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Me follé a papá (3)

en Amor filial

Mi padre se levantó, desnudo, y comenzó a vestirse despacio, yo me quede sentada en la manta, sin saber qué hacer.

--Agentes—dijo mi padre con total tranquilidad--¿Qué hacen por aquí?

--Buscando setas, no te jode—dijo uno de estos--¿Qué hacen ustedes?

--Pues follando—dijo Papá con una naturalidad que me sorprendió—Que vamos a hacer.

--¿Con su hija?

--No es mi hija—dijo papá—Es solo una chica, pero es mayor de edad, que conste.

--¿Y por que la llamaba papi?

--Le excitaba hacerlo—dijo papá—Cosas de putillas.

Comprendí que no podían saber que éramos familia, sino tendríamos problemas muy serios, el guardia civil me apuntó con la linterna, yo ni me moví, la luz alumbraba directamente mi cuerpo desnudo, y el cabrón la mantuvo casi un minuto, moviéndola despacio, como si quisiera llevarse un recuerdo al cuartelillo.

--Vamos al cuartel—dijo el que parecía el jefe.

--No creo que sea para tanto—dijo mi padre todavía tranquilo, con sus calzoncillos puestos.

--Esto es escándalo público.

--Pero si no hay nadie—dijo papá—Nadie nos ha visto.

Los guardias civiles se miraron mutuamente, el que llevaba la linterna era mayor, incluso mayor que papa, algo fofo y con el pelo blanco y bigote, el otro era joven, seguramente de un rango inferior.

--¿Qué hacemos?—preguntó este, desconcertado.

Yo sabía que, aunque tan solo nos pusieran una multa, se enteraría de que éramos parientes, pues en el cuartel nos pedirían los carnets de identidad,  que un escándalo así sería funesto para nuestra familia.

Teníamos que evitar que nos detuvieran.

--Puede que lleguemos a un acuerdo—dijo mi padre.

--¿Qué acuerdo?—preguntó el guardia civil--¿No pensara en chantajearnos?

--Yo no pienso nada—dijo papa—Solo digo que las noches en el cuartel son muy largas, puede que necesiten distracción, mírenla, no me digan que no se la follarían ahora mismo.

El guardia civil mantuvo la mirada en él y después volvió a mirarme, yo continuaba sentada con las piernas extendidas, completamente desnuda, sudada, respiraba deprisa, cogiendo aliento, mis tetas bajaban y subían, el semen de papa se fermentaba dentro de mí, todavía calentorro.

--Y después cada uno por su lado—concluyó papa.

El guardia civil volvió a mirar a su compañero, este era joven, incluso guapo, su cara, cuando me miraba hablaba por sí misma, si pudiera ya me estaría follando.

--¿Tu qué dices?—le preguntó.

--Yo estoy soltero—dijo el chico—Eres tu el que tiene parienta.

Yo entendí que tenía que pasar por el aro, de todas formas ya había practicado alguna paja y alguna mamada a cambio de cosas, como que nos dejasen a mis amigas y a mi entrar en un concierto o en el cine, y aquella noche, después de lo que había hecho, no era momento para ponerse modosita. El guardia civil mayor me miró y yo comencé a intentar seducirles, mostrarles la materia prima, me tumbé y me froté el clítoris, abrí mis piernas, me mojé los dedos, después me incorporé y me puse a cuatro patas.

--Que puta es, joder—dijo el hombre.

--Seguro que ustedes tienen unos buenos rabos—dijo papá—Y ella los quiere dentro.

Llevé las manos a mi culo y abrí mis glúteos, mostrándoles mis dos agujeros.

--Si—dije con voz seductora—Quiero un buen rabo, y lo quiero ahora.

--¡A la mierda!—dijo el guardia civil—Voy a metérsela hasta el fondo.

Le dio la linterna  su compañero y comenzó a desnudarse, yo me senté y le miré, ante aquellas luces parecía un ser sobrenatural, su polla era larga y algo delgada, estaba tiesa como su porra reglamentaria.

Mi padre abrió el coche y encendió las luces para tener mejor visión del espectáculo, de nuevo, iba a ser usada sexualmente, pero mi excitación no había bajado un ápice.

--Definitivamente—pensé—Soy una guarra.

Cuando el hombre estaba desnudo nos miramos, no tenía un buen cuerpo, pero el pene, erecto, era aceptable, aunque no tan gordo ni largo como el de papa, en definitiva servía para un polvo casual y punto.

--Ven aquí, zorra—me dijo.

--Haré lo que me digáis—dije yo, obediente.

Mi padre se apoyó en el coche, dispuesto a observar un espectáculo que, sin duda, le excitaría.

