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Las vacaciones de Mar (1)

en No Consentido

Capitulo 1:

Como, sin quererlo, es follada por diez hombres.

Mar tenía 30 años, su cuerpo era de gimnasio pero sin parecer masculino, se cuidaba porque le gustaba, su pelo negro brillaba gracias a los mejores cuidados y nunca le había faltado un ligue si lo buscaba, al menos hasta que se casó y tuvo una hija, no obstante continuaba siendo sexy, sus pechos no eran muy grandes, pero su boca era atractiva y todos la consideraban una belleza de mujer.

Dedicaba a su cuerpo tres horas a la semana en el gimnasio, esto hacía que tuviera unos brazos y piernas tonificadas y fuertes y un trasero prieto que atraía la mirada de todos.

Su hermana Julia era dos años mayor que ella, más alta y se dedicaba menos al gimnasio, pero no por eso dejaba de tener también un cuerpo espectacular, con unos pechos más grandes que los de su hermana y un cuerpo más carnoso, que no gordo, ella era rubia.

Esta historia ocurrió la última vez que ella y su marido, junto con su hermana y su cuñado, se fueron de vacaciones.

Mar, junto con su marido Eloy, decidió ir de vacaciones a Ibiza, su hermana Julia y su esposo Arturo se apuntaron, no era la primera vez que iban juntos de vacaciones y siempre se habían divertido mucho.

La hija de Mar, de cinco años, se quedó con sus abuelos maternos, y los hijos de Julia con los padres de Arturo.

El viaje en avión fue tranquilo, Mar estuvo pensativa, ¿Por qué? La razón era muy sencilla, su marido y ella sufrían una especie de crisis matrimonial, aunque todavía se querían, habían caído en la rutina y hacía semanas que no practicaban el sexo porque les resultaba aburrido.

Esto hacía que los últimos días Mar sintiese unas ganas tremendas de follar, a pesar de que ella misma se aliviaba cuando quería, metiéndose sus dedos en su coño caliente hasta correrse, necesitaba un hombre, y lo necesitaba ya.

Nada más dejar las cosas en el hotel fueron a la playa los cuatro, hacía un calor agobiante, típico de Agosto, a pesar de que no conocían Ibiza no tardaron en encontrar el mar, la playa estaba casi llena y cogieron el primer sitio que encontraron.

--¡Que calor!—dijo su hermana quitándose unos pequeños pantalones y dejando al descubierto sus piernas, rollizas pero atractivas.

Mar estaba en bikini, su cuerpo era espectacular, pero su marido, tumbado a su lado, ni siquiera la miró.

Mar miró a su hermana Julia y vio como se quitaba la parte de arriba del bikini, era algo que solía hacer si iba a la playa, inmediatamente, Mar se dio cuenta, muchos hombres la miraron con disimulo, sin duda sus tetas eran apetecibles y deseables, el marido de Julia, Arturo, la besó, ellos si tenían pasión en su relación, volvió a mirar a su marido y decidió ir a por todas, se quitó la parte de arriba del bikini y sus pequeños pero atractivos quedaron al descubierto, esperaba que su esposo la mirase, pero ni siquiera se inmutó.

Se tumbó en la toalla, desconsolada, estuvo allí casi media hora y después se incorporó, entonces vio que un hombre la mirada.

Era negro, media casi dos metros y tenía un cuerpo musculado, sin duda se pasaba horas en el gimnasio, el tipo no apartó inmediatamente la mirada cuando ella le sorprendió, pero tampoco se mostró muy interesado, no obstante, Mar se sintió asqueada al principio, después vio que el tipo se volvía hacia el agua y observó la firme y atractiva espalda de aquel hombre que, ahora se daba cuenta, estaba mucho más bueno que su marido, sin duda, era un adonis de ébano.

El agua bajando por la espalda del negro hizo que, sin quererlo, se excitase, llevaba tanto tiempo sin follar que su coño reaccionó por sí solo, antes de que pudiera notársele tanto calor corrió hacia el agua, esperando refrescarse.

