Llegue al hotel y tras una breves explicaciones fui directa a mi habitación. Estaba muerta. Tome un relajante baño y baje para cenar. Después de la dieta de fruta me apetecía comer algo mucho más contundente.

Subí y me acosté. No me dormía rememorando todo lo ocurrido con los bobonos. Me había gustado, pero no podía suceder de nuevo. Estaba intranquila, dando vueltas en la cama, mi cabeza decía que no repitiera, pero otro lado me excitaba recodar todo lo pasado.

Tome la decisión de que al día siguiente volvería a ver los monos pero que no iba suceder nada más. Me quede dormida inmediatamente. Mi cerebro debía saber que si iban a suceder cosas y se relajo, dejándome dormir y descansar.

A la mañana siguiente desayune, cogí algo de comida y avise en recepción que estaría varios días fuera.

En el todo terreno emprendí el camino hacia mi amante peludo.

Cuando llegue pare el vehículo en el mismo sitio que la vez anterior. Me quede pensando en lo loca que estaba. No tenía ningún sentido pero me excitaba tanto la idea.

Me desnude completamente y deje la ropa en el asiento contiguo, no me iba hacer falta para lo que pretendía. Me baje.

Durante un rato deambule entre los arboles pero no vi a ninguno de los bobonos. A ver si después de todo mi viaje iba a ser inútil. Decidir ir al claro y sentarme.

No sé cuánto tiempo paso pero de pronto vi un mono moverse entre los árboles. Me fije pero no pude apreciar si era el mío u otro. Quede expectante a ver que ocurría. La verdad era que se acercaba hacia donde yo estaba.

No era mi amante, me sentí decepcionada. Se quedo al borde del claro, de vez en cuando me miraba y emitía algún aullido, pero nada más.

Debía ser cerca del mediodía cuando oí ruido entre la espesura. Mire hacia donde sonaba y un bonono corría y daba gritos. Esta vez si era mi amante. Salió corriendo de los árboles y se me vino como una exhalación encima. Me abrazo y se le veía alegre. Nuestras bocas se rozaron por lo efusivo del momento, no fue un beso pero casi. Yo le bese su peluda cara y él me correspondió con unos lametones.

Con la misma rapidez que apareció, se marchó. Al rato volvió con la  fruta, que me solía traer los días anteriores. La comimos juntos.

Cuando terminamos me fije y su verga ya estaba dura, quería su recompensa. Comencé a masturbarle, quería que se desfogara antes de pasar a mayores ya que si no, no duraría mucho.

Efectivamente en pocos minutos se corrió entre pequeños aullidos. Le deje unos minutos para recuperara, aunque en el fondo sabía que no le hacía falta.

Volví a masturbarle y cuando comprobé que la verga estaba dura me la introduje en la boca. La sensación hizo que casi me corriera. La polla era parecía a la de un hombre pero más pequeña. Se la comí despacio, disfrutando cada instante y supongo que él también.

Al rato se separó y me la sacó de la boca. Luego se tumbo en el suelo boca arriba. El muy…… quería que le follara como la otra vez. Era listo y aprendía rápido.

Le complací. Me senté encima de su pene y me fui penetrando lentamente. Comencé a subir y a bajar por aquella polla que tanto me ponía. Cabalga a buen ritmo y estaba ya dispuesta a correrme, pero regule para alargar el momento y el placer.

Al rato mi mono comenzó a moverse torpemente, pretendía acompañar mis movimientos. Esto ya termino por ponerme a tope si ya no lo estaba. Nos corrimos casi al mismo tiempo, fue brutal. Caí hacia atrás saliendo la verga de mi. Vi vagina chorreaba de mi flujo y del semen. Al verlo, el bonono, se arrimo y comenzó a lamer lo que salida de mi coño. Su lengua lamia y lamia mis labios vaginales, mi clítoris, lo que hizo que me corriera de nuevo entre gritos de placer.

Se marcho al cabo de un rato y yo detrás de él. Nos internamos en el bosque. Mis pies sufrían al caminar descalza. Me llevo a donde estaba la manada de bononos. Nos paramos y el mono fue juntarse con el resto, yo permanecí donde estaba. Vi como elegía algunas frutas y me las trajo. Nos sentamos en el suelo y las comimos con ganas. Al rato algunos integrantes del grupo se acercaron. Me miraban con curiosidad. Mi macho estaba atento, pero como son monos tranquilos no paso nada. Algunos y algunas más atrevidas incluso llegaron a tocarme. Un par de machos me ofrecieron fruta. Mire a mi mono y como no hizo nada, las acepte. El grupo lo componían, creo, unos cuatro o cinco machos, ocho o nueve hembras y las crias.

Poco a poco el resto de integrantes de la manada se acercaron, las crías jugueteaban y corrían ente nosotros.

Al cabo de un rato los monos se dedicaron a sus cosas, parecía que habían perdido el interés por mí. Entonces mi macho se puso a mi lado y con la polla semi dura. Me la acerco a la boca. Estaba claro lo que deseaba y pensé que quería afirmar que aquella rara hembra blanca y sin pelo en el cuerpo, era suya. Además hacia cosas raras con el sexo.

Introduje el pene en mi boca y comencé a lamer y succionar. Me excite rápidamente al sentir como se iba creciendo y poniéndose dura. Las veces anteriores ya la tenía bien erecta cuando se la comía.

