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Un buen masaje

en Bisexuales

Hola, mi nombre es José, y vivo y trabajo en Palma. Trabajo en el sector de la hostelería, así que me paso bastantes horas de pie, llevando de un lado para otro los pedidos, así como almacenando cajas, subiendo y bajando escaleras, ..., y como es normal al final el cuerpo se resiente. Se te tensan los músculos, las piernas y brazos cansados, y poco a poco hacen mella en uno mismo.

Se lo comenté a una compañera de trabajo, Laura, de lo mal que me sentía físicamente, que necesitaba unas vacaciones, pero a mitad de junio no me las iban a dar hasta como mínimo septiembre. Ella me dijo que le sucedió igual, pero que encontró un masajista que la dejó como nuevo. Le pregunté por él y me dió su nombre y teléfono. Así que le llamé y nos citamos para el martes 10 de junio (la semana pasada. Es un relato verídico)

El gabinete lo tiene cerca de El Corte Inglés de las avenidas (quien sea de Mallorca sabrá a cual me refiero). Me dió cita a última hora de la tarde, así que mejor para mi, ya que volvería a casa, una ducha y a dormir y descansar.

Llegó el martes, y aproveché para hacer unas compras, y cual fue mi sopresa en encontrarme a Laura. Nos saludamos y le dije que me iba a tomar un café a un bar cercano antes de ir, así que me acompañó. Esa tarde iba realmente atractiva, iba con una camiseta de tirantes blanca muy ajustada y un sujetador también blanco. Se le notaban sus pechos redondos y fuertes. Llevaba una falda de color verde claro que le llegaba a media pierna, y unas sandalias. Estuvimos hablando de cosas del trabajo y de parejas y demás. Yo solo estaba fijándome en sus pechos que con el aire acondicionado sus pezones habían cobrado vida y parecían dos pitones. Su pelo largo moreno apenas cubría parte de ellos. La verdad es que tenía buena figura y aunque en el trabajo nos habíamos rozado alguna vez, al tener ella pareja y yo también nunca propuse algo, pero me hubiera gustado.

Al cabo de un rato me dice:

- Por cierto, a que hora tienes la cita?

- A las ocho, por qué?

- Pues porqué faltan diez minutos!!

- Joder!! gracias. Voy a pagar y voy para allí.

Pagué y salí, me iba a despedir de Laura pero insistió en acompañarme para saludar a Toni, que así se llama el masajista. Nos dirijimos a su piso, ya que lo tiene en el mismo sitio que vive. Subimos, llamamos a la puerta y nos abrió una chichita de unos 18 años, o 20 como mucho. Iba vestida con una bata parecida a la de los médicos, y pude adivinar que no llevaba sujetador porqué no se le notaban marcas. Me quedé alucinado. Una niña de 1'80, pelo rubio, ojos azules y un cuerpo increible. Al hablar supe que no era española, debía ser sueca o algo parecido por su manera de hablar. Nos acompañó a una salita donde esperamos, y allí Laura me dijo:

- Te has quedado babeando!! Quieres que te limpie??!!

Reí porqué tenía razón, pero antes de que pudiera decir nada apareció por otra puerta Toni, el masajista. Era un chico de unos 40 años, de mi edad más o menos, alto también, pelo muy corto y un cuerpo que sin estar fibrado ni musculoso estaba bien definido. Me dijo que pasase a la otra salita, me desvistiese y me tumbase en la camilla que él entraba en nada, que hablaba con Laura y luego entraba.

Me desvestí completamente, había una toalla que no llegaba a ser muy grande, ya que me impidó anudármela. Me fui para la camilla y me fijé que era un poco especial. En la zona de la cabeza tenía un agujero como muchas, pero la zona de las piernas estaba dividida en dos, supongo que para abrirla en cualquier momento. Una parte para cada pierna. Me tumbé encima y como pude me tapé con la toalla.

Al cabo de unos segundos entró Toni, me preguntó lo que me pasaba:

- Hola, que te ocurre? Algo me ha comentado Laura, pero prefiero que me lo digas tú.

