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Para ti Alex, se que me escuchas desde el cielo

en Hetero: Primera vez

CAPITULO I

 

Conociendo a Alex, primer beso , relación y compromiso.

 

Alejandro llegó al pueblo a principios de los noventa para prestar el servicio militar obligatorio para los chicos en aquellos años, él había elegido un régmimen diferente al habitual, se trataba de un voluntariado especial en un cuerpo militar que hoy en día está desaparecido, en cualquier caso alex venía al pueblo con una estancia mínima de 18 meses que después se convirtió en 3 años gracias a la posibilidad de alargar su contrato otros 18 meses más, venía de otra ciudad y debía de establecer su residencia aquí en nuestro pueblo para los siguientes años.

 

Mi hermano Manuel es mi gemelo, el es amigo de uno de los futuros compañeros de Alex, Manuel y yo nos llevamos muy bien y solemos coincidir en amigos y en las visitas de bares de copas nocturnos de la zona.

 

Alex llegó solo al pueblo y su compañero Angel ( el amigo de mi hermano ) lo invitó la primera noche a salir como buen anfitrión y compañero, no sin antes recoger en mi casa a mi hermano, allí ocurrió el primer contacto visual en forma de flechazo con Alex, su aspecto tímido, educado, y sencillo despertó en mí un "algo" muy especial que no sabría definir en esos momentos de que se trataba, por su parte él también me miraba bastante y como me confesó después el flechazo a primera vista fue unánime para los dos.

 

Esa noche ya había quedado con mis amigas, pero mi prioridad en esa salida era la de visitar el bar de copas que mi hermano y Angel solían frecuentar todas las noches y pasar allí sus veladas. No me costó mucho convencer a mis amigas de la visita a ese local, pues de todas maneras solíamos acudir allí con frecuencia, pero esa noche mis motivos eran bien diferentes.

 

La entrada al local fue un éxito, tanto mi hermano como Angel y por supuesto Alex estaban sentados en una mesa, me acerqué a ellos con una de mis amigas ( Rocío ) y nos invitaron a que nos sentásemos con ellos, esta práctica de sentarme con mi hermano y sus amigos es muy habitual, al igual que ellos en ocasiones se sientan con nosotras, pues somos todos amigos desde hace muchos años y tenemos una especie de pandilla definida.

 

La velada de esa noche se convirtió en toda una confesión por parte de Alex de contarme toda su vida y de no parar de hacerme preguntas de todo tipo, el caso es que me gustó mucho hablar con él y me sentía bien a su lado, las primeras en darse cuenta de aquello fueron mis amigas que luego se convertirían en  Celestinas improvisadas de nosotros.

 

El paso de los días, incluso un par de semanas sirvió para que Alex y yo nos fuésemos conociendo un poquito más, salíamos a menudo todos juntos amigas y amigos, la prioridad de estas amigas comenzó a ser la de intentar que Alex y yo nos quedáramos solos para intentar que él me pidiera lo que en realidad todos estábamos esperando, con las informaciones oportunas y pertinentes por parte de amigos y amigas tanto Alex como yo sabíamos ya de nuestros sentimientos mutuos a través de ellos , solo faltaba que lo confesásemos entre nosotros.

 

Aquel 21 de Mayo se quedó grabado en mi mente para siempre jamás, Alex me invitó a salir a la terraza del bar de copas que solíamos frecuentar , me pidió que me sentase frente a él en un taburete y él se sentó en otro frente a mí, agarró mis manos y me dijo :

 

- No puedo dejar de esconder más mis sentimientos hacía ti Laura, me he enamorado de ti y lo único que soy capaz de decirte es que te amo y te quiero.

 

Supongo que un inevitable brillo en mis ojos, una cara de felicidad y un - yo también te quiero - hicieron que Alex  fuese aproximando sus labios a los mios, muy despacio Alex comenzó a rozarlos de manera tierna y suave, se trataba de nuestro primer beso, jamás en la vida podré olvidar esa sensación de humedad del tacto de los labios de Alex en esa mágica noche, conforme Alex rozaba y besaba mis labios yo le correspondía de igual manera, se trataba de tímidos besos de dos jóvenes inexpertos pero llenos de amor, el paso de un par de minutos besando nuestros labios hizo que en un acto de naturalidad nuestras lenguas fuesen tomando contacto muy despacio a través de nuestras bocas selladas , mi corazón latía a mil por hora, y era la mejor sensación que había experimentado en mi vida.

