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Una llamada inesperada

en Autosatisfacción

Me levanto de la cama con la cabeza zumbando, las piernas temblorosas y los espasmos de placer todavía recorriendo mi cuerpo. Me pongo la bata de seda de la cual te hable sobre mi piel desnuda y me dirijo al baño, me miro en el espejo y veo mi rostro sonrojado como testigo mudo de lo que acabamos de compartir.

No crean que mi amante me espera saciado en la cama, no, lamento decepcionarlos, pero voy a contarles una historia que me sucedió y que es uno de los momentos más eróticos (o extraños) de mi vida.

Era una tarde tranquila como cualquier otra cuando recibo el llamado de un amigo con el cual tenemos una relación muy particular, pues el esta casado y tiene su familia. Nunca hemos tenido sexo en el sentido explicito de la palabra y solo nos hemos dado unos besos furtivos, pero esta es la segunda vez que me sorprende con esta “llamada erótica”.

La llamada empieza como cualquier otra y de repente va girando a situaciones mas cachondas, preguntas subidas de tono a las cuales ambos le damos cabida y nos reímos y jugueteamos, nos encanta hacer eso, yo me tiro en la cama y sigo hablando con el, comienzo a sacarme el pantalón, y quedo sobre la cama solo con una musculosa blanca y una tanguita blanca. En un momento me pregunta si me gusta leer relatos eróticos y me nombra una pagina de Internet, a la cual entro y me pongo a mirar de que se trata, mientras el sigue hablando elijo una y me pongo a leerla solo para mi, mientras el sigue conversando.

En un momento me largo a reír y me pregunta porque y le digo: estoy leyendo una historia, entonces comienzo a leérsela a el.

El relato es muy erótico, habla de una mujer que va todos los días en el mismo autobús para encontrase con un desconocido que empieza a tocarla… Mientras avanza el relato el escucha atentamente y yo, mas leo y mas cosas se me van cruzando por la cabeza, no solo sobre la historia en si, que de por si es muy sensual, sino sobre el y yo, sobre esta especie de sexo telefónico, que estamos teniendo y que se va poniendo cada vez mas caliente.

Una vez terminado el relato me preguntó que me había parecido:

-Muuuuyy erótico, contesto

Y vuelve a preguntar,

-Y a vos como te puso?

-Yyyy,  tengo que responder? le digo. La verdad, me excito bastante.

-Aja, y decime, vos donde estas?

-En mi habitación, acostada.

-Aja. Y, decime, que tenes puesto?

-En este momento?? Solo estoy acostada con una remera y una bombacha.

-Mmmmmm

-Y vos??

-Dando vueltas, en el auto.

Iba sintiendo que otra vez a pesar de los esfuerzos de que esta relación vaya por los carriles normales se estaba yendo nuevamente a la “banquina” como decimos siempre con el.

Y el continua susurrándome cosas en el telefono

-Y decime, estas mojada??

Llevo mis manos a mi tanguita (en realidad no tenía necesidad de hacerlo porque lo había sentido) la siento toda mojada. Me acaricio sutilmente por sobre la tela y respondo,

-Si, estoy mojada.

-Muy mojada?

Vuelvo a llevar mi mano a ese lugar y corriendo la tela me toco los labios y llevo un dedo adentro de la vagina y realmente la sentía preparada para que me tome en ese mismo momento.

-Si, muy mojada, yo diría que “acogedora” jajaja- le digo en tono de broma.

En el fondo sabía que él del otro lado del teléfono estaba como loco, se le notaba en el tono de voz, en sus susurros, en el modo pausado en que me hablaba y eso me excitaba más todavía. Esta conexión que estábamos teniendo, el saber que estábamos en dos lugares diferentes y que no podíamos siquiera tocarnos pero que aun así, podíamos provocarnos este sin fin de sensaciones me ponía como loca.

-Y te estas tocando?

Jajajaja, me reí en mis adentros, mientras el me seguía hablando yo había comenzado lentamente a acariciarme después de haberme sacado la tanguita.

-Porque me pareció por el tono de tu voz, que cambio, que así es.

-Porque no te tocas?- Me dice

-Y vos?? Estas en el auto

-No importa. Me gusta escucharte

-Pero no es justo- dije.

-Me gusta escuchar cuando estas tocándote porque tu voz cambia, tu respiración se agita y eso me pone loco.

-Tócate, acaríciate primero los labios, moja todos los labios, después lleva los dedos hacia atrás, hacia la cola, moja todo.

-Introducí los dedos y tócate.

Mientras el me hablaba, yo, obedientemente, seguía sus instrucciones, mi sexo estaba muy húmedo, totalmente mojado y caliente,  latía frenéticamente y me iba sumergiendo poco a poco en un estado de excitación del cual iba a ser muuuy difícil volver, pero a esta altura, ya nada importaba solo escuchar su voz la cual me envolvía de tal manera, que podía casi sentir sus manos acariciándome, tocándome tal como lo decía.

-Me encantaría escuchar cuando acabas, que me digas cuando estas por terminar.

Comencé a respirar con dificultad, mi cuerpo empezó a estremecerse fruto de las caricias y sus susurros y mientras el seguía diciéndome que le diga cuando acababa mis músculos comenzaron a contraerse una y otra vez, empecé a sentir que los espasmos de placer sacudían mi cuerpo, mis muslos temblaban mientras un orgasmo largo, muy largo me envolvía de pies a cabeza, mi corazón parecía explotar y yo caí en un abismo de placer que me dejo exhausta.

Al minuto siguiente, escucho su voz…

-Que lindo, como me gusta escucharte cuando acabas, que lindo.

Aunque me sentía en las nubes por lo que acaba de suceder sentí que mi cuerpo, totalmente saciado por el brutal orgasmo que acaba de tener, estaba como para empezar de nuevo, pero esta vez con el, tocándome, acariciándome, susurrándome pero sin intermediarios.

Y como dije al principio, seguramente eso será historia de algún otro relato, si es que alguna vez lo concretamos.