- Pues que estoy bastante cansado, estoy agotado y necesito relajar todos mis músculos y sentirme nuevo.

- Todos los músculos??!! - Esa pregunta me dejó descolocado, pero no le dí más importancia.- Pues tranquilo que te relajaré desde la cabeza hasta los pies.

Bajó un poco la intensidad de la luz, puso música relajante, y empezó con el aceite. Me lo puso por la espalda, pero al contrario que otros sitios, este estaba calentito. Me lo echó por toda la espalda y poco a poco me la iba masajeando. Yo me dejaba hacer y poco a poco entré en un estado de letargo. Él no hablaba, solo presionaba y pasaba sus manos por la espalda, y los brazos. Yo tenía los ojos un poco abiertos y veía como sus pies iban de un lado a otro.

En un momento dado desapareció de mi limitado campo de visión y noté como tocaba algo de la camilla y separaba mis piernas junto con la camilla. Ahora encontraba sentido a ese tipo de camilla, así podía llegar bien a cualquier sitio. Empezó a aplicarme aceite por una pierna y luego por la otra, Cada vez se acercaba a donde acababa la toalla, pero ni se acercaba de lejos. En un momento dado me moví un poco con tan mala fortuna que la toalla se cayó al suelo. Nadie de los dos dijo nada, así que él continuó.

Sus manos por las piernas hizo que tuviese una pequeña erección, y poco a poco notaba como sus manos se acercaban a mis gluteos, pero no más allá, hasta que en un momento subió por mis piernas y rozó mis testículos. Allí pegué un respingo y me preguntó si me molestaba y le dije que no, que continuase que no pasaba nada. Entonces me dijo que me relajase que ahora empezaría lo mejor. Cogió un poco más de aceite y me lo puso entre mis gluteos, haciendo que parte se fuese escurriendo hasta mis huevos. Me moví un poco hacia abajo, y entonces mis huevos y mi polla quedaron colgando, había salido de los límites de la camilla. Tenía la polla dura y los huevos embadurnados de aceite. Con las manos empezó a masajearme los gluteos abriéndolos poco a poco, echando un poco más de aceite y cayendo en mi ano. Con los dedos empezó a rodear mi ano, y yo al no decir nada, continuó. Con una mano recorría mi ano y con la otra empezó a bajar a los huevos. Me los masajeaba de tal manera, suavemente, que deseé en ese momento hacerme una paja, pero me aguanté.

En un momento dado se abrió y se cerró la puerta, supe que había entrado alguien y supuse que sería la chica de la recepción. Ví sus pies, pero la piel me parecía un poco más oscura de lo que recordaba, pero no le dí más importancia. Quería saber que pasaba a continuación, y lo que pasó me dejó alucinado.

Ví desaparecer esos pies, y mientras Toni me masajeaba los testículos, un dedo se fue introduciendo en mi ano poco a poco, bien lubricado. Entonces sentí en mi capullo una cosa húmeda, y supe que me la chica me la estaba chupando, y joder como la chupaba. Con la lengua recorría todo mi capullo, sin prisa, pero relamiendo como si fuera un caramelo. Entonces se puso el capullo entre sus labios y empezó a succionar suavemente. Tenía mi capullo atrapado, y con la lengua dentro de su boca, iba dándome lenguetazos en la polla. Con un dedo en el ano y una boca en mi polla sabía que no iba a tardar en correrme, y fue lo que pasó. No tardé más de un minuto en avisar que me corría, pero la chica no dejó de succionar y cuando me corrí lo debí hacer en su boca porqué no dejó que se saliese de su boca.

Cuando hube acabado, Toni sacó lentamente su dedo de mi ano y me dijo que me diese la vuelta. Cuando me la dí me quedé petrificado. Toni estaba desnudo con un pedazo de polla tiesa mirando al techo, y saliendo de debajo en vez de encontrar la chica de la recepción salió mi compañera de trabajo también desnuda. Estaba increible, con unos pechos pequeños pero firmes y con unos pezones totalmente duros. Estaba completamente depilada salvo un pequeño triángulo sobre su coñito que lo hacía más apetecible, y me preguntó:

- Que tal, como te has quedado?