 

Después de ese beso nos abrazamos y nos juramos "amor eterno", satisfechos y felices por nuestra decisión tomada decidimos de pasar de la terraza al interior del bar agarrados por nuestras manos, eso hizo que sumado a nuestra cara de satisfacción y a un pequeño beso en los labios delante de toda la pandilla los amigos y amigas comenzaran a aplaudirnos  de manera espontánea y diría que bonita en ese momento. Era normal lo de los aplausos, pues ellos habían aportado su granito de arena para empujar a  que nuestra relación fuese ya un echo.

 

Esa noche cuando llegué a casa lo primero que hice fue mirarme frente al espejo para ver si la huella de los labios de Alejandro habían dejado sello en los mios, puedo parecer una ilusa, pero la realidad es que así lo hice, me gustaba mirarme al espejo y saber que mis labios habían sido ya besados por primera vez, y además con el muchacho del que me había enamorado irremediablemente.

 

El transcurrir de las semanas y meses no hizo más que consolidar y hacer madurar nuestra relación, Alejandro me trataba como su princesa, ( así me llamaba ) , una vez realizada las oportunas presentaciones a familiares tanto por parte de él como a las mías propias la relación marchaba "viento en popa".

 

Alex y yo buscábamos cualquier excusa para poder besarnos y jugar con nuestras lenguas, hasta entonces eso era lo más parecido al sexo que habíamos tenido los dos, la confianza de Alex a través del tiempo hacía que poco a poco se le fueran escapando sus manos cuando me besaba, primero y siempre por encima de la ropa colocaba sus manos sobre mi trasero, yo me dejaba, poco a poco sus manos con el paso de los días querían explorar mas partes de mi cuerpo, por lo que en diversas ocasiones tuve que pararlo cuando quería tener contacto con alguno de mis senos.

 

La educación que me habían dado mis padres hacían que la posibilidad de llegar virgen al matrimonio la tuviese siempre presente y muy en cuenta. Pero claro la edad , los continuos besos y magreos de Alex no acompañaban absolutamente en nada a esto del celivato.

 

CAPITULO II

 

Primer encuentro sexual, placer sin dolor

 

A estas alturas lo único que yo sabía del sexo era lo que mis amigas y yo escuchábamos en la calle y alguna que otra película porno que habíamos visto todas juntas.

 

Alejandro acababa de comprar un Seat Ibiza de segunda mano, ya teníamos coche para nuestras escapadas de fin de semana y no pasar frío de noche junto a mi casa que era donde "pelábamos la pava".

 

Este vehículo guarda bonitos recuerdos en mi mente. Sábado después de comer, Alex viene a buscarme a casa con su coche para ir al campo a pasar la tarde, con la merienda preparada nos fuimos a un lugar solitario y muy bonito que Alex conocía gracias a su trabajo, y que después se convirtió en "nuestro campo".

 

Cuando Alex paró el coche la vista que teníamos delante era preciosa, un bonito lugar que inspiraba tranquilidad y sosiego, para no perder mucho tiempo Alex se me acercó para besarme, claro yo también lo esperaba con ganas, pero lo que no sabía yo era lo que iba a deparar esa tranquila tarde de campo.

 

Por muy bonito que fuese ese lugar ni Alex ni yo bajamos del coche, el me pidió que reclinase mi asiento hacía atrás lo mismo que hizo con el suyo, y allí los dos tumbados uno al lado del otro proseguimos con nuestra tarea  de intercambio de lenguas, Alex comenzó a acariciarme el abdomen  y los pechos, primero por encima de mi blusa, en esta ocasión y por primera vez dejé que llevase a cabo su propósito de acariciar mis pechos, de lo que si que estaba segura es de que ese día no iba a pasar nada más y menos aún en un coche. Pero poco a poco y con intención fue destapando mi prenda hasta conseguir dejar al descubierto mis pechos , eso sí con mi sujetador tapando los senos.