Estuvo mucho rato nadando y se olvidó del negro, cuando se dio cuenta vio que se había alejado algo de la playa y estaba frente a unas rocas, pudo ver una cueva, iba a volver cuando vio al negro salir de esta, para su sorpresa, estaba desnudo.

Podía haberse quedado petrificada, pero se hubiera hundido, el cuerpo de aquel hombre le resultó maravilloso, y el miembro era algo fascinante, no es que no hubiera visto un pene en su vida, pero aquel nabo era casi gigante, y estaba erecto.

El negro le sonrió, estaba claro que su cuerpo casi desnudo le había atraído y deseaba penetrarla, no parecía sentir vergüenza a la hora de tirarle los trastos, le hizo un gesto para que acudiera y entró en la cueva, Mar empezó a nadar, pero se detuvo, no conocía a aquel hombre. ¿Y si le hacía algo? Nadie sabía que estaba allí, además, para ella todavía continuaba siendo algo importante su matrimonio.

Vio que su hermana le hacía gestos para que volviera y así lo hizo.

Pasaron la tarde haciendo turismo, Mar no se acordó del negro a pesar de que conforme pasaba el tiempo se ponía más cachonda, estaba claro que tarde o temprano tendría que volver a masturbarse para liberar la tensión.

Cuando llegó la noche comentaron de cenar en la playa y acudir a una discoteca cercana, a todos les pareció bien, Mar se puso un vestido color crema, muy corto y sexy, no se puso sujetador porque el vestido quedaba mejor sin él, además esperaba que su esposo por fin reaccionase y se la follara.

Julia apareció con otro vestido corto, sin hombros, también muy sexy, mientras que los hombres vestían camisa y pantalón.

Cenaron en un restaurante cercano a la playa, después fueron a la discoteca, tal y como habían dicho, esta estaba repleta de gente y no tardaron en empezar a mezclarse con ellas y a bailar, Mar se olvidó de sus problemas, pero la casualidad tenía otros planes para ella.

Comenzó a sentir, aunque muy pausadamente, como alguien tocaba su trasero. ¿Quién era? No podía decirlo, pero intuía que no era una sola persona, esas discotecas abarrotadas eran un paraíso para los salidos, pensó en salir, pero, al igual que en la playa, su cuerpo la detuvo. No sabía porque pero le excitó que le metieran mano, no hizo nada, siguió bailando y comprobó que, de buenas a primeras, estaba sola, se había separado de sus amigos, estaba rodeada por un grupo de gente desconocida.

Le gustaba saber que todavía resultaba atractiva para alguien, aunque fuera un desconocido.

Las manos continuaba tocándola, nadie podía darse cuenta debido al jaleo que había, música bakalao y una turba de gente apretada, todos borrachos, incluso ella estaba un poco achispada.

No supo como ocurrió, pero poco a poco las manos comenzaron a tocarla casi sin descanso, al principio por encima del vestido, después alguien le tocó el muslo izquierdo y, al ver que no se quejaba, continuó, sus piernas desnudas se llenaron de manos desconocidas, ella bailaba y los que la tocaban bailaban también para disimular, alguien le alzó el vestido, recordó que se había puesto un tanga de hilo, demasiado provocador, ¿Mejor? Sin duda, sintió frescor en sus glúteos, tenía el culo al descubierto y miles de dedos lo tocaba, sin saber por qué estaba cachonda, más cachonda que en toda su vida, y si aquellos desconocidos continuaban tocándola se correría como una puta.

Sabía que no iban a tardar en pedir más, y así fue, alguien le tocó el coño por encima del tanga, este latía deseando ser follado, gimió, pero la música tapada sus gemidos de placer, unas manos fueron hasta sus tetas, las apretaron por encima de la tela y después una se metió por encima de su escote, notó los dedos acariciando el seno y un calambre de placer la recorrió de arriba abajo,

--Joder—pensó--¡Me están manoseando como a una puta!

