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Las vacaciones de Mar (3)

en Dominación

CAPITULO TRES.

Donde su cuñado saca partido de ella.

El día siguiente era el último de sus vacaciones, unas vacaciones que Mar no iba a olvidar nunca, por la mañana volvieron a la playa, Mar buscó al negro, pero no le vio por ninguna parte, con sus tetas al descubierto al igual que los días anteriores, se tumbó en su tumbona y tomó el sol, tras media hora abrió los ojos y vio a lo lejos, como su cuñado la miraba desde el agua, sin duda Mar ya supo que observaba su cuerpo y sus tetas cuando podía, con disimulo, pero ¿Qué podía decir? Era el marido de su hermana, quizás ella se molestaría si comentaba algo.

Se levantó y caminó por la playa, su esposo estaba nadando, y su hermana tomaba el sol, sin darse cuenta se alejó algo de la cosa, hacia unas rocas que eran lo suficientemente grandes para ocultarse tras ella, allí vio a una pareja de adolescentes besándose, la ignoraron y continuó hacia el otro extremo de la playa.

Cuando se dio cuenta estaba casi sola, solamente un hombre que paseaba a un perro, a lo lejos, pero este se marchó a los pocos minutos, iba a volver cuando, sorprendida, vio que su cuñado caminaba hacia ella.

Mar pensó que seguramente había venido a buscarla para regresar, pero estaba equivocada.

--¿Vienes a buscarme?—le preguntó.

--Vengo a hablar contigo—dijo él.

--¿Y qué quieres?

El hombre miró sus tetas, ahora sin disimulo, Mar se las tapó con los brazos, molesta.

--Oye, tú—dijo—Que soy tu cuñada.

Arturo la miró y sonrió.

--Si, eso ya lo sé—dijo—Pero que quieres, con lo buena que estas.

Mar iba a recriminarle que le hablase así, pero él la interrumpió.

--Ya se de tus aventuras—le dijo.

Mar palideció, ¿Acaso la habría visto con el negro?

--No se dé que hablas—dijo intentando hacerse la tonta.

--A lo mejor esto te ayuda a recordar.

Sacó su móvil y le enseñó la pantalla, Mar lo miró sorprendida, en aquel video que le mostraba salía ella siendo follada por los diez tíos de la discoteca.

En el fondo sabía que eso iba a ocurrir tarde o temprano.

Arturo la miraba y miraba el video, sin poder creerse que aquella mujer hubiera sido abierta por todos sus agujeros.

--No le digas nada a Eloy, por favor—dijo ella—Me dejaría ¡Qué vergüenza!

--Será nuestro secreto—dijo él—Ya sabes que somos familia, Pero es de bien nacidos ser agradecidos.

--No pensarás lo que estoy pensando—dijo ella—Arturo, que eres el esposo de mi hermana.

--Tu hermana está muy buena, y la quiero—dijo Arturo-- Pero Mar, no se compara a ti, y lo sabes.

Mar no supo sin sentirse alagada con ese piropo.

--No voy a negártelo—dijo Arturo—Siempre me he imaginado como sería follarte viva.

--Tú eres un guarro.

--Quien fue a hablar—dijo él—Aquí estamos solos, nadie nos ve, ya sabes lo que quiero.

--No voy a darte nada.

--¿No?—dijo él--¿Y si le envío este video a Eloy? Mejor ¿Y si se lo envío a mi suegro? Seguro que le gustará ver lo puta que es su hija.

--¡No!—dijo Mar—Espera, joder.

--Solamente quiero que me des lo que le distes a esos tíos—dijo Arturo—Venga, si ya lo has hecho.

--No pienso follar aquí—dijo ella—Pueden vernos.

--Pues algo me tendrás que hacer.

Mar le miró, Arturo era guapo, atractivo, y ahora había descubierto que era un sádico salido, vio que él le enseñaba el video y ella lo miró durante unos minutos, sin duda, no parecía ella, pero se excitó inmediatamente al verse allí, recordando el placer que cada pene le había dado.

--Puedo hacerte una paja, nada más—dijo.

--Ni hablar—dijo él—Una mamada, y bien hecha.

Mar palideció, ¿Comerle la polla? ¿ ¿A él? Jamás lo habría imaginado, pero sabía que eso era mejor que entregarle su sexo, y que alguien les descubriera, además, una mamada no era algo que sintiese como comprometido, ni siquiera como infidelidad si se daba el caso.

--Uf, vale—dijo—Pero después borras el video.