 

Me encontraba en una nueva etapa de placer en mi vida, decir que las manos de Alex acariciando mi abdomen y mi pecho me excitaba de alguna manera, de todos modos no dejábamos de besarnos mientras que Alex comenzó a rondar sus dedos debajo de aquel sujetador, sin oponer resistencia alguna permití que alex colocase por completo sus manos en mis pechos, los masajes que me propinaba con sus manos me gustaban, y como de todos modos deseaba a ese hombre decidí desprenderme de mi sujetador dejando al aire mis pechos.

 

Alex aprovechó esa circunstancia para acercar sus labios a  mis pechos, dejé que la iniciativa de Alex cobrase sus frutos y con su lengua comenzó a rozar mis pezones, un placer inusitado recorría por completo mi cuerpo, el roce de su lengua con mis pezones y el de sus labios besando mis pechos hacían que tuviese la misma sensación de placer que cuando me masturbaba a solas en el baño.

 

Un momento de confusión fue cuando Alex bajó su mano y quiso introducirla debajo de mi pantalón, aunque si que estaba muy excitada no quería que ese fuera el día de mi perdida de la virginidad, le pedí a Alex que no siguiera por ese camino.

 

- Princesa, no voy hacer nada que no te guste, solo quiero que lo pasemos bien, no te preocupes que no voy a pedirte nada de lo que no se te apetezca.

 

- La verdad es que ahora se me apetece todo, pero aquí en el coche no quiero que sea nuestra primera vez. pero puedes seguir con tus manos, eso me gusta.

 

 

Dejando clara mis intenciones y la paciencia de Alejandro ante mí lo dejé que sus manos caminasen sobre mi cuerpo en los rincones que él dispusiera necesario.

 

Sus manos comenzaron a deslizarse por el interior de mi pantalón elástico de chandal, sus dedos querían atravesar la goma de mis bragas que se apretaban con firmeza a mi piel.

 

Con el objetivo cumplido de pasar la barrera de mis bragas los dedos de alex buscaban como sabuesos alguna zona carnosa y húmeda entre el enredo de pelos rizados que escondía mi zona más íntima. ( Que esperabais, en aquellos años y con mi edad jamás se me ocurrió de acercar una maquinilla en aquella inexplorable zona de mi cuerpo ).

 

No tardé en notar el contacto de los dedos de alex que abriendo hueco entre mis labios vaginales intentaba de manera alguna un ignorante y fracasado intento de hacerme sentir placer. Lejos de enfadarme por su ineficiencia en estos temas bajé mi pantalón con algo de vergüenza, y colocando mis manos sobre las suyas comencé a enseñarle las zonas que debía tocar para hacerme sentir placer, mi cuerpo semi desnudo con mi blusa destapada y mis pantalones y bragas por los tobillos hacían quizás una cómica estampa en aquel Seat Ibiza.

 

 

- ¿ Me puedo poner encima tuya Laura ?

 

- Mmmm está bien pero sin quitarte los pantalones

 

 

Como pude abrí mis piernas y dejé a Alex que se pusiera encima de mí, no tardé en notar un enorme y duro bulto en su pantalón que empujaba mi parte más noble, Alex y yo nos besábamos con nuestras lenguas mientras que él comenzó a simular los movimientos del coito pero con su pantalón puesto, eso me provocaba gran placer ya que su miembro rozaba aunque fuese con el pantalón mi zona más sensible.

 

Tal era el placer que sentía que como en un inevitable impulso de instinto animal o natural como queráis llamarlo coloqué mis manos alrededor del chandal de Alex y comencé a bajarlo, dejé al descubierto el glande de su erecto pene, y le pedí que se limitase a rozarlo con mi vagina, solo eso, pero como comprendereis el pene que parecía tener vida propia intentaba de alguna manera penetrar y romper mi virgo.

