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Encontrando a Lidia (3): Me gustan las pollas

en Bisexuales

- Mira lo que traigo - dijo Lidia mientras apoyaba la bolsa encima de la mesa del comedor.

- un montón de juguetitos que vamos a probar-

 

Me acerque a ella intrigado por el contenido de la bolsa.

 

- ¿Qué traes?-

 

- Pues me he acercado al sexshop que hay en el polígono y he comprado un par de cosas. Como mañana es tu prueba de oro, he querido celebrar hoy un par de cosas. - Dijo mientras sacaba paquetes de la bolsa.

 

A decir verdad sacó unos cuantos juguetitos sexuales que iba depositando uno a lado del otro encima de la mesa. Varios dildos de diferentes tamaños, desde finitos hasta alguno más grande que pi propia polla. Parecían todos de la misma colección. Color carne pálido, lisitos y con una pequeña cabeza de pene. Podían mantenerse de pie ya que contaban con un soporte y una ventosa. El más grande además tenía también un par de huevos en la base.

 

- ¿Y estos botes?- Pregunté

 

- Estos son diferentes tipos de lubricantes, algunos base de agua, otros de silicona, unos con efectos calmantes, dilatadores, de sabores…- iba recitando Lidia mientras iba sacando todos los lubricantes.

 

- Quita, déjame, ya lo voy sacando yo- replicó Lidia.

 

- Esto lo vas a necesitar, es una pera, sabes lo que es?-

 

-Sí, claro que se lo que es, es para las limpiezas anales- repliqué

 

-¿Has usado alguna vez una de estas?- Preguntó intrigada Lidia.

 

-Pues no cariño, no he usado nunca una de estas-

 

- ¿Pues porque no usas ahora?-

 

- ¿Y porque tendría que usar una de estas ahora mismo Lidia? - Le respondí.

 

- Para que podamos usar esto - Dijo Lidia mientras sacaba uno de los últimos paquetes de la bolsa. Era una caja en la que se veía claramente lo que era. Era un arnés para poder practicar “pegging” o “Strapon”.

 

Lo sacó de su caja, y lo extendió.

 

-Le falta la churra porque lo he comprado para que pueda añadirle estos dildos externos, a que mola! ¡Son intercambiables! COMO LOS CROMOS - Lidia empezó a reír por la chorrada que acababa de decir, pero a mí no me hizo ni pizca de gracia.

 

- Venga va vamos a probarlo, ¿te pones la perita o quieres que te ayude? -

 

- ¿Ahora? -

 

- Si ahora, ¿Cuándo si no?, después de cenar da algo de pereza, así que, VENGAAAA... date prisa. Te espero en el cuarto. -

 

No me dio tiempo ni a la réplica cuando ya ella recogió todo el material de la mesa y se dirigió directamente al dormitorio.

 

Yo me quedé en medio del salón con un palmo de narices y una pera limpiaculos en la mano.

 

No fue para tanto, increíblemente había hasta instrucciones dentro de la caja donde explicaban como usarlo. Así que al final, después de todo, me dirigí al cuarto, desnudo y con el culete limpio.

 

Abrí la puerta lentamente y vi que la luz estaba encendida. Lidia estaba tumbada en la cama boca arriba completamente desnuda, salvo por el arnés, al que le había puesto no el más grande pero si uno de los más grandes consoladores que había comprado.

 

Por toda la cama estaban esparcidos todos los juguetes que había comprado y todos los botes de lubricante. Distribuidos al azar pero colocados estratégicamente.

Lidia me miraba con una sonrisa pícara a la vez que con la mano hacia gesto de que me pusiera a su lado.

 

- Ya veo que te montas tus propias películas - Dije mientras me sentaba en el borde de la cama, justo en el lado que ella había señalado.

 

Se incorporó en la cama y se mantuvo de rodillas detrás de mí. Empezó a masajearme los hombros.

 

-¿Uy que tenso estas no?, ¿Quieres que te haga un masajito? - dijo entre risitas-

- Te has hecho la limpieza? -

 

-Si… me he hecho la limpieza-

 

-Muy bien, muy bien… -

Empezó a bajar los brazos mientras seguía masajeándome, siguió por la espalda pero se pasó a la parte delantera. Empezó a masajearme las tetas como yo suelo tocárselas a ella cuando voy cachondo.

