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Encontrando a Lidia (4): abriendo mi culo

en Bisexuales

Han pasado ya varias semanas desde que Jorge me dejara disfrutar de su polla y desde entonces nuestra vida sexual solo ha hecho que mejorar.

 

No ha sido el único encuentro, sino que ya ha pasado a ser un clásico más de nuestras fantasías sexuales. Los encuentros con Jorge son siempre muy satisfactorios. Siempre está dispuesto a follarme y yo siempre estoy dispuesto a dejarme follar. Y Lidia, en medio de todo esto disfruta como una niña.

 

- No quieres probar Lidia- Le decía yo cuando sostenía la polla de Jorge frente a mi cara a punto de comérmela.

 

- No, no, es toda tuya, quiero que la disfrutes tú - Respondía siempre.

 

Un día, hablando con Jorge le comente que me gustaría hacer algo con Lidia, cambiar un poco los papeles. Yo sabía que él era homosexual, no bisexual, pero entendió mi propuesta y la aceptó.

 

- Sois una pareja un poco rara que lo sepáis - Solía decirnos Jorge ante nuestras peticiones sexuales.

 

Le pedí, que la próxima vez quedásemos incluyamos a Lidia en nuestros juegos, que hiciéramos un trio de todos con todos. Hacerla participe ya que siempre se quedaba al margen. Es algo que a mí me gustaría hacer y que intuía que a ella también le podría gustar.

 

Como casi siempre Jorge se presentaba los fines de semana, normalmente los sábados y solía quedarse a dormir con nosotros para sí pasar parte del domingo por la mañana juntos.

 

Nada más llegar él le comentamos el nuevo plan que teníamos planeado para ella. Y aunque al principio no quiso, no tardó en ceder a nuestras presiones.

 

No tardamos mucho en ponernos manos a la obra. Nos empezamos a comer los tres la boca, a quitarnos la ropa los unos a los otros, mientras nuestras manos y nuestros cuerpos se manoseaban como viejos depravados que tocan cuerpos de jovencitas.

 

Lidia se sentó en el sofá con las piernas abiertas enseñándome el coño completamente depilado. Me agache, me puse de rodillas frente a ella y pude ver su raja en todo se esplendor.  Sin dudar ni un solo segundo empecé a lamer ese coño que tanto me gustaba.

 

Mi lengua recorría toda su raja de abajo a arriba y de arriba a abajo. Dando círculos alrededor de sus labios y relamiendo sus pliegues internos. Empecé a notar aquel sabor tan característico del coño de Lidia, ese sabor saladito de un coño cachondo.

 

Le metí un par de dos y empecé a meterlos y a sacarlos como si fuesen una buena polla mientras comía su clítoris suprasensible.

Jorge acerco su polla a la boca de Lidia y esta no dudo con su cometido. Yo desde allí abajo podía disfrutar de una vista perfecta. El contorno de las tetas de Lidia apenas me quitaban la visión de su boca abierta por la polla de Jorge y de cómo sus dotes felatorias hacían disfrutar a ese nuevo bisexual.

 

Sin cortarse un pelo y sin dejar de mamar, la mano de Lidia pasó entre las piernas de Jorge y le metió un dedo en el culo. Eso provocó en más excitación de la que podía contener en su cuerpo.

 

Veía y disfrutaba de la visión. Ahora entendía a Lidia cuando decía que le gustaba ver cómo me follaban. Me gustaba ver como ella comía polla ajena a la mía. Me ponía muy cachondo verla hacer guarradas, verla desde otro punto de vista que no fuese el superior.

 

Jorge presa de su sobre excitación le cogió la cabeza y empezó él a bombearle la boca. A follarle la boca como si se tratase de un culo abierto mientras jadeaba y gemía con sus embestidas. Lidia recibía cada embestida con gusto, abría la boca como si cada pollazo fuese el último pollazo de su vida. Ligeros regueros de saliva sobresalían de su boca llena de carne que iban a parar encima de sus pequeñas tetas.

 

Sabedor del don de la garganta de Lidia Jorge empezó a meterle más y más la polla hasta que sus huevos tocaron la barbilla. Lidia lo recibió con gusto pero no esperaba el resultado.

 

Jorge no la sacó. La dejó dentro de ella, La mantenía mientras veía como Lidia tenía que aguantar la respiración durante unos segundos. Aguantó aun unos segundos más. Cogiéndole la cabeza hacia sí mismo e impidiendo que pudiera separase. Hasta que por fin la sacó.