El macho inicio una mezcla de gritos, aullidos y gemidos. Esto llamo la intención de todo el grupo. Los más atrevidos se acercaron mucho, como a un metro de nosotros. Decidí dejar la voz cantante al mono, que hiciera lo que quisiera delante de los miembros de su familia.

Al cabo de un tiempo me la saco de la boca y me puso a cuatro patas. Si quería follar así, así sería.

Inmediatamente me monto. Acertó al segundo intento. Mi vagina se lleno de polla. Comenzó a penetrarme más despacio que en otras ocasiones.

Pensé en la situación. Follada por un mono y con una manada de monos mirándome, en puro plan exhibicionista. Uffff como me puse. Me dije abandónate y goza. Y eso hice.

Acompañaba su ritmo de penetración. Nos acoplábamos casi a la perfección. A los pocos segundos de sentir como inundaba mi coño con su semen me corrí como una posesa. Me derrumbe y caí sobre la hierba. Los gritos de placer retumbaron en la selva.

Acto seguido comenzó a lamer mi coño. Su áspera lengua me encetaba, provocaba sensaciones nuevas y oleadas de placer. Perdí la cuenta de los orgasmos encadenados.

Descansamos un buen rato, incluso dormí una pequeña siesta. La manada se había alejado pero estaban a la vista. La tarde estaba terminando aunque aun había buena luz. Tumbada en el suelo mí macho me tenía cogida por la cintura. Sentía que era suya y que él lo anunciaba.

Se acerco un macho con fruta que dejo junto a mi bonono y comenzaron a gritarse mientras que movían los brazos. Pareció que se calmaban y el intruso se marcho. Al poco volvió con más fruta que dejo en el mismo sitio y se repitió la escena de gritos y aspavientos. Y de nuevo se marcho.

Retorno con más fruta que dejo en el mismo lugar. Mi macho cogió una y comenzó a comérsela. El otro mono hizo lo mismo, pero me ofreció una pieza. La cogí y los tres dimos cuenta de la comida.

Cuando terminamos mi macho hizo que me pusiera a cuatro patas. Me iba follar otra ver. Mi vagina comenzó a humedecerse rápidamente. Pasaba sus manos por mis nalgas y luego me toco los pechos, realmente los tenia excitados y los pezones muy duros.

Estando en esto, sentí otras manos en mis nalgas, sabia quien era pero gire la cabeza para comprobarlo. Mi macho no hizo nada por expulsarle. Fueron girándose y tenía una mano de cada mono en mi culo y pechos.

Mi macho volvió a mis pechos, me gustaba la forma brusca en que lo hacia. El otro mono se puso detrás y trato de penetrarme, no atinaba.

Me sentí prostituida, una puta, pagada con fruta, tenía hasta gracia pero me excite sobre manera.

Le agarre la verga y me la introduje, ante el temor a que se corriera entre mis muslos. Llevaba un ritmo frenético, no tardaría mucho en correrse. Intente frenarle. Lo conseguí en parte. Los dos monos aullaban. Mi chulo se puso frete a mi cara y me ofreció su dura polla.  Comencé a chupársela.

Mientras que estaba en estas tareas, una fruta me dio en la mano. Gire un poco la cabeza y vi como otro bonono estaba trayendo bastante cantidad de fruta. Supe de inmediato lo que pretendía.

Los otros dos monos seguían a lo suyo. El que me estaba penetrando aumento la velocidad de sus acometidas y al poco se corrió y yo poco después. Yo regulaba la mamada que estaba haciéndole a mi macho.

Oí un concierto de chillidos, aullidos y yo que se mas. Cuando se hizo el silencio unas manos me agarraron de las caderas y otro macho tratando de penetrarme, pero como en las veces anteriores necesito de mi ayuda para que me la metiera.

Para abreviar diré que otros dos bononos pasaron por mi coño y que perdí la cuenta de los orgasmos. Mi macho no se corrió por que no le deje, aunque se enfadaba cuando aflojaba en mis lametones, se conformaba rápidamente.

Cuando el último de los monos se retiro llego el turno de mi “amigo”. Se tumbo en el suelo, boca arriba con su verga apuntando hacia el cielo. Me senté encima y comencé a cabalgarle. A cada envestida sentía como descargas eléctricas que me recorrían el cuerpo. Poco después me sentí cansada, estaba rota, pero con unos deseos locos de sentir el semen de mi macho. Cada vez me costaba más moverme e hice varias paradas.

Al final me descabalgue y me tumbe en el suelo. El bonono no entendía nada, me hacía gestos, me daba pequeños manotazos incitándome, pero no podía moverme y estaba súper caliente.

Hice que se tumbara encima de mi. Guie su pene hacia mi coño y con mis manos le movía las caderas. Estábamos haciendo el clásico “misionero”.

Se dio cuenta de lo que quería. Le costaba trabajo moverse pero se esforzó y nos corrimos como dos posesos.

Luego comimos algo de fruta y nos quedamos dormidos.

Y así fueron todos los días que me quedaban de vacaciones, creo, que todos los machos pasaron por mi vagina y culo, y digo que creo por que alguno no sabia distinguirlo.

Ni que decir que ya estoy preparando las próximas vacaciones y una idea me está rondando por la cabeza, trasladarme a vivir allí y tener mi manda propia de bononos.