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De vacaciones por la selva

en Zoofilia

Me llamo Rocío y tengo 28 años. Desde siempre había tenido la idea de hacer un viaje para visitar la selva. Me gusta mucho la naturaleza, las plantas y sobre todo ver animales en su propio ambiente.

El verano de hace dos años me decidí a realizar mi sueño ya que había conseguido reunir el dinero suficiente para estar un mes. Quería un viaje fuera de los lugares típicos de vacaciones pero que al mismo tiempo no estuviera desasistida de las cosas mínimas.

Elegí la zona central africana ya que deseaba ver la selva y los animales propios de la zona. El vuelo fue normal. Al llegar me registre en el hotel y me puse en contacto con las empresas con las que había contratado algunos servicio.

Al día siguiente comencé mis vacaciones visitando varios lugares con un todo terreno que había alquilado. Fueron pasando los días. Había descubierto un paraje habitado por una tribu de bononos que son una especie de monos parecidos a los chimpancés pero a diferencia de estos son vegetarianos y muy tranquilos y sociables. Me gusto obsérvalos y durante varios días repetí la visita. Cada vez más largas. Los veía en la lejanía con unos prismáticos. Como he dicho eran muy tranquilos, juguetones y se lo montaban con bastante frecuencia. O siempre estaban en celo o les gustaba el sexo en demasía.

Una tarde se formo una tormenta, con mucha lluvia, relámpagos y rayos. Fui corriendo hacia mi coche cuando un rayo cayó en un árbol del que se desprendió una rama que me dio de pleno.

Quede inconsciente, cuando me recupere, no podía moverme. Estaba atrapada entre las ramas. Me dolía todo y note que por algún lado sangraba, no mucho, y lo peor es que me estaba empapando por la lluvia.  Cuando ceso la tormenta chorreaba agua por lo decidí quitarme la ropa mojada. Como pude me quite la camiseta y me baje los pantalones lo máximo que me daban los brazos pero no puede quitármelos del todo. No sé cuantas horas pasaron hasta que se hizo de noche. Luego vi amanecer no sé si dormí algo o simplemente no lo recuerdo.

Lo estaba pasando mal, debía tener fiebre  y también comencé a sentir algo de hambre. Estaba débil. Como pude fui acomodándome en el suelo. Cayó de nuevo la noche.

Cuando desperté me sentía mal, muy mal, estaba enferma magullada y con un hambre atroz. La fiebre hacia que me durmiera de vez en cuando. Mis pensamientos eran muy lúgubres y creí que mi final se acercaba. Nadie sabía dónde estaba.

Me desperté sorprendida, sentía algo correr por mi cuerpo. Un mono estaba junto a mi cuerpo tendido.

Me estaba tocando con un dedo y lo pasaba por mi pierna. Me agite y separo el dedo pero no se movió de donde estaba.

Levante un brazo con esfuerzo pero no pude sostenerlo. El bonono salió corriendo. Volví a sumirme en mis sueños y delirios febriles.

Abrí los ojos y allí estaba otra vez el mono mirándome. Me puso en la mano una fruta. Trate de morderla pero no tenía fuerzas y deje caer la pieza.

Si ya era sorprendente que me hubiera llevado la fruta, más sorprendente fue lo siguiente. Cogió la fruta la dio un mordisco y el trozo me lo puso en la boca. Me lo comí. Repitió la operación hasta que se termino la fruta.

Para no aburriros demasiado diré que durante cuatro o cinco días el bonono se ocupo de mi alimentación. No me faltaba fruta y aunque no bebía no tenía sed.

Me fui recuperando y el animal fue rompiendo y separando ramas hasta que me libere y me pude sentar, dar unos pasos pero aun estaba muy floja. Mi ropa estaba toda rota. Me la quite y me quede en ropa interior. El mono solo se alejaba para traerme fruta.

Hice un movimiento y me puse a cuatro patas. El bonono se abalanzo sobre mi trasero y comenzó a moverse rápidamente. Puede sentir los golpes que su pene daba en mis muslos. En poco tiempo note un liquido correr por mis piernas. Se había corrido y se fue tan rápido como pudo.

Me quede confusa. No sabía que pensar. Un mono había tratado de follarme, se había corrido en mis muslos, yo no hice nada por tratar de evitarlo, aunque no sentí nada como es lógico tampoco quería salir de allí inmediatamente. Un lio.

Cuando volvió me trajo más cantidad de fruta de la habitual. Se sentó junto a mí y la compartimos por decirlo de alguna manera.

Cambio un poco su actitud. Me tocaba mucho, interprete que eran caricias recordando lo que había visto a la manada de bononos.

Se hizo de noche y me acurruque para dormir, el mono se quedo mirándome. Al rato se tumbo junto a mi cuerpo y pasamos la noche juntos.

Desperté y estaba sola. En toda la mañana no vino mi cuidador. Pensé mucho sobre lo ocurrido el día anterior. Al recordar el intento de penetración me excite y termine por masturbarme.

Regreso “mi bobono” con la fruta. Era poca cantidad, no podía traer más, por lo que indique que fuera a buscar más.

Mientras que volvía se me ocurrió desnudarme, aunque no sabía el motivo. Devore la nueva comida y me puse a cuatro patas, como había visto a las monas. El macho entendió y rápidamente me monto. No atinaba a meter su pene en donde debía aunque yo estaba todo lo abierta que podía. Volvería correrse en mis muslos.

