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Venga, venga, vamos al Paraiso

en Parodias

[color=yellow]Capítulo 1 - La llegada[/color]

Akako era una chica de 18 años, con el pelo muy largo, que le llegaba por la espalda, y de un color rojizo, no tenía un busto muy bien dotado, ni tampoco grandes nalgas. Pero lo compensaba con una cara de ángel increíble, unos ojos azules que cuando los mirabas parecía mirar el cielo, unos labios que parecían rubíes.

Ella recíen había llegado al pueblo de Fujiyama, era verano, con lo cual iba a pasarlo entero en ese precioso pueblo cerca de las montañas.

Su casa era de madera, grande, de dos pisos, con una piscina inmensa que desde ella se podía ver el resto del pueblo, ya que la casa estaba en plena montaña, tenía un mirador el cual se podía ver el pueblo también.

Ella se estaba instalando en su habitación, colocando su ropa en el armario, lo cual le llevaría tiempo, que aunque se quedarán unos meses, ella llevaba suficiente ropa como para 1 año. Al terminar de colocar la ropa decidió ir a visitar el pueblo, para conocer mejor a los vecinos y las calles de éste.

Bajando unas escaleras que había desde la casa a una carretera, llegabas a ésta la cual tenía una bifurcación; al pueblo o una carretera hacia la ciudad más próxima.

Ella miró la carretera que llevaba a la ciudad, parecía infinita, así que siguió caminando hasta la entrada del pueblo. Al llegar a la entrada había un cartel que decía:

"Bienvenidos a Fujiyama, el pueblo entre las montañas"

Ella sonrío, ahí pasaría unos meses, en ese increíble pueblo que, a simple vista, parecía precioso y acogedor.

A simple vista, el pueblo no parecía muy alegre, pues, no había nadie joven, todos eran ancianos y ancianas, que se sentaban en frente de sus casas a ver pasar el tiempo, había un solo bar en el pueblo, el cual estaba cerrado.

"Mamá, ahora vengo, voy a comprar" escuchó Akako, se giró hacía la persona que había dicho eso y lo vió, un chico que era más alto que ella, rubio, con el pelo corto y con una camisa de tirantes, que dejaba ver sus brazos musculosos, unos pantalones cortos que le llegaban un poco más arriba de las rodillas, miró a Akako de arriba a abajo, sonrío y se dirijió a ella.

¿Eres de por aquí?-Dijo-No te había visto nunca-Dijo con una sonrisa.

-Si, bueno..acabamos de llegar aquí para pasar el verano con mis padres, nos hemos instalado en nuestra casa de verano-Dijo, señalando la casa que se podía entrever entre los árboles de las montañas.

-Ahá, con que ahí, eh-Dijo Hayate entrecerrando los ojos para distinguir mejor donde se situaba la casa-Un placer conocerte, me llamo Hayate-Tras decir esto Akako vió los ojos verdes de Hayate.

-Yo Akako, encantada-Dijo con una sonrisa-Hayate inclinó la cabeza y le dio dos besos en la mejilla, olía a ligeramente a Limón.

-¿Quieres que nos veamos ésta noche para que te enseñe el pueblo, así la gente no nos mirará- Miró de reojo a los ancianos sentados delante de sus casas.

-Claro, por supuesto-Dijo Akako. - Bien, pues-Dijo Hayate- hasta luego- se fue corriendo.

Akako se dio media vuelta, miró de reojo a Hayate irse y fue hacia su casa.

[color=yellow]Capítulo 2 - Hayate[/color]

Se hizo de noche y tal como habian quedado Hayate y Akako, Akako se dirigió hacia la entrada del pueblo, donde había quedado con Hayate hace unas horas, él ya había llegado, ya que vivía en frente de la entrada del pueblo.

Se dieron dos besos como saludo, Akako se había puesto un nuevo perfume que se compró hace muy poco, que olía a fresas, Hayate ahora no olía a limón, olía a naranja.

