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Trío con NAMi y NICO ROBIN en nochevieja.

en Parodias

Es el día de Nochevieja y Nami y Robin se han vestido de Santa Claus para la ocasión. La verdad es que cada vez que las miro, no puedo evitar desviar la mirada hasta sus enormes pechos. Escogieron unos vestidos con bastante escote y poca ropa, creo que no pueden estar más sexys. Parece que estuvieran compitiendo por ser la más provocativa. Nami, en la parte superior, sólo lleva un sujetador rojo y blanco. Robin lleva su típico chaleco sin mangas, pero también rojo y blanco. La ropita de Nami apenas le tapa nada. Robin va algo más tapada, pero va enseñando el ombligo y tiene los pechos más grandes. Ellas dos estan sentadas a la mesa, hablando entre ellas, y yo aquí solo en el sofá. No se de qué estarán hablando, pero se ríen mucho, y cuando lo hacen les botan los pechos. La verdad es que se me está empezando a poner un poco dura, viendo como sus perfectos pechos botan y botan, a punto de salirse de la ropa. Por suerte, estoy tapado con una manta porque tenía frío, así no podrán ver lo que hago. Poco a poco, para que no se den cuenta, deslizo una de mis manos bajo la manta y comienzo a tocármela a través del pantalón. Me está dando mucho morbo hacerlo delante de ellas sin que lo sepan. Sólo las tengo a unos metros de distancia y no sospechan nada. Un momento... parece que de vez en cuando se acarician ligeramente los pechos, sin dejar de hablar. ¿Será mi imaginación? Sí, debe ser eso. Continúo tocándomela, cada vez está más dura viendo semejantes bellezas. Tengo unas ganas increíbles de sacármela y hacerlo a gusto, pero si me levanto para irme, se darán cuenta de que la tengo dura. Ya no hay vuelta atrás, la tengo totalmente dura y es imposible que se me baje teniéndolas delante. Uff... Robin acaba de levantarse un poco la falda del traje de Santa, y ha dejado al descubierto su larga y preciosa pierna izquierda. No aguantaba más y ¿ahora esto? Observo como baja su mano izquierda y, lenta y suavemente, empieza a acariciarse el muslo con el dedo indice. ¿Por qué hace eso? ¿por qué no para? De pronto, las dos desvían sus miradas hacia mi y se me quedan mirando.

 

Nami: ¿crees que no nos hemos dado cuenta? ¿con ese truco tan viejo de la manta? *sonrie maliciosamente*

Robin: no deberías tocarte con nuestros cuerpos (dice mientras se desabrocha la falda, la cual queda a medio caer al suelo).

Te gustan mis piernas? (continúa acariciándosela despacito).

Nami: o ...¿prefieres mis pechos? (Nami pasa lentamente su mano derecha entre sus dos pechos y suspira, cerrando sus ojos).

Intento contestar: yo... no....

Nami esttira su brazo derecho hasta Robin, y agarra uno de sus pechos fuerte, hundiendo los dedos de su mano en él y se pone roja: es... es demasiado grande, Robin (le dice mirándola a los ojos).

Robin baja lentamente la cremallera de su chaleco, dejando totalmente fuera sus grandes y perfectos pechos, acercándose poco a poco a Nami. 

Nami: ¿quieres competir?. Nami se desabrocha el sujetador, dejándolo caer al suelo, mostrando sus pechos de piel blanca.

Robin coge sus dos pechos con las manos y los acerca a los de Nami, haciendo que sus pezones se rozen. Nami hace lo mismo, y sus pezones se ponen duros al instante.

La imagen de Nami y Robin frotándose suavemente los pezones entre sí es demasiado erótica, no puedo aguantar más. Me la saco del pantalón, aún debajo de la manta, y comienzo a acariciármela sin dejar de mirar la escena. En ese instante, las dos me miran sonriendo. Robin aprovecha el despiste y agarra los dos pechos de Nami con ambas manos, aprentandolos fuerte.