 

Siguió bajando con sus manos sin parar de moverlas eróticamente y hasta llegar a mi polla. No se entretuvo en ella sino que fue directo a los huevos.

 

Empezó a tocarlos, a menearlos y a jugar con ellos. Siguió así un buen rato. Yo me hacia el impasible pero estaba claro que estaba disfrutando como un chiquillo. Mi polla sobresalía entre sus brazos que se dedicaban a mis pelotas.

No tardó en dejarlas de lado, una mano me cogió la polla como se coge un bote de nata y empezó a hacerme una buena paja, mientras que la otra mano, bajo más de los testículos. Fue bajando hasta llegar a mi culo.

 

Su dedo empezó a hacer círculos en mi agujerito cerrado. Me metía la mano en la boca, en especial un par de dedos y me hizo lamerlos como se lame una polla.

Con sus dedos mojaditos volvió otra vez a mi agujero.

Esta vez no hubo impedimento alguno y metí medio dedo en mi ano.

 

Era el preludio, una mera manera de ponerme cachondo, ya que saltó de un brinco delante de mí, se puso de rodillas y como una maestra mamadora empezó a comerme la polla como sólo ella sabe comérmela.

 

Notaba como mi polla se abría paso por toda su boca hasta llegar a su garganta y como aun la traspasaba y llegaba más adentro de su cuello. Esta operación la hacía con tal facilidad que parecía natural su forma de tragar.

 

Escupía saliva a borbotones en mi polla, hilos de baba conectaban mi miembro con su boca cuando se separaba para respirar, para retomar fuerzas y seguir con su magistral forma de comer pollas.

 

Yo no aguantaría mucho más y ella lo sabía, sabía que si seguía así todo esto terminaría pronto.

 

- Ponte a cuatro patas como un perrito- dijo con un tono muy firme mientras se levantaba y me incitaba y ayudaba a colocarme en esa posición.

 

No lo dudé y me puse a cuatro patas como ella me había ordenado, tenía la polla que me iba a estallar. Chorreante de saliva y líquido pre seminal.

 

 

 

 

- No quiero que te muevas mucho - Me dijo Lidia

 

Cogió las esposas de bondage que había comprado y me ató las manos detrás de la espalda. En esta posición, con el culo para arriba sólo podía estar apoyando la cabeza en el colchón.

 

- Vamos allá, ¿Estás preparado? Si te duele algo me avisas, yo iré haciendo.-

-Tu dale - Respondí.

 

Cómo podía ponerme tan cachondo toda esta situación. Estaba a punto de ser penetrado por mi mujer, estaba disfrutando una barbaridad con este nuevo rol que habíamos adoptado. Tenía la polla súper dura. Si hubiese empezado a masturbarme no creo que llegara a correrme más de 20 segundos.

 

Mi culito, virgen hasta ahora iba a ser desflorado. Y estaba encantado con la idea. Por supuesto que estaba nervioso por el posible dolor, pero estaba mucho más cachondo. Y estaba dispuesto a soportar lo que fuese y hacer lo que fuese para seguir con todo esto.

 

Note como Lidia extendía un poco de gel lubricante por todo mi ano. Estaba fresquito, pero no tardó en igualar la temperatura de mi cuerpo.

 

Con sus dedos impregnados de lubricante fue poco a poco ejerciendo presión en mi agujero excitado. Un agujero receptivo.

 

Estaba notando como poco a poco su dedo se abría paso dentro de mí. Poco a poco iba entrando más y más. Hasta que note como el resto de sus dedos chocaron con mi culo.

 

Empezó a moverlo dentro realizando círculos. Yo empezó a gozar como nunca.

En estos momentos de plantear por qué no lo había realizado antes, Porque no había metido mis dedos en mi culo, porque había sido privado de esta sensación de placer.

 

Entonces no entendí a la gente que se queja por quejarse. ¿De verdad duele el sexo anal? porque a mí no me dolía nada. Solo sentía placer y excitación.

