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Misión (2): InshaAllah

en Control Mental

La luna llena ha llegado a su cénit. Es el momento. Sé que él me está esperando, lo presiento. A decir verdad, ha sido patético. Solo he necesitado dos noches para tenerlo a mi merced. Esta será la tercera… y la última.

 

Su habitación está oscura cuando aparezco. Lo hago con la debida parafernalia: luces resplandecientes, bruma espectral, coro de ángeles… Todo está en su cabeza, desde luego, pero eso hace más fácil que la visión sea espectacular. Él está inclinado en el suelo, su cara hacia abajo, sus brazos extendidos hacia mi, todo el ritual de la adoración. Camino hacia él sinuosamente, moviendo mis caderas como una gata. Al pasar frente a un espejo colocado en la pared me veo de reojo, he hecho un buen trabajo. Mi cara es la perfecta imagen de Ishtar, diosa de la lujuria. Mis ojos del color del Éufrates, mis labios del color de la arenisca. Mi melena larga, negra y ondulada cae hasta el final de mi espalda. Mis pechos son los de una novia en su noche de bodas, firmes, turgentes, desafiantes incluso. Mi vientre es plano, con un rubí engarzado en el ombligo. Bajo la túnica de seda translúcida, nada cubre mi cuerpo bronceado con brillos dorados. Camino de puntillas, realzando mis glúteos generosos. Sí, he dibujado el cuerpo de una diosa.

 

Muéstrame tu rostro —mi voz rompe el silencio de la noche.

 

Con temor reverente levanta la cabeza. Sus pupilas se dilatan al contemplarme.

 

Madre Ishtar —dice en un susurro—. Has vuelto a este indigno siervo.

Está pronta la hora en la que recibas la bendición de Enlil, Dios de Dioses —contesto con voz perentoria—. Debes seguir demostrando tu fidelidad una noche más.

 

Vuelve a bajar el rostro y se humilla un poco más.

 

Los Dioses son benévolos con este miserable siervo, madre Ishtar. Haré la voluntad de los Dioses.

 

Buceo en su mente. Compruebo, complacida, que ha hecho los preparativos. Alzo los brazos y proclamo:

 

Esta noche consumarás tu unión con los Verdaderos Dioses. ¡Sírvenos y tu estirpe perdurará diez mil años! —guardo silencio unos instantes para que mis palabras calen en su mente—. Que dé comienzo la ceremonia.

 

El Emir Sabah IV Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah, Jeque y gobernante del Emirato de Kuwait, se pone en pie; cabizbajo, retrocede tres pasos y, humilde, camina detrás de mi cuando paso por su lado.

 

Nos deslizamos silenciosos por los pasillos del palacio real. Los guardias han sido retirados; las criadas y los lacayos permanecen recluidos en sus habitaciones. En pocos minutos estamos al pie de la escalinata principal. Ante nosotros, un amplio recibidor sumido en la oscuridad; y allá, tras el gran portón abierto de par en par, la sala del trono resplandece iluminada por antorchas. Camino con paso firme pero insinuante. Sé que él tiene sus ojos fijos en mi trasero. Sé que, allá delante, ellos y ellas comienzan a hipnotizarse con mis pechos. Son una pequeña multitud. Dieciséis almas esperan en el salón, formando un pasillo a los lados de la gran alfombra. Los dos hijos del Emir, Nasser y Hamed; el heredero al trono, medio hermano del Emir, Nawaf; los cuatro hijos de éste: Rashid, Jaber, Salim y Abdulah; y, por último, la hija menor de Nawaf, Feryal. Todos ellos con sus consortes. La familia real y la familia heredera, ambas al completo.

 

Camino entre ellos sin mirarles. Mantienen sus cabezas bajas, pero noto en sus mentes el asombro y la adoración crecientes. Llego hasta la escalera que lleva al trono. La subo. Me vuelvo. El Emir les hace una seña y todos se colocan ante mí, formando un semicírculo. Me siento en el trono; ellos se arrodillan en el suelo y se postran. Un cosquilleo recorre mi espalda: siempre me ha gustado cuando tengo que ejercer de dios o de diosa.

 

Que en esta noche de regocijo —comienzo mi discurso— los falsos dioses sean desterrados. An, el padre cielo; Ki, la madre tierra y Enlil, el hijo viento y Dios de Dioses, han hablado. La humanidad ha olvidado la primera sabiduría y ha vuelto sus corazones a dioses falsos. Con su ciencia desatada mancillan mares y ríos, destruyen selvas y bosques; se matan unos a otros por las más mezquinas razones y han dejado las antiguas costumbres. Ha llegado la hora de purificar la tierra y retornar a la bondad de la Triada y su panteón. Con vosotros, hijos e hijas, haremos un nuevo pacto. Servidnos como mensajeros, encabezad nuestra revelación y vuestra estirpe dominará el mundo bajo las bendiciones de los Dioses.