--De momento me vale—dijo él.

Arturo cogió su mano y la llevó hasta el nardo que parecía querer escaparse de los pantalones, Mar le miró a la cara mientras lo tocaba, lo sentía duro y palpitante.

--Si, tócalo, así—dijo él.

Llevó sus manos hasta sus pechos y comenzó a tocarlos, Mar se dejó, el tacto del pene la había excitado irremediablemente, y, ¿Por qué negarlo? Arturo sabía cómo palpar, aplastar o pellizcar sus tetas.

Sin previo aviso, él la besó, Mar no esperaba eso, pero se dejó, sintió su lengua contra la suya, le gustaba su tacto y su sabor, movió su lengua para sentir la lengua ajena dentro de su boca, el beso era violento y la saliva de Arturo llenaba su boca, cosa que le hizo excitarse, la tragó.

--Ahora la chupada—dijo él después.

Mar se arrodilló y Arturo se sacó la polla, Mar no pudo evitar asombrarse, no era un pollón, pero tampoco estaba pobre en lo que rabo se trataba.

--Esta listo para que te lo comas.

Lo cogió con la mano y lo tocó, estaba caliente y duro, latía como un animal durmiente, no pudo evitar sentirse todavía más cachonda, de todos modos iba a comer un rabo, y eso siempre era excitante.

Lo masturbó despacio y este creció todavía más, después abrió la boca y lamió el glande con la lengua, estaba ardiente, miró a Arturo, que la observaba con un deseo salvaje, abrió la boca y se lo tragó de una.

--Ah—gimió Arturo—Que labios, siempre he deseado esto.

Mar comenzó a mamar con avaricia, olvidándose de todo lo que no fuera el sabor de aquel miembro familiar y su excitación que le suponía.

--Mmmm—gemía—Mmmmm.

El glande tocaba su lengua, bañándolo de saliva caliente, Arturo puso una mano en su nuca para mover su cabeza, Mar comenzó a frotarse el coño metiendo sus dedos bajo el bañador. El nabo llegaba hasta el fondo de su boca, los testículos, calientes y llenos de semen para ella, golpeaban su barbilla.

--Aug, aug—gemía mientras salivajos escapaban de sus labios.

Arturo empujó y se detuvo, Mar sentía la boca llena de nardo, la punta casi tocando su campanilla, intentó separarse, pero él la retenía, tosió, si no se la sacaba pronto vomitaría, pero esa tos excitaba a Arturo.

Cuando se separó Mar cogió aire, la saliva quedó colgando entre la polla y su boca.

--Así se hace—dijo él—Eres una profesional.

Mar le miró mientras se limpiaba la boca.

--¿Quieres correrte en mi boca o en otro sitio?—le preguntó.

--Quiero que te tragues toda mi corrida—dijo él.

Mar obedeció y volvió a comer ese miembro que ya deseaba, escuchó unos gemidos conocidos, Arturo estaba viendo el video de su gang bang mientras se la chupaba, sintió como el badajo se hinchaba y tuvo un pequeño orgasmo.

--Mmmmhmmm…

La lefa le llenó su boca por sorpresa, haciendo que saliera disparada y machase su cara y su barbilla, después tragó una buena cantidad, esta le sabía algo afrutada, o quizás eran imaginaciones suyas.

--Si—dijo Arturo—Toma, toma, cacho puta.

Mar le miró con la cara llena de semen, sin dejar de masturbar el rabo, y dos violentos chorros bañaron su cara, después se quedó sentada, saboreando aquella corrida.

Arturo le ayudó a levantarse y Mar se limpió con agua, el mar se llevaría su pecado, después volvieron,  ni Eloy ni Julia sospecharon nada.

Por la tarde, Mar se echó a la siesta, estaba  agotada de tanto sexo, deseaba volver a casa y a su vida normal, de uno o dos polvos por semana o a la masturbación, ahora que su marido parecía no quererla.

Su marido se marchó a tomar café con Arturo, Mar no pudo evitar imaginarse que pasaría si su cuñado le enseñaba el video, pero confiaba en que no lo hacía ya que le había dado lo que quería.

Con el bikini de abajo puesto y una camiseta de tirantes sin nada debajo, se durmió, esperaba despertarse ya tarde, pero al parecer no iba a dormir mucho.

Algo la despertó sobresaltada, alguien le tocaba la pierna, abrió los ojos y vio a Arturo, había entrado mientras dormía.

--¿Qué haces?—le preguntó.

