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Un viernes de mierda

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Era viernes, y no solamente no era todavía el último día mi semana, sino que además había empezado siendo una auténtica mierda. El día había empezado pesado, con clientes que no habían hecho más que tocarme la moral, por no decir algún otra parte más noble de mi cuerpo.

Intentaba centrarme en trabajar, de esa forma el tiempo pasaría más rápido, o al menos eso pensaba yo... porque cada vez que miraba la hora, a penas habían pasado unos pocos minutos, cuando para mi se habían hecho interminables.

Por fin, llegó la hora de cambiarme, recoger mis cosas y marcharme a casa... Bueno, primero tendría que llegar hasta el coche, ya que esa mañana no había logrado aparcar ni por asomo cerca del trabajo.

20 minutos andando para llegar hasta mi coche y cual es mi sorpresa al encontrarme un arañazo claramente intencionado junto al manillar de mi puerta. ¿Acaso el gorilla de esta mañana habría tenido la osadía de mancillar mi pintura, por no haberle dado unas monedas? El día iba mejorando por momentos, al igual que mi malestar y cabreo...

Por fin llegué a casa, pero como buen día de mierda que estaba siendo este viernes, lo primero que me encontré nada más entrar, fue con una inquiriente pregunta de mi padre que acabó convirtiéndose en una discusión... Solamente me faltaba ya eso para poner la guinda al pastel de este asqueroso día.

Sin dejarle terminar de hablar, me enfundé mi chaqueta, me puse mis guantes, mi casco, y arranqué la moto sin saber muy bien cuales estaban siendo sus últimas palabras...

No sabia donde ir, francamente me daba igual, tan solo quería despejarme, sentir el aire en la cara, y conseguir esa sensación de libertad que me daba montar en mi moto.

Los kilómetros fueron pasando, al igual que las horas, y el día parecía que pretendía terminar por fin, por lo que sin dudarlo me dirigí a uno de los sitios que guardaba para cuando me sentía así. Parecería una tontería, pero llegar al rompeolas del puerto, justo cuando la luna estaba empezando a vislumbrarse por el horizonte, hubiera parecido completamente calculado, sino hubiera tenido claro que aquello había sido fruto de las más absoluta de las casualidades.

Aparque la moto, y retirando mi casco, me senté en el borde, contemplando el lento pero continuo ascenso de la luna, mientras el sutil y leve vaivén de las olas que rompían a escasos metros de mi, me iban relajando y consiguiendo hacerme olvidar ese día.

De repente recordé una promesa que había hecho la noche anterior, cuando por puro azar, conocí a través de Facebook a una escritora de muchos de los relatos que solían acompañarme en mis solitarias noches. Había leído sin apenas pestañear uno de sus relatos, y me había dejado fascinado. Pero aún mayor fue mi sorpresa, cuando como por arte de magia, me vi agregando su nombre a la red social, y sin siquiera pasar unos segundos vi como me aceptaba.

No podía creerme que una persona capaz de haberme excitado de soberana manera, me hubiera aceptado a mi, a un completo desconocido, a su perfil. Pero aun menos me creí, cuando sin saber muy bien cómo, me encontraba hablando con ella.

"Leeré todos tus relatos", le dije... Y realmente esa era mi intención, por que la facilidad de palabra que había tenido en ese primer relato había sido tan impresionante, que me llevó a un orgasmo tan inmenso casi sin tocarme, que pareciera que ella misma se encontraba junto a mi aquella noche.

Así que sin dudarlo, sentí la necesidad de leer en ese momento de calma que por fin había conseguido alcanzar en ese viernes tortuoso, alguno de sus demás relatos. Sabía que no era el sitio más idóneo, pero me daba igual. Los pocos pescadores aficionados que había a una poca distancia de mi estaban entretenidos tratando de pescar algo en esa noche que cada vez se estaba cerrando más y más dejándonos a todos en una oscuridad tan sólo quebrantada por la luz de una inmensa luna llena que ya se encontraba bien elevada sobre el cielo.

Cogí mi movil y abrí su blog, y me dispuse a recorrer por encima un poco sus relatos, hasta que sin saber muy bien por qué, uno de ellos me llamó la atención. Jamás había sentido curiosidad por el amor filial, pero conforme empecé a leer los primeros párrafos, me dejé llevar por la historia de una hermana que acaba sintiendo un irrefrenable deseo de sentir a su hermano, y más aún, sentirse poseída por el y por su miembro. Iba leyendo y devorando cada frase, cada párrafo, cada una de sus cuatro partes sintiendo como bajo mi pantalón iba creciendo una necesidad a su vez de liberar toda la tensión acumulada por el día.

En ese momento no me hubiera importado ser el hermano protagonista de la historia y que su hermana fuera la autora del relato... Sus palabras me habían vuelto a excitar de una manera que creía que sería capaz de quebrantar límites que desconocía... Me estaba imaginado mantenido una relación con una inexistente hermana y me estaba gustando todo aquello mucho. En mi cabeza el nombre de la hermana había sido sustituido por el de mi paralela fantasía. Y entre los labios de esa nueva protagonista, no dejaba de mencionar mi nombre una y otra vez, mientras de mil formas acaba poseyendo su cuerpo y mancillando su virginidad sin ningún tipo de pudor, sintiéndome transportado a un estado sureño de excitación que hacia mucho tiempo que no sentía.

Aquellos relatos habían logrado que alcanzara un orgasmo bajo mis pantalones aún mayor que el que alcancé con su anterior relato. Y sintiéndome aún empalmado, me volví a montar en mi moto, colocándome el casco y arrancándola no dejé de pensar durante todo el camino de vuelta, lo que sería sentir a mi lado a una persona capaz de hacerme sentir todo aquello. Cómo sería compartir experiencias con alguien que había sido capaz de llevarme a la más alta de las excitaciones con tan sólo sus palabras. De qué sería capaz de lograr si pudiera tenerla a mi lado.

Llegué a mi a mi casa, justo en el momento que fui consciente que aquella persona se había convertido, ya no sólo por sus relatos, sino por lo que era capaz de lograr en mi, en mi fantasía. Y como tal, por ahora sólo podría agradecerle y demostrarle lo que había logrado en mi con estas palabras.

Así que, tal y como también te prometí, no solo estoy leyéndome todos tus relatos, sino que he querido dedicarte uno, a modo de darte las gracias, por lograr que ese viernes de mierda, se convirtiera en un maravilloso y excitante viernes.

Gracias Magela, de un completo admirador tuyo, que te ha convertido en fantasía.