 

Robin: no son tran grandes como las mías, pero están muy blanditas y suaves, me encantan.

Nami no puede evitar soltar un gemido, cerrando sus ojos durante un instante: no te aproveches, Robin (dice sonriendo).

Robin: Te encanta que lo haga. 

A continuación, Robin se pone de rodillas quedando con su cabeza a la altura de los pechos de Nami. Pega sus pechos en su tripita y alza la mirada hacia ella. Sin dejar de mirala a los ojos, saca la lengua y empieza a lamer suavemente los pezones aún duros de Nami. 

Nami cierra sus ojos y comienza a suspirar. Robin agarra uno de sus grandes pechos y lame su pezón, haciendo movimientos arriba y abajo con la lengua. Nami coloca sus manos sobre la cabeza de Robin y acaricia y revuelve su pelo.

 

Nami: oh... Robin... me encanta como mueves tu lengua...

 

Robin ríe y da pequeños mordisquitos en el pezón de Nami. Mientas, con la otra mano, agarra el otro pecho y lo masajea, moviéndolo de arriba a abajo. Los pechos de las dos son tan grandes que no caben en sus manos. En ese momento yo ya estaba tocándomela más rápido, de arriba a abajo sin parar. Robin abre su boca, rodeando el pezón de Nami con sus labios. Comienza a chuparlo y chuparlo sin parar, estirando el pecho de Nami, soltándolo para que bote y volviéndolo a coger. En ese momento, me levanto del sofá y me acerco a ellas. Coloco mi polla a su altura y doy golpecitos a los pechos de Nami con ella. Es increíble como rebota en esos pechos tan blanditos. Robin alza su mirada hacia mi, sin soltar ni por un momento el pezón de Nami con sus labios. Creo que ella también quiere. Golpeo suavemente a Robin en la mejilla con mi polla, mojándosela un poco. No puedo estar mas cachondo. Con una mano masajeo el pecho de Nami que Robin tiene en su boca, y con la otra mano sujeto la cabeza de Robin por su pelo. En ese momento, sin darme opción a nada, Robin suelta el pezón de Nami y se mete mi polla entera de golpe en la boca.

 

Yo: AHH!! Robin... no tan fuerte...

 

Robin mueve su cabeza adelante y atrás más rapido que antes durante unos segundos, y luego lo hace más despacio. Se nota que ella es la que quiere mandar, y eso me encanta.

Suelto el pecho de Nami y bajo mi mano por sus largas piernas, acariciando sus muslos suavemente. Al llegar a la parte más alta de ellos, justo al lado de su coño, Nami separa sus piernas dejando a al vista su coñito pelinaranja. Comienzo a acariciar con dos dedos alrededor de él, cada vez más cerca de su clitoris. Nami acerca su carita a la mía y empieza a besarme apasionadamente sin dejarme tiempo a respirar. Su lengua hiperactiva recorre toda mi boca, ansiosa. Suelo el pelo pelito de Robin y agarro el de Nami. Me encanta su pelo tan naranja, largo y suave. Entonces, Robin se saca mi polla de la boca, se pone de rodillas entre mis piernas, y vuelve a metérsela. Apenas puedo hablar, entre besos y lametones de Nami.

 

Yo: ahh... Robin, que bien la chupas... se nota que te encanta chupar...

 

