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Mi primer vibrador ... Estrenándolo

en Autosatisfacción

Llevaba un tiempo sola, sin pareja y sin nada de sexo … excepto algún ratito de placer que yo misma me proporcionaba acariciando mi pequeño clítoris.

Hablando con unas amigas, un par de ellas confesaron abiertamente que tenían vibradores y que los usaban habitualmente.

Nunca me había planteado comprarme uno, pero después de llegar a casa algo caliente por aquella conversación, me meti en Internet y me puse a buscar algún sexshop que me convenciese … Tanta variedad de modelos, no sabia cual escoger … Hasta que lo vi : el famoso vibrador del conejito, el Rabbit  !! Buscadlo y seguro que os enamorais.

No dudé en pedirlo en un color rosa vibrante … me aseguraban entrega en 48h y decidi que me lo enviasen a la dirección de la tienda donde trabajaba, mucho mas discreto.

Pasé dos días deseando que por fin entrase el mensajero con mi paquete, estaba deseando tenerlo y sobre todo, probarlo. Estaba intranquila por si no me gustaba la sensación, por si no me daba lo que esperaba … Y por fin llegó, dentro de un paquete de tamaño no muy grande.

Estaba tan ansiosa por probarlo que no podía esperar a llegar a casa para disfrutar de él, asi que en cuanto fue hora de cerrar, pasé la llave en la puerta, me dirigi a la trastienda, cogí un cuchillo y abri la caja.

Alli estaba, entre mis manos, mi primer vibrador : ya no había vuelta atrás. Empecé a estudiarlo y sentía como mi coñito se iba poniendo cada vez más húmedo por la excitación que sentía, podía notar cómo se iba humedeciendo mi ropa interior.

Su forma perfecta, similar a una polla de verdad, sus 14 cms de penetración, su tronco giratorio, las orejas del conejo vibrando (idealmente colocadas para mi mayor placer) hacían imposible esperar mucho mas: necesitaba sentirlo dentro de mi cuanto antes.

Asi que me subi la falda, me quité las braguitas y me sonreí al ver lo mojadas que las tenia. Me dirigí al sofá que teníamos, destinado a ratos de descanso y no al uso que me disponía a darle; me senté algo reclinada, para estar cómoda y darle buen acceso a mi nuevo compañero, abrí las piernas y cerré los ojos, con una mezcla de nervios, miedo y deseo que me tenían a mil por hora.

Acerqué la punta de mi vibrador a mi coñito y con ella me acaricié de arriba abajo unas cuantas veces. Decidí parar y esperar un poco, ya que casi me corro, sin haberlo ni siquiera catado.

Para relajarme, me levanté y fui al baño a hacer pis, al limpiarme comprobé de nuevo la cantidad de mi jugo que allí había … Intenté no eliminarlo mucho, para facilitar la entrada a mi vibrador, ya que llevaba muchos meses sin tener nada de ese calibre dentro de mi.

Regresé al sofá y me puse en la misma postura, ya más tranquila. Lo cogí de nuevo y mi primer impulso fue metérmelo en la boca, sentir esa forma tan real, recorrerlo con mi lengua … Rápidamente sentí que volvían a fluir, mojándome de nuevo.

Decidí que iba a empezar por lo básico,  asi que seleccioné un programa donde el tronco gira despacio y el conejito vibra suavemente … al fin y al cabo, seguía siendo mi primera experiencia.

Lo acerqué a mi coñito y lo coloqué tocándolo, pero sin introducirlo todavía … podía sentir su movimiento tan sensual mientras me iba mojando aún mas; al estar totalmente depilada, las sensaciones todavía se agudizan más y me sentía increíble.

No podía esperar, había llegado el momento: retiré mi juguete de mi cuerpo y me abrí bien de piernas, notando como mis labios vaginales se separaban, dejando mi agujero bien expuesto, dejando mi pequeño clítoris al aire.

Mi respiración era rápida y entrecortada, estaba necesitando terminar la jugada. Cogi mi vibrador con mis manos y lo dirigí a mi coñito, introduciéndolo suavemente. Costó un poco que encajase, necesitaba relajarme y disfrutar del momento; asi que fui sacándomelo y metiéndomelo poco a poco, hasta que lo tuve todo dentro y pude notar su giro dentro de mi.

Al mismo tiempo, las orejitas del conejo iban estimulando mi pequeño clítoris, como si de una lengua juguetona se tratase, con suaves vibraciones entrecortadas que me hacían suspirar.

No tardé ni cinco minutos en sentir por fin el orgasmo: sentí mi cuerpo estremecerse como nunca, mis músculos aprisionaron dentro de mi a mi juguete mientras el placer me llenaba. Seguía moviéndose y vibrando, con lo que el éxtasis se alargó y logré volver a correrme, gracias a las orejitas que estimulaban el punto exacto.

Lo apagué y respiré hondo: allí estaba yo, con la falda por la cintura, sin bragas, con las piernas bien abiertas, el coñito súper húmedo (incluso llegué a mojar la toalla que había puesto, por protección del sofá) y con mi nuevo juguete aún dentro … totalmente rendida.

Lo saqué, lo limpié, lo guardé en la caja … Aún semidesnuda y con los muslos mojados por mis jugos calientes.

Recogí todo para no dejar huella de mi experiencia … Menos mis braguitas. Las guardé en una bolsa plástica y las metí en mi bolso, quise ir sin ellas porque me notaba demasiado excitada para soportar su roce sin volver a correrme.

Me limpié mis jugos (no sin antes pasar un dedito por mi coño y llevármelo a la boca para saborearlos), me bajé la falda de la cintura y me recompuse.

Salí de la tienda con una sonrisa y con muchas ganas de llegar a mi casa, para disfrutar de nuevo de lo que llevaba en esa caja de cartón … mientras el aire refrescaba mi entrepierna desnuda.