Hayate la cogió de la mano y la llevó por cada rincón del pueblo, la iglesia, la plaza, el parque, la fuente, el lago..

 

Ambos decidierón ir a al parque a pasar el rato, para divertirse, el parque estaba oscuro, solo lo iluminaba una farola, que daba una luz tenue al parque, se sentaron en el banco, comenzaron a hablar de lo que trabajar, hasta que de repente, se fue la luz en todo el pueblo.

Akako se asustó pero Hayate la cogió de la mano y le dijo que era normal, que a las 12 todo se apagaba para que no gastase tanta luz, ella lo veía una locura, cuando iba a contestar algo le tapó la boca, ella no sabía que era, pero le encantaba esa sensación, lo que fuese que estaba en sus labios se comenzaba a mover, y movía los labios de Akako, algo humedo paso por los labios de Akako, era la lengua de Hayate, se estaban dando increíble beso a oscuras, lo cual a Akako le encantaba, no se podía ver nada, todo oscuro, solo algunas sombras de los árboles, la lengua de Hayate buscaba la de Akako, Akako acariciaba la lengua de Hayate con la suya, tímidamente. La mano de Hayate peinada el pelo de Akako. Hayate le mordió ligeramente el labio a Akako, y le dio otro beso, más corto.

Él se levantó y se despidió de ell y le dijo que mañana a la misma hora (22:30) en la plaza, se perdió en la oscuridad. Ahora ella tenía que ir a su casa sola, y a oscuras, pero le daba igual, ese beso, había merecido la pena, y habían quedado mañana a la misma hora, lo cual le gustaba aún más.

[color=yellow]Capítulo 3 - La plaza[/color]

Akako, se estaba vistiendo, eran las 22:00 ya que tardaba aproximadamente unos 10 minutos en bajar al pueblo y unos 10 para llegar a la plaza.

Mientras andaba hacia la plaza, pensó en lo ocurrido la noche anterior, ese increíble beso a oscuras, fue un maravilloso recuerdo que quedará marcado en la mente de la joven.

Akako llegó a la plaza, era un lugar totalmente cuadrado, al norte quedaba el colegio, al oeste quedaba las tiendas, al este la calle en la que vivía Hayate y al sur la casa de Akako, eran las 22:30 cuando Hayate llego corriendo a la plaza saludando con la mano a Akako, ella se levantó y se relamió los labios esperando que se diesen un beso, Hayate, cuando ya había llegado a donde estaba Akako se acercó para darle un beso, ella cerró los ojos para que sea más romántico, pero él la besó en la mejilla, Akako le siguió la corriente y también le besó en la mejilla.

-Verás..-Dijo Akako-Sobre ayer..-¿El qué?-Dijo Hayate-¿Lo de la luz?-Preguntó él.

-No, lo del..-Casi no terminó la frase, cuando Hayate la interrumpió-La luz se va a las 12, ya que unos vándalos se colaron en el ayuntamiento, la sala de control, que es donde se manejan las luces de todo el pueblo, y las desactivaban cada noche, así por la mañana, nada que estubiese conectado a la corriente funcionaba.-Explicó el joven-Así que por motivos de seguridad, y para que los viejos se queden más tranquilos; todo se desconecta al llegar la medianoche.

Akako no acababa de entender eso, lo veía muy inútil, quizás, por que lo era, pero, ni corta ni perezosa se lanzó a besar a Hayate, lo consiguió y le dio un beso en e cual, Akako, ya quería intentar meter la lengua.

Hayate se separó y se levantó-Es muy tarde-Dijo-Ya son las 23:00, me he de ir a mi casa-Hayate se fue corriendo.

¡¿Oye?!-Gritó Akako-¡¿Te apetece mañana a las 23:40 quedar en el parque?!