Nada mas decir eso, Robin agarra mi culo con sus dos manos, y comienza a empujar fuerte contra su boca. Mi polla entra y sale tan rápido y tan fuerte de su boca que estoy a punto de correrme en cada empujón, es increíble. Además, me la lame de arriba a abajo con su lengua, sin sacarsela de la boca. Mientras tanto, comienzo a meter y sacar dos dedos en el coñito de Nami. Estaba tan calentito y húmedo que quiero metérsela ya. Nami soltaba gemiditos entre beso y beso, lo cual me ponía más y más cachondo aún. Mis dedos entran y salen perfectamente, de lo mojado que lo tiene. Comienzo a meterte tres y cuatro dedos. Entonces, Nami deja de besarme para poder gemir a gusto. Sus gemidos no hacen más que ponermela más y más dura, dentro de la boca de Robin, la cual no deja de chupármela fuerte ni por un momento. Meto y saco cuatro dedos de una mano del coñito húmedo de Nami, aumentando la velocidad poco a poco, y con la otra mano agarro la cabeza de Robin por el pelo, ayudándola a chupármela más fuerte. Me encanta como Nami no deja de gemir y se muerde el labio inferior. Continúo metiendo y sacando los cuatro dedos de su coño, colocándolos en forma de gancho hacia arriba, sólo quiero darle más y más placer. Mientras, muevo mi dedo pulgar arriba y abajo, acariciando su clítoris rápidamente.

 

Nami: AH! AH! AH! AH! AH! AH! AH! AH!

 

Creo que Nami estará afónica mañana. Pero los sonidos de la garganta de Robin atragantándose con mi polla no se quedan atrás.

Mi polla golpea fuerte el paladar de Robin, deseando correrse, y ella no hace más que chupar más y más rápido cada vez. El cuerpo desnudo de Nami se estremece de placer e intenta abrirse más de piernas, pese a que ya no puede separarlas más. Creo que es hora de llenarla de placer. Agarro fuerte uno de sus muslos, clavando un poquito las uñas en él, y masturbo su coño lo más rápido que puedo sin parar. Nami gime más fuerte entre suspiros y jadeos.

 

Nami: AH! AH! SI! AH! SI! SI! MÄS! más rápido! SI! SI! SI! SI! SI!

 

De pronto, lanza un gemido aún más fuerte que los demás y estira completamente sus piernas. Noto como su tripita se pone dura durante unos segundos y mi mano, aún entrando y saliendo de su coño calentito, comienza a salpicar sus jugos por todas partes. Nami acaba de correrse de auténtico placer. Tras dejarla unos segundos de descanso, acerco mi boca a la suya y beso cariñosamente sus labios. Ella aún está jadeando pero mueve su lengua, jugando con la mía. En ese momento, Robin mueve su cabeza varias veces adelante y atrás, apretando fuerte sus labios contra mi polla. Noto como mi polla se pone más dura y un cosquilleo la recorre entera. 

 

Yo: ROBIN!!! VOY A CORR...

 

No he acabado la frase, cuando lo suelto todo de golpe dentro de la boca de Robin, que no deja de chupar ni aún mientras me corro. Eso hace que no deje de salirme más y más y llene toda su boca. Sus mejillas se hinchan, he soltado demasiado. Retira suavemente sus labios de mi polla, se levanta, y se me queda mirando, todavía con las mejillas hinchadas.

 

Yo: Robin...lo siento, yo no quería correrme dentro de....

 

No me deja terminar de hablar, y se traga todo, sin desviar su mirada de la mía. Sonríe y me dice: hoy puedes hacernos lo que quieras a las dos, somos tus putas. Pero... yo aún no me he corrido.

 

Robin mira a nami, y ella parece que sabe qué hacer. Robin inclina su tronco hacia abajo, elevando su culo y separa sus piernas. Ahí está su coño, tan abierto y mojadito, se nota que no puede estar más cachonda. Entonces, Nami se sienta en el suelo, se mete entre sus piernas, y comienza a dar lametones en el coño de Robin. Yo soy incapaz de apartar la mirada de esa escena, me gusta demasiado. Nami muerde suavemente los labios del coño de Robin, los estira y los suelta. Lo hace varias veces seguidas y Robin gime de placer.