 

-¿Te gusta cariño?- Preguntó Lidia

 

-Bufff, claro que me gusta- Dije sin pensarlo

 

-¿Quieres que siga?-

 

-Sigue hasta que me revientes- Soltó mi boca entre pequeños jadeos.

 

- Pues entonces ponte esto -

 

No sé de dónde lo sacó, porque no lo había visto en la bolsa que había traído del sexshop pero planto en mi cara una bola de esas que se meten en la boca y se atan en la nuca.

 

- Abre la boca- ordenó

 

Me la quede mirando con cara de asombro

 

- ! Abre la boca!- Volvió a ordenar, pero esta vez con un tono de voz muy firme y autoritario.

No me dio tiempo a reaccionar cuando me cogió por la nuca y echando mí cabeza para atrás forzó a que abriera la boca.

 

Metió la bola en mi boca y ató la correa en mi nuca.

 

-Así podrás chillar todo lo que quieras que nadie te escuchará salvo yo-

 

Esta vez pasó directamente a meterme dos dedos en mi culo. No costó nada que entraran. Apenas metió la punta y vio que no había impedimento alguno sus dedos índice y corazón extra-lubricados se abrieron camino hacia mi interior.

 

Yo soltaba gemiditos de placer ahogados por la pelota de mi boca. Notaba como Lidia curvaba sus dedos dentro de mí cada vez que los metía.

 

Notaba como hacía presión en mi próstata y como cada vez que lo hacía yo gemía de gusto.

Cerré los ojos y al volverse oscuro pude despejar de mi mente todo aquello que sobraba. Mi atención era mi culo. Notaba como se abría, sus dedos entrar en mí, como los sacaba, los volvía a meter, y repetía el proceso una y otra vez.

 

- Esto ya está preparado, ¿Quieres caña? - Dijo Lidia sin importarle mi respuesta, ya que ya se estaba preparando para el siguiente movimiento.

 

En la postura que estaba poco podía ver pero podía notar que Lidia trasteaba con los botes de lubricante.

 

Se puso de rodillas detrás de mí.

 

Esta vez el mundo había cambiado. En esta situación me había encontrado infinidad de veces pero en la posición de ella. Ahora notaba la sensación y la desesperación de querer ser follado pero tener que esperar a que el que está detrás te folle.

 

Pegó su cintura a la mía y puso el dildo encima de mi culo en medio de la raja, como suelo hacer yo para hacerla desesperar.

Empezó a moverse poco a poco restregando el consolador por mi culo pero.

 

Pero no se quien estaba más ansioso de los dos porque no tardó nada en coger el consolador, poner la punta en el agujerito de mi culo, e ir haciendo presión poco a poco.

 

Esta es una de las mejores sensaciones que he sentido nunca en el sexo.

 

Notaba cierta presión en mi ojete. Más que con los dedos. Notaba que mi culo se abría. No me dolía nada, solo decir que es una sensación, que por mucho que te describan no lo sabes hasta que tu culo es abierto.

 

Notaba como poco a poco el consolador iba abriéndose paso. Mi culo se iba abriendo, la sensación de presión aumentó pero… como me gustaba. Empecé a soltar sonidos guturales de placer que Lidia interpretó a la perfección. Sabía lo que quería, ella sabía que no me dolía y supo que hacer.

 

Metió todo el consolador/polla dentro de mi culo. Todo dentro de mí, hasta que su pelis chocó contra mis nalgas. Aun así seguí haciendo presión hacia adelante mientras yo hacía presión hacia atrás.

 

Nunca he había sentido tan lleno, estaba teniendo uno de los mejores polvos de mi vida y no era yo el que penetraba.

 

Estuvo así unos segundos hasta que retrocedió y volvió a empujar. Otra vez hasta el final.

 

- ¿Te gusta eh? ¿Quieres que te folle duro?-

 

-Mjjfgh- pude responder como pude

 

- ¿QUIERES QUE TE ROMPA EL CULO? ¡¡¡DIME QUE TE ROMPA EL CULO!!! - alzó la voz con tono muy autoritario, casi chillándome.

 

- ROmppe ellf cullffmm- Conseguí decir

 

Lidia rió por lo cómico de la situación y por lo cachonda que estaba ella. Le gustaba este nuevo rol. Y me lo estaba haciendo entender de esta forma.

