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Las vacaciones de Mar (2)

en Interracial

Capitulo 2:

Como disfruta de un pollón negro.

Al día siguiente volvieron a la playa. Mar ya era otra mujer, sin duda, el haber sido penetrada salvajemente por diez hombres cambiaba a cualquiera.

Llevaba su bikini negro y, al igual que su hermana Julia, no tardó en quitarse la parte de arriba, no podía dejar de pensar en el gang bang del que había sido víctima. ¿Por que le había gustado tanto? Quizás porque era más puta de lo que pensaba, o porque era algo nuevo y novedoso, placentero.

De repente se dio cuenta de que alguien la estaba mirando, era Arturo, el marido de su hermana,  al mirarle el hombre desvió la mirada, no podía culparle, era atractiva y él no era de piedra.

Salió al mar y nadó hasta la roca donde había visto al negro el día anterior. ¿Por qué? No sabía exactamente la razón, fue como si algo la empujase allí, no había nadie, solamente una pequeña cueva natural, era algo grande y estaba bastante escondida, por lo que no se sorprendió ver allí botes de cerveza vacíos y preservativos.

Iba a marcharse cuando le vio, vino nadando por el otro lado, era el negro del día anterior, llevaba un bañador minúsculo y Mar le miró de arriba abajo, la Mar de ayer hubiera huido, pero la Mar de hoy se excitó inevitablemente al verlo, sin duda, su nabo erecto parecía querer reventar el bañador.

Se sintió tímida, como una colegiala. ¿Qué podía decirle? Era un adonis de ébano, con un cuerpo que ni su esposo podía soñar tener, iba  marcharse avergonzada, pero miró al negro a la cara y sintió que él la penetraba con sus ojos,  Se acercó despacio a él y vio como el hombre le sonreía.

--Hola—dijo casi tartamudeando.

El hombre se acercó a ella y miró sus pechos, Mar se excitó todavía más.

--Que guapa eres, hermosura—dijo el hombre con acento latino—Desde que te vi ayer no he podido dejar de pensar en ti.

Mar se ruborizó, bajó la mirada y el negro puso una mano sobre su cadera, los ojos de Mar se clavaron en su miembro que, bajo su casi minúsculo bañador, se marchaba como una manguera,  él llevó sus manos hacia los pezones erectos y los cogió con las yemas de sus dedos, Mar se mordió el labio de placer y, sin querer esperar más, tocó su miembro por encima del bañador.

Lo acarició despacio, era enorme, ya sentía su coño mojándose, sus labios pidiéndole ser abiertos por aquel nardo mulato y grueso.

El negro se adentró en un pequeño recoveco de la cueva y ella le siguió, entonces él se descubrió la polla, que salió como con un resorte.

--¡Guau!—exclamó ella al ver tan tamaña verga.

Temía que, al metérsela, la rompiera como a una muñeca de porcelana, la agarró, estaba ardiente, apenas podía rodearla con su mano.

--Dale una mamaíta con esa boquita tuya—le dijo elnegro.

--No sé si va a caberme en la boca—dijo Mar, pero antes de acabar la frase ya estaba de rodillas.

Se relamió al verla tan cerca de su cara, eso era una polla, y no lo que tenía su marido, nada más verla había deseado comérsela entera, lamer su glande y sentirla dentro de su boca.

Masturbó el nardo y abrió su sexy boca, lo acercó a ella y rodeó la punta con sus carnosos labios, el negro gimió de placer, Mar abrió todavía más la boca, todo lo que pudo, y sintió como la mano del tipo empujaba su cabeza hacia el manubrio.

--Ahagggg.

Estaba dentro, lo sentía latir, ardiendo, no pudo evitar que un calambre de placer recorriera su cuerpo, comenzó a mamar aquel pene lo mejor que podía, pues era inmenso, le sabía a carne y a sal marina, el negro gemía de placer cada vez que mamaba su nardo.

--Ohooo, siii—le decía—Cómemelo, preciosa.

Mar llevó su mano libre hasta sus tetas y se las acarició, después tocó su coño por encima del bañador, estaba goteando literalmente.

--Mmmmm—comenzó a gemir—Maammmmmhg.

Aumentó la velocidad de la mamada, deseaba probar el semen de aquel negro, delicioso y excitante, comenzó a meterse ella misma los dedos, sus pezones no podían estar más excitados, llevó una mano a los testículos del tipo, colgantes y llenos de una esperma que deseaba.