Mi polla está dura ya de nuevo, ante la escena que estoy viendo. Me acerco a ellas y la meto entre los pechos de Nami. Los cojo con las dos manos y presiono contra mi polla. Comienzo a masajear sus pechos hacia arriba y hacia abajo, sintiendo como la suave piel de Nami me masturba. Cada vez que veo como la lengua de Nami se mete dentro de coño de Robin, se me pone más dura. Muevo mi polla entre sus pechos, los cuales la cubren entera, de lo grandes que son. Sin soltárselos, masajeo sus pezones con mis pulgares e índices. Noto como se ponen cada vez más duros entre mis dedos, me encanta. Mientras, escucho los sonidos que hace la lengua de Nami mientras se lo lame todo a Robin. El coño está tan tierno y mojado que es imposible que no haga esos sonidos tan sensuales. Suelto uno de los pechos de Nami y azoto el culo de Robin varias veces. Acto seguido, su coño empieza a chorrear por la cara y la boca de Nami. Entonces, Nami coloca sus manos a ambos lados del coñito de Robin, lo abre lo más que puede, y mete toda su lengua dentro, hasta el fondo. Robin cierra los ojos y lanza un gemido muy alto. Separa más aún sus piernas de piel blanquita y símplemente se deja hacer. Llevo mis manos hasta la carita de Nami, que esta toda empapada de fluídos, y los extiendo por su cuello y sus pechos, dejándolos brillantes. Bajo mi cabeza a la altura de sus pechos, y paso la lengua varias veces entre ellos, lamiendo los jugos de Robin. Voy subiendo poco a poco, lamiendo y besando su cuello, su barbilla, su mejilla, llenas de fluídos. Entonces, me decido a lamer el coño de Robin al mismo tiempo que lo hace Nami. Seguro que le encanta sentir dos lenguas jugando con ella. Mientras muerdo suavemente su clítoris y doy lametones en su coñito chorreante, azoto varias veces su culo. Me encanta el sonido que hacen sus nalgas siendo azotadas fuerte. Mi lengua y la de Nami se encuentran de vez en cuando dentro de su coño. Noto como Nami traga los fluídos de Robin mientras le caen por toda la boca. Le chorrea incluso por su precioso pelo naranja. Creo que Robin necesita más placer para correrse. Saco un consolador de un cajón, lo enciendo y lo acerco a su clítoris. La vibración, junto a nuestras dos lenguas, le hace soltar gemidos verdaderamente sensuales. Comienzo a metérselo poco a poco por el poco espacio que queda entre la lengua de Nami y la mía. Poco a poco va entrando, hasta que su coño lo absorve entero. Nami, decidida a hacer que Robin se corra ya, se levanta del suelo, y se pone a darle lametones rápidos de abajo a arriba, recorriendo todo su coño. Yo azoto fuerte varias veces más su culo de guarra. Finalmente, Robin lanza al aire unos gemidos tremendamente placenteros y, acto seguido, llega al ogasmo, echándole de nuevo un chorrito de fluídos a Nami en toda la cara. Inmediatamente, sin apenas descansar, Robin se gira y se pone a lamerle la cara a Nami. Las mejillas los labios, la nariz, la boca... todo. La ha dejado bien limpia de sus jugos. Para finalizar, la besa apasionadamente mientras se saca el consolador del coño, haciendo soniditos de gustito.

 

Robin: eres increíble Nami, siempre me lo lames genial. Consigues que me corra cada vez que lo haces.

Nami: pues ahora me toca a mi.

Yo: ¿todavía quieres más?

Las dos se me quedan mirando: ya te dijimos que hoy éramos tus putas, queremos más.