 

No era mi intención esa, y como de alguna manera aún no había podido ver el miembro de alex al desnudo le pedí que se sentara de nuevo en su sillón, pero esta vez con sus pantalones bajados.

 

Era la primera vez que veía un falo en erección delante de mis ojos, aunque si que había visto a mi hermano y mi padre en la ducha con su flácido estado, pero nada que ver con esto, y sin entrar en comparación con las que si que había visto por medio del cine porno ese falo en erección no me defraudó para nada.

 

Sorprendida y excitada ante aquel enorme pene alargué mi brazo para que mis manos tuviesen el primer contacto con el miembro de un hombre, con el miembro de mi deseado y amado Alejandro.

 

Con el pene de Alex en mis manos me sentía poderosa y llena de lujuria, comencé a mover mi mano como había visto ya en las películas de sexo, estaba masturbando a alex, su cara de placer y excitación me hacían entender del buen trabajo que estaba realizando sobre su miembro. Pero todo esto me estaba ocasionando tal calentón que volví a pedir a alex que se volviese a poner encima de mí.

 

 

- Por favor colócate encima de mí, pero ya sabes, solo me tienes que rozar.

 

 

¡ Que ingenuidad la mía !, en esta ocasión decidí de quitarme por completo mis pantalones y mis bragas para facilitar la apertura de mis piernas y la correcta colocación de Alex encima de mí.

 

Alex se posó de nuevo sobre mí, nuestros desnudos cuerpos no encontraban trabas para rozar nuestra piel, haciéndome caso Alex se limitaba a rozar su miembro por el mio, de vez en cuando se levantaba y besaba mis pechos por medio de mis pezones, me provocaba gran placer.

 

 

Alex colocó su pene en la entrada del "paraíso"  y con suaves movimientos rozaba su miembro sobre él, extasiada y excitada me encontraba cuando comencé a sentir como el falo de Alex comenzaba a realizar una pequeña incursión sobre mi vagina.

 

Pensaba que me desmayaría. Pero muy lejos de eso coloqué mis manos sobre el trasero de Alex y con insinuaciones no habladas comencé a empujar su trasero con mis manos para que no cesase de sus intenciones de penetrar mi sexo.

 

Supongo que algo confundido Alex trataba de sacar la puntita de su pene de mí, pero de ninguna de las maneras quería dejar de sentir ya el calor que su miembro causaba sobre mi vagina.

 

 

- Despacito Alex, muy despacito, metemé solo un poquito más.

- Tu me avisas Laura, hasta donde tu quieras.

 

 

El miembro de Alex comenzó a adentrarse dentro de mí, el dolor que siempre imaginé que provocaría esa primera vez no aparecía por ningún lado, todo lo contrario, el placer que mi hombre me provocaba era toda una innovación para mí.

 

Alex empujaba muy despacio su pene sobre mí, podía notar como su miembro se hacía hueco a través de mis paredes vaginales hasta hacer completa su entrada en mi sexo.

Nunca, nunca , jamás voy a olvidar la primera sensación de tener un miembro masculino dentro de mí, el miembro de Alejandro, el falo del hombre que amaba.

 

 

- Está toda dentro Alex, me la has metido entera, no te muevas y dejala dentro, quiero sentirte dentro de mí, no la saques hasta que yo te lo diga.

 

- Estoy muy excitado, creo que si que será mejor que no me mueva, de todas maneras estoy en el cielo ahora mismo.

 

 

El tener un falo dentro de mí me daba poder, la sensación de estar rellena completaba el estado de excitación en el que me encontraba, me gustaba y ardía de placer con ese miembro dentro, crucé mis piernas alrededor del trasero de Alejandro y las apreté para evitar que no se saliese de mí.

 

Recuerdo ese momento como si hubiese ocurrido ayer mismo, podría haber pasado horas o días con el falo dentro, hubiese detenido el tiempo, no importaba nada, solo sabía que había entregado mi tesoro en forma de virgo al hombre que amaba y que amaré toda mi vida, mi príncipe.