Arturo iba vestido tan solo un bañador tipo bermuda, nada más,  estaba sentado a un lado de la cama y Mar se preguntó cuánto tiempo llevaría allí, su pene estaba erecto por debajo de su ropa.

--He venido a cobrarme el resto—sonrió él.

--Ya te la chupé en la playa—dijo Mar—Déjame en paz, no quiero nada contigo.

Arturo se acercó a ella y metió su mano por debajo de su camiseta, Mar se revolvió.

--Vas a darme lo que te pido—dijo—O toda España va a saber lo puta que eres.

Mar se apartó de él.

--No—dijo—Esto es una violación, vete, por favor.

Arturo se levantó, Mar pensaba que iba a marcharse, pero no fue así, se abalanzó contra ella con un propósito muy claro, conseguir el cuerpo de su atractiva y algo puta cuñada.

Mar comenzó a gritar y a pedir socorro, se resistía como podía, pero, a pesar de tener un cuerpo de gimnasio, Arturo era mucho más fuerte que ella y consiguió reducirla, agarrando sus brazos y sujetándolos por encima de su cabeza.

--¿Ahora qué?—dijo—No pareces tan valiente.

--Por favor Arturo—dijo ella—Esto no está bien.

--No puedo dejar pasar esta oportunidad.

--Te la chuparé lo que quieras—negoció ella—Pero por favor, no me violes.

--No voy a violarte porque por mis muertos que vas a correrte conmigo.

Llevó su mano hacia el bikini y lo rompió, haciéndola gemir de sorpresa.

--¡Oh!

Su coño quedó libre, Arturo lo miró y llevó la mano hacia él, Mar sintió los dedos entrar en su coño.

--Ah, duele—gimió.

Arturo comenzó a masturbarla en contra de su voluntad, Mar se removía, pero aquellos dedos estaban haciendo que inevitablemente se excitase, moviéndose independientemente dentro de su vulva.

Se quedó quieta, quizás tan solo quería eso, hacer que se corriera, Arturo la soltó y se apartó, sin dejar de mirarla, se desnudó, quedando el pene erecto, dispuesto para ella.

Mar quiso levantarse de la cama, pero Arturo se tumbó sobre ella y abrió sus piernas con las suyas, cogió su nardo.

Iba a violarla irremediablemente.

--No, no, Ah--gimió Mar—No, me violas, no, ahu.

Arturo comenzó a penetrarla, despacio, mirándola a la cara, Mar se retorcía, pero se conocía lo suficiente para saber que su cuerpo confabularía contra ella y agradecería el rabo.

--Oh, Mar—gimió Arturo—Tu coño no es para nada como el de tu hermanita.

Mar, con la boca abierta y los ojos entrecerrados, no podía más que gemir mientras sentía el pene abriéndola, calentando su sexo sin remedio.

--Por favor—pudo decir—No sigas, o si no…

--No voy a parar hasta que te rellene por todos tus agujeros—dijo él.

Mar dejó de resistirse del todo, estaba claro que había perdido y que ahora le tocaba ser follada de nuevo, Arturo soltó sus manos y apretó sus tetas por encima de la camiseta, los pezones de Mar sobresalían excitados.

--Ah--gemía ella muy suave—Ah, Oh.

--Eso es—dijo él—Siénteme dentro de ti, siente la misma polla que folla a tu hermana.

Mar pensó en Julia siendo profanada por ese rabo, no supo porque pero era algo que la excitaba, abrió sus piernas ya entregada por completo, si estaban violándola, ¿Qué menos que sacar algo de provecho y disfrutar el polvo?

--Ah, ah. Oh, Arturo, me follas muy bestia.

Él, al oír aquello, no cesó, sino que la penetró con más violencia, moviendo la cama incluso del polvazo que le estaba echando a aquella mujer, su propia cuñada.

--Ah, ah—gemía Mar desecha de placer.

Arturo la besó y ella recibió su lengua mojada y caliente, jugó con ella, atornillando el beso, estaba impresionada por el tremendo polvo que su cuñado le estaba entregando, sin duda, sabía follar, su hermana tenía suerte, mucha suerte.

--Voy a correrme—dijo mientras estiraba las piernas—Si, me correré….

Arturo aceleró todavía más la penetración, sacudiéndola, la estaba follando a golpes, Mar se sacudió, recibiendo un apabullante orgasmo que la dejó sin respiración.

--Me corro, me corroo, si, ah.