Sin perder tiempo, Nami se pone a cuatro patas, enseñándonos su coño aún bien mojado de antes. Robin se tumba boca arriba en el suelo, con su cabeza debajo de Nami y, agarrando fuerte su culo, comienza a besar su clítoris. Yo, separando las piernas de Robin, me pongo encima suyo y froto mi polla contra su coño, sin meterla todavía. Lo tiene tan mojado que casi me resbala. Agarro suavemente sus grandes pechos y meto la cabeza entre ellos. Le doy besitos entre los pechos mientas los masajeo a dos manos, haciendo que boten. Los pechos de Robin son fantásticos. Son tan grandes que no me caben en las manos, y sus pezones en seguida se ponen duros. Son tan blanditos que me gustaría meter la cabeza en ellos y no sacarla nunca. Noto, en mi polla, como su coñito se abre más y más, se está poniendo cachonda de nuevo. Me encanta lo fácil que es calentarlas a las dos. Robin es más dulce y romántica, y Nami es una verdadera guarra viciosa. Son muy diferentes, pero son perfectas las dos. Sin sacar la cabeza de entre los pechos de Robin, aparto mis manos de ellos para dar unos azotes en el culo a Nami. Sé que le encanta eso. Levanto la cabeza del pecho de Robin, y ya puedo ver como todo el coño y alrededores de Nami está empapado por sus fluídos. Decido metérsela un poquito por el coño a Robin. Apenas tengo que hacer nada, Robin en seguida empuja contra mi polla y se la mete entera. Está deseando que la folle. Comienzo a moverme, dando pequeñas embestidas contra el cuerpo caliente de Robin. Mientas, con una mano juego con uno de sus pechos, haciéndole de todo. Abro mi boca todo lo que puedo, y me meto parte de su otro pecho dentro. La sensacion de tener su pecho tan suave y mullido dentro de mi boca es indescriptible. Puedo escuchar como pide más y más. Deslizo mis dos manos por todo su cuerpo, bajando poco a poco. Levanto sus muslos hasta ponerme sus hermosas piernas sobre mis hombros y continúo metiéndosela. No piedo dejar de mirar como sus enormes y perfectos pechos suben y bajan, botando sin parar ante mis embestidas. Tampoco puedo dejar de mirar como Robin pega su boca totalmente al coñito de Nami y se lo come todo. Su cara ya está totalmente cubierta por los jugos de puta de Nami. Una pequeña gota va bajando entre sus pechos. Nami, entre gemido y gemido, lleva una mano hasta su culo, y se mete un dedito por él. Está tan caliente que lo tiene abierto y no le cuesta nada meterlo. No deja de meterlo y sacarlo rápidamente. Estiro uno de mis brazos hasta agarrar el largo pelo de Nami, lo cual le hace levnatar la cabeza. Tiene los ojos en blanco del placer que está sintiendo. Sólo pide más y me dice que no le suelte el pelo. Me encanta cuando se pone tan puta. A los pocos segundos, veo que de su coño salen muchos más fluídos que antes, los cuales le caen por toda la cara y el cuerpo a Robin. Nami acaba de correrse de nuevo.

Nos levantamos los tres. Robin se acerca a mi y me echa a la alfombra. Sin darme opción a resistirme, se sienta fuerte sobre mi polla, metiéndosela hasta el fondo por el coño. Casi me corro dentro de ella, no sé como aguanté. Nami acerca a mi, y comienza a besarme en los labios y darme lametones por la cara, parece una perrita. Con su cara al revés que la mía. No deja de besarme dulcemente. Ambos cerramos los ojos y disfrutamos de nuestros labios rozándose y besándose lentamente. Mientras, siento como Robin me cabalga ansiosa por sacármelo todo. Va alternando entre saltos salvajes sobre mi polla, saltos mas suaves, movimientos en círculo, hacia delante y hacia atrás... Está decidida a hacer que su cuerpo consiga que me corra de placer. De vez en cuando abro los ojos y veo como sus enormes y preciosos pechos no dejan de botar y botar al son de sus gemidos. Me encanta como me monta. Nami aprovecha para azotar sus pechos para que reboten más aún. Robin echa su cuerpo hacia atrás, apoyándo sus manos en el suelo, y empieza a mover su cintura muy rápidamente arriba y abajo. No mueve el resto del cuerpo, se concentra en hacer fuerza con sus caderas. Jamás había sentido un placer tan intenso. Las caderas celestiales de Robin no hacen más que caer con fuerza sobre mi polla, una y otra vez. Siento que no voy a aguantar mucho más. A cada embestida que me da, mi polla dura como una piedra se clava en lo más profundo de su coño. Cada vez que llega hasta dentro, lanza un gemido muy sensual. Siento que estoy a punto de correrme, por lo que saco rápidamente la polla de dentro de Robin. La tumbo en la alfombra y coloco mi polla sobre su cara.