 

Era inevitable que Alex comenzara a mover su miembro dentro de mí, comenzó con lentos movimientos de fricción que nos provocaban placer y deseo, nuestros gemidos y jadeos se hacían complices en esa inesperada pero inolvidable tarde de campo, el lento pero incesante roce del pene erecto de Alex dentro de mi vagina provocó que Alex comenzara a tener dificultades con su respiración, sus jadeos aumentaron de sonido y su cara comenzó a cambiar de manera ostensible.

 

Estaba claro de que yo era toda una inexperta en todo esto del sexo, pero tampoco se trataba de que desconociera los resultados del orgasmo de los chicos, por lo que aparté el cruce de piernas del trasero de Alex y con algo de temor ( por si eyaculaba dentro de mí ) le pedí que sacase su miembro de mí, sin rechistar lo sacó, y agarrándolo con su mano comenzó a masturbarse delante de mí. Yo observaba impaciente la escena masturbatoria de Alex a sabiendas de lo que iba a ocurrir, quería ver como ese falo comenzaba a escupir ese fluido blanco que significaba la llegada del orgasmo por parte de los hombres.

 

No tardó mucho en que Alex se le cambiara totalmente la expresión de su rostro y con sonoros gemidos apuntó la punta de su miembro sobre mi estómago. Una sensación de calor comenzó a recorrer mi abdomen cuando Alex comenzó a eyacular sobre el, una gran cantidad de fluido blanco parecido a la leche condensada se depositaba en gran medida sobre mi abdomen y sobre mis senos, me llamó mucho la atención la temperatura de ese viscoso fluido, estaba calentito, y de alguna manera me daban ganas de probarlo.

 

La gran cantidad de semen depositado sobre mis pechos y abdomen hacía que ese liquido resbalase sobre mis pechos para ir cayendo sobre mis costados, lo que aproveché con mis dedos en forma de muro de contención  para no manchar nada más. La tentación de probar ese liquido hizo que acercase mis dedos impregnados en él hasta mi boca, y allí saqué mi lengua, la pasé un poco por mis dedos, no tenía sabor alguno por lo que decidí de recoger con mi mano un  poco mas de fluido para saborear es desconocido hasta el momento semen de hombre y que me recordaba a la leche condensada. Con más cantidad sobre mis dedos los introduje en mi boca y ahora sí, debo reconocer que al principio un sensación extraña entre el asco y el deseo pasó por mi cabeza, pero finalmente me quedé con el pensamiento del deseo y el placer que me acompañarían para siempre.

 

El final de la tarea masturbatoria de Alex finalizó con su semen depositado sobre mí y saboreándolo en mis labios, eso provocó unas risas y carcajadas en nosotros, la satisfacción del momento y los nervios de la primera vez habían dado paso a la tranquilidad y serenidad que requería aquello, pero la verdad es que aún no había terminado todo.

 

 

- ¿ Como te sientes Alex ?

- Mmm estoy en la gloria , nunca pensé que este momento llegaría ahora,¿ y a ti te ha dolido, te ha gustado ?

- Me ha gustado mucho y no me arrepiento de nada, te quiero, y te deseo, no he sentido dolor alguno y si mucho placer aunque...

- Ya imagino, no has terminado , no has llegado a tu orgasmo, no te preocupes princesa

 

 

Con esas palabras Alex colocó sus dedos sobre mi vagina, y ayudado con mis manos comenzó a masturbarme, con movimientos rápidos y acertados la llegada de mi orgasmo tardó muy poco en aparecer entre fuertes y sonoros gemidos por mi parte, el echo de estar los dos solos dentro del coche y apartados de todo hacía que me desinhibiese por completo y gritase de placer a la llegada de mi orgasmo, sin dudas alguna este orgasmo nada tenía que ver con los que yo me provocaba a solas en el baño en contadas ocasiones, esto era algo más.

 

La lujuria, el placer y el deseo dio paso a los sentimientos, y como una piña nos abrazamos los dos allí en el interior del coche. Unas lágrimas en forma de alegría salían de mis ojos con aquel sincero abrazo.