Ese pensamiento la excitaba, Mar, la puta, la que estaba mojada, deseaba que alguien pasase a la acción, y así fue, por fin, alguien metió su mano dentro de su tanga, su sexo estaba trabajosamente depilado, limpio y suave, jugoso y que invitaba a comérselo entero, unos dedos acariciaron su vulva, se mordió un labio de placer, tenía manos por todos lados, el culo, el coño, las tetas, un grupo se apretó más contra ella, eran por lo menos cinco hombres, seguramente más, que la habían asediado allí, vio algunas caras, rostros sudorosos.

--Déjate, puta—le dijo alguien al oído.

--Vale—dijo ella, pero no estuvo segura de si la oyeron.

Dio un respingo cuando unos dedos se metieron dentro de su coño, este estaba mojado, goteaba de placer y era fácil abrirlo ya que deseaba ser follado, comenzaron a moverse dentro y fuera, haciéndola gemir, estaba en el paraíso, las manos continuaban manoseándola, algunas palparon la entrada de su ano, entre sus suaves glúteos, dos dedos apretaron el pezón de su teta izquierda.

Sintió que alguien se pegaba tras ella y el nabo endurecido fue como un pinchazo de temor, fue como si despertase y se diera cuenta de lo que estaba haciendo, intentó salir del grupo, estaba claro que ya había tenido suficiente, volvería con su familia y en el hotel intentaría saciarse.

Pero ya no podía escapar de allí, alguien la sujetó del brazo y la introdujo de nuevo en la turba, las manos se volvieron más locas y alguien volvió a meterle los dedos en su coño chorreoso.

--Tengo que salir de aquí o me correré—pensó.

Toqueteada, poco a poco Mar fue perdiendo la voluntad, sin duda pasó de querer marcharse a esperar a que por lo menos se corriera como una zorra, aprovechando aquel manoseo, de todas formas no se sentía con fuerzas para esperar hasta el hotel.

Su tanga estaba bajado hasta el final de su culo,  su vestido alzado, allí, mostrando todos sus atributos, una mano que ya daba igual de quien fuera la masturbaba deprisa y otras manos apretaban y acariciaban su culo prieta, unos dedos tocaban su raja arriba y abajo una y otra vez.

Bajó la mirada, su pezón izquierdo asomaba fuera, estaba erecto y sudado.

--Joder—exclamó—Me corro.

El orgasmo le sobrevino de improviso, gritó, la música era una ventaja para apagar el placer que sin duda hubiera resultado vergonzoso, los dedos que entraban en su sexo se mojaron, después continuó siendo manoseada por unos minutos más y la dejaron, se recompuso su ropa.

De buenas a primeras el grupo se movió, y ella con él, no sabía lo que ocurría hasta que comprendió que querían llevarla fuera de la pista,  ¿Donde? No lo sabía, apenas podía ver nada por el humo artificial y la oscuridad de la discoteca, de pronto el sonido se apaciguó, los hombres se apartaron de ella y vio que estaba en un almacén, con cajas de bebidas en una pared y lo que parecía una mesa rectangular en el medio, también vio una ducha que parecía muy antigua y vieja.

--¿Qué es esto?—preguntó—Me marcho, no quiero estar aquí.

Pero los hombres le taparon la puerta, Mar les miró, eran por lo menos diez, de todos los tipos, había uno que tenía panza y una barba, uno que era latino e incluso un oriental.

Todos la miraban como si estuviera desnuda.

--¿Qué pasa?—preguntó el gordo de la barba--¿Que ahora te rajas?

--¿Os parece poco lo que me habéis tocado?—preguntó ella.

--Aquí mandamos nosotros—dijo otro tipo—Así que ven aquí, perra, verás que bien vas a pasarlo.

Se abalanzaron contra ella, Mar gritó, estaba claro que su deseo le iba a pasar factura.

--No—dijo intentando librarse de aquellas desconocidas y sádicas manos--¿Qué hacéis?