El tipo me empujó sobre la manta y yo quedé boca arriba, abrí mis piernas para atraerle, aquella situación, en la que yo poco podía hacer para evitar mi penetración, me volvía loca, él se tumbó sobre mí, su cuerpo estaba caliente, deseoso de follarme, y el mío también.

--Voy a darte lo tuyo—me dijo.

Cogió mi cara y me obligó a mirarle, me besó, metiendo su lengua dentro de mi boca y jugando con ella, yo sentí y bebí su saliva caliente, después acarició mis pechitos, palpándolos y apretándolos, su compañero y mi padre miraban sin perder detalle aquella escena.

El tipo cogió su polla y sentí la punta del nardo entrando dentro de mí.

--Augh—gemí.

El tipo sonrió y me la metió de golpe, me hizo arquearla espalda y estirar las piernas de placer, mi coño se abrió ante tal badajo, que recorrió todo mi interior.

--Ahhhaaa—grité.

Comencé a ser penetrada con violencia, estaba claro que yo era su juguete, del cual aprovecharse todo lo que quisiera, yo gemía con cada pollazo, miré a papá y vi que, para mi sorpresa, había sacado su móvil y grababa la escena, el otro guardia civil hacía lo mismo, además de ser follada iba a ser grabada.

--Ahaa, ahyyy, ohooo.

--Si nena—dijo el que me follaba—Gime como la puta que eres, vamos.

Yo estiré las piernas y me aferré a la manta, aquí venía una nueva corrida.

--Siiii--gimió el tipo cuando eyaculó en mi interior—Toma mi lefa, puta.

Yo gemía de placer, pero no conseguí correrme, estaba claro que aquel tipo no le llegaba a papá ni a los tobillos, cuando se separó se puso a horcajadas encima de mi pecho y yo cogí su nardo y comencé a masturbarlo, esperaba un buen bukakke, vi como el precum goteaba y aceleré la paja, riadas de semen me mancharon la cara, caliente y blanquecino, abrí la boca para probarlo, estaba muy bueno.

Se apartó de mí y el otro guardia civil, ya desnudo, se acercó a mí.

--A cuatro patas—me dijo—Ya.

Yo obedecí y él me agarró de las caderas y me atrajo hacia él, sentí su polla pegada a mi sexo, palpitaba y era bastante gorda.

--Ábrete el culo con las manos, vamos—me ordenó.

Yo, de nuevo, obedecí, el puso la polla en las puertas de mi culo, y empujó entró con facilidad aunque abriendo con fuerza.

--Ahaaaa—grité—Duele.

--Ya te acostumbrarás.

Miré a papá, continuaba grabando y se acariciaba el pene despacio, el otro tipo se había unido a la moda de grabarme con su móvil.

El tipo comenzó a embestirme sin cuidado y yo a gritar, su polla parecía querer romperme las tripas, entrando con violencia dentro de mi culo ya abierto, sentía calambres de placer, las piernas me temblaban y hasta babeaba de gusto, el hombre me dio varias cachetadas en mis glúteos, movido por el sadismo, sin duda le gustaba el sexo violento, donde él mandaba.

--Toma, siente mi rabo, so puta--dijo

--Ahaaa—grité yo—No pares, no dejes de follarme.

Sentí como todo mi cuerpo se sobrecogía de placer y me corrí sin poder dejar de gemir, mis muslos se mancharon de mi flujo y casi me desmayo de gusto.

--Siiii---gemí.

El tipo sacó su nardo de mi ano y me giró con fuerza, me manejaba como si fuera una muñeca, se tumbó sobre el suelo y me puso sobre él a horcajadas, yo ya sabía lo que quería e iba a dárselo, a pesar de que me había corrido no sé cuantas veces quería más y más.

Cogí su polla, que continuaba como una piedra, y me la metí dentro de mi coño de una.

--Uhg—gemí.

El tipo me apretó mis pechitos y cogió mis pezones para hacerme gemir, yo comencé a botar sobre él, sintiendo aquel nabo invadiéndome, me deshacía de placer el sentirme follada de nuevo, miré a papa, el cual no había dejado de grabar, ahora se masturbaba su rabo, de nuevo erecto, nos miramos a la cara, le veía excitado y yo también lo estaba.

--Ahaa, dadme más—gemí.

Entonces papá decidió pasar de nuevo a la acción.

--Yo también quiero probar ese culo—dijo.

Con ayuda de la funda del móvil, lo dejó sobre el capó para que continuase grabando y se acercó a nosotros, yo me tumbé sobre el guardia civil, el cual comenzó a comerme las tetas con avaricia, le ofrecí mi culo a mi padre, quería sentir como me lo abría, como me enculaba con fuerza.