Toda ella se convulsionó de placer mientras se corría como una puta, después Arturo se detuvo, pero no le había dado su semen. Mar, tumbada, incluso babeada de gusto.

--Oh—gimió—Me he corrido contigo, como es posible.

Arturo se separó de ella, sacando su rabo todavía tieso del coño abierto de la mujer, mojado el flujo femenino, la miró, Mar le miró, sabía que no iba a detenerse, Arturo la cogió con fuerza, como si fuera un juguete, y la giró.

--A cuatro patas—le dijo—Vamos, ahora te toca recibir por el culo.

Mar obedeció, su coño goteaba mojando sus muslos, estaba claro que su cuñado quería el lote completo, follarla por todos sus agujeros.

--Pero no me hagas daño—le dijo.

--Ya vi como te rompieron el culo en el video—dijo él—Te gustó ¿Verdad?

Puso la polla a la entrada de su ano y empujó, Mar gritó al sentirse rota, tan salvajemente, sin ningún tipo de lubricante.

--Ah—gritó—Me lo rompes, más despacio.

--Si te gusta, perra—dijo Arturo—Se que te gusta el anal.

Mar sintió un escalofrío cuando el pene entró de golpe, taponando su ano y llenándola de carne caliente, se encorvó en la cama, ofreciendo todavía más su ano profanado.

--Ah—gimió—Si.

--A tu hermana también le encanta que le abra el culo—dijo Arturo.

--Fóllame como a ella—pidió Mar mirándole—Por favor, no aguanto más sin que me rompas el culo.

Arturo comenzó a follarla, el rabo entraba y salía despacio, rozando cada rincón de aquel culo abierto, dolorido pero que pedía más, agarró sus caderas para moverla mientras ella gemía de placer.

--Ah, ah.

Mar estaba casi desmayada de gozo, no solamente sentía el nardo entrando en ella sin preguntar, decidido, haciéndola sentirse una puta usada, y eso la excitaba, sino que Arturo comenzó a moverla deprisa y sintió los testículos del hombre chocando contra su sexo, no podía dejar de recordarse a sí misma usada en la discoteca por aquellos desconocidos, ni siendo penetrada por aquel mandingo de rabo descomunal, y a eso había que sumarle que estaba siendo abierta por el hombre que se follada a su propia hermana, podía parecer una tontería, pero eso también la excitaba, la ponía cachonda pensar que el mismo rabo que su hermana seguramente tragaba, engullía por boca, culo y coño, la follaba ahora.

--Voy a correrme—dijo Arturo—Si, voy a rellenarte de mi corrida.

Mar comenzó a mover ella misma las caderas, como si hubiera aprendido a darle placer.

--Si—dijo mientras pequeños orgasmos la sacudían—Correrte dentro de mi culo, vamos, relléname como a una zorra, como si rellenases a Julia.

Arturo comenzó a follarla a lo bestia, chocando su cuerpo contra el de ella, Mar, con la boca abierta y el coño goteando y manchando las sábanas, tuvo que sujetarse al cabecero para no perder el conocimiento debido a aquellas embestidas.

--Si—gritó—Me corro de nuevo, Ah, ah, oh, me corrrooooo.

--Si--gimió Arturo—Tómalo.

Y eyaculó dentro del atractivo culo de ella, Mar sintió sus tripas caliente por la lefada y su coño se corrió como si mease.

--Ah.

Arturo terminó de rellenarla, soltando las últimas gotas dentro de su ano, y se apartó, Mar se tumbó exhausta, todavía gimiendo y teniendo pequeños orgasmitos.

--Oh, qué gusto—gemía—Si, como me has follado, joder.

Arturo se acercó a ella y la besó, después se vistió despacio y se sirvió una copa del mueble bar.

--¿Vas a borrar el video ahora?—le preguntó ella.

--Ni hablar.

--Pero bueno—dijo Mar--¿Es que voy a tener que dejarme cada vez que quieras?

--Si puedo tener a las dos—dijo Arturo--¿Para qué voy a conformarme con una sola?

--Eres un cerdo.

--Si, ya—sonrió él—Pero tú has disfrutado como una zorra, reconócelo, y sé que vas a dejarte porque disfrutas con ello.

Mar se enfadó con él y lo echó de la habitación, pero sabía que tenía razón, de ahora en adelante, si quería guardar aquel secreto, tendría que obedecer a Arturo en todo lo que quisiera, y eso la enfadaba, pero también la excitaba.

Sabía que se había convertido en una puta.