No pudo hacer nada, eran más que ella y más fuertes, pronto se vio tan solo con el tanga puesto, alguien le quitó el vestido por encima de su cabeza, muchas manos tocaron sus tetas ya al descubierto, lanzando piropos como “Menudas mamellas” o “No son muy grandes, pero voy a comérmelas”.

La tumbado sobre la mesa y miró alrededor, estaba claro lo que iban a hacerle, en ese momento se arrepintió de haber sido tan puta, tan guarra, ¿Qué pasaría ahora? Que la violarían hasta cansarse, jamás había follado con tantos tíos, con dos sí, pero no con aquella cofradía de salidos,

--Quiero irme—dijo—Por favor, quiero irme de aquí.

Alguien agarró sus muñecas y las sujetó contra la mesa, sus piernas estaban fuera de ella, sin duda tenía la posición perfecta para ser violada el tiempo que hiciera falta.

--Si nos pones cachondos tienes que pagar—dijo alguien.

Mar comenzó a resistirse a la vez que, de nuevo, cientos de manos la manoseaban por todos los rincones de su cuerpo, acariciando sus pechos y sus muslos desnudos y tonificados, alguien le quitó el tanga y la dejó completamente desnuda e indefensa.

El momento de la penetración no tardó en llegar, a pesar del miedo que sentía, su coño continuaba pidiendo un rabo que lo saciase, uno de los tipos se tumbó sobre ella, Mar intentó, inútilmente, quitárselo de encima, pero con sus manos agarradas, solo podía mover su torso, algo que le excitaba más al hombre, que tocaba sus tetas.

--¡Follala!—gritaban todos--¡Follala bien!

 El tipo no podía más, levó una mano hacia su pene y lo puso dispuesto a la entrada del sexo de la mujer.

--Toma mi polla, puta—dijo.

 Y la penetró con fuerza.

--Ahaaaa—gritó Mar al sentirse abierta—No, para.

Inmediatamente comenzó a follarla, los demás miraban masturbándose y le daban ánimos como si corriera una carrera, Mar gemía, pero su coño agradecía aquel pene tieso, las manos tocaban sus tetas y la boca de aquel marrano besaba su cuello desnudo.

--Hummmm—gimió—No… por favorrrr.

Poco a poco iba tomando lo que tanto había deseado, después de la visión de aquel nabo negro en la playa y la metedura de mano sin piedad en la pista, estaba claro que necesitaba aquello aunque no le gustase, ¿O si le gustaba? Era inútil engañarse, gemía de placer mientras era penetrada por aquel desconocido, y la culpa era de su esposo, que no la quería follar, había tenido que buscar el nardo fuera del matrimonio, y como premio no había encontrado uno, sino diez.

--Ahaaa—comenzó a gemir---Ahaaa, ohooo.

Se desorientó, escapó de todo y solo se interesó por el placer, estaba siendo violada y le gustaba, le excitaba, si, era el juguete de aquellos sádicos, e iba a ser un buen juguete, con el cual podían jugar una y otra vez.

Sentía que iba a correrse cuando el tipo gimió y un gran chorro de semen la llenó, se sintió estremecer, hacía meses, quizás años, que nadie le daba una corrida dentro de su coño depilado y hambriento.

El tipo se apartó de ella, apremiado por los demás, y quedó extendida sobre la mesa, con el sexo goteando de semen ajeno y su lubricante natural.

Otro tipo se tumbó sobre ella y comenzó a comerle las tetas, Mar se retorció sobre la mesa  a la vez que gemía de placer, la lengua masculina jugaba con sus erectos pezones, lamiéndolos, la boca intentaba comerse toda la teta, blanda y suave, primero una, después otra, Mar incluso babeaba de gozo,  tuvo un pequeño orgasmo que sin duda era el aviso de uno mayor, el tipo la penetró deprisa, con violencia, casi le hizo daño, pro le encantó sentir como el nardo la abría sin piedad, comenzó no a gemir, sino a gritar.