 

La mente del Emir bulle de excitación al imaginarse soberano del mundo. Entre los demás puedo percibir codicia, lujuria y algún que otro miedo. Dos de las consortes, fervientes adoradoras de Allah, sienten grandes deseos de huir; mas se mantienen en su lugar por obediencia a sus maridos.

 

El Emir, Sabah, está en el centro del semi círculo. Yergue su espalda y alza sus brazos al cielo.

 

Durante milenios hemos estado ciegos y caminando en tinieblas —dice—. Pero la Luz de Ishtar trae a nosotros la sabiduría. Entregaremos nuestra vida a los Dioses. ¡Hágase su voluntad!

 

Es entonces cuando todo da comienzo. La luz de las antorchas se vuelve más intensa y el fuego se torna del color de la aguamarina. Una música profunda llena la sala; diríase que proviene de los abismos del inframundo. Es lenta y cadenciosa, incitante y sensual. Un fulgor divino envuelve el trono; aparecen figuras de detrás de mi. Machos y hembras por igual; aparentan humanidad, pero son más que eso. Son perfectos en hermosura y gracia, ataviados con gasas y sedas que a penas los tapan. Fueron ángeles para los cristianos; ninfas y sátiros para los griegos; han tenido mil nombres en mil culturas y hago que reverberen en las mentes de los que ahora son mis adoradores. Comienzan a moverse en un baile ritual al son de la música. Los machos tensan sus músculos, dan saltos en el aire, mueven sus caderas atrás y adelante con fuerza en gestos obscenos. Las hembras se deslizan gráciles, giran sobre sí mismas u orbitando a otras, acarician sus cuerpos y sus cabellos con lascivia.

 

Mis adoradores contemplan el baile con creciente anhelo. Las hembras comienzan a acercarse a los hombres exhibiéndose impúdicamente; los machos se pavonean ante las mujeres mostrándoles su masculinidad.

 

Mi voz suena sobre la música:

 

En el principio, el Cielo y la Tierra se tocaron con pasión. Y de su unión nació el Aliento, la Vida. Adoramos a los Tres Mayores con nuestros cuerpos así como ellos nos crearon con los suyos.

 

La música toma un cariz más rápido, a la vez que los bailarines se enardecen. A este lado, una hembra toma las manos de Nawaf y las conduce a sus pechos; en aquel lado, las esposas de Rashid y Jaber pasan los dedos por entre los recios muslos de los bailarines que las hipnotizan. Allá, dos bocas se encuentran en un húmedo beso. Aquí, unas ropas caen al suelo.

 

No hay un momento exacto en el que todo se desata. Es más bien un descenso paulatino a los impulsos más primitivos. Ante mi, una multitud de cuerpos se retuercen y sudan. Miembros viriles son acogidos en bocas ansiosas. Lenguas expertas recorren y encuentran los secretos femeninos. Las pieles tocan las pieles, los ojos devoran curvas, las manos acarician todo. Un jadeo, un gemido; la vergüenza que quedara acaba de desaparecer. Ya no hay esposos ni esposas, ni padres ni hijos, ni cuñados ni nueras ni yernos; no hay más que un orgiástico mar de sexo.

 

Los tabús caen uno tras otro. Una hembra mete un dedo en el culo de Hamed. La lengua de Nasser, que está enterrada en el coño de una de sus cuñadas, se encuentra de pronto con la de Salim en el mismo lugar y ambos hombres se funden en un beso indecente. Feryal y la esposa de Abdulah juntan sus coños alrededor de la polla de uno de los bailarines. Nawaf encula a su hijo Jaber que folla a una de sus cuñadas.

 

Gritos de placer, gemidos de gozo, jadeos de lujuria. Movimientos rítmicos de penetración. Uno a uno, mis sirvientes van retirándose dejando solamente a los humanos en su lascivia. Feryal gatea hasta el Emir, mirándole a los ojos con impudicia. Al llegar junto a él, Sabah tiene un instante de lucidez y reconoce en la voluptuosa mujer que se le acerca a su sobrina. Su miembro palpita de anticipación, pero sus ojos me buscan implorando.

 

¡Adora a los Dioses! —ordeno.

 

Feryal toma a su tío de la barbilla y gira su cara para albergar sus labios entre los de ella. Todo se ha consumado.