A mí me gustaba también esto, me gustaba su autoridad y sus tonos fuertes.

 

Ella seguía sacando la polla y metiéndola. Cada vez con más brusquedad. Me follaba como cuando te follas a alguien al que le tenías muchas ganas.

 

Sus manos en mi cintura impedían que yo me escapara de sus fuertes embestidas. Me atraían a ella cada vez que me abría el culo.

 

Yo notaba como mi culo estaba abierto del todo, como el consolador entraba y salía sin dificultad.

 

Yo en mi trance culero no me di cuenta que me había desatado las manos de la espalda. Me había liberado de mis esposas. No me di cuenta hasta que paró.

 

- Ponte boca arriba, aquí al borde de la cama -

Tubo que repetírmelo un par de veces ya que yo estaba en el paraíso, en el éxtasis del placer anal.

 

Me puse en el borde de la cama, con las piernas para arriba, la polla dura como un bate de béisbol y ahora sí que podía ver a Lidia.

 

Se bajó de la cama y se puso a la altura de mi culo.

Pude ver como ella tenía una cara de felicidad que jamás había visto. Disfrutaba casi más que yo de todo esto.

Volvió a meterme el consolador en el culo y volvió a follarme.

 

Yo con las manos libres pude coger mis nalgas y separarlas aún más para sentir como mi culo recibía ese consolador.

 

Entre empujones y bombeos Lidia me cogió la polla y empezó a masturbarme al ritmo de sus sacudidas.

 

Ahora ya sí que no pude más.

 

Con una de las sacudidas más penetrantes de Lidia mi polla por fin reventó. Solté un chorro de semen al aire que salió despedido por los aires uy cayó por todo mi torso.

Mantuvo dentro de mí todo el consolador empujando todo lo que pudo y más mientras yo iba soltando semen e iba disfrutando del mejor orgasmo que jamás había tenido.

 

Estaba en éxtasis, disfrutando del momento, tumbado en la cama, fuera de mí.

 

Así nos quedamos un buen rato Lidia y yo. Desfrutando del momento de unos de los mejores polvos.

 

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- Deja, tranquila, ya recojo yo la mesa - dije mientras empezaba a recoger la mesa después de cenar.

 

- ¿No me vas a decir nada? -

 

- ¿Qué quieres que te diga? - Respondí

 

- ¿Te gusto? -

 

- ¿Tu qué crees Lidia?- la miré pero ella no respondió, me volví a sentar a la mesa junto a ella.- Lida, me gusta no, lo siguiente. Porque no me habías dicho que daba tanto placer? y encima vas tú y te portas así hoy, cuando tú no has sido tan dominante. Que sepas que me ha gustado mucho el intercambio de roles.

 

A mí me gustaría repetir, y por lo que yo vi, por cómo te vi a ti parece q a ti también te gustó.

 

Yo hay algo que no entiendo, siempre os quejáis de que duele y a mi sinceramente no me ha dolido nada. Vale que sí que notas presión pero de ahí a que duela…-

 

-A me ha gustado mucho verte así tan sumiso, me hubiese gustado verte más sumiso pero no me atrevía, fuera que no quisieras. Tampoco quería estropear el momento. Además todo esto a venido porque mañana te iban a desvirgar el culo y no estaba dispuesta a que otro lo hiciera. Quería ser yo.-

 

- Tú me puedes desvirgar todas la veces que quieras cariño- dije con la voz más sensual que pude.

 

Nos fundimos en un beso y ahí mismo en el salón volvimos a hacer el amor, esta vez me tocó a mí romperle el culo a ella.

 

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Habían pasado ya pocos minutos de las 8 cuando Jorge se presentó en casa. Después de los saludos correspondientes nos dirigimos al salón a ver la tele y a charlar.

 

Sacamos bebidas, cervezas y algo de picar. Hablamos de cosas tribales pero se notaba que había una especie de tensión en el ambiente. Como si nos diera vergüenza sacar el tema por el cual Jorge había venido.

 

Jorge era un chico guapete, más o menos de mi altura. Afeitado y peinado con el pelo corto.

