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La red púrpura VI

en Control Mental

Había vuelto a las clases tras el verano, intrigado por lo que realmente me había pasado con Lisa, estaba seguro, tenia la corazonada, de que aunque sonara imposible, había sido capaz de influenciarla con la mente, y si sois sinceros y os poneis en mi lugar, decidme, que hariais?

 

Había cumplido 15 años ya y durante los primeros meses intente concentrarme en las chicas que mas me excitaban durante clase, y así empecé a comprender que era lo que sucedía...

Realmente había tenido mucha suerte con Lisa, os lo explicaré, existe una ligera conexión entre dos mentes, cuando una se fija en la otra, es como la sensación de que te están observando, solo que en ese canal que se abre, se pueden transportar mas cosas, de hecho, descubrí, que debía intentar cortar la información de te estoy mirando, lo mejor era mirarla al principio y luego pensar en ellas sin mirarlas fijamente.

establecer el vinculo era difícil, podía costarme horas, si ellas me miraban o hablaban era todo se aceleraba, pero eso solo lo hacía mas evidente, y a su vez difícil, era como si estuvieran "en guardia", así que resulta que prácticamente solo podía funcionar con una chica que fuese amigable conmigo y me escuchase durante un rato, o una que no se diera cuenta y tuviese horas para trabajármela.

Además el vinculo inicial era muy importante, dependiendo trabajo inicial, luego la conexión iría de una forma o de otra, pero no mejoraría, era importante establecerlo bien, o tendría que empezar de nuevo, y generalmente solo me funcionaba bien en el primer intento, después ya estaban inmunizadas contra mi, me estaban "esperando".

 

Por ello perdí la oportunidad de acercarme a chicas realmente interesantes, con las que intente vincularme sin saber como funcionaba, y ahora eran difíciles, Así que me acerqué a otras, también muy guapas, como Silvi.

Era una rubia muy guapa, unos asientos por delante mío, su cuello tenía algo que te apetecía comértelo a besos, su sonrisa parecía iluminarlo todo cuando aparecía, y tenía una mirada traviesa. De cuerpo era delgada, con unos pechos normales y un culo... que culo! Me decidí ir a por ella cuando al estar todos subiendo por las escaleras y ella hacer el tonto con una amiga, se calló hacia atrás y sin querer se apoyo con su culo en mi pierna, mi acto reflejo fue cubrirme con las manos y realicé el mas poco creíble pero ciertamente accidental magreo que ese culo se había ganado.

Fuera de una respuesta brusca, que era lo que yo me esperaba, se volvió, teniendo yo mis manos todavía apretando sus carnes, y con una sonrisa me pidió perdón, cerrando aquella frase con una risa, con un punto de vergüenza, casi ajena a toda connotación sexual.

Lo que es la adolescencia, me pasé empalmado media hora, pensando en ella, mientras la miraba en clase, yo tumbado sobre mi pupitre, pensando en lo que había oído de ella, que se había liado con uno de dos años mas en una fiesta. Y que este había presumido del buen polvo que echaron después.

Durante la clase empecé a entrar en su mente, pero como siempre me llevaba mi tiempo y mi concentración, poco a poco podía ir desmenuzando su distraída mente, capa a capa, aun a pesar de mi agotamiento. Pasaron dos horas y las clases se terminaban, sabia que en cuanto me alejara la perdería, los alumnos se iban ya del aula, estaba esperando para dar la primera orden, cuando de repente vi como se le caía un estuche, no se si fue instinto pero me fije en el inevitable golpe que se iba a dar contra el suelo y cuando chocó, pude ver con claridad la mente de Silvi.

De alguna manera predecir su atención me permitió entrar de lleno en su mente, nunca me había pasado, era todo tremendamente nítido, veía como un espectador todos sus pensamientos, y podía regular como un termostato sus emociones, y sensaciones.

Le provoqué calor, y la joven se desabrochó un botón de la camisa y se secó la frente, picor, y se rascó. Y entonces, le introduje la imagen de nosotros dos liándonos, ella completó las imágenes convirtiéndolas en escenas en las que la trataba de forma mas brusca, le seguí el juego, añadí una escena típica de beso empotrándola contra una pared del lavabo, y se levanto y se fue, dedicándome una seductora sonrisa.

Perdí el contacto visual pero curiosamente eso me permitió ver su mente mas claro si cabe. iba al lavabo pensaba en masturbarse, le recordé nuestro encuentro de antes, ella lo culminó con un final alternativo, en el que no había nadie y follábamos en las escaleras con la ropa a medio quitar, bastante estereotípico.

