atrás con mis pies.
-Quedamos que solamente sexo oral -Le dije molesta. Él se me quedo viendo un poco extrañado hasta que por fin cayó en cuenta.
-Oh… lo siento… es cierto… en eso habíamos… quedado. Mi maestro estaba sudando a morir y su boca aun se encontraba cubierta de mis juguitos.
Me baje de la mesa, me acomode mi ropa y salimos del salón. Nos subimos al carro y me llevo hasta mi departamento. Cuando estaba a punto de bajar le recordé: -Como habíamos quedado verdad. Tú me pones un aprobatorio en la materia y yo te dejaba que me hicieras oral. ¿Estamos bien así?
-Si claro… claro que si… ahorita mismo te pongo la aprobatoria. Y sin decir mas me baje de su auto y subí hasta mi cuarto.