 

- ¿ Porqué lloras princesa ? ¿ te arrepientes de lo que ha pasado ? yo te amo, te quiero, te deseo y al igual que tú es mi primera vez, no me arrepiento de nada.

- Pero es que no lloro por tristeza, lloro porque te quiero, lloro de alegría por haberme entregado a ti , esto ya no lo olvidaré jamás en la vida, pase lo que pase.

- Princesa debes saber que mis sentimientos hacia ti son sinceros, jamás te voy a defraudar, te prometo amor eterno, eres la mujer mas bonita y bella que he conocido nunca, te amo.

 

Estas sinceras palabras de Alejandro hacían que me sintiese la única mujer que había encima de la tierra, yo también lo amaba sobre todas las cosas, y sabía que ese hombre era mi hombre, el único y verdadero amor en mi vida.

 

Con el acto terminado y después de un largo y eterno abrazo en el coche nos vestimos y salimos para pasear por ese precioso lugar que se convirtió en nuestro rincón los dos siguientes años.

 

Abrazados con nuestras manos rodeando la cintura el uno al otro paseamos y fantaseamos con la posibilidad de hacer nuestra casa allí, era bonito el lugar y ya quedaría marcado para siempre.

 

El transcurrir de los meses convirtió nuestra relación en todo un ejemplo de pareja enamorada, de respeto y entrega el uno al otro, nuestra relación muy consolidada daba paso a nuestros planes de futuro, Alex que terminaba pronto su servicio militar tenía ya pactado un contrato de trabajo allí en el pueblo, y la posibilidad de comprarnos una vivienda crecía con los ahorros que mis padres me habían prometido que serían para mí.

 

Jugábamos a adivinar el número de hijos que íbamos a tener, y la posibilidad real de construir nuestra casita de campo en el lugar que Alex y yo visitábamos practicamente a diario, este se había convertido en nuestro hogar secreto, nadie visitaba esa zona, y allí transcurrían nuestras aventuras amorosas y encuentros sexuales que comenzaron a ser constantes con el paso del tiempo.

 

Cada día más segura de mis sentimientos y más enamorada de Alejandro día a día, la sorpresa llegó a nuestra relación por medio de unos análisis clínicos donde desvelaron que me encontraba embarazada.

 

- Alex, estoy muy nerviosa, no sé como decírtelo pero....estoy embarazada.

 

Un gran abrazo por parte de Alex consoló el estado de nervios que pasaba por mi cabeza en esos momentos.

 

- Princesa, no pasa nada, estoy aquí contigo en esto, no vas a estar sola, lo único que va a pasar es que vamos a casarnos y tener nuestro hijo en nuestro hogar, te quiero y quiero que te cases conmigo.

 

Alex provocó que las lágrimas asomasen por mis ojos, claro que quería, deseaba de casarme con ese hombre, con el amor de mi vida, con la persona que amaba. El consuelo y las palabras de alex me tranquilizaron, el problema que pensé que supondría un bebé ahora se convirtió en toda una alegría por parte de nosotros.

 

La noticia a familiares y amigos aunque en principio no gustó mucho no tardó en convertirse en un acontecimiento feliz y deseado, entre todos pactamos una fecha de boda, y con los ahorros de mis padres y lo de alex conseguimos dinero suficiente para dar la entrada de un piso. La fecha de boda la pactamos para el sexto mes de embarazo.

 

Estos meses de espera serían unos de los más intensos y bonitos de mi vida, el cariñoso trato de Alex conmigo y el vuelco de entrega de familiares hacía mí me convirtieron la mujer más feliz del mundo.

 

CAPITULO III

 

La noticia que arruinó mi vida

 

Con lágrimas en mis ojos cuento esta parte del relato.

A dos semanas de la boda mis padres me despertaron esa mañana del 3 de Noviembre, estaban llorando y me dijeron que acudiese al salón, era muy temprano pero mi casa estaba llena de vecinos y algunos familiares del pueblo, me asusté muchísimo.

 

- ¿ Que es lo que pasa ? ¿ que hace tanta gente aquí ?

- Verás hija, Alejandro a tenido un accidente esta mañana, se encuentra en el hospital.