 

Lidia echo la cabeza para atrás con la boca abierta recogiendo todo el aire posible. Dejando caer toda la baba que no podía mantener en su boca encima suyo. Miró con rabia y deseo a Jorge que, éste con media sonrisa le contestó:

 

-¿Otra vez?

 

Ella aun sobrecogida por lo ocurrido hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Esté volvió a introducir su polla su boca hasta el final. Esta vez no la retuvo dentro, sino que con movimientos suaves empezó a follarle toda la boca siempre hasta el final. La sacaba y la metía entera una y otra vez.

 

Yo seguía comiéndole el coño pero tras lo que acababa de ver tuve que pasar a más.

Levante las piernas a Lidia y fui directamente a su culo. Mi lengua lubricaba ese agujerito rosado mientas mi dedo índice entraba en ella. Su dilatación fu rápida y enseguida le metí un segundo dedo.

 

Tuve que tirar de lubricante para facilitar la penetración con mis dedos. Seguí así un buen rato Dilatándole el culo, metiéndole dedos a la vez por el culo y el coño. Degustando sus fluidos a la vez que escuchaba como ella soltaba gemidos sin parar ahogados por la polla que no dejaba de comerse.

 

Pusimos a Lidia de rodillas y tanto Jorge como yo estábamos de pie a su lado enseñándole las pollas que tenía que comerse.

 

Como una buena actriz porno que interpreta su papel Lidia devoraba cada centímetro de nuestras pollas, una vez la suya una vez la mía. Escupía en ellas y mientras se comía una a la otra no le faltaba mano que la pajeara. Se metía las dos pollas en la boca a la vez y volvía a empezar todo el proceso.

 

Hasta que no ves a tu pareja así no sabes lo que es este sentimiento. De satisfacción, de placer y sexualidad a la vez.

 

Paró solo un momento no para respirar sino para darse aún más placer. Cogió uno de los consoladores que teníamos repartidos por el salón y aprovechando que estaba de rodillas selo metió en el chocho. Mientras comía polla iba pegando botes.

 

Jorge, harto de que le comiesen la polla pasó a la acción. Dejó que Lidia se centrara en mi polla para él ponerse detrás de mí. Se agachó y con su lengua empezó a lamerme el culo.

 

¿Sabéis lo que es eso? ¿Qué os coman la polla y que os coman el culo a la vez? Eso es placer. Placer absoluto, solo superado por lo que vino a continuación.

 

Jorge no se entretuvo mucho. Cogió el lubricante que estaba al lado, el que había usado para lubricar el culo de Lidia y lo usó para lubricar mi culo y su polla. Poco hizo por dilatármelo ya que sabía que yo no lo necesitaba, solo metió un par de dedos para asegurar una buena lubricación y encaró su polla a mi entrada.

 

Lidia dejo de comerme la polla para facilitar la primera penetración, desde su posición y con sus manos le fue fácil abrirme las nalgas. Con el camino despejado y sin apenas resistencia deslizó su polla poco a poco dentro de mí.

 

Primero el capullo, luego el grueso central hasta llegar al final. Eche el culo para atrás para asegurarme que me la metía toda. Y él para complacerme dio un pequeño empujoncito hacia delante.

 

Mi respiración pasó a ser gemidos de placer. Gemidos que no podía controlar.

 

Era una posición algo difícil, pero ahí estábamos. Jorge metiéndome la polla por el culo y Lidia con mi polla en la boca.

 

No tardamos en cambiar de posición. Jorge se sentó en el sofá, yo me senté encima de él dándole la espalda. Ensartando su polla dentro de mí. En esta postura podía ver como Lidia, tumbada en el suelo y con su consolador disfrutaba de mis movimientos rítmicos.

 

Ella sabía que me gustaba ver como jugaba con los juguetes y me provocaba. Se metía el consolador en el coño, luego en el culo, y luego lo sacaba para chuparlo como las pollas que se había comido hoy.

 

Se acercó a mí, a gatas, como su fuese un perrito y empezó a lamer mis huevos mientras mi polla daba botes y le pegaba en la cara. Lamia los huevos de Jorge, el culo de Jorge y le metía algunos dedos.

 

Yo sabía que de seguir así terminaríamos pronto y no podría darle todo el placer que tenía pensado darle a Lidia.

 

Sin pensarlo, me levanté y levanté a Lidia.

 

-Ponte encima de Jorge- Le dije en tono autoritario y excitado.