Inmediatamente, ella abre su boca de par en par y saca su lengua totalmente fuera, esperando. Al instante, empiezo a correrme. Echo un chorro sobre su lengua y dentro de su boca. Me masturbo para que no deje de salir, y le echo otros dos chorros, uno en cada mejilla. Subo mi polla un poco más arriba y echo otro sobre su frente y su flequillo. Sin perder tiempo, extiendo su pelo por la alfombra y le echo todo lo restante por encima. Su precioso pelo negro ahora es casi blanco. Me encanta la imagen de ver a Robin toda cubierta por mi leche. Ella no deja de jadear sin apenas moverse. Entreabre sus ojos, cansada de tanto cabalgar y me sonríe.

 

Nami: eh, yo también quiero que me lo eches todo por encima. No seas egoísta.

Yo: está bien Nami, ponte a cuatro patas.

Nami: ¿cómo? ¿qué vas a hac...

 

No la dejo ni terminar de hablar y le meto toda la polla dentro de su boca.

Ella cierra los ojos y yo comienzo a embestir contra su boca. La tengo metida entera, hasta la garganta. Entre pequeñas ahorcadas, no deja de chupar y chupar, con sus labios apretándomela muy fuerte. Se nota que quiere sacarme todo lo que me quede. Yo la sujeto por el pelo y ayudo a sus movimientos. Veo que Robin saca su dildo con arnés y se lo coloca. De repente, se lo mete todo entero, muy fuerte, a Nami por el culo. Nami abre los ojos de par en par, de la impresión, sin dejar de chupármela. Robin, entonces, empieza a follársela por el culo sin parar. Parece que va a rompérselo, pero no tiene intención de parar, y creo que Nami tampoco quiere que pare. Le da unos buenos azotes en el culo y la llama puta. Creo que eso nos puso muy cachondos a los tres. Yo comienzo a embestir más y más fuerte contra la garganta de Nami. Dios, quiero matarla de placer.

 

Yo: OHHH!! Nami, voy a correrme!

 

Tras escucharlo, Nami se la saca de la boca y Robin deja de follar a Nami. Las dos, corriendo, me empujan, tirándome de nuevo al suelo, y meten mi polla entre sus pechos. Los suben y bajan lo más rápido que pueden, ansiosas por su premio. Es increíble tenerla entre esos cuatro pechos tan grandes y esponjosos, quiero echárselo todo sobre ellos. Ya no puedo aguantar más y me corro. No paran de masturbarme mientras me sale todo. Salen chorros que acaban por todas partes: sus caras, sus bocas, sus cuellos, sus pelos, sus pechos... Es como el paraíso verlas a las dos tan blanquitas. Se besan en los labios dulcemente sin limpiarse absolutamente nada.

Yo: ha sido increíble chicas, sois fantásticas.

Robin: espero que hayas pasado buen día de Nochevieja, cielo (sonríe)

Nami: y recuerda que aquí están tus putas para lo que quieras (se aprieta ambos pechos)

 

Yo ya tengo que irme, así que me empiezo a vestir. Parece que ellas dos aún tienen ganas de marcha, porque veo como se sientan en el suelo, entrelazando sus preciosas piernas en forma de tijera. Juntan sus coñitos y empiezan a moverse lentamente. No dejan de mirarse fijamente a los ojos, lanzando pequeños suspiros. Nami coloca una de sus manos sobre una rodilla de robin, y comienza a acariciar su muslo, sin parar de restregar el coñito contra el suyo.

Es la escena más erótica y dulce que he visto jamás.