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SUMISION ZOOFILICA Parte 3

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SUMISION  ZOOFILICAS Parte 3

 

Agradezco a mis lectores los estimulantes comentarios que me han enviado, retribuirles con la tercera parte.

Ya llevamos más de dos meses en nuestra loca aventura, a pesar de eso me mantenía intacta ante nuestra querida mascota. Me sentía presionada cada vez más por Vanesa,  sabia de mi temor, eso  la llevaba  que cada día me forzase más a tratar de que lo hiciese.

Un fin de semana me insistió en que me quedase en su casa a dormir, a pesar que tenía bastante trabajo para el colegio, acepté su ofrecimiento. Llegué cerca de las 8 pm a su casa, comimos algo y quiso hacerme el amor, tenía una jaqueca que le pedí de dejarlo para otro momento.

“No te preocupes” me dice, “Te daré unas píldoras que te lo quitaran”

Efectivamente al rato se me había pasado, pero quedé en un estado de letargo, me dio  a tomar algo de alcohol, con la pretexto de que despejaría, era obvio que eso aumentase mi estado de adormecimiento.

Me recosté en el sofá, y aprovechando mi estado me acariciaba suavemente, en un momento dado levanto mis faldas y comenzó a mimar mi vagina a través de mi  trusa, hasta que la deslizó, para avivar mi sexo con sus dedos, me deje llevar por que a medida que lo hacia iba provocando mi cuerpo. Cuando quito mi prenda mas intima, abrió mis piernas para mamar mi concha, las lamidas de Atila se sumaron al de ella, levantó mi blusón, corrió mi corpiño e inicio una serie de succiones y mordiscos en mis tensos pezones con una cierta voracidad, esa excitante duplicidad, era algo incontrolable. La introducción de sus dedos en mi recto, termino completando mi estado de excitación. La introducción total de sus dedos en mi ano, palpaban las paredes interiores de mi recto,  mientras la  lengua del perro continuaba disfrutando de mi secreción vaginal. En un momento dado estaba en cuclillas, percibiendo las lamidas de Atila, que se extendían de una, a la otra abertura, el dedo de Vanesa friccionaba mi clítoris, que me fue llevando a un estado de exacerbación general.

Levantó mi pollera dejando mi culo al descubierto, aun con parte de mi ropa puesta, mi amiga no indagó si estaba dispuesta a ser servida por su mascota, iba llevándome al campo que deseaba, aprovechando en el letargo que tenía, por otra parte me iba  entregando a ella, sin poner ningún tipo de resistencia, ni negación. Con total sutileza, acomodo mi cabeza sobre el sofá, y vendo mis ojos, media inconsciente me dejaba llevar, por su objetivo.

Le dije en un momento de total excitación, “Has lo que quieras conmigo”  ya no me importaba lo que sucedería, me entregaba a  Vanesa para que se hiciese dueña de mi persona. Volvió a enterrar su dedo en mi ano, apenas los quitó me dio  unas palmadas en mis glúteos, para atraer al perro, que no tardó en obedecer las órdenes de su ama, en breves segundos estaba montándome, agitándose atolondradamente para hacerme suya, penetrando su miembro, sentía chocar contra mis posaderas, pretendiendo introducirme su instrumento viril.

Mi resistencia no pasó de un leve “Noooo”, que por supuesto no fue tomado en cuenta, sus patas se aferraban más a mi cuerpo, y su intensión no mermaba, a pesar de su tentativa, no lograba introducirla, me sentía como que estaba preparada para un ritual o un sacrificio, en la que ya no había marcha atrás.

Vanesa tomo cartas en el asunto, apresando la verga de su perro, la dirigió a mi cavidad, que de un solo envión logro penetrarme. . Grité  apretando los labios con fuerza mientras sentía que mi sexo se abría, mi himen había sido totalmente desflorado, a pesar de la penetración de los dedos  de Vanesa en varias

Veía a  Vanesa feliz, viendo a su mascota como me copulaba, me dolía, al sentir su miembro removerse de una manera  alocada, friccionando las paredes de mi maltratada vagina. Era un bombeo frenético y rápido, mis gimoteos de dolor y goce, se sumaban a los jadeos de Atila, que parecía estar desbocado. Así nos mantuvimos un largo tiempo, respirando de forma estremecida, sintiendo como el crecimiento de su miembro se adueñaba de mi cavidad, hundiéndose y abriéndome con extrema facilidad.