--Ahaaaa, Ahaaaa.

Todos animaban al que la follaba, Mar le abrazó cuando se dio cuenta de que ya nadie le sujetaba los brazos, ya no iba a resistirse y lo sabían, el hombre se puso de pie y Mar, agarrada a él, obediente y sintiendo como su cuerpo le entregaba calambres de placer, comenzó a ser follada de pie, e l tipo la movía de arriba abajo, con sus manos en sus glúteos, ella gemía sin parar mientras su coño goteaba, alguien tocó sus espalda y unos dedos fueron hacia su culo,  Mar se sintió deshacerse cuando los dedos bajaron por su espalda y tocaron la raja de su culo, abierta debido a las manos que lo sostenían, después tocaron la entrada de su ano, ella se estremeció, ya había practicado sexo anal, y muchas veces, pues tenía un culo maravilloso, que podía ser aprovechada para el placer, pero no así, no sin lubricante.

Alguien se puso tras ella, dispuesto a estrenar aquel culo tan prieto.

--No—gritó ella—Mi culo no.

Pero los hombres tan solo gritaban como bárbaros excitados.

--¡Por los dos agujeros! ¡Por los dos agujeros!

La polla entró despacio, forzándola, le hizo gritar de dolor, estaba caliente como un tubo al rojo vivo y se preguntó si no le haría sangre.

--Mi culooo—gimió abrazándose más al tipo que la follaba, que no había sacado su polla de su coño, y cerrando los ojos.

El pene entró del todo y se detuvo, después el tipo empujó de golpe y le rompió el culo literalmente.

---Haaayyy—gritó Mar.

Comenzó la doble penetración, sádica y violenta, Mar se sentía llena por completo, nunca había tenido una doble penetración, así que se dejaba violar, ya no podía hacer nada, sentía las pollas llenándola por sus dos agujeros, carnosas y abrasante.

--Ouch, ahaaa, ohoooo, por que….

Después de un rato los dos hombres se pegaron a ella, como si quisieran aplastarla, Mar sintió como se corrían casi a la vez, rellenándola como a un pavo, y un orgasmo la sacudió.

--Mmmhhh, me corrooooo.

 La dejaron caer y quedó de rodillas, desnuda y con el coño y el culo goteando semen calentorro.

--Ya está—dijo--¿Puedo irme? Por favor.

La única respuesta que tuvo fue que un hombre fuerte, musculoso y mucho más guapo que su marido, la cogió y la puso de pie, las piernas de Mar temblaban, el hombre le hizo un gesto para que acudiera a él y ella obedeció, cuando estaba frente a él el tipo la alzó y la penetró de pie, firme y sin titubeos,  ella gimió, con la boca abierta y los ojos en blanco gritaba de gusto.

--Ahaaaa, siiiii,ahaahaaaa.

El tipo se tumbó en el suelo sin dejar de follarla y Mar comenzó a votar sobre él, ahora ella era la dominante, votaba como loca mientras sus pechos se movían arriba y abajo, todos se masturbaban al verla, y le gustaba.

--Si vamos—le gritaban—Folla como la puta que eres, te gusta, si, follatelo.

Mar no podía dejar de gemir, aquella polla llegaba hasta lo más profundo de su ser, botaba sobre ese desconocido mientras todos la miraban, y eso le excitaba.

Pronto, alguien no aguantó más y se colocó tras ella, Mar se inclinó para ofrecerle su sediento culo ya domado, ya obediente como su dueña.

--Ahaaaa—gritó cuando este fue invadido de nuevo.

Comenzó a ser follada a lo bestia, doble penetración sin miramientos, ella gritaba descosida de placer, jamás en su vida había sentido tanto gusto como lo estaba sintiendo ahora.

Sintiendo como su coño palpitaba con cada penetración, y como su culo se abría sin remedio ante una descomunal polla, se corrió de una forma abundante, más que en toda su vida.