 

Ella supo que iba a pasar.

 

Se puso encima de Jorge, con las rodillas al lado de las piernas de él. Cogió su polla y se la insertó en el coño. A medida que se la iba metiendo Lidia empezó a comerle la boca.

 

Desde mi posición podía ver la espalda de Lidia, el pequeño culo de ésta y el chocho abierto de par en par y repleto de polla bisexual hasta ahora gay. No me lo pensé. Cogí el lubricante para untármelo en la polla. ¿Pero... No había más?

 

Fui corriendo a la habitación a por otro bote. Cuando volví, ellos seguían en la misma posición, follando como cerdos. Él jadeando como un perro, ella botando, gritando y gimiendo como una puta.

 

Iba a embadurnar mi polla cuando vi el consolador que había usado Lidia. Sin pensármelo, lo cogí y me lo metí de una tacada en el culo.

 

- Joder- dije al ver que se me caía el consolador cuando intentaba moverme. Iba resbalándose y al final, por la lubricación y porque Jorge me había abierto el culo no se mantenía dentro de mí. Busque por los alrededores y vi un Plug. Era el más grande que teníamos, no lo habíamos usado nunca, así que busque el que siempre usábamos que era más pequeño. Pero no lo encontré.

 

- Bueno da igual, este servirá - Pensé ante la frustración de no encontrar el habitual.

 

Intenté metérmelo pero no terminaba de entrar. Le faltaba un poco para hacerlo pero no podía en la posición en la que estaba.

Lo saque de mi culo. Lo puse en la esquina de la mesita que teníamos en el salón, era bajita y en ese momento me servía de soporte. Volví a lubricarlo bien. También mi culo.

 

Me puse encima de este y fui bajando mi cuerpo como el que se sienta en una silla hasta encontrar el plug en la entrada de mi culo. Metí lo que pude.

 

Sentía como mi culo se abría, como la piel del esfínter se estiraba hasta niveles que jamás habría imaginado. Estaba sobre-excitado, embriagado de placer y de sexo, y en ese momento no quería otra cosa que conseguir mi objetivo.

Sabía que era algo muy difícil pero quería hacerlo. Quería ese plug en mi culo y ¡YA!. Aguante la respiración e hice lo que había leído sobre facilitar el sexo anal. Hacer fuerza hacia afuera. Y eso hice. Podía sentir dolor. Pero no me importaba. Era un dolor tremendamente placentero y excitante.

 

Notaba como mi culo se abría como nunca se había abierto, notaba cada milímetro que conseguía meter dentro de mí. Notaba que esto era lo mío. Éste placer, éste tipo de placer es el que yo quería sentir a todas horas.

 

Tenía que parar para acomodar mi culo a su nuevo inquilino. Con mis dedos tocaba el restante que quedaba por entrar y descubrí que apenas quedaba medio dedo.

Repasé el contorno del plug y descubrí por el tacto lo abierto que tenía el agujero. Me sobre-excité. Empecé a masturbarme mientras seguí con el intento.

 

Seguí en mi empeño hasta que por fin noté como metí todo el plug dentro de mi. Lo mas gordo estaba dentro. Mi esfínter se relajó solo un poco al dejar pasar semejante bestia anal. La base hacía de tope y permitía que pudiera moverme sin que se me cayera.

 

Pero ahora mismo, no podía moverme. Me quedé ensartado con el culo destrozado y dilatado, disfrutando de este nuevo placer.

 

Entre el plug y la base quedaba una pequeña separación que a diferencia de otros plugs que tenían muy fino el cuello, este apenas reducía el tamaño con respecto al diámetro máximo de éste. Dejando el culo abierto permanentemente pero impidiendo su extracción involuntaria.

 

Los gritos de Lidia me devolvieron a la realidad. Me levante con el cacharro metido en el culo  y pude comprobar que no se caía, anduve como pude y me acerque detrás de la pareja folladora.

 

Lubrique mi polla y empecé a metérsela por el culo a Lidia.

Esta recibió de buen gusto esta nueva forma de follarsela. Era su primera doble penetración. También la mía.

 

Empecé a follarmela como un loco. Como un perro se folla a una perra. Embestidas salvajes. La empalaba con fuerza mientras ella gritaba de placer. Jamás la había oído gritar de esta forma. Sonidos guturales orgásmicos mezclados con palabras groseras

 

- Putos cerdos de mierda folladme duro, venga cabrones. Joder sIIII… por dioooosss… SIII, SIIIII…-

 

Los huevos de los dos se tocaban cada vez que la ensartábamos los dos.