Tenía rasgos bonitos pero no de Película de Hollywood.

Era muy simpático y se reía casi por todo. La complicidad con Lidia era tal q a veces pensaba que eran pareja.

 

Al final el ambiente se calmó y empezamos a hablar de todo, nos lo pasábamos muy bien los tres y el tiempo corría de una manera que no nos dimos ni cuenta.

 

Cuando nos dimos cuenta ya eran más de las doce de la noche y aun seguíamos de cháchara, riéndonos y pasándolo muy bien.

 

Creo que todos bebimos algo más de la cuenta y la cerveza empezó a subirnos a todos a la cabeza.

 

-Ahora que ya ha pasado media noche y que los niños se han ido a dormir podemos poner algo más picante- Dijo Lidia mientras encendía el ordenador portátil. - Como está hoy a nuestro amigo vamos a ponerle algo de su gusto.-

 

No tardo en poner una película porno gay. No eligió ninguna en particular, simplemente era para ponerla de fondo. Le dejó algo de volumen para que escucháramos los gemidos y el folleto  pero no lo subió mucho para que pudiéramos hablar.

 

Lidia se acomodó en el sofá al lado de Jorge y se puso coqueta y picarona.

 

- ¿Sabes que ayer le desvirgue el culo?- dijo mientras me miraba a mí.

 

Jorge le cogió desprevenía la situación pero supo reaccionar rápido. Charlamos un buen rato de lo que habíamos echo ayer y de cuatro cosas que íbamos haciendo.

 

Nuestra charla había pasado a ser íntegramente de sexo.

 

Él nos contaba sus vivencias y sus experiencias mientras nosotros le contábamos las nuestras. Creo que empezamos a ponernos cachondos todos.

Pude notar como Jorge disfrutaba mucho cuando hablábamos de mí. Lo noté porque su pantalón marcaba perfectamente el paquete duro que llevaba.

 

Me fije y se ve que tanto él como Lidia se dieron cuenta que lo miraba.

 

-¿Quieres que me la saque para que puedas verla mejor?- Dijo Jorge con una sonrisa pícara en la boca.

 

En ese preciso momento me entró un ataque de nervios. Cómo cuando vas a desvirgarte por primera vez. No pude articular palabra alguna.

 

Solo asentí con la cabeza.

Tanto en la cara de Jorge como la de Lidia se dibujaron amplias sonrisas. Lidia expectante animaba a Jorge a que se diera prisa, y Jorge se puso de pie, se quitó los pantalones y los calzoncillos dejándose la camiseta. Volvió a sentarse.

 

Tanto Lidia como yo teníamos la vista clavada en su pedazo de polla. Estaba completamente depilada, tiesa para arriba y aun que no era muy larga sí que era muy gorda. Era tan larga como el consolador que me metió Lidia por el culo pero era mucho más gruesa.

 

Sin dilación, sin que se me notara el nerviosismo, me levante de la silla y me arrodille delante de él. Él estaba en el sofá junto a Lidia esperando mis movimientos.

 

Yo les miré a los dos. Jorge sabía que es lo que iba a hacer. Lidia gozaba con la visión de mí, se estaba cumpliendo su fantasía.

 

Con mi mano cogí su polla. Estaba calentita, era dura y firme pero a la vez blandita por el exterior. Era la primera vez que tocaba una polla que no era la mía, y se me hacia extraño y excitante a la vez.

 

Rodeé con mi mano su polla y empecé suavemente a subir a bajarla, con movimientos suaves pero constantes. Notaba como su polla palpitaba de emoción y de gusto.

 

Pude ver como Jorge cambiaba su cara de sonrisa a cara de placer.

 

Así que me lancé. Nunca había echo algo así, pero a decir verdad quería hacerlo. Me daba mucho morbo esta situación. Iba a ser mi primera vez con un tío, mi primera polla de verdad mi primera experiencia homo.

 

Acerque mi cara a sus huevos y saque mi lengua, empecé a lamérselos, a succionarlos, y a metérmelos en la boca.