Hayate le alzo el pulgar dándole la espalda a Akako

-Ahí estaré-Dijo

[color=yellow]Capítulo 4 - A medianoche[/color]

Ellos se dirigieron al parque, se sentaron en un banco de madera el cual medía unos escasos 50 o 60m que resultó ser perfecto pues la farola cercana a él se encontraba apagada.

Comenzaron a besarse efusivamente Hayate empezó a tocarle los pechos por encima de la fina blusa que llevaba y después por debajo, se sentó encima suya de tal forma que los pechos de Akako quedaron a la altura de su cara, los besó, después le desabrochó la blusa y también el sujetador nergo de encaje que llevaba debajo, mordió sus pezones y ella empezó a jadear, metió la mano por debajo de su falda, apartó a un lado el tanga negro a juego con el sujetador y empezó metiéndole un dedo, luego dos y posteriormente tres, notó como se corría, estaba loca por lo que hacía y lo cierto es que él también

Entonces se quitó de encima y se arrodilló a los pies del banco, se desabrochó los botones del pantalón y sacó su miembro que ya estaba como una piedra, lentamente y mirándole a los ojos pasó su lengua por la punta, le hacía extremecer de placer, entonces miró hacia la derecha y observó una pareja de ancianos mirando en su dirección. Akako se percató también de ello y dejó un instante su miembro

-No te procupes nena, no creo que vengan hacia aquí, la puerta de salida más cercana está en la otra dirección...-dijo él-

-Shshsh, calla y espera, a ver si nos van a ver -le cortó-

-No nos pueden ver desde allí porque aquí no hay luz, anda sigue que estoy muy caliente, yo vigilo si se acercan

Ella le miró y sonrió mientras volvía a meterse el miembro en la boca

Chupaba cada vez más rápido y a él le parecía estar en el cielo de hecho echó la cabeza atrás y cerró los ojos mientras su placer iba en aumento.

Terminó con venirse en la boca de Akako, a ella no le gustó mucho la sensación de tener tanto líquido caliente en su boca, así que lo escupió.

Hayate sentó a Akako en el banco, donde él había estado sentado, la pareja de ancianos ya se marcharon, le tocaba el turno a Hayate, ahora Akako solo tenía que disfrutar

Sonaron las 00:00 en la campana del pueblo, y se apagaron todas las luces, aquello les dio más morbo aún, y Hayate le subió la pequeña falda que llevaba y le bajo el tanguita que llevaba Akako y lo lamió, se lo dio a Akako y ella se restregó la saliva que había quedado impregnada en él por el cuello, los labios y la mejilla.

Hayate pasó su lengua por los labios exteriores, ella gimió y le puso las piernas a los lados de Hayate, que, a causa del placer, apretaban su cabeza más hacia el clítoris, lo cual le hacia más fácil el trabajo, Hayate pasó la lengua por todo el clítoris de Akako, ella gemía y apretaba con más fuerza a Hayte, él también masajeaba los pechos por dentro de la blusa de Akako, lo cual le daba un doble placer a ella, él paró y miró el reloj, se dio cuenta de que era muy tarde, y se tenía que marchar, se pasó el brazo por los labios humedos, a causa del placer de Akako, se dieron un beso y Hayate se marchó, pero antes de eso, Akako invitó a Hayate a su casa, mañana a las 21:00 a la hora de cenar, y verian una película, ya que los padres de Akako volvían a las 23:00.

[color=yellow]Capítulo 5 - La cena[/color]

A las 21:00 ahí estaba, Hayate, puntual como siempre, los padres de Akako hacia media hora que se habían ido, tal como había dicho Akako la noche anterior,

Los padres de Akako le habían preparado la cena, ensalada con escalope, pero enseguida sabrían que no cenarían de eso, si no que se cenarían mutuamente.

No cenaron, subieron directamente a la habitación, ahi comenzó a arder la pasión

Haya sabiendo que ella no le rechazaría, se acercó poco a poco a su cara y comenzó a besarla, primero despacito, suave, y luego algo más fuerte, cada vez con más pasión, dándo mordisquitos.

