miprimita.com

Un día de diversión en clase

en Autosatisfacción

Hola! Antes de empezar, quiero presentarme. Me llamo Raquel y este es mi primer relato, la verdad es que no sé como va a salir esto y si os va a gustar o no ( espero que sí ). Además, espero que seais comprensivos conmigo y me dejeis algún comentario con vustras opiniones para que así pueda mejorar. Os dejo mi correo, estoy abierta a sugerencias para más relatos: onmyveins1@gmail.com. 

PD: Gracias por pasaros a leerlo.

Esta mañana, he decidido ponerme las bolas que me han regalado por mi cumpleaños, no porque sea una enferma del sexo, no, simplemente por curiosidad.  Las he quitado de la caja con cuidado, eran dos  pequeñas bolas verdes, de mi color favorito, mis amigas habían elegido bien. Una vez fuera, me he hecho dedos mientras pensaba en como tú me la metías bien hasta el fondo, primero un dedo, lento, rápido, lento, luego otro dedo, rápido. Cuando creí que ya estaba bien mojada, cogí la primera bola y la metí dentro de mí, fue una sensación muy rara, estaba fría, pero al mismo tiempo me ponía mucho. Luego metí la segunda y última bola, y otra vez esa sensación de frío que me ponía tanto.

¿Eran las 7:30 de la mañana y ya estaba así de caliente? ¿Cómo se suponía que iba a aguantar toda la mañana?

Lo siguiente fue ponerme el uniforme del instituto. Lo primero, mis braguitas blancas de algodón, luego, un sujetador blanco a juego. A continuación, me puse la blusa blanca, después la falda negra que me quedaba a la altura de las rodillas, las medias negras que también me quedaban más o menos por las rodillas y la chaqueta a juego con la falda. Sí, la verdad es que no se lucieron mucho con el uniforme.

Al principio era un poco incómodo tenerlas dentro, pero luego no hacía más que excitarme. Terminé de prepararme y salí de casa. ¿Cómo se  suponía que iba a andar por la calle con eso haciéndome sentir tan mojada? ¿Cómo iba a ver al resto de las personas a la cara?

Al entrar en el bus, un chico se quedó mirándome un buen rato. ¿Me había descubierto? Eso solo hizo que me pusiese más y más roja, así que solo miraba por la ventana. En el reflejo se podía ver mi cara, tenía los mofletes bastante rojos, claro, ¡es que solo se me podía haber ocurrido a mí! ¡Estaba muy excitada!

Al llegar al instituto, fui corriendo al baño, quedaban 7 minutos, ¿para tocarme un poquito daba no?  Me encerré y quité una de las bolas, bufff era una sensación tan nueva que ni podía describirla… Placer, todo placer.

Me quité la otra y empecé a tocarme, un dedo, rápido, luego dos, lento, rápido, lento y otro dedo más… Solo podía pensar en cómo tú me besabas en el cuello, en como bajabas hacia mis tetas, en como después de chuparme los pezones bajabas por mi barriga, luego te metías dentro de mí y yo solo quería más y más… Una sensación familiar comenzó a aparecer… ¿Iba a tener un orgasmo en el baño del instituto? La puerta del baño se abrió, alguien estaba a pocos metros de mí y yo… ¡Yo iba a tener un orgasmo! Pero no podía parar, quería más, quería terminar, necesitaba terminar, así que seguí tocándome hasta que me corrí, aunque gemí  intentando hacer muy poco ruido para qué esa persona no se enterase.

Sonó el timbre y volví a meter las bolas dentro de mí, me limpié y salí para ir a clase.

Una vez allí, me senté en el pupitre esperando que nadie viniese a hablar conmigo, pero me equivoqué. Una de mis amigas vino a contarme uno de los últimos cotilleos sobre uno de los chicos de clase y claro, yo no prestaba demasiada atención, solo podía pensar en lo que tenía dentro de mí y tanto me excitaba. Tuve suerte y el profesor llegó al poco rato y mi amiga se fue. Las horas parecían que no pasaban allí dentro, todavía quedaba 1 hora y yo apenas podía aguantar, quería que alguien me tocase, me quitase las bolas una a una y que me penetrase duro, muy duro. No podía seguir pensando en eso o me iba a correr allí mismo.  ¿Qué estaba haciendo? Cada tic tac del reloj era un sufrimiento, no podía ni ver  al profesor a la cara. Dios, no podía aguantar, solo podía pensar en tenerte encima y en cómo iba  a gemir con cada embestida. El profesor se acercó a mi mesa y me preguntó si me encontraba bien, a lo que yo le contesté que no se preocupase y que me encontraba perfectamente. Mierda, estaba cerca, muy cerca, podía sentirlo, y las bolas, al mover un poco las piernas, se habían movido  y… Me acabé corriendo allí mismo, gemí, intentando que los demás no lo escuchasen. No, no podía creerlo, ¿acababa de correrme en clase delante de todos de verdad? Había sido tan bueno, tan placentero… Y al mismo tiempo me sentía avergonzada, sentía como que aquello no era muy correcto pero… Sentir esa adrenalina, esa posibilidad de ser pillada, ese morbo… El timbre sonó y eso fue mi salvación. Todos salían corriendo de clase, se notaba que era viernes. Yo no dejaba de pensar en lo que acababa de hacer hasta que mi mente se acordó de una cosa…Tú me estabas esperando fuera. Recogí mis cosas y bajé, deseando,  más que nunca, volver a tenerte dentro de mí para apagar mi deseo que volvía a aparecer.