Observé que se había dejado las gafas de sol, las cogí y me acerqué lentamente al lavabo de chicas, estaba sola, levantándose la falda del uniforme, dudando en si meterse la mano bajo las braguitas, pensando que nunca lo había hecho, en si yo había notado algo. di dos golpes a la puerta.

-Silvi estás bien?- mi pregunta la aterró, y con una sonrisa compuesta y dulce salio de una cabina

-Si, por?- dijo sin increparme por haber entrado en el lavabo de chicas.

-Te has ido muy rápido y te he visto algo rara- dije acercándome mas a ella- y te has dejado esto.- enseñé las gafas y le tendí la mano para que las cogiera.

-Ah gracias, estoy bien- alargó la mano para cogerlas pero en el último momento retiré la oferta de forma juguetona, introduciendo otra vez la escena del beso contra la pared en su mente.

-Hummm... y ¿que me das por estas gafas?

-Heyyy que son mías- volvió a pintar una increíble sonrisa en su rostro, esta vez jugando a intentar quitármelas, y pengando varias partes de nuestros cuerpos.

-No se yo, creo que me quedan bien- me las puse, y soltó una risita, eran claramente unas gafas femeninas, pero yo trataba de llevarlas con una inútil hombría.

-Creo que estás mejor sin las gafas eh...-siguió con voz coqueta, me las quité

-¿Cuanto mejor?- nuestras caras se quedaron bastante cerca

-¿Que quieres a cambio?- dijo eludiendo mi pregunta pero sin quitarme la mirada de encima y tiñendo de cierta duda su voz.

Me acerqué y la bese, así de fácil, el trabajo estaba hecho y su respuesta fue tan apasionada como esperaba, la alcé la cogí en brazos, y la empotré contra la pared.

-Ay! bruto!- se quejó

curioso, una cosa es el sueño y otra la realidad, en la realidad sentía el daños del golpe y aunque lo había imaginado en su mente, había que ir con cuidado, no era una carta blanca.

-Perdón- espeté, dejando mi cara otra vez a unos centímetros de la suya y con cara de preocupación.

Ella sonrió y se agarró fuertemente a mi, quedando en el aire, como yo había intentado, como diciéndome que no pasaba nada volvió a besarme, introduciendo su fresca y curiosa lengua por mis labios. entre besos me susurró.

-¿Qué es lo que mas te gusta de mí? dímelo

- Tu sonrisa- dije, no mintiendo del todo.

soltó un bufido, no quería romanticismos.

-Tu culo Silvi, te comería el culo todos los días

Se separó de mi con la cara mas viciosa que le había visto poner nunca a nadie.

se puso de pie, pensativa

-Ponte de rodillas- me ordenó

La obedecí consternado, creía que le iba ser la sumisa. Se giro levantándose la falda y volvió a hablar.

-Lámemelo

Volví a obedecer, retiré sus bragas y gocé de ese culito respingón perfectamente formado de la adolescente.

-Muerde!- mordí.- mas!- dijo dirigiendo mi cabeza con una mano enredada en mi pelo.

Entonces lo entendí, retiré su mano, mordí fuerte, hasta que se quejó, la tumbé boca arriba, le comí el coño desatando sus grititos.

le fui a introducir un dedo, pero me paró

-Por favor no, soy virgen- me extrañó bastante.

-Oh, pensaba...

-Aunque la gente no tiene porque saberlo- dijo dedicándome una mirada de súplica, leyéndome la mente, todo lo que había oído eran solo rumores.

en mi duda, ella se acercó y me desabrochó el pantalón para poder masturbarme mientras volvió a besarme.

-Si te hago una paja... ¿me darás mi gafas?- su voz coqueta otra vez me excito al máximo.

comenzó a hacer la paja cogiendo mi polla con decisión. Sus besos eran calidos y lascivos, estaba mas cachonda que yo. Entonces recordé mi descubrimiento, ella quería ser dominada pero da mucha vergüenza reconocerlo, y es absurdo además, ella disfruta del morbo de perder el control, no, de perderlo no, de que se lo quiten.

la cogí de la cabeza y la empuje hacia abajo, obligándola a ingerir mi polla de manera ruda. Sus subidas y bajadas de cabeza eran profundas, guiadas por mi mano. Su boca rebosaba humedad y colaboraba. La estaba maltratando pero para ella era, literalmente, un sueño hecho realidad.

Pero como iba a no quedar como un violador cuando la excitación se fuera, decidí ponerme de pie, dejándola delante mío a un metro de rodillas.