 

Mientras Feryal y Sabah follan ya sin complejos, me levanto del trono. No dejo que se percaten de mis movimientos. Voy acercándome a los grupos y los toco con mis dedos. Uno tras otro van cayendo dormidos en los mismos sitios y posiciones en las que están. Hombres ensartados por hombres. Mujeres enroscadas a mujeres. Hijos con padres, nueras con suegros. Y, finalmente, Sabah con su sobrina.

 

Mientras camino hacia la salida, chasqueo mis dedos. En todas las paredes, en las columnas y hasta en el respaldo del trono aparecen letras llameantes. Todas repiten lo mismo una y otra vez.

 

الله أكبر

[Al·lahu-àkbar]

(Allah es Grande)

 

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Es lunes por la mañana. El sol de París a principios de primavera es una bendición. El camarero de La Closerie des Lilas acude con mi café y unas pastas. A mi «Merci» contesta un «Avec plaisir». Siempre me ha hecho gracia la diferencia de comportamiento que tienen los humanos dependiendo de si soy hombre o mujer. Ah, la France!

 

Abro la sección internacional de Le Monde y ahí lo encuentro. “Escandalo y crisis en Kuwait”, reza el titular. Una gran crisis azota el país árabe tras la muerte al completo de la familia real y la heredera. El terrible suceso no está exento de misterio. Según fuentes, los cuerpos fueron hallados sin traumas físicos; todos ellos con paradas cardio-respiratorias en el mismo lugar y posición en las que estaban. Un testigo presencial ha reconocido que la escena era digna de la mente más calenturienta. Con pruebas de incesto, homosexualidad y sodomía; la corona de Kuwait no solo se enfrenta a un problema de sucesión, si no también de legitimidad. Siendo el emirato uno de los países árabes más abierto y moderno, los aparentes excesos de su fallecido gobernante han suscitado una ola de islamismo en la población. Tal es así, que rumores extraños comienzan a rodear el suceso. Un lacayo de palacio ha sugerido al periódico que las muertes fueron provocadas por un castigo divino de Allah.

 

El nombre de Mohammad Al-Salem, primo lejano del fallecido Emir, suena con fuerza. Antiguo Primer Ministro, dimitió de su cargo en 2011 por diferencias irreconciliables con el Emir Sabah IV. Sin duda, tiene un difícil futuro si ha de gobernar en esta creciente ola de fundamentalismo.

 

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CONECTANDO A XXX.XXX.XXX.XXX… OK

EJECUTANDO PROTOCOLOS DE OCULTACIÓN… OK

INICIALIZANDO ENCRIPTACIÓN DE LA COMUNICACIÓN… OK

CONEXIÓN SEGURA ESTABLECIDA.

 

[16:35.14] CONTRATO 38726: As-salamu alaykum.

[16:35.57] LOKI: ¿Te dará paz tu Dios después de lo que has hecho?

[16:36.20] CONTRATO 38726: Solo he hecho la obra de Allah.

[16:37.05] LOKI: Yo he hecho la obra. Y no ha sido por Allah, sino por un precio.

[16:37.50] CONTRATO 38726: ¡Por supuesto! Todo el oro y el petróleo que quieras es tuyo

[16:38.52] LOKI: Ese no fue el pago acordado y lo sabes. ¿Qué dice Allah sobre los que no pagan sus deudas?

[16:39.48] CONTRATO 38726: Estás loco si piensas que te daré a mis hijos. La sangre real no es moneda de comercio.

[16:41.12] LOKI: Entonces, cuando encuentren tu cadáver tendrás el estómago repleto de la carne de tus vástagos y yacerás en pentagramas dibujados con la sangre de tu esposa.

[16:41.56] LOKI: Mañana embarcarás a tus hijos en un crucero por el Golfo. Despídete de ellos con cariño.

[16:42.33] CONTRATO 38726: Son solo unos niños.

[16:43.40] LOKI: Vamos, vamos. Los jeques no lloran. Consuélate: con la nueva ley coránica podrás tener un harén. Pronto tendrás más hijos.

[16:44.38] CONTRATO 38726: ¡¡Que las mil maldiciones de Allah caigan sobre ti, monstruo!!

[16:45.03] LOKI: Insha'Allah…

 

CONEXIÓN FINALIZADA.

 

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Creo que este no es mi mejor texto, y pido disculpas a los que puedan sentirse defraudados. La verdad es que llevo tiempo queriendo publicar, pero me sentía seco de inspiración. Al final, me he decidido a sacar algo a ver si consigo quitarme de encima la losa. Espero vuestro linchamiento.

Por si a alguien le interesa, dentro de poco explicaré el porqué de mi desaparición hace un año aprox.