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Buenos amigos

en Orgías

Paulina sentada con las piernas abierta fumaba un cigarrillo. Las cortinas se hallaban ocultando el lampo del sol y un ventilador intentaba derribar con ondas diminutas el calor abrasador que emanaban los cuerpos sedientos de placer. Su amiga Lorena, acotada sobre la alfombra de terciopelo rosa y Rodolfo agitándose la verga cerca de Paulina  al verla sudar como una cerda.

—Es lo mejor que puedes hacer Rodolfo, mirarme con los pantalones por debajo de las rodillas y tu miembro vigoroso sediento de mi coño. —dijo ella con total seguridad, de que Rodolfo no la tomaría del cabello y le apoyara la verga en el rostro. Le conocía tan bien, que sabía que tras la eyaculación impetuosa que tuviese por imaginar lo que haría con Paulina, se subiría los pantalones y se iría al baño a mear. Era lo que le gustaba más, beber como un degenerado y luego mear.

— ¡A callar puta! No me dejas concentrar los pensamientos.

—Hasta ni hablar sabes, cerdo. —le dijo apartando la mirada, la concentró en Eugenio quien se encontraba acostado en la cama. Él era una historia aparte, su cuerpo totalmente desértico asemejaba la estatua de Miguel Ángel recién pulida, sus piernas sudaban y su miembro placido apuntaba en dirección a su coño. Daba la sensación de acercarse y devorarlo completamente. Pero, el momento no era el indicado. Rodolfo sugirió partir de la habitación, se estaba abrumando por el hecho de que Paulina no quería chuparle la polla.

—Si quieres irte puedes hacerlo Rodolfo, yo me quedaré con Lorena un rato más y nos iremos.

La tarde se anticipaba como una moneda al azahar en el aire. No sabían a donde irían a festejar Eugenio y Rodolfo, pero de que querían coger y beber toda la noche era la prioridad. Embarcaron el coche con dirección a casa de Lorena, quien había terminado con su novia de años.  El despecho no hacia la prórroga de pensar solo en el caprichoso sentido del sexo. Sin embargo, iba a ser más difícil juntar a Paulina al club, debido a que la relación que tuvo con Eugenio encolerizaba los momentos.

— ¿Cómo le haremos con Paulina?—preguntó Eugenio, quien apretaba sus manos entre sí para evadir algún pensamiento negativo.

—Ya sois adultos, no se necesita hacer mucho, simplemente se le invita y ya, y si no quiere venir ni modo conmigo es más que suficiente. —expreso, Lorena ante la ausencia de lo que pensaría Rodolfo.

—Vale ni modo. Llámala.

El teléfono salía ocupado, durante varios minutos, lo cual presionó a Rodolfo a desistir y partir a la fiesta. Al llegar al club. Se impresionaron de ver cómo la gente le brillaba el rostro. No se molestaron ni siquiera en pedir los tragos ellos llegaban solos al ver a lo lejos como Paulina encargaba los mismos.

— ¡Hola Paulina! ¿Cómo has estado?—exclamo, Eugenio tras el bullicio incansable de la gente.

— ¡Caliente, sudando como una cerda! espero les guste este sitio.

—Sí es bastante agradable.

Pasaron horas, bailaron, consumieron hasta algunas sustancias ilícitas y de pronto Lorena apretó las tetas de Paulina. El impulso lésbico de ella se comenzaba a percibir y Paulina sin razón aparente incito la mano de su amiga a que sintiera la humedad de su vagina por debajo del vestido. En plena pista de baile los ojos incaustos de su entorno ensimismados al ver como ellas dos comenzaban una guerra de placeres ante la música del momento y el calor invadiendo sus cuerpos. Rodolfo y Eugenio a lo lejos apretaban sus bolas con las ganas que les tenían a aquellas dos mujeres. No se hizo esperar cuando de pronto dos hombres se acercaron hacia las amigas en común. Uno de ellos le asirlo la cabellera dorada de Lorena en su brazo besándole el cuello y mordiendo el lóbulo de la oreja con deseo. Mientras tanto el otro hombre meneaba la cintura de Paulina, aquellas caderas como un reloj de arena.

—Preciosa me gusta tu color de piel moreno —le musito en el oído tras, las risas inconfundibles del movimiento caliente de Lorena en su ingle húmeda.

—Te gusta mucho, a mí me gusta tu voz grave en mi oído. —dijo Paulina al desconocido.