Así que le agarre la polla con la mano, sorprendido, paro en sus acometidas y yo aproveche para guiarle y me la metí en el coño. No sé si sintió el calor o fue efecto de mis jugos pero comenzó a moverse rápidamente. Parecía que le iba la vida en ello. Yo estaba muy cachonda y caliente pero intuía que no iba a correrme por lo que comencé a masturbarme.

Poco después comenzó a regar mi vagina con su semen. El caliente líquido me puso encendida y mis dedos se movían frenéticamente. No tarde mucho en correrme. Fue genial, uno de los mejores orgasmos de mi vida.

Pensé que tendría que enseñarle a follar a una hembra humana.

Se marcho el mono. No sé cuánto tiempo pasó hasta que volvió cargado de alimentos. Una vez terminada la comida dormí una pequeña y reparadora siesta.

Cuando me desperté el bonono estaba junto a mí. Decidida a volver a probar su sexo, comencé a tocarle. Se dejaba hacer, poco a poco fui llegado a sus genitales. Al tocarlos dio un brinco y se aparto, pero inmediatamente se acerco de nuevo y yo volví a la carga. Rápidamente su miembro fue cogiendo esplendor, le masturbaba como había visto que ellos hacían. Porque estos monos se tocaban mucho aunque nunca les vi correrse. El simio estaba parado, creo que alucinaba ya que era la primera vez que le hacían una paja.

Note la dureza de su poya, sin pensarlo, comencé a pasar la lengua por la punta del miembro. Le note nervioso, igual se pensó que le iba a morder. Seguí con los lametones. Yo estaba muy caliente, todo esto me estaba excitando muchísimo y mi vagina estaba empapada.

Poco a poco fui alternando  chupaditas con lametones. Al final le hice una mamada en toda regla pero sin dejar que se corriera.  El bonono aullaba y al fondo del claro vi a otro que nos estaba mirando.

Le deje descansar unos minutos ya que estaba preparado y no aguantaría mucho. Hice que se tumbara sobre su espalda. Me costó trabajo pero al final lo conseguí, su pene se había aflojado un poco.

Me senté sobre el miembro erecto de mi amante y a continuación me lo introduje. Creo que estaba tan sorprendido que fue incapaz de reaccionar. Comencé a subir y a bajar muy despacio y luego fui aumentando el ritmo pero controlando la situación para que no se corriera antes de tiempo.

Cuando ya no pude aguantar más me deje ir fue un orgasmo brutal, me movía frenéticamente y mi simio amante también se corrió entre gritos y aullidos. Al sentir el semen llenado mi vagina volví a tener otro orgasmo o quizás fue una continuación del primero, no lo se, pero si se que en mi vida no había tenido otro igual. Se abrazo a mi cuerpo y rodamos por la hierba del suelo.

Permanecimos un rato abrazados. Luego sus manos comenzaron a acariciarme por la espalda. Me separe un poco y cogiéndole del brazo lleve sus manos a mis tetas, quería que me las trabajara un rato. Lo entendió rápidamente y me hizo un magnifico masaje. Tenía los pezones que parecían a punto de estallar de lo duro que estaban. Hice que me “comiera” los pechos.  En un momento mire hacia donde estaba el otro bonono pero se había ido.

Me moví para que mi coño quedara cerca de su cara y se le guie la cabeza. Comenzó a lamer mi sexo. Era brusco, no sabía cómo hacerlo pero me estaba volviendo a poner súper cachonda. Mientras tanto le tocaba su maravillosa polla. Me imaginaba que yo era una mona y mi vagina aumentaba sus flujos.

Me puse a cuatro patas ofreciéndole mi culo. No hizo falta más. Me agarro de las caderas e intento montarme. Al cuarto intento sentir su miembro dentro de mí. Cerré los ojos y me dispuse a disfrutar dejándole la iniciativa, ya que yo era su hembra.

Nos acoplábamos bastante bien a pesar de que no conseguía su ritmo, pero se debió dar cuenta y empezó a follarme más despacio.

Cuando mejor estaba, disfrutando de la follada, inesperadamente mi amante me desmonto y comenzó a dar gritos. Inmediatamente abrí los ojos y vi al otro mono a menos de un metro de nosotros y con varias piezas de fruta a sus pies.

Parecía que se estaban desafiando y evidentemente era por mí. Pensé por un momento y le grite a mi mono mientras que me daba palmadas en las nalgas. Vino con rapidez y volvió a montarme, esta vez acertó a la primera.

Hice gestos al otro bobono para que se acercara y en cuanto pude comencé a mastúrbale, ya que tenía el pene erecto.

Mi macho comenzó a gritarle de nuevo y perdió el ritmo. Yo gire la cabeza y le grite un NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, mientras que hice intención de sacarme su polla.

Se callo y volvió a su “trabajo”. El otro mono se acerco un poco más, cosa que me facilito la paja que le estaba haciendo. Vi que podía llegar muy bien a su verga y estirando un poco el cuello, me la metí en la boca y se la mame.

No tardo mucho en correrse, trate de aguantar su semen en la boca para luego escupirlo, pero fue tanta cantidad que me reboso y parte me trague. Esto hizo que me pusiera a punto de caramelo, pero quería esperar a mi macho.

Cuando sentí que se tensaba y su polla se ponía más dura y parecía que más gorda, supe que se iba a correr, por lo que yo también me deje ir. No tengo palabras para describir el orgasmo, así que imaginarlo como más os apetezca.

Recuperados un poco el otro mono nos ofreció fruta que yo devore. Terminamos de comer los tres y el bobono se marcho.

Cuando me recupere lo suficiente fui hasta el todo terreno, mi macho me acompaño. Nos despedimos de alguna manera y volví  al hotel del que ya faltaba casi tres días.

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