--Ahaaaa—gritó—Me corro, me corro, me co…

Se estremeció mientras su coño estallaba junto a las pollas, casi al mismo tiempo, toneladas de semen la llenaron, bañando el interior de su palpitante coño y su ano forzado.

---Ahaaaa, siiiii—gimió—Me corroooo, ahaaaaa.

Durante algunos minutos más continuaron follándola, ella estaba casi desmayada, sudorosa e incluso babeante, después la dejaron y sintió como su coño y su ano casi lloraban el semen.

Pero no habían terminado, la tumbaron sobre la mesa y un tipo la penetró, ella ya se dejaba hacer de todo, pronto vino de nuevo el placer y pequeños orgasmos la sorprendían, se imaginaba siendo observada desde fuera, como la violaban sin parar mientras ella les aceptaba.

--Dadme maaas—gemía—Siiii, folladmeeeee.

El tipo que la penetraba se corrió dentro de ella como si tuviera un grifo en vez de polla, Mar se sentía llena, como un globo hincado, era la lefa que la había rellenado como a una cualquiera.

Creía que iban a penetrarla de nuevo cuando la cogieron y la pusieron a cuatro patas, con las tetas sobre la mesa, sabía lo que iban a hacerle, pero en vez de temerlo lo deseó, se agarró a la sucia mesa y esperó a que la usaran como a una vulgar zorra.

Uno de los tipos se puso tras ella, la punta del nardo tocó la vulva de Mar, haciéndola gemir.

--Auch.

Quería jugar con ella, frotaba el glande contra su sexo hambriento y violado, después lo puso a la entrada de su ano, empujó, Mar gritó de dolor pero también de placer.

--Ahaaa.

El tipo agarró sus caderas y la envistió de una, Mar se corrió al sentirse llena de pronto, sin aviso, la polla comenzó a penetrarla, haciéndola gemir, empujándola hacia delante, después la sacó y se la metió por el coño, repitió la follada, golpeando su cuerpo contra el de la mujer, no tardó en correrse dentro.

El siguiente tipo eligió su sexo primero, todos tenían sus dos agujeros para romper, y total libertad por parte de ella, el pene era gordo y le arrancaba gemidos cada vez que la follaba.

--Ahaa, ahaa, ahaaa.

Sintió como el pene se hinchaba, ¿La rellenarían por el coño? No, sacó la polla y la penetró de una por su atractivo culo, Mar gimió casi desmayada. ¿Cuánto iba a durar aquella profanación de su cuerpo? La polla se corrió llenando su ano, después vino otra, que abrió su culo a golpes, la empujaban hacia delante con cada pollazo, escuchaba los cuerpos chocar, chop, chop, su coño goteaba, la punta del badajo abría sin titubeos su ano,  recibió una nueva corrida, era el recipiente de aquellas pollas ansiadas de ella.

Casi desmayada, las palabras apenas salían de su boca.

--Por favor—dijo—Parad, ya, no puedo más.

Pero sabía que no lo harían, era un juguete, y los juguetes servían para usarse.

La cogieron y comenzaron a manosearla, unos dedos se metieron dentro de su coño y otros dentro de su culo, una manos comenzaron a manosearle las tetas con violencia, intentó zafarse, pero no tenía fuerzas, pronto el placer la invadió de nuevo, gemía mientras la masturbaban por todos lados, quería correrse de nuevo, e iba a hacerlo cuando la llevaron hacia la mesa, allí, un tipo esperaba tumbado boca arriba, Mar no dijo nada, solamente se puso sobre él y se penetró ella misma con el badajo del hombre, el cual era larguísimo, tanto que sintió que la llenaba hasta sus tripas.

Esto provocó el aplauso de sus violadores.

--¡Sí!—gritaron—Así se hace, puta, has aprendido ya, ahora era una zorra profesional.

Mar pensó que tenían razón, podía incluso dedicarse a eso, ya que su cuerpo aceptaba, y con gusto, toda clase de rabos.