El pene se hinchó y Mar sintió un orgasmo que mojó su bikini, la lefa salió de golpe, a borbotones, tragó todo lo que pudo de una vez, era como si abrieran un grifo de semen dentro de su boca, su sabor la hipnotizó, dulzón y gelatinoso, llenó su boca follada y se vertió, manchando sus tetas y su barbilla.

Cuando se apartó de él, se levantó, se sentía satisfecha pero avergonzada, iba a marcharse cuando él la sujetó, se sintió dominada, la introdujo hacia lo más profundo de la cueva.

--Voy a follarte hasta que te desmayes—le dijo.

Mar le miró. ¿Acaso no había tenido suficiente? No importaba, si quería follarla, la follaría, Se quitó el bikini y quedó desnuda, él miró su coño con deseo, Mar se dejó hacer, estaba claro que no era la primera mujer que ese cabrón follaba, el negro se acercó a ella y llevó sus manos hacia su sexo, ella le miró a la cara cuando sintió como dos dedos entraban en su coño mojado,

--Ah—gimió—Frótamelo.

El negro comenzó a masturbarla con rapidez, ella tuvo que agarrarse a él para no desmayarse de gusto, gotitas salía disparada del femenino sexo, gotas de flujo que saltaban al ser masturbado aquel coño depilado.

De repente el negro se detuvo, la cogió, ella se abrazó a él, esperando la penetración, su coño estaba excitado de nuevo.

Para su sorpresa, la tumbó en el suelo, Mar abrió sus piernas, esperaba que ya la forzara, que abriera su coño con su manubrio negro, pero en vez de eso el hombre comenzó a comérselo, hundiendo su boca en el coño, ella sintió un escalofrío cuando sintió la lengua en su sexo.

Hacía mucho que no le comían el coño, cuando sintió la lengua del negro entra en ella comenzó a lubricar sin remedio, el tipo sabía cómo lamer, como succionar y como acariciar su sexo, Mar se retorcía de placer, gimiendo como la puta que ya era.

--Ah sí—gemía—Oh, mi coño.

Pequeños orgasmos la sorprendían, vino a su mente la noche anterior, como había recibido tantos rabos, como habían roto su culo y habían estado dentro de ella dos hombres a la vez.

--Voy a correrme, vamos, no pares.

El negro se apartó de ella y Mar le miró casi enfadada.

--Pero. ¿Por qué paras?—preguntó.

--Tranquila tesoro—dijo el negro—Te prometo que vas a correrte como nunca conmigo.

 La cogió en brazos, Mar estaba casi desmayada, deseaba que por fin la violase como a una vulgar puta, él la dejó sobre una roca algo alta y se puso a sus pies, allí, de pie, su gigantesco rabo quedaba a la altura de su coño.

--Fóllame ya—pidió ella—Vamos, fóllame.

El negro se acercó a ella, puso el inmenso nardo en la entrada de su sexo latente y la penetró despacio, el grande entró haciendo que Mar gimiera sintiendo un escalofrío, la miró y sonrió, Mar se relamía, sentía la punta de aquella polla en ella, pero deseaba todo el conjunto.

--Hasta el fondo—pidió.

El negro agarró sus caderas y la penetró de una, Mar dio un grito de dolor, su sexo se había abierto ante aquel badajo, cogió aire, estaba caliente y latiendo, listo de nuevo para escupir su sabrosa lefada.

--Ah—gimió--¡Que gorda es!

El negro comenzó a moverse dentro de ella, haciéndola gemir, pronto los dos gemían como dos animales, Mar era sacudida por aquel adonis de ébano, su nabo llegaba muy dentro de ella, era dolor y placer a la vez, algo que jamás había imaginado.

--Mas, ah, ah, más.

El negro apretó sus tetas mientras la follaba salvajemente, la movía sobre la piedra que, por suerte, era lisa y no la arañaba.

Aquel badajo caliente y africano entraba en ella arrancándoles gemidos de placer, abriendo las paredes de su coño húmedo sin titubeos, Mar sacudía las piernas de gusto, casi lloraba de placer al ser penetrada por tal semental, la polla latía dentro de ella como con vida propia, se mordió el labio sintiendo un apabullador orgasmo, no quería gritar, temiendo ser descubiertos, pero no pudo evitarlo, el placer le arrancó gritos de gozo.