Hayate con una mano comenzó a sobarle los pechos por encima de la camisa que llevaba para dormir, y el sujetador. Empezó a apretarle un poco fuerte.

Le dijo que se quitara la camisa y el sujetador, y así lo hizo. Y allí estaban liándose, él comenzó a masajear una de sus tetas y luego la otra, pellizcándole los pezones, apretando, pasando las yemas de los dedos en círculo.

Ya cuando Hayate estaba saciado de su boca, comenzó a bajar poco a poco, primero la barbilla, la mejilla, el cuello, ahí se entretuvo un poco y después empezó por la garganta y bajó hasta sus pechos, suaves y comenzó a acercarse despacito, besando y pasando la lengua, llegó a la teta y comenzó a acercarse al pezón haciendo círculos, despacito pasando la lengua y besando, hasta llegar al pezón que comenzó a presionar con la lengua y mover, a darle pequeños mordisquitos, ella ya respiraba pesadamente, aunque sin decir palabras.

Su mano, comenzó a ir bajando, mientras su boca se entretenía con esas suaves tetas, la mano fue yendo por el abdomen, la cintura y debajo del pantalón y las bragas, hasta llegar a la zona púbica, jugueteo un poco con la lengua mientras seguía bajando, hasta llegar a su clitoris. Comenzó a pasar los dedos por fuera y por los labios, despacio, despacio, y luego como siempre, más rápido, hasta que estaba bastante lubricado uno de mis dedos se deslizó dentro de su rajita y comencé a dentro rápidamente, mientras su boca se seguía divirtiendo con sus pechos.

Ella era inexperta, no sabía que hacer, así que solo se dejo llevar por esa fantástica sensación, pero, oyeron unas voces acercándose a la casa, Akako separó a Hayate de ella y miró a la ventana, sus padres estaban llegando, ella le dijo que preparase, y, solo dejando ver su cara desde la ventana, Akako les dio la bienvenida, ellos sonrieron y entraron por la puerta, Hayate saltó a un árbol que había en frente de la ventana, y bajó rápidamente, él le mandó un beso y le dijo con gestos que mañana a esta hora en la fuente.

[color=yellow]Capítulo 6 - Noshy[/color]

Quedaron en la plaza, ahi estaban, hablando, parecía que iba a llover, con lo cual Hayate invitó a su casa a Akako, para que conociese a los padres de Hayate.

Llegaron a su casa, que estaba situada en la entrada del pueblo, lo cual era una de las primeras casas que se encontraban nada mas entrar en el pueblo.

Entraron en la casa, no era muy moderna, es más, parecía que habían ido atrás en el tiempo, había una mujer mirando la televisión, estaba en silla de ruedas, era una mujer muy mayor.

Hola Mamá-Dijo Hayate-Hola, hijo-Respondió la madre-¿Quién es tu amiguita?-Preguntó

-Es mi novia, mamá-Respondió Hayate-Cari, ella es Noshy, mi madre

Akako no se presentó, que la hubiese llamada novia era algo que le encantaba, y, se escuchaba maravilloso

-¿¡Novia?!-Gritó la mujer-Las parejas solo sirven para sufrir, te enamoras, le prometes amor, y la pareja te ofrece más de lo que puede conseguir, te promete fidelidad, que nunca se irá ni se separará de ti, tener pareja es sufrir, y tu eres muy joven para sufrir-Dijo Noshy, que, se había puesto a mirar la televisión, el mensaje había quedado claro, no quería que Akako pasase más tiempo con su hijo, así que Hayate invitó a salir a Akako. Se sentaron en el porche y Hayate le explicó una historia.