Nunca me sentía tan poseída y dominada, las patas del semental se estrujaban contra mi diminuto cuerpo. Yo gemía, desesperadamente, sintiendo su falo bombeando sin respiro en mi estrecha vagina, era un morboso acople, su desesperación por fornicarme introduciéndome la totalidad de su falo, me producía cierto dolor, cada empuje contra mis glúteos hacia bambolear mis tetas.

Al obtener su verga el máximo de su tamaño, los bombeos parecían haber mermado, sentía sus palpitaciones, y su baba caer sobre parte de mi ropa..

 Noté sobre el acceso de mi vagina que algo  se dilataba, como trabando la salida y sellarlo para impedir que el semen que eyaculase, se saliese.de mi cavidad.  Sentí su penetración, empujando para llegar a lo más hondo de mi seno, él aguijoneaba para obtener lo más insondable posible, frotándome fuertemente, para apropiarse de mi interior y lo más rápido posible. Su fricción me hacía sentir cada vez más, percibiendo como se adueñaba de mi parte intima.

En ese instante creo que capacite lo que estaba sucediendo, cuando un líquido cálido y cuantioso baño el interior de mi cavidad, sin buscarlo tuve una serie de espasmos, producto de esta morbosa copulación. El acople se mantuvo bastante tiempo, hasta sentir un nuevo riego en mi matriz, cuando me percate que Vanesa estaba desnuda masturbándose, no sé si por las características de la situación, el sentirme fornicada por un animal, o saber que aun la mantenía metida en mi vagina, volví a tener un fuerte orgasmo.

Al haber finalizado con su eyaculación, Atila intento salirse, la estrechez de mis labios vaginales impedían hacer pasar su pelota, que después de varios intentos lo hizo, haciéndome sentir un intenso dolor, como un desgarro y un sonido como cuando se destapa una botella. Note que tenía esa zona bastante inflamada, y algunas manchas de sangre mezclada con la esperma del perro que se habían desplazado por mi entrepierna.

Vanesa utilizo su lengua para calmar mi irritación, degustando la mezcla de flujos y los coágulos rojos, producto de su apareamiento.

Al regresar a casa el dolor permanecía, pero en  dos o tres días desapareció tanto la inflamación como el padecimiento, habiéndome tenido atemorizada todo ese tiempo, por si me veía obligada a ir algún médico.

A partir de ese momento nuestra vinculo se había afianzado, al punto que me entrego una copia de las llaves de su departamento, eso me hizo sentir como si fuese parte de su familia

Como al mes discutí en casa con mis padres, por mi vida tan desordenada, sin pensarlo demasiado tome algo de mis cosas y partí a lo de mi amiga. Dado que conservaba sus llaves abrí y entre, me extraño que estuviera todo oscuro, a pesar que era muy temprano para estar acostada, me acerque a los dormitorios para dejar mis cosas, cuando unos quejidos me llamaron la atención. Me dirigí al lugar que provenían los sonidos, pensé que Vanesa estaría con su perro o con alguien, sentí algo de celos, así que al llegar abrí la puerta de golpe y encontré a Vanesa sobre la cama boca abajo y  tomada de los barrotes, gimiendo mientras Darío penetrándola por atrás, si bien todos nos sorprendimos no  hubo intenciones de ocultarlo.

Mi amiga salió de la cama mostrando su hermoso cuerpo desnudo, me hizo acercar, para besarme, algo perturbada  me aproximé, mientras sus labios no se apartaban de los míos comenzó a desabrochar mi blusa,  despojándome de ella, quito mi sostén, liberando mis senos, que a pesar de Darío conocerlos estaba algo contraída. Deslizo mi falda quedándome solo con mis bragas, me fue llevando hacia la cama, donde su hermano con su verga tiesa, me esperaba. Se  sentó en  el borde de la cama y haciéndome arrodillar nuevamente mi boca cobijaba su miembro  cálido y húmedo.