--O Dios Mío—pensó—Porque me gusta tanto. ¿Tan zorra soy?

Comenzó a botar sobre el hombre mientras gemía, sonreía, aceptando el inmenso placer que sentía, alguien se puso tras ella y Mar ofreció su ano de nuevo, abriendo sus glúteos con las manos.

La penetraron por sus dos agujeros, el tipo que estaba bajo ella comenzó a comerle las tetas y una polla apareció delante de ella, Mar abrió la boca y esta se introdujo en ella con decisión.

Le encantaba el sabor de los penes calientes, allí, siendo taponada por todos sus agujeros, se corrió varias veces, pequeños orgasmos que sacudían su cuerpo maltrecho y usado, pero después de unos minutos sintió como los penes se hinchaban, y como el badajo de su boca escupía el sabroso y juguetón precum, y sintió que el mayor orgasmo venía ahora, cuando fuera rellenara por todos sitios.

--Mmhhhh--gimió mientras se corría.

La polla de su boca escupió violenta lefa, le supo dulzona y caliente, su sabor hizo que su orgasmo se prolongase, tragó gran cantidad de aquella corrida que era por ella, para ella, cuando el tipo se apartó comenzó a gritar como una loca violada.

--Ahaaa, siiii, maaaaassss, folladme por turnos, vamos, folladme toda la noche, siiii.

Los que la veían se masturbaban como monos, los que la follaban comenzaron a gemir y una avalancha de semen llenó el coño de Mar, que no pudo evitar acompañar aquella eyaculación con un nuevo orgasmito, casi inmediatamente su ano se volvió caliente, aquel nardo, que parecía molerle las tripas, se corrió haciendo que pusiera los ojos en blanco de placer.

Cuando se apartaron de ella cayó al suelo casi desmayada,  sudorosa y con su coño y su culo soltando la corrida que habían recibido.

--Ahaaa—gemía—Dios mío. Que he hecho.

Creía que iban a dejarla en paz, pero vio como la rodeaban en círculo, masturbándose, Mar supo lo que querían, se arrodilló, miró las pollas, todas diferentes pero igualmente apetecibles y comenzó a comerlas, comió todas y cada una de ellas con sus labios sensuales y deseoso, cambiando cuando casi se corrían en su boca, cuando hubo chupado todas comenzó a tocarse, a seducirles para que se corrieran en ella, se sentó y abrió las piernas, enseñándoles su coño depilado y ya dolorido, pero satisfecho, se lo tocó y se tocó las tetas poniendo caritas de placer, esto excitaba a todos sus violadores.

Miles de chorros la sorprendiendo por todos lados, mancharon su cara, su boca, sus tetas, su cuello, su pelo, al final estaba toda cubierta de semen, no dejó de tocarse y cuando sintió las lefadas en ella se corrió un poco.

Después se tumbó en el suelo, exhausta y toda usada.

Los tipos se marcharon, Mar se levantó mareada,

Casi ni sabía dónde estaba, vio que la ducha funcionaba, se dio una ducha rápida, después, con el pelo mojado, buscó su vestido, el cual estaba arrugado y sucio, al igual que su tanga, se puso todo y salió de allí con cuidado, preguntándose donde estaban su marido y su hermana.

Los buscó, pero sin mucho interés, después recogió su bolso en el guarda ropa y salió de allí, caminaba despacio porque le dolía todo el cuerpo, pero por dentro estaba satisfecha.

--No lo volveré a hacer—dijo—Pero ya está hecho.

Volvió al hotel, allí estaba su marido, al parecer la había buscado y, al no encontrarla, había vuelto, Julia y Arturo se había quedado, Mar se molestó el poco interés que sentía por ella. ¿Y si le ocurría algo? Y en cierto modo si le había ocurrido, solo que se había entregado a sus violadores.

Puso la excusa de que se mareaba en la discoteca y salió a pasear, él no sospechó nada y se fueron a dormir.