Con mis manos, separé mis glúteos y pronto sentí la punta de la polla de papá entrando en mí.

--Ohooo—gemí—Siiii.

Me estremeció, abrió mi ano con fuerza, sin importarle si me dolía, quería romper el atractivo culete de su hija y así lo hizo.

Allí, comenzaron a embestirme los dos, y lo hacían de una forma violenta, yo era su puta y ellos iban a hacerme lo que quisieran, pues yo me dejaba.

El otro guardia civil continuaba grabando, con su pene erecto, lo miré, me resultó jugoso y apetecible como un pirulí de carne que chupar.

--Ven aquí y fóllame la boca—le ordené.

El se sorprendió de esa orden, pero obedeció al instante, se acercó a mí y yo abrí mi boca para recibir aquel miembro, lo sentí caliente en mis labios y lamí su punta, después él cogió mi cabeza y me la metió hasta el fondo de mi garganta.

Allí empezaron a follarme los tres, rápidamente, por todos mis agujeros, yo gemía con la polla en la boca mientras mi coño y mi culo eran follados casi al mismo ritmo.

--Agah, ahgg.

--Sii—gemía mi papa—Que culete más estrecho, me gustaría romperlo todos los días.

--Ohooo--gemía el que me rompía mi coño—Es el mejor polvo de mi vida.

Sentí el rabo de mi boca hincharse y probé el precum, dulzón y gelatinoso, sentía que yo también iba a correrme de nuevo, pronto.

--Ohoo—gimió el hombre—Trágatelo, vamos, toma mi lefada.

De repente mi boca se llenó de su semen caliente, un pequeño orgasmo recorrió mi cuerpo al saborearla, tan deliciosa y calentorra, él me la metió hasta el fondo y yo tragué y tragué, la sentí bajar por mi esófago hasta mi estómago, después sacó la polla dejando hilillos de saliva y semen colgando de mis labios.

--Ahaaa—gemí—Está delicioso.

--Ohoo—gimió papa—Voy a correrme yo también.

--Y yo—dijo el otro tipo.

Entonces yo sentí como los nardos se hinchaban y supe que yo también iba a unirme a ellos en es orgasmo brutal, como la puta que ya era, comencé a gemir y a gritar, a decir barbaridades para animarles a que me llenaran por dentro.

--Si, vamos, folladme, soy vuestra puta y quiero que me rellenéis, ah, he sido mala, vamos, dadme vuestras corridas. Ahaaa.

Y sentí como, casi a la vez, las pollas se corrían, primero papá me rellenó mi culo con su semen caliente, me estremeció mientras sentía el mayor orgasmo de toda mi puta vida, después mi útero fue llenado por la corrida de ese sádico, yo me sacudía de placer, tenía calambres, con los ojos en blanco y sin dejar de gritar, estoy segura de que si alguien hubiera pasado pro al menos veinte kilómetros de allí nos hubiera oído gritar a los tres como animales en celo.

Durante algunos minutos más se mantuvieron dentro de mí, yo, ya casi desmayada estaba tumbada sobre ese tipo todavía teniendo orgasmitos que era réplicas el grande, después papá sacó su pene y el otro también, me dejaron tumbada boca arriba, cogiendo aire y todavía gimiendo, sentía como sus fluidos salían de mi ano y mi coñete.

Los tres se vistieron, el guardia civil que parecía el jefe sacó una nevera portátil, dijo que se la había requisado a unos menores, sacaron tres cerveza de ella, papá me ofreció una, pero yo no quise, me quedé tumbada, viéndoles y descansado.

Después de beberse las cervezas, me levanté, me puse mi vestido, que estaba sucio de tierra, pero no más que yo, y me metí en los asientos traseros, arropada con la manta,  dejé mis bragas por imposible, no recuerdo haberme dormido pero al día siguiente me desperté con el pijama puesto en mi cama, cosa que atribuí a papa, mi madre había vuelto tarde a trabajar y estaba dormida, me di una larga ducha para limpiarme los restos de tanto hombres en mi cuerpo.

Me dolía todo el cuerpo, pero hubiera repetido en cuanto me lo hubieran ofrecido, lo que más me excitaba pensar era en como papá me había follado, a mí, a su hija, me ponía follar con papi, ver y tocar, lamer y sentir su pene, el mismo pene que follaba mama y que me había fabricado, por decirlo de alguna forma.

¿Qué ocurriría a partir de ahora? ¿Cómo sería la relación con papa? Solo el tiempo podía decirlo.

¿FIN?