 

Jorge no aguantó ni un minuto más y con movimientos pasmóticos se corrió dentro de ella. Casi como si tuviéramos ensayado un final sincronizado le solté toda mi leche dentro de su otro agujero. La embestí un par de veces más hasta que solté toda mi leche dentro de ella.

 

Aguantamos unos momentos todos sin movernos. Lidia empezaba a recuperar la respiración, y Jorge y yo saboreábamos el momento. Mantuvimos nuestras pollas dentro de ella durante todo el proceso.

 

Aun recuperándome de la compostura del orgasmo me acordé lo que le gustaba a Lidia que me deleitara con los fluidos blancos que soltábamos Jorge y yo. (A decir verdad, me gustaba más a mí que a ella, me gusta el sabor del semen recién exprimido)

 

Saque me polla poco a poco del culo de Lidia, intentando mantener todo el semen dentro de ella. Me agache lo más rápido que pude a lamerle el culo con mi leche dentro.

 

-¡NO no, espera… túmbate rápido! ordenó Lidia.

 

Supe de inmediato que es lo que iba a hacer. Mientras me tumbaba boca arriba, Ella se liberó de Jorge y poniendo su mano en sus partes intentó impedir que se le saliera nada. Llego a su objetivo. Pasó su pierna por encima de mí, se puso de cuclillas (agachada) dejando su culo y su coño justo encima de mi boca.

 

La visión era espectacular. Chorros de semen salían de su coño recién follado que se resbalaban poco a poco hasta llegar a su culo, que, de este también salía una buena cantidad de semen.

 

Yo estaba con la boca abierta justo debajo de su culo, intentaba recoger cada gota que rebosaba del cuerpo de Lidia en mi boca pero no toda caída dentro, parte de la leche caía en mi cara, pero no me importaba.

Veía como Lidia hacia fuerza y abría sus agujeros para intentar sacarlo todo y dármelo a mí. Metió un par de dos en su coño para arrastrar el sobrante. Salí bastante que no dudé en saborear. Repitió lo mismo en su culo. Vi en primer plano como se metía dos dedos en su culo abierto y como arrastraba hacia fuera el resto de semen que quedaba dentro.

Le chupe los dos dedos, le comí el coño y le metí la lengua dentro de su culo.

 

Todo el semen era mío.

 

-¿Qué es eso de tu culo? - Pregunto Jorge mientras señalaba el plug anal que llevaba puesto.

- ¿Cómo te has metido esto?-

 

Lidia se levantó ya limpia de esperma y examinó mi culo.

- A ver, deja me ver - Hizo un gesto para que me pusiera a cuatro patas como un perrito.

 

Entonces lo vieron. Vieron el plug incrustado en mi culo.

- Ostia tío, pero.. ¿Cómo lo has hecho? -

 

- Yo que sé, estaba cachondo y no encontraba el otro más pequeño, y como tenía ganas al final lo intenté con este.. - Respondí.

 

- Pero si lo tienes ahí! - dijo Lidia mientras señalaba el otro plug. El plug que estaba buscando con anterioridad y que no había encontrado.

 

- Anda deja que te lo saque-

 

- Despacito ehh. - dije

 

Lidia y Jorge se arrodillaron detrás de mí para no perder detalle. Esta cogió la base del plug e intento quitármelo. Tiro suavemente hacia afuera y pude sentir como mi culo, ahora no tan excitado cedía con algo de dolor.

 

- Espera espera - Grite… - Duele un poco...-

- ¿Te duele? pero como te lo has metido entonces… - Preguntaron casi al unísono los dos.

 

-No sé, antes no dolía, pero ahora si.-

 

Lidia con más suavidad volvió a sacarme el plug anal que tenía en mi culo. Yo aguanté como un campeón. Noté otra vez como mi culo se abría por completo, como mi esfínter se daba de si al máximo, como estaba punto de estallar y de golpe.. Noté que salía y se relajaba todo. Me sentí vacío.

 

Solté el aire que estaba reteniendo y me quedé en esa posición un buen rato descansando.

Escuchaba las risas y las palabras de asombro de los otros dos, su fascinación al ver mi culo súper abierto, de cómo podían ver el interior de mi ano, mis entrañas, de cómo comparaban el tamaño del plug con la mano de Lidia y de cómo comentaban lo sucedido.

 

Yo estuve así, hasta que pude recuperarme.