-Verás-Comenzó Hayate- Mi madre es viuda, se casó con mi padre muy joven, por orden de sus padres, a ella le parecía fantástico, se casaron y en la noche de bodas fue cuando me concibieron, a él le encantaba estar en el bar, con sus amigos contando historias de hace tiempo con sus amigos, a mi madre no le molestaba en absoluta, era feliz y él le había prometido que en cuanto yo viniese al mundo, dejaría la bebida y encontraría trabajo, así que mi madre estaba encantada, pero, cuando llegó el día de mi nacimiento, mi madre entró al hospital, yo venía de culo, así que tenían que hacer una cesárea, mi padre no estaba ahí, estaba en el bar, mi madre me tuvo sola, mi padre estaba en el bar, mi padre la abandonó poco después y tuvo que criarme sola.

Akako al oír esto le quedó el mensaje muy claro, se despidió y dijo que lo mejor sería que no se viesen.

Hayate le dijo que daba igual, que al cabo de un tiempo su madre entendería el amor que tenían entre sí, comenzó a llover y quedaron mañana, y si llovia; pasado.

[color=yellow]Capítulo 7.1 - Lluvia (Akako)[/color]

Tal como predijeron ambos, llovía, así que no pudieron salir, pero se dieron cuenta que si amaban a alguien, y recordaban lo que hacían se bastaban solos.

Al desperar, Akako se dio una ducha caliente, que a causa del frío, la necesitaba urgentemente.

Luego de una deliciosa ducha, se tumbó en la cama con la toalla cubriendo una cuarta parte de sus pechos, de pronto sintió una excitación enorme e instintivamente empezó a acariciar cada parte de su cuerpo. Le encantaba, poco a poco las caricias fueron aumentado, y con la mano libre, fue bajando hasta acariciarse su vagina, aparte de la toalla, quedaba casi totalmente desnuda en la cama con una mano dándole placer y la otra acariciando sus pechos. Sintió como su vgina se iba humedeciendo al punto que fácilmente introdujo los dedo y un gemido logro escaparse de ella. Para ella era una sensación única, su excitación aumentaba y no paraba de moverse. Decidió introducir dos dedos. Su cuerpo reaccionaba de maravilla a la visita de aquellos 2 intrusos que no tenían otra misión que acariciarla y darle placer. Tenía la cabeza girada, con lo cual, miraba una foto que tenía de Hayate.

Sus movimientos se volvieron frenéticos y desesperados, su cuerpo empezaba a entumecerse. Estaba cerca, no podía contenerlo mas y con un grito dejó escapar aquel orgasmo.

Aun rendida en la cama, con el cuerpo brillando por el sudor quedó rendida y cayó dormida. Jamas había disfrutado tanto al dormir como aquella noche, ella sola.

[color=yellow]Capítulo 7.2 - Lluvia (Hayate)[/color]

A diferencia de Akako, Hayate sintió placer en la ducha, hacia mucho frío, así que se duchó con agua caliente, su ducha no era muy grande, era de obra, era cuadrada, con unas mamparas que le dejaban encerrado, con lo cual, no se escapaba agua, a causa del cambio de temperatura, enseguida hubo vapor en el baño, cabe decir, que, enfrente de la ducha, había un espejo en el cual se podía reflejar, mientras se enjabonaba, recordaba la preciosa cara de Akako, su pelo, sus ojos, sus pechos, todo.

Hayate se agarró el miembro, que, a causa de la excitación de recordar echos pasados con Akako, estaba en erección, y, sumado a la mano llena de jabón de Hayate resbalaba aún más, empezó a masturbarse, sus manos subían y bajaban, mientras que, el agua caliente, recorría todo su cuerpo, él se veía reflejado en el espejo, lo cual le daba más placer aún, no tardó en venirse, y, su líquido, fue a parar en toda la mampara.

Hayate respiraba agitado mientras veía como el líquido bajaba poco a poco por la mampara, le echo agua para que se fuese al desague, se acabó de duchar y se miró en el espejo, ansiaba verse con Akako mañana.

[color=yellow]Capítulo 8 - Mirador[/color]

El mirador, un lugar perfecto, en lo alto de la montaña, lugar, en el cual se podía ver todo el pueblo.