-Si quieres tus gafas, vas a tener que tragarte mi polla hasta que me corra en tu garganta, y luego me vas a dar las gracias, entendido?- aquella orden era absurda, y le daba la oportunidad de mandarme a la mierda o negarse, incluso de recular si aquello era demasiado, su única respuesta fue abrir la boca y dedicarme una mirada de disculpa con cara de niña buena.

Enzarcé mis dedos entre sus cabellos rubios, y con las dos manos le agarré la cabeza para follarme su boca, movía mi pelvis sin saber como era posible que no reventara aquella dulce boca. Y para mas excitación, ella tenía las manos en la espalda, de manera obediente, mientras engullía todo mi pene, una y otra vez, empecé a notar el orgasmo, y vi que podía meterlo también en su cabeza.

Los dos nos íbamos a correr, así que hundí su cabeza contra mí, y me corrí directamente en su garganta.

Tras el éxtasis me senté a su lado, los dos estábamos en shock casi sin saber que había pasado, ya no tenia el vínculo, pero ella me miró, como pensando ¿esto ha sido real? no se le notaba ni enfadada ni contenta, solo consternada, y no me había dicho el "gracias" que me indicara que me seguía el juego. Se levantó y se fue sin decir palabra, cogiendo sus gafas.

Me preocupé, y mucho, ¿Y si al final había sido consciente de todo mi juego mental? o si hubiese recobrado la cordura, y se sintiese violada, no supe que pensar hasta que ví sus gafas sobre mi pupitre al día siguiente, con una nota que ponía: "Gracias"

Alguien iba a tener que trabajar para recuperarlas.

 

Por fin llegaron al pub Lucía y Luis cogidos de la mano, y acaramelados, incluso parándose para darse besos antes de llegar al sofá donde Marta y yo les esperábamos

-Perdón- dijo Luis esgrimiendo una sonrisa de felicidad que podía iluminar la ciudad- hemos tenido… contratiempos.

Resultaba evidente, y no lo intentaba ocultar, que esos contratiempos habían sido sexuales. Se notaba que vivía un segundo momento de enamoramiento con Lucía, su relación se había vuelto mas estrecha que antes, y necesitaba decirlo a los cuatro vientos.

-No pasa nada hombre- me levante le salude con la mano.

Nos saludamos todos y cuando di los dos besos a Lucía magreé bien su culo, fuera de la vista de su novio, logrando que se relajara y me devolviera una tierna sonrisa.

Pronto nos fuimos a pedir una copa, y se quedaron solas.

-Te veo muy bien con Luis

-Si… está muy ilusionado.- la cara de Lucía mostraba conformidad- dime la verdad… ¿crees que me lo pidió para librarse de mi?

Lucía estaba preocupada, no entendía porque su amante le había pedido que volviera con su novio. No tenia mucho  sentido para ella.

-No creo, mas me parece que está tramando algo gordo, si te soy sincera.

Hubo una pausa tras las palabras de Marta.

-Y tu, ¿Hiciste lo que te pidió?- preguntó Lucía acercándose y bajando la voz

Marta alzó su muñeca donde se podía ver una cinta púrpura rodeándola, los ojos de su amiga se abrieron.

-Y… eso que significa? Ya eres “suya”- dijo la joven, tratando de no sentirse rara, o como si estuviese en una secta.

-Es un poco raro, hay que reconocerlo, pero si, soy suya, y pronto tu también lo serás, cuando quieras pasar la prueba…

-Quiero… eso no te importa?- Marta solo le contesto con una sonrisa condescendiente- a mi me dais celos, la verdad.

Llegamos con las bebidas y nos reímos un rato, pronto se nos unieron mas amigos de la facultad de Marta y algún conocido de conocido.

Terminamos moviéndonos a varios locales a bailar y como colofón de la noche, propuse ir a la casa de un amigo que tenia un duplex en medio de la ciudad con muchos lujos y me la había prestado unos días. Se apuntaron Marta, Luis y Lucía, mas dos amigas y una erasmus.

Al llegar Lucía fue a tomar el aire a la terraza donde se encontró a Marta mirando por la barandilla.

Brindaron, y la mano de Marta rodeó la cintura de su amiga.

-¿Cómo fue?- pregunto la morena por sorpresa- ¿Dolió?

Marta se giro quedándose de cara a su amiga, y fijando sus enormes ojos grises

-¿Quieres que te cuente como fue el sexo?

Lu asintió

-¿Como fue cuando me enculó? cuando me sodomizó.

Lucía se ponía roja por momentos, y su amiga de pelo oscuro comenzó su relato.