- La verdad es que muy bien, y sorprendido!! Nunca hubiera dicho que eras tú la que estaba debajo.

- Ya lo sé, me lo imagino, pero tranquilo que no diré nada a nadie, y espero que tú también lo hagas.

Yo solo pude asentir. Me quedé recostado en la camilla mientras ellos dos se cogían de la cintura y me dijeron:

- Bueno, ahora no podemos irnos así, habrá que encontrar una solución - Y yo sabía a lo que se refería, quería hacer un trio, pero no sabía como, pero ella me guió - Bajate de la camilla que ahora mismo subo yo.

Así que subió y se tumbó boca arriba, yo con mis manos empezé a masajear sus pechos que estaban duros, y empezó a gemir un poco. Acerqué mi boca a sus pezones y los comencé a succionar y morder un poco. Los masajeaba con el aceite que tenía por mis manos y eran increibles, los más duros que he tocado en mi vida. Mientras Toni no hacía otra cosa que acariciarla en su chochito rosadito que tiene. Con una mirada me dijo que me acercara y dejé de masajearle los pechos y empecé una lamida. Le succioné el clítoris, y noté que estaba bien húmeda, con dos dedos que le metí, hacía que mi lengua fuese más efectiva y noté como se corría. Gimió y se convulsionó, pero lejos de dejarla continué y ella lo agradeció porque con las manos acarició mi cabeza diciéndome que no me fuese. La volvía a tener dura de nuevo así que aproveché para ponerme de nuevo de pie, la agarré por la cintura y fui introduciendo mi polla dentro de ella. Poco a poco, y ella mientras se tocaba sus pechos.

Me había olvidado de Toni hasta que noté unas manos en mi espalda que poco a poco bajaban hasta llegar a mi culo. Separó mis gluteos y empezó a meter no uno, si no que dos dedos. Yo me dejaba hacer, estaba en el cielo. Dejó de meterme los dedos para sentir una cosa muy dura como intentaba entrar dentro de mi. Giré la cabeza y ví que quería penetrarme, y yo me dejé hacer, no era la primera vez y espero que fuese la última. Mientras yo estaba follando a Laura, Toni poco a poco me la metía, y la verdad es que era un pollón, largo y un poco grueso. Ahora el que paré fui yo, y con las embestidas que me daba, aprovechaba para embestir a Laura que no paraba de gemir y de tocarse a ella. Mientras Toni no dejaba de tocarme mientras me la metía y me la sacaba.

Estabamos los tres sudorosos, hasta que Toni gritó:

- Me voy a correr!! AAGGGHHH!!!!

Y se corrió dentro de mi, noté como un chorro de leche subía dentro de mi, y eso hizo que me corriese yo también, me tumbé encima de ella y descargué dentro de su coño toda mi leche.

Quedamos un momento quietos, entonces sacó Toni su polla y noté como se escurría entre mis piernas la leche que había dejado dentro de mi. Luego fui yo quien salió de Laura y ví como un poco de mi lefa salía de ella. Nos fuimos a duchar, cada uno por turnos, nos vestimos y nos despedimos de Toni.

Cuando estabamos en la calle ya, Laura me dijo que no se lo dijese a nadie, y yo le dije que no. Le pregunté como había sido su vez, y me dijo que fue con su novio, pero que no se dejó tocar por Toni, que es gay, y que nadie iba a tocarle el culo, así que quería probarlo y pensó en mi.

Le pregunté como se había enterado de mi bisexualidad, y me dijo que conocía esta página de relatos, y que cuando vió mi email en uno de mis relatos, supo que era yo, así que se decidió y se lo propuso a Toni, y dijo que si.

Tengo que reconocer que salí totalmente relajado y quedé con Laura en hacerle yo mismo otro masaje, pero solos ella y yo, y me dijo que si, pero que ya encontrariamos el momento y el lugar.

Así que pasada una semana, espero que se produzca ese encuentro. Ahora nuestros roces en el trabajo son más que roces....