Después de varias succiones, me volcó sobre la cama, y quito mi única prenda, abrió mis piernas, y teniendo su verga con la mano, busco mi ranura, para introducirla de manera decidida y violenta, era mi primera vez con un hombre, me bombeó un buen rato hasta que su esperma baño mi cavidad. Fue una nueva y extraña experiencia. Vanesa mamó su verga, aun húmeda por los fluidos, para continuar con mi vagina bastante impregnada por la secreción de su hermano.

Vanesa continuo excitándome, mientras Darío disfrutaba del espectáculo, creo que me encantaba que nos observase, y notar que se iba estimulando, después de un buen rato y bastante agitada por los orgasmos que me produzco Vanesa, me tendí en la cama, A los pocos minutos Darío me giró sentándose sobre mis posaderas. Su pene estaba entre mis piernas, sentía su calidez, su penetración me transportó, su bombeo lento pero continuo me estimulaba, Vanesa mamaba de mis pechos mordiendo mis erectos pezones, sentía como que era poseído por ambos, todo se intensifico, me llevaron a un estado de total enajenación. De pronto la verga de Darío salió de mi vagina para puertear mi ojete, le suplique que no, a pesar de mi suplica, continuo, me giré para salirme, volvió a incrustarme de manera violenta por mi vagina, para cogerme de una manera violenta, producto de su disgusto por mi negación, cosa que se reflejaba en la manera que me la introducía, tardo en eyacular así que su bombeo fue prolongado, al punto de venirme varias veces, en un orgasmo intenso y prolongado. Al finalizar estaba exhausta, me relaje y me dormité, cuando me desperté, Vanesa dormía  a mi lado la abrace, y con mi entrepiernas algo pegajosas por el semen, volví a dormirme.

Después de una serie de locos encuentros sexuales, lo único que mantenía intacto era mi ano, pero.me quedaba la intriga de saber cómo Vanesa y su hermano habían llegado al incesto. En unas de las veces que me quedaba a dormir, decidí preguntarle, desde cuando tenía sexo con su hermano, me contesto que ella tenía 13 años, que lo había visto masturbarse un par de veces, y en la tercera me pescó mirando, me hizo acercar, tomo mi mano y la llevo a su miembro para que lo continuase, al ver saltar su leche, me sentí alterada, fui a mi habitación y empecé a tocarme hasta producir mi primer orgasmo Después de varias veces de repetirlo, un día que estaba por bañarme, entro al baño y haciendo arrodillar llevo mi boca a su miembro, así que media desnuda accedí a su mandato. Después fue algo habitual, iba a su cama, para hacerle sexo oral. Por último una noche apareció en mi alcoba totalmente desnudo, quito mi ropa, me beso, mamó mis apenas crecidas tetas, me llevo a un estado de excitación al hacerme sexo oral,  para luego desvirgarme. En cerca de dos semanas ya era mujer, a partir de ese momento  lo hacíamos bastante frecuente. Su relato y sabiendo que era una transgresión me llevaba a un estado estimulador, notaba como mis glándulas hacían despedir mi flujo por mi cavidad inferior.

Y con Atila?

Fue algo similar, tenía 14 años me hizo que me lamiese, y después tenía sexo con mi hermano, hasta que una noche a continuación de excitarme bastante, hizo que el perro se encargara de mí.

Y con las mujeres?

Realmente he tenido relaciones bastantes esporádicas y poco intensas, en realidad ha sido contigo con quien he tenido, un sexo intenso.

Y porque, conmigo?

Pues eras virgen, inocente y dispuesta a dejarte llevar.

O sea que me pervertiste. Conteste

Si pervertir es experimentar distintas cosas en el sexo y hacerlo con una menor, diría que sí - Me contesto

Me sentí alabada de haber sido la primera con la que tuvo un sexo intenso y sin límites.