 

Que buenos están los huevos, pensé. ¿Cómo sabrá su polla?. Desplacé mi lengua por toda su polla de abajo a arriba. Hasta que llegue al capullo. Lamí la puntita un poco, como me hacía Lidia a mí, pero acto seguido empecé a meterme el capullo en la boca. Tuve que abrir mucho la boca para que entrara dentro de mí.

La polla apenas sabe a nada. Está muy calentita y es tierna y dura a la vez. Me encanta esta situación. Empecé a chupársela con muchas ganas

 

Se la chupaba como siempre me la habían chupado a mí. Metía en mi boca todo lo que podía y sacaba otra vez la polla. Subía y bajaba, entraba y salía, acompañando mis labios con mi mano.

 

Noté un gustito saladito en la boca, seguramente sería su liquido pre-seminal.

 

Seguí chupándole la polla un buen rato. Todos estábamos disfrutando mucho de esto.

Intenté desnudarme como pude sin dejar de chupársela, pero fue gracias a Lidia que lo conseguí.

 

Allí estábamos todos. Jorge sentado en el sofá, desnudo, ya que se había quitado la camiseta.

Yo rodillas comiéndole la polla como si me fuera la vida en ello. Desnudo con la polla tiesa.

Lidia disfrutando como una niña del panorama. No intervenía, solo era una mera espectadora

 

Estaba muy cachondo y Jorge también. Yo no pude más. Le solté la polla y le dije que se levantara. Yo ocupe su lugar en el sofá. Simplemente acosté mi cuerpo mientras seguía con las sodillas en el suelo. Con el culo en pompa y con mis manos me separé las nalgas, dejando a la vista mi agujero del culo.

 

- ¡Fóllame, fóllame ya!- Dije a modo de súplica.

 

El comprendió mi necesidad y no me defraudó.

 

Lidia que estaba ya preparada sacó un poco de lubricante y me untó el culo con él. Le pasó el bote a Jorge que también untó su súper-polla.

 

Cuando estuvo listo no perdió ni un solo segundo, apunto con su polla en mi culo, y con rapidez y brusquedad me partió el culo en dos.

 

Yo me eché para adelante del empujón me había pegado. Sigo diciendo que no me dolía nada. Pero sí que noté como mi culo se abría por completo, tensando todo mi esfínter al máximo. Notaba como su polla se abría paso por mis entrañas dándome un placer indescriptible.

 

Las embestidas de Jorge eran mucho más bruscas que las de Lidia. Mucha más experiencia rompiendo culos ajenos demostraba quien era el que mandaba.

 

Lidia a la vez que miraba desde una posición privilegiada disfrutaba como me estaba partiendo el culo. Separaba mis nalgas con sus manos y acercaba su cara mi culo para ver claramente como la polla de Jorge, entraba y salía de mi culo.

 

Jorge me tenía sujeto por la cintura y no me soltaba. Casi la sacaba antes de volver a meterla toda dentro de mí. y una ve llegaba al final seguía empujando hasta reventarme por dentro.

Sus movimientos eran rápidos y muy muy muy placenteros.

 

-Voy a correrme... Voy a correrme…-

 

Apenas pude escuchar sus palabras entre mis gritos de placer. Pero no lo dude y me puse en posición. Me arrodille frente a él con la boca abierta esperando su elixir blanco.

 

No tardó más que unos segundos cuando descargó toda su leche por toda mi cara y por la mi boca. En ese momento, yo estaba en pleno éxtasis sexual y podía haber recibido mil corridas como esta. Aguardé que soltara las últimas gotas que siempre salen para meterme en la boca  y degustar su polla. Lubricante, semen, saliva todo mezclado con el sabor de mi culo. Delicioso.

 

Me gusta esta mezcla. Seré un cerdo, seré un vicioso sexual, pero comerme esa polla llena de fluidos me gustaba mucho. Me gustaba ese sabor.

 

Lidia, con sus dedos acabo de rebañar el esperma que recubría mi cara hasta llevarlo a la mi boca. Por supuesto me lo tragué. Le abrí mi boca para demostrarle todo lo que podía hacer por ella y Lidia lo captó en seguida.

 

Me besó muy tiernamente en la boca.

 

- Te quiero peke- esas fueron sus palabras de agradecimiento por haber cumplido su fantasía.