--Aha, me corro, si, dame mas, fóllame con tu polla negra, si, fóllame el coño, ah.

Se corrió como si mease, su flujo salió disparado mientras la polla continuaba rompiéndole el sexo ya dolorido pero satisfecho, después se estiró en la roca, continuando con pequeños orgasmos, rastros del anterior.

--¡Madre mía! Fóllame todos los días, joder, que gusto, coño.

El negro la cogió y ella se abrazó a su torso, sudado y desnudo, su olor le excitó todavía más, la tumbó en el suelo sin sacar la polla de dentro de ella y, sobre la arena, comenzó a embestirla de nuevo, moviendo sus caderas con rapidez y haciendo que sintiera el coño arder.

---Oh, sí, si—gemía—Más, quiero más de tu polla, si, Ah.

..Oh, sí, nena—gimió su oscuro amante—Eres la mejor mujer que he probado.

La polla del negro se hinchó de repente, Mar supo que iba a rellenarla de semen salvaje, recibiría una corrida en su coño ya prostituido, lo deseó aunque tuviera que comprar la píldora del día después para no tener un bebe negro de ese mandingo.

--Si—gritó—Córrete dentro, lo quiero dentro.

--Tómalo, puta—dijo el negro.

Empujo con fuerza y Mar sintió una oleada de semen, un nuevo orgasmo la sobrecogió.

--Ah, sí, Oh, ah, Ay.

Sintió como su coño se rellenaba por la corrida calentorra y mundana, era como si measen dentro de ella, lo sintió ardiente y pastoso y se corrió al mismo tiempo, teniendo sacudidas de placer que casi la dejan desmayada.

El negro, después de la gran corrida, se mantuvo sobre ella, Mar le miró, le resultó curioso, pero no se había fijado demasiado en la cara de aquel hombre, era guapo, con perilla y pelo rapado, él la besó, metiendo su lengua dentro de su boca, ella atornilló el beso mientras las últimas gotas de lefa salían de la polla para quedarse dentro de ella.

Cuando el negro se levantó, la miró, Mar estaba tumbada, exhausta, desnuda y con el coño chorreando de semen ajeno y su propia corrida, se marchó, ya la había utilizado, ya no le hacía falta.

Mar se levanto y se puso el bikini, estaba algo pareada, pero satisfecha, algo avergonzada, pero sabiendo que lo volvería a hacer si la situación se presentase de nuevo.

--Menuda polvazo—pensó—Casi ni puedo andar.

Iba a volver a la playa cuando escuchó unos gemidos, vio un pasillo algo escondido en aquella cueva. ¿Quizás alguien más había venido para follar? Caminó con disimulo, esperando no ser descubierta y se detuvo impresionada al ver quiénes eran los amantes.

Su propia hermana estaba de pie, inclinada hacia delante, mientras dos hombres la follaban.

Estuvo a punto de acudir en su ayuda, pero se detuvo cuando vio que su hermana Julia no parecía obligada.

--Si—gimió—Dadme más, cabronazos.

Se sintió contrariada, los tipos eran jóvenes, casi adolescentes, uno la penetraba por detrás mientras el otro recibía una buena mamada de su hermana.

No pudo evitar excitarse, las tetas de Julia, mucho más grandes que las suyas, botaban balanceándose cuando era follada, los jóvenes gemían, el de detrás follaba su coño rubio y a veces le daba cachetadas en el culo mientras que su amigo movía la cabeza para recibir tal jugosa chupada en su pene.

--Mhm—gemía Julia—Maaaggg.

El que follaba su sexo gritó de placer, se apartó y el otro hizo la mismo, Julia se arrodilló y los dos se pusieron frente a ella, la mujer masturbó las pollas, que no era gran cosa de tamaño, pero que al parecer le habían servido para ese apuro, y pronto su rostro se vio bañado por violentos chorros de semen, Julia abría la boca para recibir todo el sabor de aquellos niñatos.

Mar decidió irse, sabiendo que podían verla ahora que habían acabado.

Volvió a la costa, allí, curiosamente, ni su marido ni su cuñado la habían echado en falta.

--¿Has visto a Julia?—le preguntó Arturo.

--No—negó ella.

A los pocos minutos Julia volvió como si nada, Mar la miró, no podía dejar de recordarla siendo follada por dos hombres

Se prometió a sí misma no volver a follar con ningún desconocido en lo que quedase de vacaciones, o al menos lo intentaría.