Ahí estaban, cogidos de la mano la pareja de Hayate y Akako, no se lo podían creer, ya había pasado casi todo el verano, dentro de 5 días; Akako y su familia se marcharían del pueblo, y, quizás, volverían el año que viene, pero ni Hayate ni Akako podían permitir que acabase el verano sin poner la guinda sobre el pastel, ambos, debían perder la virginidad antes de 5 días, se amaban hasta tal punto que querían perder la virginidad mutuamente. Habían acordado quedar mañana por la noche en casa de Akako, sus padres debían ir a comprar unas cosas a la ciudad, ya que, la tienda del pueblo solo tenía lo imprescindible para vivir en el pueblo sin demasiadas complicaciones, tenían la casa 5 horas para ellos solos, así que, era el momento perfecto para hacerlo.

No volverían a tener otra oportunidad para hacerlo, ya que, los padres se quedarían, después de comprar, los días restantes a la marcha, y, en casa de Hayate no podían, estaba la madre, que, aunque era mayor, se daría cuenta enseguida de que algo pasaba.

Se despidieron con un beso, todo planeado, todo pensado, todo preparado.

[color=yellow]Capítulo 9 - Culminación [/color]

 

Akako le recibió en su cuarto, se había dado una ducha, quería estar limpia para ese momento, se sentaron en la cama, y, ni cortos ni perezosos, comenzaron a besarse, mientras las manos de Hayate acariciaban su espalda, bajo hacia su culo y terminó acariciando su pene, ya erecto, sobre el slip y se dejaron caer sobre la cama sin cesar los besos.

Luego, al separar sus bocas, ella destaco el ambiente y le saco primero la polera y luego con delicadeza el slip de él, disfrutando del espectáculo que le ofrecía su pene erecto por ella, lo acarició con suavidad hasta atraparlo entre sus dedos y mirándoke a los ojos me pregunto "quieres algo rico", yo él respondió que si y vió como su pene se perdió dentro su boca en una sucesión de besos, mamadas y chupadas increíbles. Ella no cesaba en su gusto y le devoraba con verdadera pasión.

Luego de un delicioso rato y sintiendo que el placer se le venia encima, la advirtió para que parara, pues, quería disfrutar ya de ella.

Se acomodaron y comenzó a desnudarla, quitando su pantalón, luego su blusa, de inmediato comenzó a besar sus pechos, pues le encantan, mientras le quitaba el sostén, y ella le abrazaba apretándole contra ella, una vez libres sus pechos y en sus manos, se quito el calzón, dejando ver; su depilada y virgen vagina, entonces la puso sobre su pene, duro y ansioso también, y con una sonrisa picara le miró y le decía que quería algo verdaderamente increíble e inolvidable. Entonces levantándose un poco y tomando su pene en su mano lo apunto a su cuerpo y se penetro suave pero firmemente, perdiéndose dentro de su vagina y sintiendo el calor de su cuerpo que le rodeaba, de inmediato dieron impulso a sus deseos y brindándole su mejor erección ella comenzó a cabalgarle, subiendo y bajando, a veces suavemente para apreciar todo el largo de su carne entrando en su cuerpo, parecía, verdaderamente una experta.

Ella no paraba de moverse y agitar su cuerpo ensartado por él, que no aflojaba su erección brindándole lo mejor, las manos de Hayate en tantos no paraban de acariciar sus senos, su cintura, sus caderas, aferrándole a ella para penetrarla lo mas profundamente posible, en esas condiciones gozaron largos minutos, hasta que el orgasmo se hacia llegar. Ella estaba extasiada y no cesaba de cabalgar su pene, que, duro y ansioso quería todavía penetrar mas, el primer síntoma del placer lo dio ella, al comenzar a gemir apasionadamente y cargar su vagina fuertemente sobre la carne dura de él, en el momento de ver esto puso su cuerpo entero en sintonía con su placer y expandiendo su pene dentro de ella, pudo percibir el momento en que el primer orgasmo estallaba en ella lo que fue una corriente que alcanzó su miembro y lo arrebato en un orgasmo fuerte dentro de su amada, las sacudidas venían con fuerza una tras otras y la descarga de su semen inundaba su vulva absolutamente húmeda de su propio placer y así mezclaron sus orgasmos rindiéndoles de amor en esta primera batalla en una guerra que duraría horas