Eugenio se molestó al ver a su ex ser meneada con pasión en el centro de la pista lo cual produjo cólera y una fuente de choque que lo insto a acercase agresivamente. Golpeó a su oponente y agarró a paulina del brazo, mientras ella se reía y su amiga Lorena insatisfecha por no continuar los movimientos en la vagina de su amiga, se quejó ante el descaro de su amigo. Salieron del club, caminaron durante algunos minutos por las calles sedientas de gente insatisfechas por fiestas. Se apostaron en un bar de jazz. El cual sugirió Rodolfo. Lorena molesta le indicó a Paulina en el oído marcharse a un cuarto de hotel y continuar con sus travesuras. Lo cual no tardó mucho en suceder. Los amigos al ver que ellas corrían por toda la avenida y llegar a un hotel les siguieron dando como finalizada la noche.

—Dejen de comportarse como unas zorras, y vengan acá—expresó Rodolfo metiéndose en el ascensor apretándole el culo a Lorena. Ante la incomodidad, Eugenio veía desde una esquina como los tres se manoseaban y besaban—si eres agua fiesta Eugenio, acaso ya no se te pone dura la polla al ver cómo me toca tu amigo el culo—decía Lorena sin mediar palabra alguna ante su estado de embriagues.  

—Estás borracha Lorena. No tengo el mayor interés en lo que hagas con mi amigo.

—Entonces deja de mirar.  

Entraron a la habitación y comenzaron a quitarse la ropa Lorena apretaba las tetas de su amiga mientras Paulina besaba con vigor a Rodolfo. Eugenio tras ver el despelote decidió incluirse como un mirón acostándose en la cama y dejando su polla bien levantada.

—Sé que siempre la has deseado putita, ven y chúpala. ¡Gatea puta de mierda! —decía Eugenio a Paulina tras ver como ella se mordía los labios. Paulina al ver a su amiga incorporase cerca de Rodolfo para comenzar sus juegos. La tomó por un brazo y le musito al oído. Que tenían que cogerse a Rodolfo pero castigar a Eugenio. Lo cual decidieron entonces amarrarlo y amordazarlo.

Rodolfo en vista de que las dos chicas eran de su propiedad. Se acercó con dureza hacia Paulina y esta lo cacheteo, le explico de qué se trataba el juego y este acepto de inmediato. Paulina se sentó en una silla con las piernas en alto mientras, contemplaban como Lorena se ofrecía satisfechamente a Rodolfo.  

—Ven chúpamela Lorena.

—Sí, Papi la quiero toda adentro de mi boca.

—chúpala como una ramera, zorra.

Lorena se introdujo todo el miembro grueso y largo de Rodolfo por algunos segundos sentía que se asfixiaba, sus glándulas salivales aumentaron su segregación y al sacársela le escupió el rostro esto conllevo a su amigo a que la cacheteara.  Lorena rasguño a Ro. Y su amigo inquieto en la cama observaba con el pene erecto como Paulina se metía los dedos en su concha totalmente húmeda.

— ¿Te gusta, Eu? Te gusta cómo me humedezco al verte la polla moverse porque quiere mi coño estrecho.  El simplemente meneaba su cabeza en señal de gusto. Forcejeaba las manos y las piernas, Paulina simplemente se acercó y lamió toda la superficie de sus piernas fornidas hasta llegar a su miembro, lo recogió con sus labios en forma de melocotón y succionó lenta y pausadamente. Luego se incorporó sobre él, cogiendo su pollon y llevándolo a su concha húmeda, hizo varios roces precipitados y solo le dejaba entrar el glande en la vagina ella mantenía la cordura mientras él se volvía como loco ante el calor que emanaba su estreches.

Por otras instancias Lorena al ver lo que le hacía Paulina a Eu. Le pidió a Rodolfo que le reventara el culo, que quería dejar su vagina para las chicas. Éste le importó en lo más mínimo y comenzó a dilatarle el culo con los dedos gruesos de sus manos. Y varias sucesiones terminaron cogiendo duro y fuertemente. Rodolfo le sostuvo los brazos mientras Lorena se hallaba en cuatro patas como la zorra que una vez pronunciaron sus labios. Y la abatía con total dureza, ella gemía de placer ante el desventurado encuentro mientras sus ojos observaban como paulina se sentaba fervientemente en la polla larga de su ex y se movía impetuosamente.  

—Me gusta cogerte Eu…Me gusta mucho… sentir como me revientas el coño.

— ¡Mnnnn!... ¡Mnnnn!... ¡Mnnnn!....

—Rodolfo más dame más fuerte papi rico.

— ¡Toma perra de mierda! pero, que culo tienes perra.

Y así duraron algunos minutos prolongándose el descenso del placer la noche fue larga en una orgía aparente de desvelo y la impetuosa paulina sentada en una silla contempló como su amiga Lorena derrumbada de placer dormía en la alfombra de terciopelo color rosa. Rodolfo importunado por el alcohol meando en el baño y su ex dormido y adolorido con las bragas totalmente sucias de Paulina en la boca.