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Mi pecado 2

en Hetero: Primera vez

Fui de nuevo a la fiesta de pijamas de mis amigas, pero en la misma casa donde…. Me toqué.

Llegamos allá y nos pusimos los pijamas, yo me puse el mio y esta vez me quedé a escuchar lo que decian las chicas, como fueron sus iniciaciones en el sexo.

Pero la verdad es que necesitaba irme del lugar, me excitaban las historias de cómo sus novios las despojaban de sus ropas, de cómo eran acariciadas y besadas y como fue el momento en que su inocencia fue robada.

-¿cachondilla? ¿eh? ¿necesitas ir al cuarto de mi hermano? – me dijo la Amfitriona.

Me di cuenta que inconscientemente me estaba tocando, me moria de vergüenza, pero otra de mis amigas dijo.

-¿Qué tal si vamos todas a la habitacion de tu hermano?

A mi y a la amfitriona no le gustaron la idea, pero todas entraron, encontraron revistas porno, algunas buscaban manchas en las sabanas de la cama, hubo una que se puso los calzoncillos y su amiga simulaba hacerle una felacion, todo era un desorden hasta que llegó el hermano mayor de la amfitriona.

Se puso hecho una fiera, todas corrieron mientras la amfitriona recibia la bronca de su hermano, yo me quedé para apoyarla, el no parecia mirarme a la cara.

-tranquila, ve a la cocina, yo hablare con el – decia la amfitriona.

Esperamos inquietas en la cocina, pero la amfitriona apareció tranquila y me dijo que podiamos jugar a un juego, me vendó los ojos y me ató las manos a la espalda y me sentó en una silla, me susurró al oido que adivinase que era lo que me ponian en la boca, me preocupaba, me hicieron tragar un medicamento, me susurró que era un antiacido, pero no parecia ser sincera conmigo.

Sentí el sabor de una fruta, una fresa, luego algo cremoso, nata, muy dulce y deliciosa, luego algo alargado y tierno, un platano.

Pero luego noté algo calido, hecho de carne, bastante grande, la amfitriona me dijo que no mordiera, solo lo chupara.

Era calido, palpitante, vivo, ¿una salchicha? No lo parecia, las manos de la amfitriona movian mi cabeza mientras chupaba esa cosa que no conseguia reconocer, parecia crecer dentro de mi boca, ponerse más duro.

Mi amiga me movia la cabeza más y más rapido, distinguí unos jadeos, parecian… masculinos.

Noté como se llenaba mi boca de un liquido, algo viscoso, con un olor fuerte y un sabor extraño.

Pero me preocupaba el gruñido masculino que acompañó las descargas de ese liquido, ¿era una salchicha rellena?

-¿Qué te parece? Hermano – preguntó mi amiga.

-cielos, tiene una boca estupensa ¿seguro que es virgen?

-¿quieres comprobarlo? – dijo mi amiga.

Unos brazos fuertes me levantaron de la silla y me tumbaron boca arriba en la mesa, unas suaves manos, las de mi amiga me acariciaban la cara, unas palabras de mi amiga me decian.

-vas a probar la carne de hombre, tranquila, si te hace daño se la corto, al principio te dolerá, pero es que la tiene grande, pero tranquila, valdrá la pena.

-por favor, esto no esta bien – dije.

-es natural, tranquila, te hemos dado un anticonceptivo, asi no te quedaras preñada y podras disfrutar de el.

-voy a metersela.

-¡NI SE TE OCURRÁ! Es su virginidad y la entregará a quien quiera, como se la metas sin su permiso ¡TE LA CORTO LEEEEENTAMENTEEEEEEEE!

Eso pareció adrementar a su hermano, mi amiiga me susurraba al oido.

-yo tambien estuve nerviosa en mi primera vez, al principio incluso llegue a llorar, pero luego, mmmmm, como tocar el cielo ¿te hago un ejemplo?.

-y-yo.

-dile a mi hermano que te acaricie las tetas.

-yooooo

-¿no deseas saber lo que estas perdiendote por tus estupidos miedos?

Respiré hondo y se lo dije, le di permiso para tomar mis pechos.

Sentí como me subia el camison y me quitaban el sujetador, me avergonzaba el comentario del chico sobre lo grandes que eran mis pechos, dos manos grandes agarraban suavemente mis senos, acariciandolos con dulzura, tan suave, tan amoroso, sus besos me derretian y cuando me los chupaban…

-¿lo sientes? ¿a que es delicioso? Imaginatelo dentro de ti, es sublime, al principio duele, por que te adaptas a su tamaño, pero luego, mmmmmmmmmmm.

Algo se acercaba a mi, era el hermano, me susurraba al oido si le permitia tomarme.

l-le di mi bendicion.

Noté como se me bajaban las braguitas, dejando descubierta mi vagina, notaba la punta de algo acariciando mi entrada, acariciando mi clitoris.

Me calentaba, sudaba, sentia su punta acariciando mi puerta cerrada, pero luego, me forzó, grité de dolor, el parecia asustado, pero su hermana le dijo que no se detuviera, lloré, pataleé, supliqué, pero el se metia dentro mia, el me estaba poseyendo.

El un principio, el dolor era indescriptible, pero después sentia placer, mucho placer, tanto que me parecia pecado, queria dejarlo, pero no tenia fuerzas para decirle no, recé  para que el señor me diese fuerzas para dejar eso.

Recé el yo pecador, porque era una sucia pecadora

Yo confieso ante Dios Todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mi ante Dios, nuestro Señor.

Amén

 

-joder, sigue rezando, preciosa – me dijo el aumentando sus vaivenes.

Y eso hice.

Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

El embistió con brutalidad mientras yo me abandonaba a esos bajos placeres, se me nubló mi mente y un inmoral placer indescriptible me poseyó, el agarró mis pechos con fuerza mientras gruñia y empujaba con fuerza, llenandome el utero con ese liquido.

Cayó agotado sobre mi, ambos estabamos agotados mientras las chicas vitoreaban el espectaculo que dimos, mi amiga me susurró al oido que habia estado bien, que no habia cometido ningun pecado y que no tenia que devorarme ninguna culpa, porque no tenia culpa.

-gracias – le dije.

Desde ese dia, siento el fuego del infierno cada dia en mi utero, porque el, me posee cada dia con su vara pecaminosa, pero… cada vez que llego al orgasmo, me parece ver a Dios.

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