Se rendieron unos instantes, ella sobre él aún ensartada por su pene, que no quería bajar pues aun lo mantenía duro y dispuesto. Un rato más y ella se apartó para asearse un poco y limpiarme a él también, que detalle, rieron un rato, se besaron mientras se recuperaban.

Estas fueron horas colmadas de amor, sexo y pasión

"69"

Natural, producto del deseo mutuo de satisfacerse,mientras se quitában la ropa; ella le había desnudado, estaba tendida en la cama mirando hacia arriba, y él a su lado le quitaba la ropa, comenczó besándola en la boca y luego deslizándome por su cuerpo la besaba en el cuello, en los pechos, su vientre, por su ingle y al fijarse percibió ese brillo entre sus piernas y un aroma excitante le sacudió la cabeza en un deseo de comérsela; y así, abrió más sus piernas y comenzó a besar con suavidad primero, y entonces; su lengua asomo en forma instintiva a probarla, y al contacto fue delicioso sentir su humedad, su aroma, y comenzó a lamerla, penetrando suavemente entre sus pliegues, buscando los rincones de su vagina con pasión, en esta acción unos gemidos de gusto llegaron a sus oídos y mirándola de reojo desde su ubicación la vió entregada de tal manera que pensó que ella también querría sentir y disfrutar con él ese momento apasionado. Sin demorar acomodó su posición y al moverse vió que ella abrió sus ojos y notando lo que pasaba y al ver que su pene se acercaba a ella no demoro y tomándolo en su mano lo acarició mientras terminaba de acomodarse sobre ella y lo dirigió sin perder tiempo a su boca, donde debía estar, al sentir la tibieza de su boca y lengua saboreando su penese sumió entre sus piernas y comenzó a comérsela. su lengua la penetraba sintiendo sus sabores, mojando cada pared de su vagina.

Así, tras largos minutos de esta apasionada labor en mi cuerpo se hicieron notar los primeros síntomas de un orgasmo que se preparaba a estallar, y, estalló.

Terminó el sublime despliegue de amor entre ambos jovenes, que, ya perdida la virginidad se convirtieron en adultos completamente.

Capítulo 10 - Un recuerdo para la prosperidad

 

Ya se había acabado el verano, y, con ello, aquel romance tan maravilloso, Akako bajaba de las montañas, acompañada de su madre, más atrás que ella y su padre delante.

En dirección al coche había un grupo de gente que sostenía una pancarta, entre ellos; su amado Hayate.

La pancarta tenía un texto escrito a mano

"Volved el verano que viene"

Toda la gente del pueblo, que, no eran muchos estaban ahí, despidiendo a los padres de Akako y a ella.

Hayate no quería besarla en público, ya que, la madre de él estaba ahí, después de dar abrazos a toda la gente del pueblo, se dirigieron al coche, Akako se subió en la parte trasera y, dispuestos a marchar, el padre de ésta encendió el motor.

Akako miró la ventana trasera para ver por última vez al pueblo, Hayate la estaba mirando en primera fila, miró el texto del cartel y seguidamente la miró a ella, ella asintió, dejando una nube de humo, a causa del gas del coche, desaparecieron en la carretera.

Ambos no se olvidarían de lo ocurrido, pues, Akako tenía ya tenía 19 años, recién cumplidos, y, Hayate ya tenía 20, ambos eran adultos en todos los sentidos, y aunque volverían a verse el año que viene, siempre quedaría el recuerdo de lo ocurrido en aquel pequeño pueblo.

[size=35]FIN