- ¡ ¿ Queeeee, nooo por favor ? ! ¿ como se encuentra ?

- la verdad es que su estado es grave

 

El medico del pueblo tratando de ponerme una inyección en forma de tranquilizante y las tilas encima de la mesa comenzó que me diese cuenta de que la peor de las noticias aún no había llegado. Fue mi madre la que entre lágrimas me contó el fatal y mortal desenlace de Alejandro.

 

El desmayo por mi parte fue instantáneo, no voy a dar muchos más detalles de aquel fatídico día y de sus posteriores semanas pero os aseguro que marcó mi vida para siempre.

 

Ni el nacimiento de mi deseado Alejandro, ni los ánimos que tanto mis padres como los padres de mi malogrado amor me daban servían para paliar el gran dolor que sentía en mi corazón. Los padres de Alex venían a menudo a visitar a su nieto y con mis padres hicieron buenas migas, a ellos también hundidos en el dolor le venía bién la visita de su nieto. Ellos eran los que me animaban mes tras mes y años tras año para que rehiciera mi vida, cosa a la que no estaba ni dspuesta ni preparada.

 

Con el tiempo me saqué el carnet de conducir, y con mi hijo comencé a visitar a menudo el secreto lugar donde su padre y yo lo concebimos. Las visitas a ese lugar hacían que mi hijo aunque no se enterase de nada se convirtiera en una especie de confesor y le contaba todo lo que su padre y yo nos habíamos prometido en ese lugar. Me hacía sentir bién el contar esto a mi hijo aunque como ya he dicho debido a su corta edad no comprendiese nada.

 

No pasaba un solo día en que no recordase a mi amado, mi hijo se parece mucho a él, incluso en sus gestos,  por lo que no puedo dejar de recordarlo, día tras día miraba su foto y le pedía explicaciones de la faena que me había echo, incluso discutía con su foto preguntandole que donde estaba el amor eterno que me había prometido, me enfadaba con él , pero de alguna manera sentía como desde el cielo bajaba y me arropaba para pedir perdón.

 

Algunos lectores pensareis que estoy loca, pero nada de eso, me encuentro totalmente cuerda, y mis dialogos con la fotografía de Alex me ayuda a superar su perdida. Poco a poco pero sin olvidar a Alex de ninguna de las maneras voy recuperando el tren de vida que debo de llevar por el bién de nuestro hijo.

 

varios años después y animada por mis padres y por los que debían haber sido mis suegros me fueron convenciendo para que aceptase la proposición de matrimonio que Luís me hizo hace unos meses, por el bién de mi hijo terminé aceptando la petición de luís, al que le puse la condición de que no me tocase hasta que me sientiese preparada.

 

Pasó algún tiempo después del matrimonio con Luís que decidí que era hora de entregarme a él, esa noche y con la luz apagada me entregué de nuevo a un hombre, pero sin lugar a dudas con mis ojos cerrados fantaseaba con que fuese Alex el que tomaba mi cuerpo, eso me hacía sentir bien de alguna manera.

 

La bondad de Luís hace que me sienta bién y en ningún caso me hace tener sentimientos de traición hacía Alex, es el propio Luís el que me hace que cuente historias de su padre a mi hijo, el cual se ha identificado mucho con Luís y de alguna manera ocupa el puesto que jamás debió abandonar su verdadero padre.

 

Hoy en día sigo echando mucho de menos a Alex, en ningún caso estoy enamorada de Luís y él lo sabe, pero si que lo quiero muchísimo, nuestra relación es muy buena y su paciencia conmigo no tiene límites.

 

La verdad es que el vacío que siento nunca va a ser relleno por nadie, claro excepto por mi hijo, pero nada tiene que ver el amor de un hijo por la clase de amor que yo sentía, siento, por Alex.

De todos modos es mi hijo el que me impulsa a levantarme todos los días, mi hijo, nuestro hijo, el hijo que nació gracias al fruto del amor que sentíamos Alejandro y yo.

 

¡ Estés donde estés TE QUIERO ALEJANDRO !